Catalina de Aragón

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Mark Cartwright
por , traducido por Emiliano S. Grill
Publicado el 14 abril 2020
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, portugués
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Catherine of Aragon (by Unknown Artist, Public Domain)
Catalina de Aragón
Unknown Artist (Public Domain)

Catalina de Aragón (1485-1536) fue una princesa española que famosamente se convirtió en reina de Inglaterra y primera esposa de Enrique VIII de Inglaterra (r. 1509-1547). Cuando el matrimonio no logró producir un heredero varón, Enrique trató desesperadamente de divorciarse de Catalina y hallar otra esposa. Catalina se negó a cooperar con los deseos del rey y el Papa se rehusó a anular el matrimonio, lo que llevó a Enrique a tomar la drástica medida de separar la Iglesia de Inglaterra de Roma. El matrimonio, quizá el más fatídico de la historia inglesa, fue anulado finalmente en 1533 y Catalina fue condenada a una vida de aislamiento hasta su muerte debido a una enfermedad en 1536. Sin embargo, el legado de Catalina se mantuvo con la coronación de la hija que tuvo con Enrique, María I de Inglaterra, en 1553.

Una princesa española

Catalina de Aragón nació el 15 de diciembre de 1485, siendo la hija menor del rey Fernando II de Aragón (r. 1479-1516) y de la reina Isabel de Castilla (1451-1504). El primer contacto de Catalina con la monarquía inglesa no fue con Enrique VIII, sino con su hermano mayor, el príncipe Arturo (nacido el 19 de septiembre de 1486). Enrique VII de Inglaterra (r. 1485-1509) había dispuesto que su hijo mayor, Arturo, príncipe de Gales, se casara con Catalina ya en 1488, cuando Arturo tenía apenas 18 meses y Catalina tres años. El acuerdo oficial entre las dos casas reales se estableció en el Tratado de Medina del Campo del 27 de marzo de 1489. A Enrique VII se le prometió una gran dote por parte de Fernando II, y los dos países formaron una útil alianza contra su enemigo común, Francia.

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LA PRINCESA CATALINA ERA UNA BELLEZA, MUY CULTA Y DOMINABA VARIOS IDIOMAS.

Arturo y Catalina, ya adolescentes, se casaron el 14 de noviembre de 1501 en la catedral de San Pablo, en Londres. La joven pareja vivió en el castillo de Ludlow, en Gales, pero desafortunadamente el matrimonio no duró mucho, ya que Arturo murió de tisis al año siguiente, con tan solo 15 años (2 de abril de 1502). Enrique VII no estaba dispuesto a perder las ventajas políticas que suponían unos vínculos familiares duraderos con España, por lo que, en septiembre de 1502, dispuso que su segundo hijo mayor, Enrique (nacido en 1491), se casara con Catalina. El Papa les concedió un permiso especial y, cuando finalmente llegó la última cuota de la dote, la joven pareja se casó el 11 de junio de 1509 en la iglesia de los franciscanos de Greenwich. Enrique VII había muerto en abril de ese año, por lo que el príncipe Enrique se convirtió en Enrique VIII de Inglaterra el 24 de junio de 1509 y, tal como había deseado su padre, Catalina se convirtió en su reina.

Henry VIII by Joos van Cleve
Enrique VIII por Joos van Cleve
Joos van Cleve (Public Domain)

Enrique, entonces de 18 años, era un gran partido en su juventud, con una figura alta y atlética y un carácter encantador aunque enérgico. Catalina, entonces de 24 años, también tenía sus encantos y era considerada una belleza. También era muy culta y, aunque su inglés era poco fluido, dominaba el francés y el latín, además de su español nativo. A la boda real siguió un espléndido banquete en Westminster Hall y una ronda de torneos medievales que duró una semana. Enrique escribió en una carta a su suegro: "Mi esposa y yo estamos tan enamorados como pueden estarlo dos criaturas" (citado en Ralph-Lewis, 88).

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Producir un heredero

Liberarse de la primera, su llamado «gran asunto», resultaría mucho más difícil de lo que podría haber imaginado.

