Filippo Brunelleschi (1377-1446) fue un arquitecto, orfebre y escultor italiano del Renacimiento; famosísimo por su obra en la catedral de Florencia: su impresionante cúpula de ladrillos que se eleva hacia los cielos, la cual fue terminada en 1436. Brunelleschi, considerado como uno de los padres fundadores de la arquitectura renacentista, estaba particularmente interesado en el estudio de la perspectiva lineal y en alcanzar simplicidad armoniosa en la forma de los edificios, para los cuales también tomaba en consideración el entorno donde estaban construidos.
Inicios de su carrera
Filippo Brunelleschi nació en Florencia en el año 1377; su padre fue un notario. Como muchos otros artistas del Renacimiento, Brunelleschi estudió ejemplos de escultura clásica y de arquitectura que habían supervivido en su ciudad natal, en la región de la Toscana y en Roma. Primero recibió entrenamiento en orfebrería; luego pasó a escultura [que todavía era un complemento de la arquitectura] y llegó a ser un escultor magistral, pero su concentración en arquitectura podría explicarse por la estrecha derrota en 1401, contra Lorenzo Ghiberti (1378-1455), en el certamen para crear las puertas de bronce (el segundo par) en el baptisterio de Florencia. La placa de cobre que Brunelleschi presentó para su proyecto pervive y muestra la historia de Abraham y su hijo, el Sacrificio de Isaac, como fue escrito en el Antiguo Testamento. Esta placa, que mide aproximadamente 53 x 44 cm, hoy día está conservada en el Museo del Bargello en Florencia. Después de la derrota, Brunelleschi volvió a trabajar el oro al tiempo que en 1404 se unía al gremio de los orfebres en Florencia. Ciertamente, el arte y la arquitectura pronto lo tentaron; fue así como salió de su taller sombrío para ponerse en el candelero del Renacimiento.
La visión arquitectónica de Brunelleschi
A Brunelleschi le interesó mucho la ciencia de la perspectiva lineal, esto es, crear la ilusión de profundidad sobre una superficie plana haciendo que todas la líneas imaginarias de visión convergieran en un punto central, una materia en la que él fue pionero. En la mitad de la década de 1420, como es bien sabido, él condujo experimentos en público para representar la perspectiva, especialmente se destacan aquellos realizados en las gradas de la entrada de la catedral de Florencia; usó espejos, una especie de cámara oscura y un lienzo. En dos pinturas, que ahora están perdidas, del baptisterio de Florencia y del paisaje urbano, el artista demostró públicamente sus ideas sobre la perspectiva lineal y su creencia en la importancia de identificar un solo punto de fuga entre ellos. Estas ideas influyeron en gran medida a otros artistas del Renacimiento no solo en pintura, sino también en escultura, gracias a los tratados que se escribieron sobre esta materia, los cuales se difundieron en Italia y en el extranjero. Sin duda, fue en arquitectura que Brunelleschi hizo prueba de su genialidad, y aquí también, sus ideas sobre perspectiva causarían que los arquitectos contemporáneos y futuros redefinieran su visión de los espacios arquitectónicos y urbanos. El aspecto del edificio era importante, pero en aquellos días también se le dio importancia al aspecto del edificio en relación con su entorno directo.
Entre 1419 y 1424, Brunelleschi puso todas estas ideas en práctica cuando diseñó el influyente Ospedale degli Innocenti (Hospital de los inocentes) en Florencia, con su elegante loggia o galería exterior. El hospital fue construido con la intención de servir de refugio para los huérfanos y fue financiado por el gremio de los orfebres al cual Brunelleschi pertenecía. La logia es un ejemplo arquetipo de la forma en que llegado el Renacimiento se reelaboraron los elementos arquitectónicos clásicos, se mezclaron las características toscanas romanescas y se incorporaron proporciones matemáticas precisas. Otro proyecto exitoso en Florencia fue la vieja sacristía de la Basílica de san Lorenzo con su cubo perfecto cubierto de una cúpula circular (1418-1428). De hecho, se dice que esta sacristía era tan maravillosa, incluso cuando aún no estaba terminada, que la muchedumbre de admiradores que atraía molestaba a los trabajadores que estaban allí. La obra del arquitecto no terminó con esto, sino que a partir de 1436 continuó rediseñando toda la basílica. Brunelleschi no escatimó en gastos para lo que, en realidad, era la iglesia privada de la familia gobernante de la ciudad: los Médici. Ambos edificios darían una idea de la obra maestra que todavía estaba por venir: la cúpula de la catedral de Florencia.
