La abadía de San Juan en Müstair, localizada en la villa de Müstair en Canton Graubünden, Suiza, es un monasterio benedictino medieval que data de finales del siglo VIII. que se convirtió en una abadía en el año 1163. Es muy conocida por toda Europa y el mundo por su belleza, diseño y decoración medievales intactos. La UNESCO la nombró como Patrimonio Cultural en 1983 como resultado de su espléndida mezcla de murales Carolingios figurativos, frescos románicos y antiguos estucos. Por alrededor de 1200 años, la Abadía de San Juan en Müstair ha permanecido con la comunidad de los Benedictinos.
Orígenes
La Abadía de San Juan en Müstair (en alemán: Benediktinerinnenkloster St. Johann; en francés: Abbaye Saint-Jean-des-Sœurs; en italiano: Monastero benedettino di San Giovanni; en romanche: Claustra benedictina da Son Jon) está localizada en lo profundo de los Alpes suizos del sur en el Val Müstair, que se encuentra en el cantón de Graubünden, Suiza. Müstair es el único territorio suizo que se encuentra en la cuenca del Adige, y además, es su pueblo más oriental. Se encuentra muy cerca a la frontera suizo-italiana en Tirol del sur, y también está cerca de la frontera austro-suiza en Nauders, Austria. La abadía se encuentra a más o menos 130 km de Coira, Suiza y a 65 km de Merano, Italia.
De acuerdo a las tradiciones locales de Graubünden, Carlomagno (rey de los Francos entre los años 768-814.; rey de los Lombardos entre 774-814: y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico entre 800-814) fundó el monasterio en Müstair alrededor de finales del siglo VIII. La leyenda cuenta que Carlomagno atravesó el Paso de Umbrail entre las villas de Bormio y Santa Maria siguiendo su coronación como rey de los Lombardos en las cercanías de Italia en el año 774, en donde sobrevivió a una tormenta de nieve. Allí, Carlomagno decidió establecer un monasterio para conmemorar esta milagrosa hazaña. Dendrocronología confirma que la madera usada en la construcción del monasterio fue talada alrededor del año 775, de modo que la leyenda podría ser cierta. Sin embargo, es probable que fuera el obispo de Coira quién fundara el monasterio por orden real de Carlomagno; Coira era la capital tradicional de Graubünden y permanece como la ciudad más grande del cantón.
Muy aparte de cualquier supervivencia y piedad milagrosas, Carlomagno sin duda reconoció la región de Müstair y sus alrededores como una región de importancia estratégica y cultural. Situada entre las rutas comerciales y de peregrinaje, que atravesaban los Alpes entre Suiza, Alemania, Austria e Italia, Müstair era un lugar ideal para un monasterio benedictino que podría funcionar como un hospicio, albergando a peregrinos y viajeros en las regiones de Valtellina, Tirol. y Engadine. Como institución y centro religioso, el monasterio también podría atender las necesidades religiosas de la comunidad local.
Historia
Un manuscrito del año 850 de la Catedral de la Abadía de San Galo confirma que 45 monjes vivían en el monasterio de Müstair en ese tiempo. Aunque muchas propiedades religiosas fueron saqueadas cuando ejércitos merodeadores de invasores musulmanes arrasaron pasos alpinos en lo que hoy es Francia, Suiza e Italia en los años 850-975, la abadía de San Juan en Müstair no sufrió daño. No obstante, los monjes fortificaron y reforzaron las estructuras existentes a lo largo del siglo X.
Para el año 900, las élites seculares y eclesiásticas dan fe de la importancia y el poder de la comunidad religiosa benedictina de San Juan en Müstair, ya que el monasterio servía al obispo de Coira como residencia secular y centro de administración. En el 1163, el monasterio se convirtió en una abadía, y aunque no hubieron más monjes después, aún ahora alberga monjas. Las abadesas posteriores supervisaron la construcción de nuevos edificios y renovaciones durante los siguientes 900 años, a medida que la riqueza y la fama de la Abadía de San Juan aumentaron en los Alpes. Las nuevas habitaciones, una capilla, un techo abovedado y un impresionante complejo de apartamentos de la abadesa reflejan el poder y el prestigio que la abadía delineó a sus visitantes durante la Edad Media y la Edad Moderna. Aunque la Reforma Suiza y la proclamación de los Artículos de Ilanz (reformas de 1524 y 1526 que frenaron el poder de la Iglesia) amenazaron los recursos de la abadía, la abadía y sus tesoros artísticos sobrevivieron ilesos al avance del protestantismo suizo en Graubünden, a diferencia de otros edificios católicos en la Antigua Confederación Suiza.
La abadía de San Juan de volvió famosa como el lugar del incidente del "Milagro de la Hostia de la Santa Sangre" que ocurrió cerca de los años 1210-1230. De acuerdo a la leyenda y tradición, una joven monja llamada Agnes tomó la Eucaristía pero no la consumió después de la Misa. En vez, la escondió cerca de su pecho, donde pronto se convirtió en carne y sangre. Esta reliquia atrajo a incluso más pelegrinos a la abadía entre los siglos XIII-XV. Tropas austríacas saquearon el lugar y robaron la reliquia después de la Batalla de Calven durante la Guerra de Suabia de 1499. Sin embargo, fue devuelta posteriormente, pero se perdió definitivamente en 1799 cuando los franceses utilizaron la abadía como cuartel general en su lucha contra el Imperio austríaco. Los franceses destrozaron y profanaron la mayoría de las estructuras y habitaciones de la abadía durante ese tiempo.
El último príncipe-obispo de Coira, Karl Rudolf von Buol-Schauenstein (1784-1833), salvó de la disolución a la abadía en 1810, pero se convirtió en un priorato bajo el mandato de una priora.
El arte y arquitectura de la abadía
El Convento Benedictino de San Juan en Müstair ofrece al visitante una mezcla de diferentes estilos artísticos y arquitectónicos, que van desde el carolingio y el románico hasta el gótico y el rococó. El convento consta de una iglesia conventual que data de la época carolingia (alrededor del 800), la iglesia de la Santa Cruz, la antigua residencia de los obispos de Coira, dos patios geométricos y una torre residencial medieval temprana que fue rediseñada y reconstruida por la abadesa Angelina von Planta en 1499. (Sin embargo, la Torre Planta es la torre residencial fortificada más antigua de los Alpes, ya que fue construida por primera vez por monjes en el año 960) La abadesa Angelina von Planta también fue responsable de la transformación de la iglesia del convento, que tenía una sola nave en estilo carolingio, a la de una iglesia de salón de triple nave alta entre los años 1488-1492.
Es en la iglesia conventual donde se pueden observar y admirar los frescos carolingios que datan de la primera mitad del siglo IX. Aunque los frescos y murales carolingios han perdido su matiz y algo de vitalidad debido a los estragos del tiempo, siguen siendo los frescos carolingios conservados in situ más importantes de Europa. Los frescos carolingios representan al rey David, a varios santos cristianos, incluidos Pedro, Pablo, Esteban y Juan el Bautista, así como escenas de la vida y muerte de Jesucristo. El arquitecto suizo Walther Sulser y el profesor Linus Birchler descubrieron pinturas murales románicas que datan del 1200 entre 1947-1951. Ahora se pueden ver en el museo de la abadía.