Las espadas usadas por los samuráis japoneses tenían fama por la habilidad con que eran fabricadas, que permitía obtener hojas de acero curvas, fuertes pero flexibles, con un solo borde cortante extremadamente afilado. Producidas desde el siglo VIII en adelante, y convertidas en símbolo del estatus elevado de los samuráis en la sociedad japonesa, eran al mismo tiempo armas mortales y herencia familiar. Afortunadamente, en los museos de todo el mundo, sobreviven finos ejemplares de espadas medievales japonesas, y varias integran oficialmente el registro de Tesoros Nacionales del Japón.
Las espadas en la mitología japonesa
La veneración por las espadas data de un largo tiempo en la cultura japonesa. Una espada es una de las tres reliquias shinto que conforman las insignias imperiales japonesas. Según la leyenda, Susanoo, el dios shinto de las tormentas, mató a una serpiente gigante llamada Yamato-no-Irochi (también Koshi) que aterrorizaba la provincia de Izumo. En el vientre de la criatura muerta, Susanoo descubrió una espada especial, la Kusanagi o "cortadora de hierba" (en otras versiones de la historia la extrae de la cola de la serpiente). Susanoo le entregó la espada a su hermana Amaterasu, quien se la dio después a su nieto Ninigi, primer antepasado de la familia imperial japonesa. De esta manera, la espada se convirtió en parte de las insignias imperiales japonesas y hoy se encuentra en el templo de Atsuta cerca de Nagoya.
Las espadas tienen protagonismo en otros cuentos de la mitología japonesa, especialmente en obras como el Kojiki ("Historia de las cosas antiguas") compilado en el 712 por el erudito de la corte Ono Yasumaro. Dentro de esta obra, el texto más antiguo de su clase en Japón, las grandes y mágicas espadas tienen nombres como Hoja-Larga-de Punta-Celestial, Afeita-Barba y Gran-Hoja-Segadora. Muchas espadas especiales eran consideradas kami o espíritus shinto por derecho propio. Las espadas no siempre eran consideradas un arma de destrucción, por ejemplo, el Bodhisattva Kokuzo-Bosatsu del budismo japonés, a menudo se representa en el arte sosteniendo en la mano derecha la espada de la felicidad, un símbolo de la generosidad del cielo.
La espada como arma primordial
A pesar de la larga historia de la espada en el mito y la leyenda, el arco era considerado el arma primaria en el campo de batalla japonés en gran parte de la historia del país. Esta situación duró hasta las invasiones mongolas de fines del siglo XIII, que dieron a la espada la ocasión de brillar en las batallas más feroces que Japón había visto hasta la fecha. Las largas y afiladas espadas japonesas probaron ser mucho más efectivas que las espadas cortas mongolas, y las armaduras livianas de los invasores no pudieron resistir la afilada hoja de la espada samurái. Las espadas se habían usado en Japón desde la antigüedad, pero eran de hoja recta y se usaban para esgrimir de punta. Fue a mediados del período Heian (794-1185) y con la aparición del samurái, que la espada curva y terriblemente afilada llevó la esgrima japonesa a su cenit.
Aunque los samuráis no siempre tenían escuelas de entrenamiento en particular, había escuelas especializadas en el manejo de la espada. Se practicaba especialmente cortando un objeto con un solo golpe y los esgrimistas usaban como blanco elementos como bambú, atados de esteras de tatami o fardos de paja. Una asociación bastante desafortunada con las espadas es la infame práctica de los guerreros samuráis de probar si sus hojas estaban afiladas decapitando a extraños al costado del camino, un hábito repugnante conocido como tsujigiri o "cortar en el cruce".
Las espadas pasaron a estar asociadas exclusivamente a los samuráis después de 1588 cuando Toyotomi Hideyoshi (1537-1598) promovió una paz duradera al prohibir que todos, excepto los miembros de la clase guerrera, portaran armas. Esta fue una estrategia que habían intentado sus predecesores y que se conoció como "cacería de espadas" (katanagari) cuando los funcionarios se aseguraron de que nadie que no perteneciera al ejército del gobierno poseyera espadas, arcos, lanzas o mosquetes.