Como todo rey, el principal objetivo de Enrique era producir un heredero varón. Catalina cumplió dando a luz a seis hijos, pero ninguno de ellos sobrevivió a la infancia, excepto una niña, María, nacida el 18 de febrero de 1516. Catalina dio a luz a una niña muerta en 1510, un hijo que nació en 1511 pero que murió dos meses después, un segundo hijo que llegó en 1513 pero que murió a las pocas horas de nacer, y un tercer hijo que nació muerto en 1514. Después de María, una hija nació muerta en 1518. La insignia personal de la reina, una granada, símbolo tradicional de la fertilidad, estaba resultando ser una elección totalmente inadecuada.

Cuando Enrique tuvo un hijo ilegítimo, Enrique Fitzroy, duque de Richmond (nacido en 1519), con una amante, una tal Elizabeth Blount, el rey comenzó a culpar a su reina por no producir un heredero varón sano y legítimo. No ayudó el hecho de que los seis partos hubieran hecho mella en el físico de Catalina: la reina había envejecido, perdido su figura y su cabello se había vuelto prematuramente gris. Además, Catalina se volcó cada vez más en la religión, dedicando su tiempo a la oración e incluso a veces llevando un cilicio como los ascetas. La piedad, la terquedad y el coraje de la reina se combinaban para exasperar a su marido, pero ahora, con más de 40 años, parecía que sus posibilidades de tener un hijo sano eran escasas. Enrique comenzó a buscar una segunda esposa, más joven y emocionante, aunque liberarse de la primera, su llamado «gran asunto», resultaría mucho más difícil de lo que podría haber imaginado.

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El divorcio: el problema intratable

Hacia 1526, Enrique VIII comenzó a fijarse en una tal Ana Bolena, hermana menor de una de sus antiguas conquistas. Ana, lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que estaba a punto de convertirse en un peón en un juego de tronos, se negó a dormir con el rey mientras no estuvieran casados. Para ello, Enrique escribió una carta al Papa Clemente VII (r. 1523-1534) en 1527, en la que sugería que la falta de un heredero varón era un castigo de Dios por haberse casado con la mujer de su difunto hermano, un argumento apoyado por el Antiguo Testamento. El pasaje, a menudo conocido como la "Prohibición del Levítico", dice:

Si un hombre toma la mujer de su hermano, comete una maldad; ha descubierto la desnudez de su hermano. Estos no tendrán hijos.

(Levítico 20:21)

En consecuencia, el rey deseaba que el Papa anulara el matrimonio ya que este nunca debería haberse permitido en primer lugar (el divorcio no estaba permitido en la Iglesia Católica). En Inglaterra, Enrique encomendó el cumplimiento de su objetivo a un solo hombre: el cardenal arzobispo de York, Thomas Wolsey (1473 - 1530), único ministro del rey y titular del cargo más alto del país. Wolsey acabaría decepcionando al rey por su falta de éxito en la resolución del «gran asunto», pero poco podía hacer contra un Papa que no necesitaba ni apoyo político ni financiero de Inglaterra. Por el contrario, todo el poder estaba en la otra dirección, ya que si un Papa excomulgaba a un monarca, en teoría, cualquier monarca rival podría desafiar su derecho a gobernar, lo que podría llevar a una invasión de Inglaterra por parte de una potencia extranjera.

Enrique también se enfrentaba al problema de que Catalina era mucho más popular entre sus súbditos que Ana Bolena. El rey debía tener cuidado de no crear un pretexto para ninguna revuelta popular en su reino. Catalina contaba además con poderosos partidarios en la corte, que simpatizaban con su causa y eran reacios a que se crearan divisiones en la Iglesia. Los historiadores los llaman a veces la facción Aragonesa y entre ellos estaban el marqués de Exeter, lord Darcy y lord Hussey. Otro problema era que, en Inglaterra, las disputas matrimoniales se trataban en tribunales eclesiásticos y, si Enrique convocaba un tribunal de este tipo, estaría dirigido por el arzobispo de Canterbury, William Warham, que se oponía rotundamente a un divorcio real.

