Los gremios de mercaderes y artesanos se formaron en la Europa medieval con la idea de que sus miembros se beneficiaran de una ayuda mutua, se mantuvieran los estándares de producción y se redujera la competencia. Además, actuando colectivamente, los miembros podrían lograr una cierta influencia política. Había dos tipos principales de gremios: gremios mercantiles para los comerciantes y gremios de oficios para los artesanos calificados.
Los requisitos para ingresar se hicieron más estrictos con el tiempo a medida que quienes controlaban los gremios se convirtieron en parte de la clase media acomodada y decidieron fijar cuotas más altas para los extraños. Esta nueva burguesía tuvo éxito en mantenerse por encima de los trabajadores sin los medios o las habilidades necesarias para sostener sus pequeñas empresas.
Nombre y orígenes
La palabra “gremio”, deriva del latín “gremium”, que significa “regazo”, “refugio” (en inglés, la palabra “guild” deriva de la palabra sajona “gilden”, que significa “pagar” o “ceder”, ya que los miembros del gremio debían contribuir a sus fondos colectivos). En el siglo XI, los primeros gremios funcionaban en las ciudades de manera parecida a como lo hacían las comunidades de las aldeas en las zonas rurales, con el agregado de que los comerciantes necesitaban protección adicional para ellos y sus mercancías mientras viajaban por las rutas comerciales locales y extranjeras. A partir del siglo XII, los gremios se organizaron según el ramo de los comerciantes y los profesionales, como los médicos, entre otros, antes de que la idea se hiciera extensiva a los artesanos calificados. Así, por ejemplo, había en Inglaterra más de cien gremios representando primero a comerciantes y mercaderes, y luego a cualquier actividad artesanal especializada, desde los tejedores a los herreros. Italia fue otro país donde los gremios fueron populares; tan solo Florencia tenía 21 gremios a mediados del siglo XIV y el de los sastres controlaba a unos 30.000 trabajadores. Flandes, Alemania y Francia (solo París tenía 120 gremios) eran otros lugares donde los gremios eran considerables.
¿Qué eran los gremios de mercaderes?
La seguridad era la principal preocupación de los mercaderes medievales, quienes temían el robo de sus mercaderías mientras estaban en tránsito o estaban almacenadas. Viajar en grupos y la protección mutua ofrecían la mejor solución en un período en que la intervención del estado era esporádica o inexistente en ciertas regiones. En Inglaterra el derecho a formar gremios era a menudo ofrecido por la corona como parte de la Carta de Franquicias otorgada a una ciudad. Una Carta de Franquicias implicaba su venta por parte del soberano, y al otorgarla exoneraba a los habitantes de la ciudad del pago de las obligaciones feudales, al tiempo que les permitía aplicar sus propias tarifas al tráfico de mercaderías que pasaban por su ciudad. Los gremios de comerciantes asistían a sus comunidades, sus miembros debían hacer donaciones caritativas de alimentos, vino y dinero para el clero, los pobres y los necesitados. La clase política de las ciudades provenía típicamente de los gremios de mercaderes y, con la carta estableciendo también las cortes locales, surgió una poderosa clase media. Un patrón de desarrollo similar ocurrió en otros países europeos.
¿Qué eran los gremios de artesanos?
A partir del siglo XII, en Francia e Italia comenzaron a formarse gremios de artesanos, que eran asociaciones de maestros que trabajaban en los talleres artesanales. Ciudades como Milán, Florencia y Toulouse tenían gremios de ese tipo para productores de alimentos y talabarteros. Algunos de los primeros gremios de artesanos en Inglaterra fueron gremios de tejedores, especialmente en Londres y Oxford. Otros gremios de artesanos finalmente incluyeron asociaciones de cuchilleros (fabricantes de cuchillería), merceros (comerciantes de artículos necesarios para coser y tejer), tintoreros, panaderos, guarnicioneros, albañiles, especialistas en artículos de metal como herreros, armeros, cerrajeros y joyeros, y muchos otros que cubren todos los aspectos de la vida diaria. Algunos gremios se basaban en el tipo de material con que trabajaban sus miembros en lugar del producto final propiamente, por lo que, en Francia, por ejemplo, había gremios separados para los fabricantes de hebillas según si usaban latón o cobre. Así también, los gremios de los fabricantes de rosarios se distinguían por el material que usaban para hacer sus cuentas, ya fuera hueso, ámbar, azabache o cualquier otro. Cada gremio estaba dirigido por un pequeño grupo de individuos conocidos como maestros del gremio que eran asistidos por un cuerpo de jurados cada vez que había disputas entre los miembros.