El arte de trabajar el acero
Las hojas de las espadas samurái eran fabricadas por especialistas en un proceso de elaboración que databa del período Nara (710-794). El acero era trabajado por maestros artesanos que controlaban cuidadosamente el contenido de carbón en las distintas partes de la hoja para lograr la máxima fuerza y flexibilidad. Como lo explica el historiador W. E. Deal:
…durante el período Nara esas hojas tecnológicamente avanzadas se fabricaban con acero densamente forjado y martillado laboriosamente, plegado y soldado múltiples veces para crear una estructura de acero de una integridad y flexibilidad superiores. Debido a este proceso, las hojas de tipo japonés tienen una estructura compleja, con múltiples capas similares a las vetas de la madera, con un acero más flexible, de bajo contenido de carbono, recubierto de (o laminado con) una superficie exterior más frágil y dura que es excepcionalmente duradera. La diferencia en el contenido de carbono del acero y la ubicación de los metales contrastantes también dan como resultado la curvatura característica de las espadas japonesas. (159)
Los forjadores de espadas no solo eran admirados y situados en un estatus social alto debido a sus habilidades, sino que también poseían una cierta mística religiosa gracias a su frecuente asociación con las sectas budistas y su trabajo con tres de los cinco elementos fundamentales del folclor japonés: el fuego, el agua y el metal.
Una vez que el forjador terminaba la hoja, esta pasaba al afilador y al pulidor, quienes usaban diferentes grados de piedra con agua para lograr una hoja reluciente. Entonces regresaba al forjador y la hoja recibía un grabado que incluía la firma del fabricante. Algunas veces se probaba la capacidad de corte de la hoja, normalmente en un criminal condenado, y en ocasiones el resultado se inscribía en la misma hoja. El día de fabricación y el nombre del destinatario también podían ser grabados en un espacio destinado a la escritura. Hubo casos en que forjadores menos dotados ponían en sus espadas la firma de artesanos famosos para aumentar las ventas.
Otra marca más sofisticada de identificación del fabricante era el hamon o patrón de templado de la superficie de corte. Este se lograba mediante el siguiente proceso:
El hamon es el resultado sinérgico de tres eventos que contribuían al endurecimiento final de la superficie de corte de la espada. Primero, se aplicaba arcilla a la hoja y se la dejaba secar. Entonces, la espada se pasaba repetidas veces a través de carbón ardiendo a alta temperatura durante un determinado lapso, hasta alcanzar la temperatura deseada por el forjador. Finalmente, la hoja se sumergía en un recipiente con agua, ajustada en forma precisa para complementar la cantidad de tiempo gastado en el fuego a cierta temperatura. La combinación de estos tres factores determinaba la forma del hamon y era un secreto cuidadosamente guardado en cada taller de forja (Deal. 159-160)
La fabricación de espadas recibía patrocinios desde las altas esferas, con figuras notables como el emperador Go-Tobo (quien gobernó de 1184 a 1194) que atrajo a 12 maestros forjadores a su taller en Heiankyo (Kioto). Aunque esos maestros, conocidos colectivamente como Ban-kaji, tenían tal demanda que solo se los pudo convencer de permanecer un mes al año en la capital. Los maestros forjadores más cotizados a menudo formaban sus propias escuelas de forja, como es el caso de Goto Yujo (m. 1512) cuya escuela duró 400 años.
Con todo este cuidado y atención, combinados con una gran experiencia técnica en la manufactura del acero, es justo decir que las espadas japonesas estuvieron entre las más finas y afiladas jamás producidas en el mundo medieval. Por cierto, las espadas japonesas tenían una alta demanda en la China medieval, donde podían venderse con un 500% de beneficio en ese período.
