Saladino

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Recaredo Castillo
Publicado el 30 agosto 2018
Disponible en otros idiomas: inglés, árabe, francés, turco
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Saladin (by Cristofano dell'Altissimo, Public Domain)
Saladino
Cristofano dell'Altissimo (Public Domain)

Saladino (1137-1193, quien gobernó de 1174 a 1193) fue el sultán musulmán de Egipto y Siria que sorprendió al mundo occidental al derrotar un ejército de los estados cristianos cruzados en la batalla de Hattin y capturar luego Jerusalén en el 1187. Saladino destruyó los estados del Oriente latino en el Levante y repelió con éxito la Tercera Cruzada (1187-1192).

Saladino tuvo éxito uniendo el Oriente Próximo musulmán desde Egipto hasta Arabia mediante una poderosa mezcla de guerra, diplomacia y promesa de una guerra santa. Las habilidades de Saladino en la guerra y en la política, además de sus cualidades personales de generosidad y caballerosidad, lo llevaron a ser elogiado por los escritores, tanto musulmanes como cristianos, de manera que se convirtió en una de las figuras más famosas de la Edad Media y sujeto de innumerables trabajos literarios desde su muerte en sus jardines favoritos en Damasco en 1193.

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Primeros tiempos

Saladino, cuyo nombre completo era al-Malik al-Nasir Salah al-Dunya wa'l-Din Abu'l Muzaffar Yusuf Ibn Ayyub Ibn Shadi al-Kurdi, era hijo de Ayub, un mercenario kurdo desplazado. Nació en 1137 en el castillo de Takrit al norte de Bagdad. Saladino ascendió pronto en las filas militares, donde se ganó una buena reputación como hábil jinete y diestro jugador de polo. Siguió a su tío Shirkuh en su campaña, quien conquistó Egipto en 1169. Saladino recibió luego de su pariente el cargo de gobernador de Egipto por cuenta de Nur ad-Din (también llamado Nur al-Din), gobernador independiente de Alepo y Edesa (de 1146 a 1174). El historiador J. Phillips nos da una sucinta descripción del joven Saladino:

… un hombre bajo, de cara redonda, con una barba negra recortada y unos ojos negros amables y vivos. Colocó a miembros de su familia en puestos de poder y pareció desafiar la autoridad de su amo. (262)

Cuando Nur ad-Din murió en mayo de 1174, su coalición de estados musulmanes se rompió y sus sucesores lucharon por la supremacía. Saladino se declaró a sí mismo heredero real y se quedó con Egipto.

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La unificación del mundo musulmán

Saladino, ahora sultán de Egipto, repitió la hazaña de Nur ad-Din en Siria al capturar ­­Damasco en el 1174. Saladino se declaró protector de la ortodoxia sunita y al remover al califa chiita de El Cairo y organizar el Estado de acuerdo con la estricta ley islámica, le agregó peso a su declaración. Saladino se dedicó luego a unificar el mundo musulmán o, al menos, a formar una coalición efectiva, que no era una tarea fácil dados los numerosos estados, las ciudades con gobiernos independientes y las diferencias religiosas entre los musulmanes sunita y chiitas.

Map of The Latin East, 1190 CE
Mapa del Oriente Latino, 1190
Mapmaster (CC BY-SA)

La estrategia de Saladino era una sólida mezcla de guerra y diplomacia reforzada por la idea de que él y solo él podía conducir una guerra santa contra los cristianos establecidos en el Oriente Próximo, y que habían creado estados latinos tales como el Reino de Jerusalén. De todos modos, al principio el líder militar no tuvo reparos en declarar la guerra a sus enemigos musulmanes. En 1175, por ejemplo, derrotó en Hama al ejército de un rival en Alepo. La supremacía de Saladino entre los líderes musulmanes se consolidó cuando el califa de Bagdad, líder de la fe sunita, lo reconoció formalmente como gobernador de Egipto, Siria y Yemen. Desafortunadamente, Alepo siguió siendo independiente y, gobernada por el hijo de Nur ad-Din, fue una seria espina en el costado diplomático de Saladino. También corrió riesgos personales, ya que el Sultán de Egipto sobrevivió dos veces a los intentos de asesinato por parte de los asesinos, una poderosa secta chiíta. Saladino respondió de inmediato atacando el castillo de los asesinos en Masyaf en Siria y saqueando el área circundante.

