Tintoretto (c. 1518-1594), cuyo verdadero nombre era Jacopo Robusti, fue un artista italiano del Renacimiento especializado en pintura religiosa, mitológica y retratos. Al ser un artista prolífico durante su larga carrera, las obras maestras del veneciano son famosas por sus efectos de luz, sus colores vibrantes y su composición dramática. Las principales obras de este artista incluyen San Jorge y el dragón, que hoy día se encuentra en la National Gallery de Londres, y su ciclo de pinturas para la Scuola Grande di san Rocco, en Venecia. La originalidad de Tintoretto, sus figuras enérgicas y su técnica de utilizar dibujos preliminares rápidos hechos con tiza y pintura llegaron a tener una influencia considerable sobre los artistas del siglo XVII.
Juventud y estilo
Tintoretto nació en Venecia alrededor de 1518; su nombre de pila era Jacopo Robusti. Adquirió su famoso apodo porque su padre era un tintorero (tintore); Tintoretto significa pequeño tintorero. El sobrenombre le vino como anillo al dedo porque el artista se hizo famoso por los colores vibrantes que utilizó en su obra. De hecho, hay un lema que suele atribuírsele y que dice así: «El dibujo de Miguel Ángel y el color de Tiziano» (Hale, pág. 315), lo que muestra la importantísima influencia que estos dos artistas tuvieron sobre la obra de Tintoretto. El artista comenzó haciendo obras modestas tales como decorar muebles y pintar frescos en paredes de exterior, pero se especializó en pintura, que con mucha frecuencia hacía sobre lienzos enormes.
Según Carlo Ridolfi, quien en 1648 escribió la biografía de Tintoretto (Delle maraviglie dell’arte), su conciudadano Tiziano fue maestro del joven artista y es cierto que en sus pinturas, Tintoretto combina las posturas dramáticas y la composición que se destacan en la obra de Miguel Ángel (1475-1564) junto con los ricos colores utilizados por Tiziano. Tintoretto fue un magnífico dibujante, ¡eso sí! Y en esto difería de su antiguo maestro quien prefería la técnica del colore (también llamado colorito), es decir, el uso de la yuxtaposición de colores para definir una composición, a la técnica del disegno, que pone énfasis en la importancia de definir la forma usando líneas. Ridolfi menciona que la relación entre Tiziano y Tintoretto era turbulenta y quizás, la divergencia de técnicas, color contra dibujo de líneas, fue en gran parte la causa de la disputa.
Otra característica del estilo artístico de Tintoretto es la fuente de luz, que suele crear áreas inusuales y dramáticas de color y sombra en la escena. El efecto deseado era logrado ya que el artista creaba previamente un modelo de cera en miniatura de la figura humana que quería pintar y disponía un número de estos dentro de una caja. Entonces estas figurillas modeladas no solo podían ser movidas a su antojo sino que también les proyectaba una fuente de luz artificial a su alrededor en diferentes posiciones para crear efectos diferentes e inusuales de luz y sombra. La energía que Tintoretto les infundía a sus figuras musculosas pintadas en poses inusuales (lo que se convertiría en el estilo manierista o Manierismo) y la rapidez con la que hacía sus dibujos preliminares utilizando tiza o pintura para captar la fluidez del movimiento del cuerpo humano actuaron en conjunto para hacer que su obra influyera sobre los artistas posteriores del siglo XVII. Sin embargo, durante el curso de su carrera, la rapidez con que Tintoretto pintaba y algunas veces la falta de acabado en sus obras fueron fuentes habituales de crítica.
Tintoretto comenzó a ganar notoriedad después de haber pintado una larga serie de paneles de techo octogonales con escenas mitológicas en un palacio veneciano. A esto le siguió una serie de pinturas al fresco hechas en el palacio Zeno de esa misma ciudad, esta vez en colaboración con Andrea Meldolla (también conocido como Schiavone). Desafortunadamente, solo han sobrevivido fragmentos de estas obras, pero la técnica, necesariamente rápida dada la rapidez con que se seca esta pintura, debió haber interesado a Tintoretto, tal como lo muestran sus obras finales, las cuales suelen tener las mismas pinceladas rápidas; al menos esto es lo que se observa en la últimas capas de sus obras.
