Galia romana

Definición

Donald L. Wasson
por , traducido por Edilsa Sofia Monterrey
Publicado el 28 febrero 2017
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, portugués
Escucha este artículo
X
Imprimir artículo
The Roman Aqueduct of Pont du Gard (by Michael Gwyther-Jones, CC BY)
Vista del acueducto del Pont du Gard
Michael Gwyther-Jones (CC BY)

La Galia romana es un término global para designar varias provincias romanas en Europa Occidental.

La Galia Cisalpina o Gallia Cisalpina comprendía un territorio situado en la parte más septentrional de la península itálica que iba de los Apeninos en el oeste en dirección norte hacia los Alpes, específicamente las llanuras del río Po. Era un área que la mayoría de los romanos no consideraba que fuese parte de Italia; para ellos, Italia sólo se extendía hasta las faldas de los Apeninos. El territorio fue conquistado después de la captura de Mediolanum (Milán) en el año 222 a.C.; sin embargo, no fue sino hasta la guerra social que las colonias establecidas se organizaron en una provincia.

Más al norte, cruzando los Alpes, estaba la Galia Transalpina o Gallia Transalpina. Esta se extendía desde los Pirineos, una cadena montañosa a lo largo de la frontera norteña de la Hispania controlada por los romanos, en dirección norte hasta el Canal de la Mancha (gran parte de lo que hoy es Francia y Bélgica). Como era el hogar de un número de pueblos celtas, muchos ciudadanos romanos veían el área con temor y desconcierto; era una tierra de bárbaros. El área hacia la parte más meridional desde el mar Mediterráneo hasta el lago Lemán o lago de Ginebra (la más cercana a la Hispania romana, tierra adquirida en las Guerras púnicas) había sido hecha una provincia en el año 121 a.C. En el 58 a.C., el futuro dictador vitalicio Julio César marcharía sobre la Galia Transalpina y subyugaría todo el territorio después de una campaña que duró diez años.

Eliminar publicidad
Publicidad

Una tierra de bárbaros

Mientras que los romanos estaban ocupados reemplazando a un rey y construyendo una república, un número de tribus de pueblos célticos, de quienes se decía que tenían una aristocracia guerrera, migraron a través de los Alpes dirigiéndose hacia el valle del Po. Aunque las descripciones históricas son escasas (Livio escribió brevemente sobre esto), los informes arqueológicos verifican la llegada de un número de estas tribus: los ínsubres o ínsubros en el siglo VI a.C., los cenomani, los boyos o boii, los lingones y finalmente, los senones en los siglos V y IV a.C. Al final del siglo IV a.C., mientras que hacían incursiones esporádicas en Italia a través de los Apeninos, los celtas desplazaron por la fuerza a los etruscos de Etruria, un pequeño territorio situado en Italia Central, al norte de Roma. Etruria se dirigió a Roma para solicitar ayuda, pero desafortunadamente, la respuesta de Roma traería agitación social a la pequeña república emergente.

COMO ERA EL HOGAR DE varios PUEBLOS CELTAS, MUCHOS CIUDADANOS ROMANOS VEÍAN EL ÁREA CON TEMOR Y DESCONCIERTO; ERA UNA TIERRA DE BÁRBAROS.

Desde la fundación de la República hasta el siglo III a.C., mientras el gobierno de la ciudad hacía frente a un número de asuntos políticos internos, Roma había crecido hasta convertirse en el poder principal en la península itálica, así que era natural que los etruscos apelaran a la ayuda de la ciudad contra los celtas invasores. Alrededor del 386 a.C., aunque las fechas varían, los celtas entraron por la fuerza en Etruria y en el corazón de la ciudad de Roma que no estaba amurallada. Sin embargo, la incursión en Roma no se hizo completamente sin provocación. 15.000 hombres (el Ejército entero de Roma) se enviaron a enfrentarse a un ejército dos veces mayor. Al enviar una pequeña delegación para que se encontrara con los celtas, Roma esperaba llegar a una solución pacífica. Desafortunadamente, un delegado celta fue asesinado por un romano. En represalia, Roma, ahora indefensa, fue saqueada.

