Sacro Imperio Romano Germánico

Definición

Simon Duits
por , traducido por Daniel Alzate Agudelo
Publicado el 09 junio 2021
Disponible en otros idiomas: inglés, chino, checo, francés, italiano, coreano, portugués, ruso, turco
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Quaternion Eagle of the Holy Roman Empire (by Jost de Negker, Public Domain)
Águila Quaternion del Sacro Imperio Romano Germánico
Jost de Negker (Public Domain)

El Sacro Imperio Romano Germánico oficialmente existió desde el 962 hasta 1806. Era uno de los estados medievales y modernos más grandes de Europa, pero su base de poder fue inestable y constantemente cambiante. El Sacro Imperio Romano Germánico no fue un estado unitario, sino una confederación de pequeñas y medianas entidades políticas.

Cuando lograban hablar bajo una sola voz, el Emperador del Sacro Imperio era uno de los soberanos más poderosos de Europa. Sin embargo, la mayoría de veces, los "estados miembros" del Sacro Imperio tenían intereses distintos y entraban en conflicto entre sí. Otras potencias europeas explotaron estas divisiones de manera regular y despiadada. Como consecuencia, los emperadores débiles eran completamente ignorados por los líderes de los estados menores del Sacro Imperio. Los emperadores fuertes, por el otro lado, tuvieron más éxito al subyugarlos a su voluntad, pero siempre tuvieron que luchar con uñas y dientes para proyectar y proteger su poder.

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Para empeorar las cosas para la Casa Imperial, el emperador del Sacro Imperio era elegido por un Colegio Imperial. Cada nueva elección traía consigo el riesgo de perder la corona imperial a manos de otra ambiciosa familia. Para prevenir esto, la dinastía reinante usualmente debía ofrecer conseciones a miembros del colegio para conseguir sus votos. Con el tiempo esto drenaba el poder de la familia imperial hasta que, tarde o temprano, entraban en elecciones sin mucho que ofrecer. Estos eran a menudo los momentos en que una dinastía imperial era remplazada por otra nueva, solo para empezar el ciclo nuevamente.

Por lo tanto, a pesar de su impresionante tamaño, el Sacro Imperio Romano Gérmanico solo se convirtió en un monstruo imperial bajo los más fuertes emperadores. Los más débiles estaban en el extremo contrario de la maquinaria política de esta monarquía electiva confederal, gobernando de facto no mucho más que las tierras hereditarias de su familia.

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Fundación

Durante los siglos VIII y IX los francos forjaron un reino enorme en Europa central y occidental. El día de navidad del 800, el rey franco Carlomagno se hizo coronar emperador en Roma. Sin embargo, bajo sus nietos, el reino Franco rápidamente se desintegró. Estos aceptaron dividir el reino en tres partes: el Reino de Francia Occidental (precursor de la Francia medieval), Francia Media o Lotaringia y Francia Oriental. Este último se convirtió en el Reino de Germania a finales del siglo IX e inicios del X.

Con la coronación de Otón I, la "oficina" de emperador del Sacro Imperio fue formalmente transferida de Francia Media al Reino de Germania.

Dado que, en teoría, solo podía haber un emperador al mismo tiempo, los nietos de Carlomagno decidieron que el rey de Francia Media debía llevar el título imperial. Este acuerdo se rompió rápidamente, puesto que esa línea familiar de la dinastía Carolingia se extinguió. Como resultado de esto Francia Media se sumió en el caos, dividiéndose en el Reino de Borgoña y el Reino de Italia. En el siglo X, la princesa italiana Adelaida (931-999) le pidió a Otón I, Rey de Germania (936-973) y emperador del Sacro Imperio (962-973), que fuese a arreglar los asuntos al sur de los Alpes. Otón invadió el norte de Italia, instauró el orden, se casó con Adelaida y continuó hacia Roma.

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Otón ahora era Rey de Germania y, a través del linaje familiar de Adelaida, Rey de Italia. En su mente, esto merecía un título imperial. Afortunadamente para él, el Papa estaba agradecido por la reintroducción de algo de sentido de estabilidad en Italia por parte de las fuerzas germanas. Así que le agradeció a Otón reviviendo el título imperial vacante y lo coronó emperador. La "oficina" de Emperador del Sacro Imperio Romano Gérmanico fue transferida formalmente de Francia Media a Francia Oriental/Reino de Germania, donde permanecería por el resto de la historia del Sacro Imperio. Es por eso que este evento, en el 962, es usualmente visto como el comienzo del Sacro Imperio Romano Germánico. Algunos historiadores consideran la coronación de Carlomagno, en el 800, como el verdadero comienzo, pero su imperio es hoy en día conocido como el Imperio Franco o Carolingio.