El taller de Tintoretto
En 1555, Tintoretto se casó con Faustina Episcopi, con quien tuvo ocho hijos. Durante la década siguiente, el artista estuvo ocupado con pinturas de tema bíblico para la iglesia de la Madonna dell’Orto, en Venecia. Tintoretto permaneció en Venecia durante la mayor parte de su carrera donde recibió encargos de varias autoridades cívicas, de instituciones caritativas y del dux (gobernante) de la República de Venecia. El pintor veneciano dirigía un taller grande para hacer frente a la demanda, supervisaba la producción de las pinturas que se hacían con todo tipo de sujetos religiosos, aunque las piezas alegóricas parecen haber sido sus preferidas. La fama del artista aseguró que su taller fuera visitado por otros artistas que venían de todas partes, incluyendo de los Países Bajos y de Alemania. También fue en su taller que Tintoretto entrenó a su hijo Domenico Tintoretto (c. 1560-1635), quien más tarde se convirtió en un artista famoso por mérito propio; los retratos, en particular, se destacan en su pintura. Otros dos hijos de Tintoretto fueron sus aprendices: su hijo Marco (1561-1637) y su hija Marietta (c. 1556-1590). Sin duda, Domenico trabajó en algunas obras con su padre y fue él quien continuó encargándose del taller a la muerte de su progenitor en 1594. Tintoretto fue sepultado en la iglesia de la Madonna dell’Orto.
Obras principales
El milagro del esclavo
En términos generales, las pinturas de Tintoretto pueden dividirse en tres ámbitos principales: sujetos religiosos, alegorías mitológicas y retratos. En 1548, Tintoretto produjo su celebrada pintura El milagro del esclavo (también conocida como El milagro de san Marcos liberando al esclavo), que hoy día se encuentra en la Galería dell’Accademia de Venecia. La Confraternidad de san Marcos se la encargó; es un triunfo de la luz y de las sombras que sorprendió a su audiencia gracias a su energía y drama. La representación del santo patrón de Venecia que aparece cayendo retorcido en el centro de la pintura es muy inusual en una pintura al óleo y pareciera que fuera una figura más apropiada para una bóveda pintada al fresco. Esta es una clara influencia de la obra de Miguel Ángel. Los cuerpos retorcidos de la multitud aportan otra fuente de movimiento frenético y como suele aparecer en el arte del Renacimiento, las figuras están dispuestas en lo que se aproxima a un triángulo. El mártir desnudo en el primer plano es una figura escorzada que irresistiblemente guía el ojo del espectador hacia la muchedumbre. Como un ejemplo típico de la deferencia artística del Renacimiento hacia los mecenas, se puede ver al oficial en jefe de la confraternidad, un tal Tomasso Rangone, quien aparece abajo en la esquina izquierda de la pintura. Sin embargo, el hecho de que la confraternidad no tomó posesión de la pintura sino hasta 14 años después de que esta hubiera sido terminada sugiere que la obra fue muy radical para que tuviera aceptación inmediata en esa época.
Alrededor de 1555, Tintoretto produjo otra obra maestra, Susana y los viejos, en la cual se muestra la historia de una figura bíblica; mientras toma un baño, dos viejos la están espiando. La figura desnuda de Susana y los elementos de color plata en la composición son impresionantemente llamativos en comparación con los elementos lúgubres del fondo.
San Jorge y el dragón
La pintura de San Jorge y el dragón, producida alrededor de 1570, es otra de las obras maestras sobresalientes. La escena muestra las características típicas del estilo de Tintoretto. Primero, el paisaje del fondo parece irse a la deriva hacia el infinito, lo que hace que la escena se extienda y traiga las figuras humanas más cerca del espectador. Al fondo de la pintura, la ciudad erigida sobre murallas está pintada toda de blanco y de manera tan imprecisa que parece irreal. Las dos figuras en la pintura emergen con más energía, así de simple. Además, ambas figuras parecen estar fuera de balance. San Jorge está cayéndose hacia la izquierda y parece estar ligeramente alejado del espectador, mientras que la figura femenina en el primer plano parece estar cayéndose hacia adelante, lugar donde está el espectador, al tiempo que huye del dragón. La tensión que este movimiento opuesto causa es algo que puede verse en muchas de las pinturas del artista. Para concluir, la luz brillante de la figura angelical que aparece arriba en el cielo está dispuesta de tal forma que parece un reflector de teatro, lo que nos recuerda la técnica del artista de utilizar modelos de cera en miniatura para este propósito. Una pintura que es casi contemporánea a la de San Jorge y el dragón es El origen de la Vía Láctea, que hoy día se encuentra en la National Gallery de Londres.