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La victoria en Marjayoun en 1179 y la captura de una gran fortaleza en el río Jordán mostraron la intención de Saladino de librar al Oriente Próximo de la presencia de los francos por completo.

Mientras tanto, también siguió el camino de la diplomacia, principalmente al casarse con la viuda de Nur ad-Din, Ismat, hija de Unur, que había sido gobernante de Damasco. Así, Saladino se asoció con dos dinastías gobernantes en un solo movimiento. En el camino también hubo reveses, como las derrotas ante los francos, como se conocía a los colonos occidentales, en particular en Montgisard en 1177. Pero las victorias en 1179 en Marjayoun y la captura de una gran fortaleza en el río Jordán mostraron claramente la intención de Saladino de librar al Medio Oriente por completo de los occidentales. También fue útil a Saladino su creciente reputación de justo y generoso, y la imagen cuidadosamente cultivada de Saladino como defensor del islam contra las religiones rivales, especialmente el cristianismo. La posición de Saladino se fortaleció aún más en mayo de 1183 por su captura de Alepo y por su prudente formación de una muy útil flota naval egipcia. En 1185, Saladino controló Mosul y firmó un tratado con el Imperio bizantino contra su enemigo común, los selyúcidas. Ahora podía moverse contra los estados latinos con la seguridad de saber que sus propias fronteras estaban seguras. Con los francos distraídos por los conflictos de sucesión y la cuestión de quién gobernaría el Reino de Jerusalén, llegó el momento para que Saladino atacara.

En abril de 1187 fue atacado el castillo franco de Kerak, una fuerza mandada por el hijo de Saladino, al-Afdal se movió hacia Acre, y por su parte Saladino reunió un enorme ejército compuesto por tropas de Egipto, Siria, Alepo y Jazira (norte de Irak). Los francos respondieron reuniendo sus fuerzas y los dos ejércitos se encontraron en Hattin, cuando los francos se dirigían a Tiberíades buscando aliviar el asedio de Saladino.

Batalla de Hattin y Jerusalén

La batalla de Hattin comenzó el 3 de julio de 1187 cuando los arqueros montados de Saladino hostigaron a los francos en su marcha, con tácticas de ataque y retirada. Como dice un historiador musulmán: "las flechas les caían encima convirtiendo sus leones en erizos" (citado en Phillips 162). Al día siguiente, tuvo lugar un enfrentamiento más significativo. Los francos estaban liderados por Guy de Lusignán, rey de Jerusalén (1186-1192) y sumaban unos 15.000 infantes y 1300 caballeros. Los francos estaban superados en número y escasos de agua, mientras que el ejército musulmán estaba bien abastecido gracias a sus caravanas de camellos. Los musulmanes incendiaron la hierba y los matorrales secos dejando al enemigo más sediento todavía. La formación de los francos se rompió cuando la infantería se desordenó y la caballería pesada quedó desprovista de su anillo protector. Una fuerza de caballería liderada por Raimundo de Trípoli pasó a través de las líneas musulmanas pero el resto del ejército no pudo escapar y Saladino consiguió una resonante victoria contra el mayor ejército franco reunido jamás.

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Saladin and Guy of Lusignan
Saladino y Guy de Lusignan
Mark Cartwright (Public Domain)

En uno de sus típicos gestos magnánimos, Saladino ofreció al ahora prisionero Guy, un sorbete helado. Algunos nobles, incluyendo a Guy, fueron liberados bajo promesa de rescate, algo típico de la guerra medieval. Otros fueron menos afortunados. Reinaldo de Châtillon, príncipe de Antioquía, era odiado por haber atacado anteriormente una caravana musulmana, fue ejecutado, siendo el mismo Saladino que dio el primer golpe cortando un brazo de Reinaldo de un golpe de cimitarra. Los caballeros de las dos órdenes militares, los Templarios y los Hospitalarios, eran considerados demasiado fanáticos y peligrosos (además de ofrecer nula posibilidad de obtener un rescate) y fueron ejecutados también. Los demás cautivos fueron vendidos como esclavos.