Map of the Holy Roman Empire, 972-1032 CE
Mapa del Sacro Imperio Romano Germánico, 972-1032
Sémhur (CC BY-SA)

La familia de Oto, llamada la dinastía otoniana o sajona, gobernó el imperio hasta el 1024. Incorporaron el Ducado de Bohemia al imperio. Poco después, los otonianos fueron reemplazados por la dinastía Salia. Los salios añadieron la otra parte sobrante de Francia Media, el Reino de Borgoña, al Sacro Imperio. De este modo convirtieron el imperio en una monarquía compuesta, con los principales ejes siendo Alemania, Italia, Bohemia y Borgoña. Mientras tanto, los ascendentes salios entraron en un conflicto con la iglesia medieval, conocido como la Querella de las investiduras. El creciente poder imperial en el siglo XI planteó la pregunta de quién reinaba en el cristianismo latino: ¿El Papa o el emperador? Después de mucho debate y derramamiento de sangre, se llegó a un compromiso; el Concordato de Worms en 1122 limitaba la influencia religiosa del emperador. Sin embargo, la siguiente dinastía del Sacro Imperio, los Staufer, llevó el poder imperial en asuntos seculares a su límite.

La dinastía Staufer

La dinastía Staufer fue una de las más notables casas imperiales del Sacro Imperio. Durante su reinado, el imperio alcanzó su mayor extensión territorial. En la cúspide de su poder durante el siglo XIII, los Staufer gobernaron, en teoría, desde el sur de la frontera con Dinamarca hasta la isla mediterránea de Sicilia.

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El primer emperador Staufer, Federico I (r. 1155-1190), era llamado Barbarroja por el color de su vello facial. Participó en la Segunda Cruzada antes de convertirse en emperador y acumuló una gran experiencia militar a una edad temprana. Después de su coronación imperial, fue desafiado una y otra vez por las florecientes repúblicas mercantiles de su propio Reino de Italia. Lideró más de seis expediciones militares contra sus súbditos italianos. Al final, había hecho tantos enemigos que varias ciudades se aliaron en contra suya junto al Papa, Sicilia e inclusive el Imperio Bizantino. Barbarroja fue derrotado y regresó al norte como un hombre amargado. Decidido a la venganza preparó otra expedición, pero fue interrumpido por eventos en el Levante. Los ejércitos de Saladino, el sultán de Egipto y Siria (r.1174-1193), habían conquistado Jerusalén. Barbarroja se unió a la Tercera Cruzada, con la intención de reconquistar la Ciudad Santa. Habiendo progresado bastante en el camino hacia su objetivo, tomó un fatídico baño en un río de la actual Turquía y se ahogó.

Fredrick I Barbarossa Flanked by His Sons
Federico I Barbarroja flanqueado por sus hijos
Unknown Artist (Copyright, fair use)

Su nieto, Federico II (r. 1220-1250), causó tanta impresión en sus contemporáneos que fue apodado stupor mundi, "el asombro del mundo". Hablaba seis idiomas, promovió la poesía, filosofía y la literatura medieval, además de acoger a eruditos musulmanes y judíos en su corte de Palermo, Sicilia. Su tolerancia religiosa, combinada con su ilimitada ambición territorial, lo llevaron a un estado de conflicto casi permanente con el Papa. Federico fue excomulgado tres veces y el Papa Inocencio IV incluso lo llamó "el Anticristo". Sin embargo, Federico se vio así mismo como un modelo de Cristianismo y navegó a Tierra Santa con la Sexta Cruzada. Contrario a la agresividad que ya era característica de los ejércitos cruzados, el emperador negoció con el sultán Al-Kamil (r. 1218-1238) y recuperó el control de Jerusalén. Donde la Tercera Cruzada había fallado militarmente, la Sexta triunfó diplomáticamente.