Eliminar publicidad
Publicidad

De acuerdo a fuentes antiguas (romanas, por supuesto), la gente huyó rápidamente de la ciudad mientras que los últimos defensores pelearon heroicamente; al final buscaron refugio en la colina Capitolina. Los senadores fueron masacrados donde se encontraban. Forzados a pagar tributo, la ciudad fue incendiada. Había muchos que querían abandonar Roma por completo e irse a Veyes, una ciudad al noroeste, pero mentes más sabias prevalecieron. Bajo el liderazgo de Marco Furio Camilo, que había asumido el cargo de dictador, la ciudad se reconstruyó rápidamente. Las incursiones celtas continuarían hasta que en el 225 a.C., los romanos prevalecieron en la batalla de Telamón. Sin embargo, la destrucción tuvo un efecto doble sobre los ciudadanos de Roma: el incentivo para construir las Murallas servianas y un odio intenso a los celtas y la Galia, un aborrecimiento que Julio César utilizaría más tarde como una estratagema para su invasión.

Las primeras colonias romanas

Desde Telamón, los romanos seguros de sí mismos, junto con sus aliados, avanzaron hacia la Galia Cisalpina en una campaña que duró tres años y que capturó Mediolanum (Milán) en el 222 a.C. En el 218 a.C. se establecieron las colonias romanas en Plasencia y en Cremona a orillas del río Po. Desafortunadamente, el avance ulterior se detuvo durante la segunda guerra púnica (218-201 a.C.) cuando Aníbal Barca y su ejército de 30.000 tropas de infantería, 9.000 tropas de caballería y 37 elefantes cruzaron los Alpes, avanzando hacia Roma. Su invasión provocó que muchos de los celtas conquistados recientemente se unieran a él; sin embargo, después de la derrota de Cartago en Zama en el 202 a.C., los romanos reanudarían su ataque contra la Galia Cisalpina, que terminó en el 191 a.C. con la masacre de las más feroces de todas la tribus galas, los boyos o boii, y la reconstrucción de Plasencia y Cremona. Pronto se construyeron otras colonias en Bononia, Parma y Mutina. Paulatinamente, después de la guerra social a principios del siglo I a.C., los residentes de la península meridional empezaron a mudarse al área. Aunque mucho de la cultura gala permanecería, la romanización había comenzado. La Galia Cisalpina pronto se convertiría en una provincia romana con una frontera meridional que se extendería hasta el río Rubicón.

Eliminar publicidad
Publicidad

Roman Conquest & Rule in Gaul, c. 200 CE
Conquista romana y gobierno de la Galia en torno a 200 d.C.
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

Desde la seguridad relativa de las murallas de Roma, sus ciudadanos miraban a través de los Alpes hacia la Galia Transalpina, la vasta región desde los Pirineos en dirección norte hasta el Canal de la Mancha. Después de que Julio César regresara en el 49 a.C. de su subyugación que duró una década, el área entera se convertiría en romana. Su hijo adoptivo y heredero, el emperador Augusto, dividiría el vasto territorio en cuatro provincias: Narbonense en el sudeste, Lugdunense justo situada al norte de los Pirineos, Aquitania en el centro y hacia el norte, y Bélgica (la actual Bélgica). Aunque mayormente céltica en cultura, la Galia Transalpina incluía varias tribus indígenas: los ligures y los iberos o íberos al sur (un área influenciada fuertemente por la colonización griega) y los germanos al nordeste. No todo el territorio le era extraño a Roma. El área hacia el extremo sur desde el mar Mediterráneo hasta el lago Lemán (la más cercana a la Hispania romana, tierra adquirida en las guerras púnicas) se había constituido en una provincia en el 121 a.C. con su capital en Narbona. Esta se convertiría en la provincia de la Galia Narbonense. Esta área, especialmente la ciudad de Massalia, había servido como corredor para el comercio y los viajes de Hispania a la península itálica y Roma.

Aún así, gran parte de la Galia era casi desconocida para Roma y simplemente la llamaban la Gallia Comata o la Galia Melenuda. Según las opiniones de muchos romanos, toda la Galia era bárbara, pero, por supuesto, la mayoría de los romanos veían a cualquiera que no fuera romano como un bárbaro. Extrañamente, cuando Julio César llegó, él no encontró una tierra de bárbaros. Aunque podía haber pocos caminos y ningún acueducto, había centros urbanos y administrativos amurallados llamados oppida en latín, construidos sobre colinas para facilitar la defensa. Huelga decir que estos centros eran diferentes de las ciudades que uno podría encontrar en los territorios romanos; no había baños públicos ni fórum ni competiciones de gladiadores. Las gentes de la Galia eran excelentes metalistas, magníficos jinetes y hábiles marineros. Sin embargo, pronto todo cambiaría, porque la Galia nunca más experimentaría nada como Julio César. Durante diez largos años, el futuro dictador marcharía a través de la Galia ganándose para sí mismo fama y fortuna, para después regresar a Roma hecho un héroe conquistador.