En septiembre de 1187, Jerusalén, ahora casi por completo indefensa, y siendo una presa simbólicamente importante para ambos lados, fue capturada por Saladino.

En septiembre de 1187, Jerusalén, ahora casi por completo indefensa, y siendo una presa simbólicamente importante para ambos lados, fue capturada por Saladino. Una vez más fue reticente a una matanza en masa de los cristianos de la ciudad y la mayoría pudo pagar su rescate o fueron convertidos en esclavos. A los cristianos de las iglesias orientales se les permitió permanecer en la ciudad, aunque todas las iglesias, excepto la del Santo Sepulcro, fueron convertidas en mezquitas.

Otras ciudades importantes cayeron bajo el dominio de Saladino, como Acre, Tiberíades, Cesárea, Nazaret y Jaffa. De hecho, la única ciudad de importancia que siguió en manos occidentales era Tiro. Con la victoria de Hattin, la captura de la más sagrada reliquia de los francos, la Verdadera Cruz, y la caída de la ciudad santa de Jerusalén, se confirmó el estatus heroico de Saladino. El sultán se empeñó en expandir su reputación, por lo que empleó a dos biógrafos oficiales para registrar sus acciones. En la misma línea, también sostenía instituciones religiosas y educativas cuyas obras ensalzaban las virtudes de su patrocinador. El sultán era conocido por su amor por la poesía, la caza y los jardines. Tenía fama también por su generosidad, en particular hacia sus parientes que gobernaban las provincias de su imperio. Su magnanimidad y la ausencia de interés en acumular riquezas personales, es recordada así por el historiador moderno A. Maalouf:

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Según revela Baha al-Din [secretario personal y biógrafo de Saladino], sus tesoreros siempre tenían escondida cierta suma para emergencias, porque sabían que, si el amo se enteraba de la existencia de esta reserva, la gastaría de inmediato. A pesar de esta precaución, cuando el sultán murió, el tesoro del estado no contenía más que un lingote de oro de Tiro y cuarenta y siete dírhams de plata. Cuando algunos de sus colaboradores le reprocharon su despilfarro, Saladino respondió con una sonrisa indiferente: "Hay gente para quienes el dinero no es más importante que la arena". (179)

La Tercera Cruzada

Saladino siempre cultivó la idea de una guerra santa contra los ejércitos de los cristianos occidentales, y la libraría ahora que había capturado Jerusalén. El papa Gregorio III (en el cargo en 1187) hizo un llamado a una Tercera Cruzada para recapturar Jerusalén y tuvo respuesta de los tres reyes más poderosos de Europa: Federico I Barbarroja, rey de Alemania y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (quien gobernó de 1152 a 1190), Felipe II de Francia (quien reinó de 1180 a 1223) y Ricardo "Corazón de León" de Inglaterra (quien reinó de 1189 a 1199).

Jerusalem Recaptured by Saladin
Jerusalén recapturada por Saladino
Jan Luyken (Public Domain)

Mientras tanto, Guy de Lusignán volvía a la campaña. Había partido de Tiro con unos 7000 infantes, 400 caballeros y una pequeña flota pisana para comenzar un sitio de la musulmana Acre en agosto de 1189. Fue el comienzo de un largo y trabajoso sitio, y con el ejército de Saladino asediando las posiciones francas, solo la eventual llegada de los ejércitos de Felipe y Ricardo inclinó la balanza en favor de los Cruzados. Finalmente, la ciudad fue capturada el 12 de julio de 1191 y con ella, lo que era muy importante, 70 barcos, el grueso de la armada de Saladino.