El método particular que Brunelleschi adoptó en los aspectos arquitectónicos, como evidencian estos primeros edificios, está resumido en la entrada sobre arquitectura de The Thames and Hudson Dictionary of Italian Renaissance, que aparece aquí:
Este se basa en proporciones geométricas puras, en el uso de bóvedas vaídas y cúpulas semiesféricas sobre pechinas; y en un simple vocabulario all’antica de arenisca gris en las columnas y pilastras con el que se destaca el estuco blanco de las paredes. Sus sistemas proporcionales son refinamientos de aquellos usados en tiempos de la Florencia medieval, su orden y ornamentación están casi basados en modelos romanescos… y en modelos específicos del Trecento… No obstante, su síntesis es totalmente personal, lo que supera con creces a sus componentes originales en rigor intelectual y control de diseño; definitivamente, el diseño bicromático de arenisca y estuco fue invento suyo. (pág. 60)
El «Duomo» de Florencia
Las obras para completar el «Duomo» de Florencia, es decir, la catedral de santa Maria del Fiore, comenzaron alrededor de 1420 después de que un certamen tuviera lugar a partir de 1418 para saber quién en particular tendría ese honor. La catedral fue fundada en 1296, pero ni su cupola o cúpula ni otras partes del edificio habían sido terminadas. Las dimensiones para una posible cúpula eran tales que la mayoría de los arquitectos contemporáneos pensaban que construirle una era físicamente imposible. Brunelleschi, que ganó el certamen, pensó lo contrario. Hubo una trampa, ¡eso sí! Los florentinos querían que Brunelleschi trabajara con Lorenzo Ghiberti. Como no eran los mejores amigos desde el certamen para la creación de las puertas del baptisterio, se dice que a los inicios del proyecto Brunelleschi tomó varios días por enfermedad, simplemente para demostrar que Ghiberti era un arquitecto incompetente como él pensaba. El propio Ghiberti se adjudicó tener la mitad del crédito cuando la obra llegó a término, pero él ya había abandonado el proyecto cuando comenzó la construcción.
Aparte de haber sido influenciado por los métodos estructurales usados en la arquitectura de Roma en la Antigüedad, Brunelleschi estudió ejemplos de iglesias bizantinas con sus múltiples cúpulas y particularmente, los edificios que habían sido inspirados por el Imperio bizantino y que estaban localizados en Rávena y en Venecia. También fue influenciado por las características romanescas de la arquitectura toscana. No se sabe lo que el arquitecto hizo entre 1404 y 1415, pero hay grandes posibilidades de que hubiera viajado más extensamente de lo que tradicionalmente se piensa, en su búsqueda de respuestas existentes para resolver los problemas arquitectónicos que se le presentaban. Se sabe que Brunelleschi fue un estudioso de las matemáticas y un ingeniero de gran empeño, y así, él estaba armado de forma única con las habilidades en las artes y las ciencias, un verdadero hombre del Renacimiento. Para construir su cúpula, Brunelleschi necesitaría de todas estas habilidades y de mucho más para convertir su plan en una realidad sobresaliente. El solo hecho de diseñar y crear un sistema viable de montacargas y de poleas para la construcción de la obra fue una hazaña de por sí. Además, fue necesario hacer un modelo detallado en madera para que los trabajadores pudieran seguirlo; una maqueta existe y se encuentra hoy día en el Museo dell’Opera del Duomo en Florencia. El equipo de construcción estaba liderado por el maestro de obras Battista d’Antonio.
La cúpula fue un diseño brillante, ejecutado sin poner ninguna cimbra (un andamiaje temporal de madera) durante la construcción. Mejor dicho, cada hilada de los ladrillos de la cúpula fue hecha por completo antes de ponerle la siguiente por encima. La cúpula se sostiene por sí sola gracias a la «nervadura» (8 nervios exteriores y 16 nervios interiores) que se elevan desde la base hasta la parte más alta y que crean los arcos autónomos. Como consecuencia de este sistema, la cúpula tiene un perfil en punta y está compuesta de otras partes distintas. Otra consideración para el arquitecto era que una cúpula en punta daba mucho menos empuje lateral abajo en el tambor que una cúpula hemisférica, eliminando así la necesidad de soporte adicional tales como los arbotantes que afean la vista. Hecha con ladrillos puestos en un diseño reforzado en forma de espinapez, a la cúpula se le puso una cubierta doble para darle más fuerza y ligereza.
La construcción de la cúpula terminó en 1436, lo que convirtió a la catedral de Florencia en el edificio más grande y más alto de Europa en esa época. La cúpula mide 45,5 m (149 ft) de diámetro en su base (medida similar a la del Panteón en Roma) y su altura es de 91 m (298 ft). La linterna (que tiene la forma de un templo, diseñada por Brunelleschi) y la esfera dorada fueron colocadas en la misma cumbre de la cúpula entre 1445 y 1461. El peso excesivo de la linterna añadida era necesario para mantener en posición los ocho nervios exteriores, que de otra manera hubieran saltado hacia afuera. Originalmente, dentro de la cúpula Brunelleschi hizo que la bóveda fuera pintada de blanco, pero luego, en el siglo XVI, esta fue pintada con frescos.