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Catherine of Aragon & Henry VIII
Catalina de Aragón y Enrique VIII
Henry Nelson O'Neil (Public Domain)

Tal vez inevitablemente, dado el problema aparentemente intratable que tuvo que afrontar, Wolsey fue finalmente acusado de traición, pero murió camino al juicio en 1530. Desgraciadamente para Wolsey y Enrique, el Papa Clemente VII estaba muy interesado en mantener el favor del soberano más poderoso de Europa en ese momento, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V de España (r. 1519-1556), que era, significativamente, el sobrino de Catalina. Además, era poco probable que Catalina y Arturo, siendo tan jóvenes en ese momento, hubieran dormido juntos, por lo que la "Prohibición del Levítico" no se aplicaba en este caso. Por último, otro pasaje de la Biblia, esta vez en el Deuteronomio, parecía contradecir el Levítico y decía:

Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco.

(Deuteronomio 25:5)

Para encontrar algún tipo de solución, el Papa envió finalmente al cardenal Lorenzo Campeggio a Inglaterra para investigar el asunto y presidir un tribunal especial en junio de 1529. Aquí, tanto Catalina, decidida a seguir siendo reina, como Enrique, decidido a conseguir una nueva reina, presentaron sus respectivos casos, aunque Catalina declaró formalmente que este tribunal no tenía derecho a escucharla, sino que solo lo tenía el Papa. A pesar de los esfuerzos de Campeggio, nada se resolvió.

Cuando Thomas Cromwell (1485-1540) tomó las riendas del «gran asunto» en sustitución de Wolsey, los deseos de Enrique llegaron a su conclusión lógica: Inglaterra tendría su propia Iglesia, libre de las obligaciones de Roma. Enrique se aferraba a su interpretación de la Biblia, una autoridad superior incluso a la decisión de un Papa.

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La siguiente táctica de Enrique fue separar permanentemente a Catalina de su hija María en 1531 y trasladarla por el país a varias residencias ruinosas. Madre e hija no volverían a verse de nuevo. Mientras tanto, Enrique y Ana Bolena vivían juntos (pero no dormían juntos). En algún momento de diciembre de 1532, Ana, quizá viendo un bebé como la mejor y única manera de librarse de su rival Catalina, durmió con el rey y quedó embarazada. Ahora, sin embargo, todo el asunto había estallado en un importante desacuerdo religioso con consecuencias mucho mayores que la de quién sería el heredero de Enrique.

Anulación del matrimonio

Thomas Cranmer, un sustituto de Warham mucho más obediente como arzobispo de Canterbury y un hombre deseoso de separar la Iglesia de Inglaterra de Roma, anuló formalmente el primer matrimonio de Enrique el 23 de mayo de 1533. Con la aprobación de la Ley de Restricción de Apelaciones por parte del Parlamento (redactada por Cromwell), Catalina se vio sin posibilidad de interponer recurso alguno. La decisión era definitiva. La anulación y la aprobación por el Parlamento del Acta de Sucesión (30 de abril de 1534) significaron que la hija de Catalina, María, fue declarada ilegítima. A Catalina se le prohibió utilizar el título de «Reina de Inglaterra» y tuvo que usar en su lugar el de «Princesa Viuda de Gales».

Anne Boleyn
Ana Bolena
Unknown Artist (Public Domain)

Ana Bolena, a menudo llamada «Ana de los mil días», se había casado con Enrique en secreto el 25 de enero de 1533, pero solo gozó de un breve mandato como reina del corazón del rey. Fue coronada reina el 1 de junio de 1533 y Enrique tuvo una segunda hija con ella, Isabel, nacida el 7 de septiembre de 1533, pero el rey volvería a casarse cuatro veces más. Su tercera esposa, Juana Seymour, le daría al rey un hijo, Eduardo, nacido el 12 de octubre de 1537.