A medida que esta clase de trabajadores calificados y con negocios propios se enriquecía, la entrada a un gremio se hacía más difícil debido a que aquellos que tenían privilegios trataban de mantener afuera a quienes no los tenían. Por otra parte, había otra razón para limitar el ingreso: mantener los altos estándares técnicos de cada profesión en particular. Por esta razón, muchos gremios insistían en una cuota de entrada que se destinaba al aprendizaje de un miembro nuevo como también para pagar el mantenimiento del local de reuniones, la sede gremial, los gastos administrativos, y la atención de salud de los miembros cuando la requirieran. Además, los gremios podían organizar festivales y pagar los gastos de los funerales de sus miembros o dar ayuda financiera a las viudas y huérfanos de sus miembros fallecidos.
Como se mencionó, los gremios de artesanos estaban muy interesados en asegurarse de que los productos de sus miembros fueran de una calidad lo suficientemente alta y que los pesos, dimensiones y materiales o ingredientes de los productos cumplieran con los estándares de la industria. Incluso, los trabajadores como los panaderos podrían enfrentarse a controles aleatorios de su pan por parte de los maestros del gremio y los jurados, como ilustra este extracto sobre los panaderos parisinos:
Si el maestro determina que el pan no es aceptable, puede confiscarlo todo, incluso el que está en el horno. Y si hay varios tipos de pan en el escaparate, el patrón hará evaluar cada uno de ellos. Y aquellos que se consideren demasiado pequeños, el maestro y los jurados los donarán a la caridad. (Reglemens, citado en Singman, 233)
El nivel de calidad se mantenía aún más supervisado mediante la regulación de los aprendizajes, que debían tener una duración mínima y ser realizados bajo un maestro con habilidades comprobadas en su oficio. Después de varios años de adiestramiento los aprendices podían trabajar para un maestro. Para convertirse en maestro, se tenía que presentar una “obra maestra” a la jerarquía del gremio para demostrar que el trabajador había adquirido las habilidades necesarias para su oficio en particular. También había una carga financiera, ya que el título de maestro solo se otorgaba a aquellos en condiciones de financiar su propio taller, las herramientas y un banquete de celebración.
La ventaja que tenían todas estas reglas para los miembros del gremio era que, además de mantener la confianza del público en sus productos, podían controlar la competencia y eximirse de impuestos locales, también que un productor no podía vender más barato que los demás miembros del gremio. Las reglas adicionales que protegían a los miembros en conjunto incluían no robar un cliente de la tienda de otro miembro o criticar los productos de un compañero (esto era especialmente relevante para los cocineros), no trabajar en días festivos religiosos o, en algunos casos, no trabajar después del anochecer.
Otros aspectos de la industria, que eran controlados por un gremio, incluían los salarios y las condiciones de venta del producto. Entonces, un gremio establecía un monopolio en todos los aspectos de un oficio en particular y el control de los salarios fue especialmente significativo cuando la mano de obra escaseaba en condiciones tales como de plagas o hambrunas. En circunstancias normales, una escasez de mano de obra habría significado un aumento en los salarios de los trabajadores, pero los gremios a menudo se aseguraban de que esto no sucediera (permitiendo así el alza en el precio de sus productos). Incluso se prohibió a los trabajadores ordinarios formar sus propias asociaciones y esto provocó a veces disturbios y revueltas especialmente violentas que estallaron repetidamente en Flandes y Florencia, por ejemplo, en el siglo XIV.
