El Código de Justiniano o Corpus Iuris Civilis (Cuerpo de Derecho Civil) fue una importante reforma del derecho bizantino creada por el emperador Justiniano I (que gobernó del 527 al 565 d.C.) en 528-9 d.C. Con el objetivo de aclarar y actualizar las antiguas leyes romanas, erradicar las incoherencias y agilizar los procesos legales, la colección de edictos imperiales y opiniones de expertos abarcaba todo tipo de temas, desde las penas por delitos específicos hasta el matrimonio y la herencia de bienes. No solo se utilizó como base del derecho bizantino durante más de 900 años, sino que sus leyes siguen influyendo en muchos sistemas jurídicos occidentales hasta la actualidad.
Un nuevo código legal
En febrero de 528 d.C., Justiniano I reunió a un grupo de diez juristas y 39 escribas para reevaluar el derecho bizantino y compilar un nuevo código legislativo colectivo. Fue una tarea verdaderamente hercúlea que implicó el estudio de cientos de documentos y leyes romanas latinas que se remontaban a la primitiva República Romana de Occidente, donde decidieron cuáles ya no eran relevantes, cuáles se debían mantener y cuáles necesitaban alguna adaptación. El antiguo sistema se basaba en fuentes tradicionales de derecho bizantino tan diversas como el Codex Gregorianus (edictos imperiales de 196 a 284 d.C.), el Codex Hermogenianus (principalmente edictos imperiales de Diocleciano, quien gobernó del 284 al 305 d.C.) y el Codex Theodosianus (publicado en 438 d.C. y que contiene edictos que se remontan a Constantino I, que gobernó del 306 al 337 d.C.).
Muchas de las leyes de las obras más antiguas eran repetitivas, contradictorias o simplemente no cumplían los requisitos de una sociedad que había evolucionado desde los tiempos romanos anteriores. A partir de más de 2000 libros y tres millones de líneas de texto legal, se tuvo que elaborar un nuevo cuerpo de leyes completo y coherente y organizarlo mejor en materias y temas. De este modo, Justiniano conseguiría sus múltiples objetivos de hacer las leyes más claras para todos, reducir el número de casos presentados ante los tribunales (muchos se basaban en malentendidos y en una interpretación errónea de lo que realmente era la ley) y aumentar la rapidez con la que se trataban los casos legales. Es posible que Justiniano también estuviera motivado por el deseo de superar los famosos logros legales de Teodosio II (quien gobernó del 402 al 450 d.C.), y sin duda lo consiguió. Por último, un código legal nuevo y coherente ayudaría en el plan de Justiniano de expandir el Imperio bizantino a nuevos territorios y someter a esas sociedades a la jurisdicción del derecho romano.
Contenido
La comisión encargada de actualizar el derecho bizantino estuvo dirigida por el gran jurista Triboniano, que ya había sido cuestor del Gran Palacio de Constantinopla, el más alto cargo jurídico del imperio. La primera parte del Corpus Iuris Civilis se completó en abril de 529 d.C., y al año siguiente se añadieron dos partes más. La obra sustituyó a todos los documentos y registros jurídicos anteriores de cualquier tipo. Para completarlo, el propio Justiniano promulgó decretos, por lo que el Código de Justiniano se compone finalmente de cuatro partes principales:
- Codex Justinianus - El Códice, publicado en el año 529 d.C., era una colección de 12 libros que contenían 4562 edictos imperiales desde la época de Adriano (quien gobernó del 117 al 138 d.C.) hasta el propio Justiniano I, organizados por temas y todos correctamente atribuidos al emperador que los había dictado y con una fecha. Curiosamente, el primer libro trata sobre temas eclesiásticos, mientras que en los códices más antiguos se trataba en último lugar, lo que indica que el cristianismo se había afianzado en la cultura bizantina en el siglo VI d.C.
- Digestum (o Pandectae), publicado en diciembre del año 533 d.C., era un compendio de opiniones legales de célebres juristas romanos del pasado, que podían ser citadas por demandantes y defensores en los tribunales. También estaba destinado a ser útil para los jueces en ejercicio. Estas palabras de sabiduría fueron editadas, reducidas y reunidas en 50 libros (en lugar de los 1500 anteriores) y organizadas por temas. Las obras del prolífico abogado y escritor del siglo II-III d.C., Ulpiano (también conocido como Domitius Ulpianus), eran especialmente populares entre el equipo jurídico de Justiniano, y constituyen el 40% del Digesto.