Todos, desde el papa hasta el propio Brunelleschi, se sintieron aliviados y encantados de que por fin la catedral había sido terminada. Como lo expresó el artista Leon Battista Alberti en su tiempo, «la estructura de tanta grandiosidad, elevándose por encima de los cielos, tan amplia que con su sombra cubre a todos los pueblos toscanos, …» (Mancini, págs. 131-132)[1] era una verdadera maravilla del esfuerzo humano. Se tenía el sentimiento de que al fin, el Renacimiento había sobrepasado las hazañas de la Antigüedad.
Últimas obras
Alguna veces, las habilidades de Brunelleschi en arquitectura fueron solicitadas para hacer proyectos menos nobles que catedrales, iglesias y hospitales. Un ejemplo fue en el año 1430 cuando los florentinos trataron de inundar la ciudad de Lucca para conseguir que se sometiera militar y políticamente. Se creó una hoya extensa aunque poco profunda, que estaba rodeada de un dique para recoger las aguas del río Serchio, pero esto solo acabó en un desastre inesperado que causó la inundación del propio campo florentino.
A menor escala, pero aun necesitando de hazañas ingeniosas de arquitectura, Brunelleschi tuvo más éxito con sus máquinas dentro de la iglesia de san Lorenzo en Florencia. Estas se instalaban temporalmente en la iglesia cuando la familia Médici quería alardear de su largueza entreteniendo al público con espectáculos religiosos para conmemorar eventos especiales del calendario cristiano. Los efectos creados incluían la representación de una noche estrellada en la bóveda desde donde el ángel Gabriel descendía derramando una lluvia de chispas.
Uno de los últimos proyectos de Brunelleschi, que comenzó en 1436 aunque no fue terminado sino hasta mucho después de su muerte, fue la iglesia del santo Spirito en Florencia. Con sus columnas y arcos elegantes, es un excelente ejemplo de la preocupación del maestro por crear diseños simples pero al mismo tiempo armoniosos. Otro proyecto inacabado fue la iglesia octogonal de santa Maria degli Angeli. Brunelleschi comenzó a trabajar en esta obra en 1434, y muestra su gusto típico por los detalles repetitivos idénticos, que le dan a la pared un maravilloso sentido de ritmo.
Otras obras póstumas aparecieron en otros lugares. Brunelleschi había adoptado al futuro artista famoso Andrea di Lazzaro Cavalcanti (1412-1462) cuando este todavía era un niño. Fue él quien trabajó en la catedral santa Maria Novella de Florencia después de la muerte de su padre adoptivo. En 1434, Cavalcanti se fugó con la colección de joyas de Brunelleschi, pero luego los dos se reconciliaron. También fue Cavalcanti quien hizo el púlpito de mármol dorado para esta catedral (1443-1448), el cual está basado en un modelo de madera que Brunelleschi había hecho.
Reputación y legado
En el sentido amplio, Brunelleschi es considerado como uno de los pioneros y creadores de lo que se convirtió en el lenguaje arquitectónico del Renacimiento. Las proporciones clásicas, la geometría simple y la armonía fueron consideraciones primordiales en este nuevo lenguaje, que remplazó, o al menos desafió, la dominación que hasta entonces había tenido la arquitectura medieval. Por ejemplo, la manera en que Brunelleschi utilizó las columnas delgadas que soportaban arcos para crear una logia con cúpulas poco profundas (que se pueden apreciar mejor en su Ospedale degli Innocenti) fue imitada durante el siglo XV para construir las fachadas de muchos otros tipos de edificios públicos.
A partir de esta época, la perspectiva lineal, como hemos visto antes, pasó a ser un tema central y una característica distintiva en términos de arquitectura, pintura y escultura. Entonces, al igual que los pintores del Alto Renacimiento y escultores como Miguel Ángel (1475-1564), Leonardo da Vinci (1452-1519) y Rafael (1483-1520) quienes crearon una nueva interpretación de los temas clásicos del arte, así también, Brunelleschi revitalizó la arquitectura, especialmente en Florencia, que era, en efecto, considerada la capital del movimiento renacentista.
Gracias a sus obras y a la biografía escrita por su homólogo florentino Antonio di Tuccio Manetti, la fama de Brunelleschi se difundió a otras ciudades italianas tales como Milán y Urbino, donde una nueva generación de arquitectos estaba por florecer, entre ellos estaba el gran Donato Bramante (c. 1444-1514), quien tomaría el relevo de Brunelleschi como el arquitecto vivo más importante del Renacimiento.