Los problemas centrífugos que plagaron el Sacro Imperio Romano Germánico fueron sometidos temporalmente por el poder despótico de Federico. Pero cuando murió y la era de los Staufer llegó a su fin en 1250, estos desafíos salieron a la luz con mayor intensidad. Tanto las repúblicas italianas como las ciudades del norte unidas en la Liga Hanseática, saltaron al vacío de poder creado por la muerte de Federico y ampliaron su autonomía política y económica. En el interior, los señores feudales se disputaron la sucesión imperial, pero ninguno fue capaz de someter a los otros. Un nuevo emperador solo fue coronado en 1312, más de 60 años después del fin de la dinastía Staufer. Este periodo es conocido como el Interregnum, que significa "entre reinos".

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Cultura y economía

Cuando la autoritad central disminuyó después de los emperadores Staufer, comenzó un proceso de descentralización que transfirió el poder de la antigua aristocracia feudal a la clase burguesa de finales de la Edad Media e inicios de la Moderna, la cual poblaba las ciudades. Como el dinero fue reinyectado en el sistema económico, la posesión de tierras se vio gradualmente eclipsada por la posesión de un gran y abundante monedero. Este cambio en el poder no significó que el imperio se volviera democrático en ningún sentido. El Colegio Imperial, cuyos miembros elegían el emperador, aún consistía exclusivamente de señores feudales. Sus miembros eclesiásticos eran los arzobispos de Maguncia, Tréveris y Colonia. Los electores seculares eran los duques de cuatro "naciones" de Alemania: Franconia, Suabia, Sajonia y Baviera. Después de la dinastía Staufer, Franconia, Suabia y Baviera fueron reemplazados por el Rey de Bohemia, el Conde Palatino y al Margrave de Brandenburgo. Estos y otros aristócratas continuaron empuñando gran poder durante la última fase medieval del Sacro Imperio, pero a medida que las ciudades acumulaban más riqueza los burgueses lograron presionar para obtener conseciones cada vez mayores de sus señores feudales, allanando gradualmente el camino para una temprana sociedad urbanizada y moderna.

Medieval Army Approaching a City Under Siege
Ejército medieval acercándose a una ciudad asediada
Mohawk Games (Copyright)

Fue debido a este cambio de feudalismo a economía de mercado mercantil que Italia empezó a separarse del Sacro Imperio Romano Germánico. Las repúblicas marítimas de Venecia, Genóva y Pisa habían conseguido una considerable autonomía bajo los emperadores Staufer. A medida que la autoridad imperial central sobre Italia se desvaneció, estas repúblicas aceleraron ese proceso y eventualmente se encaminaron hacia el Renacimiento, cuando Florencia y Milán siguieron su ejemplo. Durante el periodo post-Staufer, además de sus posiciones políticas y economícas distintivas, se distanciaron mental y culturalmente de los demás habitantes del norte del imperio y empezaron a referirse a ellos como "teutones" o "alemanes".

Las ciudades más prósperas se aliaron en ligas y podían extraer incluso más concesiones y privilegios de la aristocracia feudal.

Mientras tanto, en las tierras al norte de los Alpes, las ciudades negociaron con duques y condes para conseguir mayor libertad económica. El resultado de estas confrontaciones políticas fue dejado por escrito en documentos llamados "privilegios", usualmente bastante favorables a la ciudad en cuestión. La clase burguesa empezó a poner a más y más señores feudales a la defensiva. Dentro de las ciudades los artesanos empezaron a organizarse en gremios medievales. Estas asociaciones pronto se volvieron cuerpos políticos propios. Controlaban el mercado laboral local, la cantidad de producción y los aranceles comerciales. Además, las ciudades más prósperas se aliaron en ligas que consiguieron incluso más concesiones y privilegios de la aristocracia feudal. La Liga Lombarda, una alianza de ciudades del norte de Italia, había sido una piedra en el zapato de Barbarroja y en el norte, los centros comerciales a lo largo del mar del Norte y las costas del Báltico, como Hamburgo, Bremen y Danzig, unieron fuerzas formando la Liga Hanseática. Ya en el siglo XII, esta unión de ciudades logró forzar al rey inglés a eximir a todos sus miembros de todos los impuestos en Londres.

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Salt Warehouses in Lubeck
Almacenes de sal en Lübeck
Jorge Franganillo (CC BY)

Evidentemente, el Sacro Imperio Romano no necesitaba un emperador fuerte para florecer. Aunque la autoridad imperial menguó durante la Baja Edad Media. Ciudades, gremios y burgueses cooperaron para mejorar su propia posición. Mientras tanto, el título imperial pasó a través de las dinastías de Luxemburgo, Baviera y Bohemia hasta que aterrizó en la de los Habsburgos austríacos en el siglo XV. Esta familia gobernó el Sacro Imperio Romano Germánico desde 1415 hasta su último día.