Tipos de espadas
Las espadas samurái eran ligeramente curvadas y las hojas variaban en su longitud, pero llegó a ser usual en la elite samurái llevar dos espadas, una larga y una corta. Este par empezó a conocerse como daisho ("grande y pequeña") desde la década del 1580 y normalmente estaba hechas de modo que emparejaran en color y decoración. La espada larga (katana) tenía una hoja de más o menos 60 cm y la espada corta (wakizashi o tsurugi) tenía una hoja de 30 cm. Ambas espadas se llevaban con el borde cortante hacia arriba y la espada corta era la única que se usaba cuando el samurái estaba en un espacio interior. Antes de que apareciera la espada katana había dos espadas largas. La espada "cabeza de mazo", que tenía un pomo especialmente pesado para balancear la gran longitud de la hoja, y la tachi, que tenía una hoja de hasta 90 cm. Una espada tachi se llevaba con el borde cortante hacia abajo, suspendida del cinturón por medio de cordones, mientras que los otros tipos se llevaban atravesadas en el cinturón.
Las empuñaduras (tsuka) estaban hechas de madera y estaban cubiertas con la dura piel de la raya gigante (same) y se ataban fuertemente con lazos de seda, normalmente de color azul oscuro. La hoja estaba separada de la empuñadura por un guardamano circular (tsuba). La empuñadura, a menudo una obra de arte en sí misma, se podía proteger con una funda de metal (fuchi) que podía estar decorada, como la empuñadura misma, con escenas de paisajes y figuras favoritas en relieve como leones y dragones. Un samurái podía llevar también una daga corta (tanto) como arma de último recurso (que se diferenciaba de la espada corta por la ausencia de guardamano). Ambas armas, espadas y dagas, se guardaban en vainas lacadas que podían ser muy decoradas, pero que con mayor frecuencia tenían un diseño minimalista. Las espadas finamente trabajadas requerían de mucho tiempo para su fabricación, y a menudo se las ofrecía un señor a un samurái como un presente de gratitud, y de ahí pasaban a ser consideradas una herencia familiar. Los estantes y soportes destinados a exponer las espadas finas en el hogar se convirtieron en otro campo para que los artistas mostraran sus habilidades en el tallado y la orfebrería.
Finalmente, la espada de un samurái era una pieza esencial en el ritual de suicidio conocido como seppuku, que se esperaba que muchos guerreros llevaran a cabo en el caso de la muerte del señor o de una derrota en la batalla. Este consistía en cortarse el abdomen con un cuchillo, con un tajo de izquierda a derecha. Normalmente un asistente se ponía a su lado, con una espada conocida como kaishakunin, para decapitar rápidamente al samurái.
Decadencia del uso
Con la introducción en Japón de las armas de fuego europeas, a mediados del siglo XVI, la espada entró en decadencia. Sin embargo, con tantas historias y elementos folclóricos relacionados con las espadas japonesas, sucedió que su mística se prolongó mucho más allá de su uso práctico en combate. La esgrima siguió siendo una habilidad apreciada por la elite del Japón; los shogunes Tokugawa tenían sus propios instructores personales con el objeto de perfeccionar la técnica. Tal como los samuráis medievales fueron elogiados en la literatura de la era premoderna, también las espadas se mantuvieron como el arma de combate ideal de los gallardos guerreros ahora desaparecidos. Alrededor de 1643, por ejemplo, se publicó el famoso Gorin no Sho ("Libro de los Cinco Anillos"). Escrito por Miyamoto Musashi, un exmaestro de armas y creador de la técnica de las dos espadas conocida como nito-ryu, estudiaba el manejo de la espada y ensalzaba el servicio leal de los samuráis que vivían solo para servir a su señor. Después de 1867, sin embargo, a los samuráis retirados no se les permitía llevar espadas. Afortunadamente para la posteridad, muchísimas espadas sobrevivieron a sus propietarios gracias a la veneración que se mantenía por esas valiosas piezas de artesanía. Hoy en día los museos alrededor del mundo cuentan con finos ejemplares de espadas samurái, especialmente las koto o "espadas antiguas" fabricadas antes de 1600, y muchas de estas obras de arte están registradas oficialmente como Tesoros Nacionales del Japón.
This content was made possible with generous support from the Great Britain Sasakawa Foundation.