César y la guerra de las Galias

Después de acabarse su término de un año como cónsul, fue nombrado gobernador (instado por Pompeyo) de la Galia Cisalpina, Ilírico y la Galia Transalpina. En el 58 a.C., Julio César y su ejército cruzaron los Alpes en dirección a la Galia Transalpina en una campaña de cinco años; esta se extendería en el 56 a.C. por otros cinco años. César había pasado por alto a muchos en el Senado durante su año como cónsul, especialmente a su archienemigo Marco Porcio Catón (Catón el Joven). Los conservadores del Senado romano que no tenían ningún amor por César habían esperado que él sirviera discretamente en Roma durante su consulado, pero él decidió hacer otra cosa. Durante su larga campaña a través de la Galia escribiría una serie de comunicaciones al Senado. Escritas en tercera persona, estas comunicaciones se convertirían en sus Comentarios sobre la guerra de las Galias. Según la opinión de muchos de sus contemporáneos y de historiadores posteriores de la época, estos ‘comentarios’ eran un intento de racionalizar sus abusos, demostrando sus talentos como general y su papel como servidor leal de la República.

Eliminar publicidad
Publicidad

Julius Caesar
Escultura de Julio César
Georges Jansoone (CC BY-NC-SA)

A pesar del apoyo que tenía del pueblo romano y de unos pocos en el Senado, había otros que creían que él sólo quería justificar sus tácticas brutales. En un llamado al pueblo les recordó el salvajismo de los pueblos galos y su invasión y saqueo de Roma décadas antes. El historiador Suetonio escribió en su obra Vidas de los Doce Césares sobre una serie de discusiones en el Senado mientras que él estaba en la Galia. Puede ser que César no les gustara a muchos en el Senado, pero el pueblo lo amaba. Suetonio escribió:

…algunos senadores propusieron entregarle a los enemigos. Pero, como sus empresas salían bien, obtuvo rogativas públicas más frecuentes y de mayor cantidad de días de lo que ningún otro general había obtenido jamás.

Suetonio. Vidas de los Doce Césares. (Trad. Rosa M.ª Agudo Cubas; Vol. I, página 99/394)

Independientemente de lo que el Senado pudiera creer, César tenía una buena razón (al menos en su mente) para avanzar en la Galia. Los helvecios, una tribu gala del sur de Alemania, estaban planeando migrar a la Galia Oriental, un plan que podría amenazar la seguridad de la región. Los helvecios marcharon a través de tierras ocupadas por los eduos o haeduís que sabiamente apelaron a la ayuda de César. Actuando rápidamente, en el 58 a.C. César y su ejército derrotaron a los helvecios en la batalla de Bibracte, forzándolos a retirarse.

Caesar's Campaign against the Helvetii
Mapa de la campaña de César contra los helvecios en la Galia, 58 a.C.
US Military Academy (Public Domain)

Al principio, muchas de las tribus galas le dieron la bienvenida a César; sin embargo, pronto se dieron cuenta de que los romanos no venían para rescatarlos sino para quedarse; su calurosa bienvenida fue reemplazada por frialdad. Una tribu tras otra cayeron bajo el dominio de los romanos. Cuando las comunicaciones llegaron a Roma, la gente entusiasmada empezó a seguir las hazañas de César. El Senado ya no podía objetar, aunque muchos seguían creyendo que su conquista no era más que un genocidio. César continuó a través de la Galia con poca oposición, explotando las rivalidades entre las varias tribus. Derrotó al rey germano Ariovisto, expulsó a los germanos en Alsacia, marchó contra los belgas en el 57 a.C. y aplastó a los vénetos de Bretaña. En el 55 a.C. vio más allá del Canal de la Mancha y decidió invadir Gran Bretaña. Inicialmente, César dijo que quería interrumpir las rutas comerciales belgas, pero algunos sostenían que era su ego el que llevó al comandante a cruzar el Canal en el 55 y en el 54 a.C. No obstante, el contacto inicial con los británicos fue malo. En su segunda invasión se lanzó hacia el norte a través del río Támesis, pero pronto fingió que había problemas crecientes en la Galia y regresó al continente europeo.