La reforma

Fue bajo el dominio de los Habsburgo que el Sacro Imperio experimentó una era de grandes conflictos religiosos, haciéndolo uno de sus periodos más oscuros. Mientras que la familia imperial era firmemente católica, en el norte del imperio la Reforma protestante estalló en 1517 cuando Martín Lutero oficialmente rompió con el Papa y fracturó la cristiandad occidental. Un gran número de ciudades aprovecharon esta oportunidad para resistir a los Habsburgos católicos. Explotaron este cambio tectónico en los asuntos de la iglesia y se pusieron de lado de la Reforma, dándole un efecto de inmediata e inflamable dimensión política. Renania, Bohemia, Austria y el sur de los territorios alemanes permanecieron mayoritariamente católicos, mientras que el norte y ciudades como Estrasburgo y Fráncfort se convirtieron en baluartes del protestantismo.

Luther at the Diet of Worms
Lutero en la Dieta de Worms
Anton Werner (Public Domain)

Mientras tanto, el asediado Carlos V, emperador del Sacro Imperio (r. 1519-1556), estaba también batallando contra los franceses y contra los turcos, que ya habían reemplazado a los bizantinos en los Balcanes y estaban amenazando a Hungría, una posesión Habsburga aunque formalmente afuera del Sacro Imperio. Aunque trató de arreglar todos estos problemas al mismo tiempo, en 1555 un exhausto Carlos V cedió ante las demandas protestantes y abdicó poco después. Desde ese momento, el señor de un "estado miembro", como el duqe de Sajonia o el rey de Bohemia, podría decidir si sus tierras eran católicas o protestantes. Fue acordado que el emperador se mantendría al margen de los asuntos religiosos fuera de sus propias tierras. Esto le dio al Sacro Imperio una base algo incómoda pero bastantes estable con la que trabajar por el resto del siglo XVI. Sin embargo, esta disminución de poder imperial creó otra vez un vacío de poder que condujo a un conflicto abierto.

A medida que el protestantismo se expandía, el Reino de Bohemia se convirtió lenta pero firmemente al nuevo credo. El reino estaba bajo dominio Habsburgo en el momento: además de ser emperadores, los Habsburgo era simultáneamente reyes de Bohemia. En 1618 la nobleza bohemia se rebeló y depuso a Fernando II como rey de Bohemia (aunque no como emperador). Le ofrecieron la corona a un candidato protestante. Avergonzado y ofendido, Fernando II, emperador del Sacro Imperio (r. 1619-1637) tomó represalias mediante una expedición militar, lo que empezó un largo y prolongado conflicto llamado la Guerra de los treinta años.

Inicialmente, la expedición imperial retomó control de Bohemia rápidamente. El emperador removió a su rival protestan y se convirtió en rey de Bohemia una vez más. Sin embargo, debido al acuerdo que Carlos V había firmado en 1555, se suponía que el emperador debía concentrarse en sus propias tierras hereditarias y dejar otros territorios en paz. En la acalorada atmósfera religiosa del siglo XVII, la intromisión imperial en los asuntos bohemios (protestantes) fue interpretada como una extralimitación de la autoridad de los Habsburgo. Como resultado, el duque de Holstein, simúltaneamente rey de Dinamarca, se rebeló e hizo campaña contra el emperador durante un par de años. Al final fue vencido. La creciente influencia Habsburga asustó a otros. Así que, después de la fase danesa, fue el turno de Suecia para tratar de reforzar la causa protestante en el norte de Alemania. El rey sueco luchó contra el emperador durante muchos años y consiguió grandes victorias, pero fue asesinado en batalla en 1632.

Como todo lo demás había fallado, los franceses, siempre tratando celosamente de obstruir las ambiciones Habsburgas, no tenían más remedio que intervenir directamente en el conflicto. La mayoría de la guerra se libró en tierras alemanas y las décadas de lucha intermitente devastaron el país, debilitando la posición imperial a medida que el conflicto se alargaba. La combinación de resistencia interna por parte de príncipes protestantes y las intervenciones de las fuerzas danesas, suecas y francesas finalmente resultó ser demasiado para los Habsburgo. En 1648, después de un largo periodo de negociaciones, se acordó un conjunto de medidas de paz integral. Esta paz de Westfalia finalmente terminó el calamitoso conflicto, una de las más letales, ruinosas y catastróficas confrontaciones en la historia de Europa. Al final, la paz, en un sentido religioso y también secular, volvió al Sacro Imperio Romano Germánico.