Efectos de los gremios en la sociedad y las mujeres
Los gremios, en especial los mercantiles, ayudaron a que surgiera en la sociedad medieval una clase media rica a medida que los mercaderes prosperaban y comenzaban a comprar lo que siempre era visto como propio de la elite aristocrática: la tierra y la propiedad. Esos nouveaux riches pueden no haber sido plenamente aceptados en la alta sociedad, pero ellos comenzaron a forjarse un lugar propio en el orden social para distanciarse de quienes estaban por debajo de ellos. Muchos gremios, incluso los de artesanos, solo aceptaban nuevos miembros si eran hijos de otros miembros o si conseguían el patrocinio de un maestro dispuesto a tomarlos como aprendices. Con frecuencia los maestros favorecían a sus parientes y la membresía era más cara para los extraños a la comunidad, de manera que muchos gremios tendían a las profesiones hereditarias. Más aún, al estipular que los maestros fueran los propietarios de sus medios de producción, es decir talleres y herramientas, los gremios crearon una permanente división de clases entre propietarios y trabajadores.
Puesto que los gremios establecían las reglas y decidían los salarios, se hizo difícil para los trabajadores comunes proteger sus propios derechos e intereses. Las huelgas de los trabajadores textiles en la ciudad de Gante en 1274, por ejemplo, tuvieron como resultado que los empresarios acordaran con los de los pueblos vecinos no dar trabajo a los huelguistas. Sin embargo, es importante recordar que en las sociedades medievales había menos conflictos entre riqueza y trabajo que entre industrias y ciudades rivales. En este sentido, los gremios bien pueden haber ayudado a que la sociedad medieval, al menos en las ciudades más grandes, fuera más cohesionada y estable. Por último, un aspecto de la sociedad que surgió de los gremios educativos y ayudó, al menos eventualmente, a permitir que algunas personas ascendieran en la escala social, fueron las 22 universidades de la Europa medieval occidental.
Un sector de la sociedad que fue tratado de manera desigual por los gremios fueron las mujeres. Casi no había gremios específicos para mujeres y las instituciones siempre estaban dominadas por hombres (había algunas excepciones, como los gremios de mujeres de la seda en París y las hiladoras de oro de Génova). Incluso una profesión dominada por las mujeres como la de las parteras no tenía un gremio propio, sino que pertenecía al de los cirujanos. Las mujeres, aunque trabajaban con frecuencia junto a los hombres en industrias como la hilandería, el pulido de metales y la preparación de alimentos, rara vez alcanzaban el estatus de maestras y algunos gremios, como los de pimenteros, los pañeros y (eventualmente) los cerveceros, prohibieron que las mujeres se convirtieran en aprendices. Legalmente, las mujeres solían estar bajo la tutela de un familiar varón o de su marido. Solo si el esposo de una mujer, miembro del gremio, moría, ella podía disfrutar de cierta libertad. Una viuda podía continuar con el negocio de un maestro fallecido, por ejemplo, y tener plenos derechos de afiliación gremial si alguna vez había trabajado junto a su esposo y no se volvía a casar.
La evolución de los gremios: el gobierno local
En Londres, los gremios de artesanos más ricos, conocidos como livery companies, se convirtieron en actores políticos muy poderosos en la ciudad. De hecho, en muchas ciudades de la Europa medieval, se volvió casi imposible desarrollar una carrera política si no se era miembro de un gremio. Las livery companies de Londres se transformaron finalmente en importantes instituciones financieras. Al otro lado del Canal, en París, los mercaderes del agua monopolizaban el comercio en el río Sena y tenían autoridad sobre asuntos tales como los delitos menores y las cuotas de sal y cereales de la ciudad. En 1260, cuatro de los miembros del jurado del gremio de mercaderes del agua fueron nombrados magistrados de la ciudad. En la Alemania del siglo XIII, varios gremios, incluidos los de diferentes ciudades, se unieron y formaron una organización conocida como Hanse. Estos Hanse luego se unirían y formarían la Liga Hanseática de casi 200 ciudades comerciales a mediados del siguiente siglo. En la Florencia contemporánea, los principales gremios estaban permanentemente representados en el consejo de la ciudad.
Finalmente, en toda Europa, muchos gremios y las funciones del gobierno local se volvieron inseparables a medida que la clase media más rica comenzó a tomar algo del poder político de la aristocracia gobernante. Más abajo en la escala social, los gremios de artesanos permitían que los artesanos calificados protegieran su propia industria y se brindaran ayuda social mutua, mientras que, en el estrato inferior, los trabajadores no calificados continuaban, como siempre, su lucha por un empleo que era incierto y estacional y a menudo implicaba traslados a cualquier lugar donde ese trabajo pudiera encontrarse.