El ejército cruzado marchó entonces al sur, hacia Jerusalén, con el ejército de Saladino amenazándolo mientras se movía a lo largo de la costa. Entonces fue cuando se desarrolló una gran batalla en la llanura de Arsuf el 7 de septiembre de 1191. Los cruzados vencieron, pero las pérdidas musulmanas no fueron importantes – Saladino no tuvo otra elección que retirarse a la relativa seguridad del bosque que bordeaba la llanura. Aunque ni Acre ni Arsuf provocaron un daño serio al ejército de Saladino, las dos derrotas en rápida sucesión, seguidas de la pérdida de Jaffa a manos de Ricardo I en agosto de 1192, dañaron la reputación militar de Saladino entre sus contemporáneos.

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Crítica a la estrategia de Saladino

Saladino fue criticado con frecuencia por los líderes musulmanes rivales por ser demasiado cauto, cuando los ataques directos sobre Tiro habrían privado a los cruzados de una esencial cabeza de playa, y, además, por no enfrentar al ejército de Guy antes de que llegara a Acre o que el ejército cruzado llegara a sitiarla. Todos esos movimientos podían haber sido decisivos. Sin embargo, esto implica una crítica anacrónica, que ignora las reglas de la guerra comúnmente establecidas en el período en toda la región. Los ejércitos de cualquier tipo rara vez se enfrentaban directamente al enemigo en una batalla abierta. Más bien, la práctica común en ese tiempo era el control estratégico de los castillos y los puertos importantes mediante una guerra de sitio. La falta de determinación de tomar Acre, último bastión franco, es más difícil de defender, a menos que Saladino estuviera esperando la llegada del enorme ejército de Federico I (que, finalmente, nunca llegó) y prefirió mantener la fe en su método probado de desgastar al enemigo en sus puntos más débiles, no en los más fuertes. También sabía que los reyes occidentales no podían permanecer en Oriente indefinidamente y descuidar así sus propios reinos; el tiempo siempre estuvo del lado de los musulmanes. Y resultó que el enfoque de Saladino era correcto, ya que cuando el ejército cruzado llegó a su objetivo principal de Jerusalén, estaba demasiado agotado, mientras que el ejército de Saladino seguía siendo una amenaza de tal magnitud que toda la Cruzada fue abandonada en el otoño de 1192. Siguió una paz negociada, pero Ricardo I ganó muy poco a cambio de todo el esfuerzo puesto en la causa, ni siquiera logró encontrarse cara a cara con su homólogo. Saladino, mientras tanto, todavía tenía Jerusalén, la poderosa ola de la Tercera Cruzada había pasado y su imperio estaba intacto.

Muerte y legado

Saladino no pudo sacar partido de la partida de los cruzados debido a que murió luego después en Damasco, el 4 de marzo de 1193. Tenía solo unos 55 o 56 años y es muy posible que muriera a causa del desgaste producido por décadas de vida en campaña. La frágil y a menudo volátil coalición musulmana se desintegró rápidamente después de la muerte de su gran líder. Tres de los hijos de Saladino tomaron el control de Egipto, Damasco y Alepo respectivamente, mientras que otros parientes y emires pelearon por el resto. Saladino dejó un legado duradero al fundar la dinastía ayubí que gobernó hasta 1250 en Egipto y 1260 en Siria, en ambos casos para ser derrocada por los mamelucos. Saladino también dejó un legado en la literatura, tanto musulmana como cristiana. De hecho, es un tanto irónico que el líder musulmán se convirtiera en uno de los grandes ejemplos de caballería en la literatura europea del siglo XIII. Mucho se escribió sobre el sultán durante su vida y desde entonces en adelante, pero el hecho que se puedan encontrar muestras de aprecio por su diplomacia y sus habilidades de liderazgo tanto en las fuentes musulmanas como en las cristianas contemporáneas sugiere que Saladino es realmente digno de su posición como uno de los grandes líderes medievales.

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Sobre el traductor

Recaredo Castillo
Una persona sin preparación académica especial, pero que gusta de la Historia y quiere aportar con la traducción de artículos de la Enciclopedia.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2018, agosto 30). Saladino [Saladin]. (R. Castillo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17134/saladino/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Saladino." Traducido por Recaredo Castillo. World History Encyclopedia. Última modificación agosto 30, 2018. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17134/saladino/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Saladino." Traducido por Recaredo Castillo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 30 ago 2018. Web. 19 nov 2024.

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