Eliminar publicidad
Publicidad

Romanización

En el 52 a.C., bajo el liderazgo de Vercingétorix, los otrora leales arvernos desafiaron a César, y al final lo derrotaron en Gergovia. El rey logró la victoria gracias a una serie de maniobras tradicionales: la política de tierra arrasada, las tácticas básicas de guerrilla y un simple conocimiento del terreno. Más tarde en ese mismo año, los dos ejércitos se encontrarían de nuevo en Alesia con resultados diferentes. Mientras que el rey se encontraba detrás de las bien fortificadas murallas de la ciudad, César y su ejército esperaban pacientemente afuera, planeando hacer morir de hambre a los galos. Con sus refuerzos derrotados por César, Vercingétorix no tuvo más remedio que rendirse. Muchos de los soldados arvernos derrotados fueron vendidos como esclavos. El rey derrotado pasó el resto de su vida en Roma como prisionero solo para ser ejecutado en el 46 a.C.

Monumental Arch, Glanum
Vista del Arco del Triunfo en Glanum (Francia)
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Esta victoria final significó el fin de la guerra de las Galias en la que más de un millón de personas murieron o fueron esclavizadas. César anunció orgullosamente que la Galia había sido pacificada. Con el retorno de César a Roma empezó la romanización de la Galia Transalpina, se introdujo el latín y muchos de los viejos asentamientos en la Galia fueron abandonados con la construcción de nuevos pueblos hechos de "ladrillo y piedra", que facilitaban el acceso y no la defensa. Estas nuevas ciudades eran muy romanas: con termas, templos y anfiteatros. A los veteranos de guerra se les otorgaron tierras, lo que causó que la agricultura floreciera, lo cual fue muy apreciado por una Roma en crecimiento. Se construyeron nuevos caminos que permitieron un incremento comercial. Aunque hubo la esporádica rebelión (una en el 21 d.C. dirigida por los tréveros y los eduos y otra en el 69-70 d.C. dirigida por el bátavo Julio Civilis), la Galia demostró poca resistencia. Sin embargo, mientras que la estabilidad reinó por varias décadas en la Galia, el caos pronto transtornó la paz y la tranquilidad.

Póstumo y el Imperio galo

El siglo III trajo desorden; los alemanes asaltaron la Galia e Italia mientras que los francos irrumpieron en Hispania, destruyendo Tarraco. La Pax romana (la paz romana) se había acabado. Emperador tras emperador subieron al poder gracias a los militares sólo para caer víctima de sus propias tropas. En un período de 50 años desde el 235 hasta el 285 d.C. hubo al menos veinte emperadores, la mayoría de cuales murieron en batalla o fueron asesinados. En el 260 d.C., un comandante militar y gobernador de Germania Inferior y de Germania Superior, Marco Casianio Latinio Póstumo (cuya familia era de origen gala), se sublevó contra el emperador romano Galieno, tomó el poder, mató al hijo del emperador y se estableció a sí mismo como el nuevo emperador de la Galia, Bretaña e Hispania; posteriormente Hispania se rebelaría y volvería a unirse a Roma.

¿Te gusta la historia?

¡Suscríbete a nuestro boletín electrónico semanal gratuito!

Coin Depicting Roman Emperor Postumus
Moneda de oro del emperador romano Póstumo
wikipedia user: PHGCOM (Public Domain)

Aunque Galieno marchó contra Póstumo, al final el conflicto directo fue abortado. Mientras que las fuerzas imperiales se opusieron a Póstumo y sufrieron una derrota, él y Galieno nunca se encontrarían en una batalla seria. El emperador se vio obligado a retirarse, al haber sido herido gravemente. Después, el nuevo emperador del así llamado Imperio galo establecería su capital y residencia en Augusta Treverorum, con todo y Senado. Sorprendentemente, no hizo ningún intento de marchar contra Roma. El nuevo imperio (260-274 d.C.) duraría bajo el reinado de cuatro emperadores: Laeliano (o Leliano), Mario, Victorino y Tétrico. En el 269 d.C., el emperador romano Claudio II envió una pequeña fuerza expedicionaria contra Victorino, pero decidió no proseguir con una confrontación total. En el 274 d.C., el emperador Tétrico y su hijo marcharon contra el emperador romano Aureliano en Châlons-sur-Marne y fueron derrotados. La Galia y Bretaña se reunificaron con Roma.