Map of the Holy Roman Empire, 1648 CE
Mapa del Sacro Imperio Romano Germánico, 1648 EC
Astrokey44 (CC BY-SA)

Decadencia

Después del tratado de Westfalia los Habsburgos permanecieron en su lugar como Emperadores del Sacro Imperio, pero su poder se limitó cada vez más a sus propias posesiones de Austria, Bohemia y Hungría. En Viena, frustaron un importante asalto otomano a Europa central con asistencia polaca en 1683 y fue con esta base de poder que siguieron intentando obstruir el ascenso de Francia como gran potencia europea. El emperador del Sacro Imperio falló definitivamente en esta tarea cuando Luis XIV de Francia (r. 1643-1715) logró extender sus fronteras orientales hasta el río Rin. Por muy amenzanates que los franceses parecieran,, el próximo gran desafío a la autoridad Habsburga no venía de París, sino, otra vez, desde el propio Sacro Imperio.

Durante estos años, la familia Hohenzollern que gobernaba el Magraviato de Brandenburgo expandió este estado hasta el Reino de Prusia. Aunque esto ocurrió principalmente con la aprobación a regañadientes del los emperadores, en 1740 el rey prusiano lanzó una rápida invasión de Silesia, una de las tierras más ricas y productivas de los Habsburgo. Un contrataque Habsburgo no fue totalmente infructuoso, pero al final el emperador tuvo que ceder esta provincia al control prusiano. El conflicto entre Austria y Prusia continuaría durante mucho tiempo después y jugaría un papel crucial en la primera unificación nacional alemana en el siglo XIX. Sin embargo, antes de que eso sucediera, el Sacro Imperio Romano Germánico ya no existiría.

Emperor Napoleon in His Study at the Tuileries
Emperador Napoleón en su estudio en las Tullerías
Jacques-Louis David (Public Domain)

Alrededor de 1800, la eterna amenaza de occidente, Francia, tomó una forma completamente nueva. Primero en la forma de ejércitos revolucionarios y luego en la persona de Napoleón Bonaparte (v. 1769-1821), Francia marchó hacia el este con un éxito sin precedentes. En 1805, Napoleón inflingió una derrota tan aplastante al emperador del Sacro Imperio que su autoridad afuera de sus propias tierras Habsburgas dejó de existir. El año siguiente el Sacro Imperio Romano Germánico fue oficialmente disuelto, mientras que los franceses reorganizaron la mayoría de estados alemanes en su estado satélite llamado la Confederación del Rín. Después de que Napoleón fuera derrotado definitivamente, la idea de una confederación se mantuvo en su lugar. Todos los estados alemanes, incluyendo Prusia y Austria, se unieron a la nueva Confederación Germánica. De esta alianza de estados miembros surgió la Alemania moderna, aunque Austria y los Habsburgo fueron finalmente excluidos de este proyecto por la continua expansión de Prusia. En Viena, los Habsburgos se aferraron al poder como emperadores de Austria-Hungría y gobernaron hasta que los eventos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) también volvieron obsoleto ese título imperial.

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Sobre el traductor

Daniel Alzate Agudelo
Estudia Historia en la Universidad Nacional de Colombia. Con su contribución a WorldHistory.org espera brindar conocimiento a los entusiastas de la historia hispanoparlantes, entre otros grupos, como estudiantes y profesores.

Sobre el autor

Simon Duits
Simon es un historiador neerlandés que se especializa en historia medieval. Al contribuir con WorldHistory.org, Simon tiene como objetivo presentar a más lectores a la extensa, a veces abrumadora, pero siempre interesante y magnífica Edad Media.

Cita este trabajo

Estilo APA

Duits, S. (2021, junio 09). Sacro Imperio Romano Germánico [Holy Roman Empire]. (D. A. Agudelo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17433/sacro-imperio-romano-germanico/

Estilo Chicago

Duits, Simon. "Sacro Imperio Romano Germánico." Traducido por Daniel Alzate Agudelo. World History Encyclopedia. Última modificación junio 09, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17433/sacro-imperio-romano-germanico/.

Estilo MLA

Duits, Simon. "Sacro Imperio Romano Germánico." Traducido por Daniel Alzate Agudelo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 09 jun 2021. Web. 20 nov 2024.

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