- Institutiones - Las Instituciones, publicadas también en diciembre de 533 d.C., eran una especie de manual del Codex y del Digestum para que los estudiantes de derecho pudieran entenderlos y aplicarlos mejor. Fue compilado por Treboniano y otros dos expertos, Teófilo y Doroteo.
- Novellae Constitutiones - Las Novelas (o Nuevas Leyes) fueron una colección de los edictos imperiales dictados por Justiniano entre el 534 y el 565 d.C., el último año de su reinado. En lugar del latín, como se utilizaba anteriormente (y todavía se utiliza en las otras tres partes), en estos nuevos edictos se utilizó mayoritariamente el griego, la lengua común del Imperio bizantino.
Las leyes contenidas en esta enorme obra (todavía con cerca de un millón de palabras) trataban todos los aspectos de la vida y la sociedad de Bizancio. Hay cuestiones relativas a la constitución, los poderes del emperador, los deberes de los altos funcionarios y las fuentes del derecho. Hay cuestiones de derecho privado y derecho penal con castigos para delitos específicos, así como la cobertura de asuntos administrativos y cuestiones relacionadas con los impuestos, el gobierno local, la administración pública y el ejército. Al igual que en el derecho romano anterior, una preocupación especial eran las relaciones entre particulares, como los contratos, el matrimonio, el divorcio, la propiedad, la herencia y la sucesión. Por último, las cuestiones eclesiásticas adquirían una importancia mucho mayor, lo que suponía un cambio con respecto a los códigos de derecho anteriores.
Las Novelas, en particular, abordaban los cambios sociales que había sufrido la sociedad bizantina y su evolución respecto a la sociedad romana de la época de Constantino. Así, se mejoraron los derechos de grupos como las mujeres, los esclavos y los niños. Además, se estableció, por primera vez en el derecho romano, que el emperador era la única fuente legítima de derecho.
El Código de Justiniano fue revisado a su vez en pocos años para reflejar la legislación reciente y se volvió a publicar en diciembre de 534 d.C. (es esta versión la que existe hoy en día). Para evitar cualquier confusión futura sobre qué era qué, se prohibieron todos los comentarios sobre el Código. Los estudiantes de derecho, en su quinto año, estudiaban el Código. Como consecuencia, la mayor parte del Códice se tradujo gradualmente al griego a finales del siglo VI d.C. El Código de Justiniano también se introdujo en la Italia recién reconquistada (en el año 554), pero allí quedó relativamente olvidado hasta el siglo XI, cuando se incorporó al Corpus Iuris Civilis medieval utilizando el latín en lugar del griego. Partes del norte de África también utilizaron el Código hasta la expansión árabe del siglo VII d.C.
Legado
El conjunto de leyes creadas por Justiniano y sus expertos, de una forma u otra, perduró durante casi un milenio hasta la caída del Imperio bizantino en 1453. Por supuesto, a lo largo de los siglos se fueron añadiendo nuevas leyes bizantinas a medida que cada emperador emitía sus propios edictos y la sociedad evolucionaba. León VI (que gobernó del 886 al 912 d.C.), por ejemplo, elaboró una nueva colección de edictos bizantinos e hizo que todo se tradujera al griego, ya que casi nadie entendía el latín (poca gente corriente lo habría hecho incluso en la época de Justiniano).
Puede que el Corpus Iuris Civilis fracasara en su objetivo de ayudar a las ambiciones imperiales de Justiniano, pero, dado que se convirtió en un elemento fundamental de cualquier educación superior en toda Europa a partir del siglo XI d.C. y se ha convertido en la base de muchos sistemas jurídicos desde entonces, puede que al final lograra algo así como un dominio cultural duradero. El Código es un monumento que rivaliza con su otro gran logro, la Santa Sofía de Constantinopla. Las leyes romanas y luego bizantinas eran racionales, precisas y completas, y son estas cualidades las que han influido en gran medida en muchas de las leyes nacionales e internacionales que nos rigen hoy. Como señala el historiador J. H. Rosser:
El Corpus Iuris Civilis no solo preservó el derecho romano, sino que proporcionó la base del derecho de las naciones europeas emergentes. Su influencia en la civilización occidental es probablemente mayor que la de cualquier otro libro, excepto, por supuesto, la Biblia. (101)