La Scuola Grande di san Rocco
Mientras que producía las pinturas antes mencionadas, el encargo mayor que recibió Tintoretto, y quizás la obra más importante de su vida, fue la serie de pinturas al óleo sobre lienzo para la Sala dell’Albergo y la sala del nivel inferior de la Scuola Grande di san Rocco en Venecia. Las Scuole eran organizaciones caritativas y la de san Rocco podía permitirse tan fastuosas decoraciones porque le iba bien recaudando contribuciones del público. La razón era que san Roque era considerado un gran protector contra la muerte o peste negra, que en aquel entonces estaba haciendo estragos en Europa por enésima vez. Tintoretto ganó la competición para saber quién decoraría la «Scuola» después de haberse introducido en secreto en uno de los salones y colgado sus pinturas. El artista también llegó a ser miembro de la confraternidad y esto, junto con la promesa de ofrecer algunas pinturas gratis, pudo ayudar a que le dieran el contrato. Aun así, un comité especial de tres expertos fue creado para examinar y juzgar cada una de las pinturas y determinar si merecía o no ser incluida en la serie.
Tintoretto comenzó a trabajar en esta sala en 1564 y continuó trabajando allí durante los siguientes 17 años. Las obras terminadas se colgaron en las paredes y el techo; estas muestran escenas del Viejo Testamento, de la vida de Jesucristo y episodios que tienen que ver con la Virgen María. Estas obras incluyen el enorme lienzo de la Crucifixión, que mide 12,2 metros (40 ft) de ancho; Cristo delante de Pilato y Moisés y el agua de la roca. Las figuras en estas obras son extraordinarias por sus efectos de luz, perspectiva distorsionada e incesante acción dentro de las escenas.
En 1568, las ideas originales que Tintoretto produjo para la Scuola de san Rocco condujo al famoso historiador del arte Giorgio Vasari [1511-1574] a que comentara, en la edición actualizada de su libro Le Vite de' più eccellenti architetti, pittori et scultori italiani, da Cimabue insino a' tempi nostri, que Tintoretto era «el cerebro más extraordinario que el arte de la pintura haya producido…» (Pallucchini); esto lo dijo sin haber visto todavía las obras terminadas. Cuando en 1581 finalmente las terminó, Tintoretto le había dado a la Scuola 18 paneles pintados para el techo y diez pinturas de grandes dimensiones que funcionaron admirablemente como narrativa pictórica de los episodios más importantes de la Biblia.
El Palacio ducal y los retratos
En 1588, el pintor italiano terminó uno de los encargos que le hizo el dux de Venecia, la pintura El Paraíso. Este fue el lienzo más grande que jamás hubiera producido y fue colgado a través de toda una pared de la sala del Gran Consejo de Venecia. Sin embargo, entonces ya tenía más de 70 años de edad, por lo que es probable que muchas de sus obras para el palacio fueran ejecutadas y terminadas por miembros debidamente cualificados del taller de Tintoretto. La Última Cena, una pintura para la iglesia de san Giorgio Maggiore, fue una de sus obras maestras finales. Hecha entre 1592 y 1594, se considera que La Última Cena es una hazaña del Manierismo.
Como muchos artistas exitosos del Renacimiento, a Tintoretto se le solía exhortar para que produjera retratos de los ricos y poderosos. Dos ejemplos son su representación del Doge Alvise Mocenigo (quien gobernó entre 1470 y 1477), que se encuentra en la Galería dell'Accademia en Venecia; y del noble Vincenzo Morosini, que está en la National Gallery de Londres. Incluso encontró tiempo para hacerse un autorretrato o dos, uno de los cuales se encuentra hoy día en el Museo del Louvre en París.