Caída del Imperio romano

Sin embargo, los años subsiguientes no fueron mejores para la Galia. El emperador Probo (276 a 282 d.C.) fue testigo de devastación en la Galia y en la región de Renania causada por los francos, los vándalos y los burgundios. Tomaría más de dos años para que el orden fuera restaurado. Dos décadas después, el área caería bajo el liderazgo del futuro emperador en Oriente, Constantino. Con su muerte en 337 d.C., su hijo mayor Constantino II recibió el control de la Galia, Gran Bretaña e Hispania. A su muerte en Aquilea, su hermano Constante tomó el liderazgo exclusivo sólo para caer víctima de una conspiración en el palacio y ceder el trono en el 353 d.C. a su hermano Constancio II. Con el tiempo dividió su poder con su primo Juliano el Apóstata. En el 406 d.C., los vándalos se encontraban entre las tribus "bárbaras" que cruzaron el Rin y causaron estragos en la Galia. Los visigodos siguieron y después llegó Atila el Huno. En el 476 d.C., con la caída de la mitad occidental del imperio, la Galia ya había caído en las manos de francos, burgundios y visigodos.

Visigothic Fibula
Fíbula realizada por un artífice visigodo
Walters Art Museum (CC BY-SA)

La Galia Cisalpina y Transalpina probaron ser de gran valor para la República y el Imperio, ya que ambas proporcionaban productos agrícolas y soldados al Ejército romano. Desafortunadamente, con el tiempo, Roma fue incapaz de mantener sus fronteras contra las invasiones en el norte y en el este. Para esa época, como en el resto del imperio, el cristianismo estaba floreciendo, convirtiéndose en la religión reconocida por el imperio. La frágil economía de la mitad occidental del imperio estaba en grave declive (Roma ya no era la ciudad que antes había sido ni siquiera el emperador viviría allí). El dominio económico y cultural del imperio estaba en Oriente, en Constantinopla. Al final, La Galia, Hispania y otras provincias en Occidente cayeron bajo el poder de una serie de tribus invasoras: los francos, los burgundios, los vándalos y los visigodos. En el 476 d.C., Roma fue saqueada y el Imperio, al menos en Occidente, dejó de existir.

La Galia posromana

La Galia romana se convirtió en la Galia visigoda hasta que en el 481 d.C., Clodoveo ascendió al trono como rey de los francos. Al final, Clodoveo conduciría a los visigodos a España, derrotaría a los burgundios y a los alamanes y con ello consolidaría toda la Galia. En noviembre del 511 d.C., Clodoveo murió dejándole un reino a sus hijos, el cual era una combinación de la cultura, lengua, religión y leyes romanas y germánicas. En el momento de su muerte había extendido su autoridad desde el norte y oeste, en dirección sur hasta los Pirineos. Muchos consideran que Clodoveo es el fundador de la Dinastía merovingia y de Francia.

Eliminar publicidad
Publicidad

Sobre el traductor

Edilsa Sofia Monterrey
Edilsa Sofía es una antigua diplomática y educadora, especialmente interesada en las Artes y los asuntos culturales. Además de otros grados, tiene una maestría en traducción literaria.

Sobre el autor

Donald L. Wasson
Donald impartió clases de Historia de la Antigüedad, de la Edad Media y de los Estados Unidos en el Lincoln College (Normal, Illinois) y desde que comenzó a estudiar sobre Alejandro Magno, siempre ha sido y será un estudiante de historia. Le hace ilusión transmitir conocimientos a sus alumnos.

Cita este trabajo

Estilo APA

Wasson, D. L. (2017, febrero 28). Galia romana [Roman Gaul]. (E. S. Monterrey, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15767/galia-romana/

Estilo Chicago

Wasson, Donald L.. "Galia romana." Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 28, 2017. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15767/galia-romana/.

Estilo MLA

Wasson, Donald L.. "Galia romana." Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 28 feb 2017. Web. 21 ene 2025.

Afiliación