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La Reforma

Enrique fue finalmente excomulgado por el Papa por sus acciones al anular su primer matrimonio, pero el rey inglés estaba lejos de haber terminado con la reforma de toda la estructura de la Iglesia en su reino. Ahora, para sustituir al Papa como cabeza de la Iglesia católica en Inglaterra, Enrique se hizo a sí mismo jefe de la Iglesia de Inglaterra. Esto se logró mediante el Acta de Supremacía del 28 de noviembre de 1534 y significó que Enrique, y todos los monarcas ingleses posteriores, solo tenían una autoridad superior: Dios mismo. La siguiente escena de este drama histórico ocurrió en 1536, cuando Enrique aprobó en el Parlamento un proyecto de ley para disolver todos los monasterios de su reino. Un buen número de súbditos estaban deseosos de ver una reforma en la Iglesia y así continuar con el movimiento de la Reforma Protestante que se estaba extendiendo por toda Europa. Muchos consideraban que la Iglesia era demasiado rica y estaba llena de sacerdotes que abusaban de su posición.

Sin embargo, no todos estaban de acuerdo con la ruptura de Enrique con el Papa. Debido a esto, hubo tanto ejecuciones como levantamientos. El principal obstáculo en la corte era Sir Thomas More (1478-1535), antiguo canciller de Enrique, que no estaba de acuerdo con el divorcio con Catalina y la presunción de Enrique de ponerse por encima del Papa. Moro fue ejecutado por sus creencias en julio de 1535. Un levantamiento importante fue la llamada Peregrinación de Gracia en 1536 en el norte de Inglaterra. El rey no toleró ninguna oposición y 178 de los manifestantes fueron ejecutados en junio de 1537. Otro paso hacia la independencia fue la aprobación por parte del rey de una traducción de la Biblia al inglés en 1539. Enrique no estaba decidido a reformar la doctrina de la Iglesia, y seguía comprometido con las prácticas católicas tradicionales tales como la misa, la confesión y el celibato clerical, pero el camino hacia la reforma religiosa y la independencia ya estaba trazado para sus sucesores.

Tomb of Catherine of Aragon
Tumba de Catalina de Aragón
T. Taylor (Public Domain)

Vida posterior

Catalina, por su parte, estaba recluida en su residencia de Buckden en Cambridgeshire desde 1533 y en Kimbolton después de 1534. En 1536 y con la salud deteriorada, la antigua reina escribió una última carta al rey Enrique, al que no había visto en cinco años:

Mi muy querido señor, rey y esposo: aproximándose la hora de mi muerte, el amor que os profeso me obliga a recordaros que la salud de vuestra alma debe ser por vos preferida a todas las otras consideraciones del mundo y de la carne, por las que a mí me habéis hecho sufrir grandes calamidades, padeciendo vos también preocupaciones muy hondas por ellas. Por mi parte os perdono y ruego a Dios que igualmente os perdone. En cuanto a lo demás, os encomiendo a nuestra hija María, suplicándoos seáis un buen padre para ella, tal y como yo siempre deseé que lo fuerais. Finalmente quiero jurar que mis ojos os desean por encima de todas las cosas. Adiós. Catalina, Reina de Inglaterra.

(Ralph Lewis, 96)

El uso de su título original para cerrar la carta fue un último acto de desafío hacia su antiguo marido. Catalina, consumida por la falta de alimentación y atormentada por el cáncer, murió a los 50 años el 9 de enero de 1536. La antigua reina fue enterrada en la catedral de Peterborough. La hija de Catalina, María, se convertiría en reina por derecho propio, coronada como María I de Inglaterra en 1553. María reinó hasta 1558, cuando la sucedió su media hermana Isabel I de Inglaterra (r. 1558-1603).

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Sobre el traductor

Emiliano S. Grill
Nacido y criado en Uruguay, Emiliano es un traductor, subtitulador y aficionado a la historia. Le apasionan los idiomas, la lectura y la escritura.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2020, abril 14). Catalina de Aragón [Catherine of Aragon]. (E. S. Grill, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18860/catalina-de-aragon/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Catalina de Aragón." Traducido por Emiliano S. Grill. World History Encyclopedia. Última modificación abril 14, 2020. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18860/catalina-de-aragon/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Catalina de Aragón." Traducido por Emiliano S. Grill. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 14 abr 2020. Web. 21 dic 2024.

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