Giovanni Boccaccio (1313-1375) fue un poeta, escritor y erudito italiano. Su obra más famosa e influyente es el Decamerón, que terminó de escribir en 1353, donde diez personajes cuentan 100 relatos de la vida cotidiana. El libro contiene toda clase de temas seculares y presenta una descripción vívida de la muerte negra, que justo había azotado la Toscana, la región de origen de Boccaccio.
Con sus escritos en lengua vernácula en vez de latín, Boccaccio, junto con Dante Alighieri (1265-1321) y Francesco Petrarca (1304-1374), ayudó a promover el uso del dialecto toscano como una lengua legítima para la literatura poética. En los últimos años de su carrera, Boccaccio dirigió su atención al latín y a los estudios de literatura clásica; llegó a componer una influyente genealogía de la mitología griega y romana; escribió una biografía de Dante y dio discursos en público sobre las obras de este autor.
Juventud y obras
Giovanni Boccaccio nació en la Toscana (sea en Certaldo o en Florencia) en 1313 y pasó su niñez en Florencia. Su padre se llamaba Boccaccio di Chellino, un comerciante toscano, pero no se sabe nada de su madre, excepto que ella pudo haber sido una francesa (se creía que el pequeño había nacido en París). Cuando tenía alrededor de 15 años, Giovanni fue enviado a Nápoles para estudiar artes liberales y jurisprudencia [de acuerdo al sistema educativo de la época]. Gracias a las conexiones de su familia con los Bardi y al acceso a la corte en esa ciudad, los eruditos que se encontraban allí lo introdujeron a las primeras obras de Petrarca. También fue en Nápoles donde conoció y se enamoró de Fiammeta, una mujer que se convertiría en un personaje importante dentro de sus obras literarias en la primera parte de su carrera, incluyendo el Decamerón. Desafortunadamente para Giovanni, la familia Bardi se declaró en bancarrota y esto tuvo las correspondientes consecuencias en las finanzas de su padre. Alrededor de 1340, Giovanni tuvo que regresar a Florencia y sus prospectos para una carrera dieron un tropiezo mayor cuando la fría mano de la pobreza le apretaba el cinturón.
Fue en Nápoles donde Boccaccio comenzó a escribir. Su primer poema corto fue Caccia di Diana (Caza de Diana) y también hizo otro poema más largo, Il Filostrato (El Filóstrato). Una obra extensa en prosa fue Il Filocolo (El Filócolo) que trata sobre un tema romántico. Boccaccio continuó con sus ambiciones literarias en Florencia y terminó su Teseida delle Nozze d’Emilia (Teseida de las bodas de Emilia), un poema épico ambientado en la antigua Grecia, nuevamente sobre un tema romántico. Además, un hecho muy significativo es que Teseida fue escrito en toscano vernácula y no en latín. Todas estas obras fueron escritas entre 1335 y 1341. El estilo de Boccaccio como escritor ya se hacía evidente en su mezcla de literatura medieval cortés y de observaciones sucintas de la vida cotidiana en Italia; y su uso audaz e imaginativo del dialecto toscano.
Poco se conoce de la vida personal de Boccaccio en sus años de madurez, excepto que tuvo apuros financieros y que pasó dos años en Rávena (entre 1345 y 1347) y luego se fue a Forlì antes de regresar a Florencia. En 1350, las cosas cambiaron para bien cuando fue nombrado embajador ante la corte de Romaña. El año siguiente sirvió fuera de Italia como embajador en Tirol; y en 1354 ejerció el mismo cargo en el Vaticano. Durante todo este tiempo continuó escribiendo y produjo numerosas obras en prosa y poesías. Estas obras quizás se destaquen más porque de forma innovativa promovieron la ottava rima (las estrofas de ocho versos o líneas riman y cada verso se compone de once sílabas), una forma que en aquel entonces solamente era utilizada por los juglares. Ciertamente fue la siguiente obra la que estableció su nombre como uno de los escritores más importantes del Medievo.
El Decamerón
El Decamerón (palabra anticuada que significa diez días) es una colección de relatos que Boccaccio compiló alrededor de 1348 y 1353. En esta obra, diez jóvenes de la clase alta tratan de escapar de la muerte o peste negra que causaba tanto caos y desastres en su ciudad natal, Florencia. Boccaccio narra una bien conocida y extensa descripción de la peste que cobró la vida de su padre, de su madrastra y de muchos de sus amigos. La descripción presenta información contemporánea invaluable sobre los síntomas de la peste en las víctimas y las consecuencias sociales en general de una pandemia que causó estragos en muchas ciudades, pueblos y aldeas europeas.
…en su comienzo nacían a los varones y a las hembras semejantemente en las ingles o bajo las axilas, ciertas hinchazones que algunas crecían hasta el tamaño de una manzana y otras de un huevo, y algunas más y algunas menos, que eran llamadas bubas por el pueblo. Y de las dos dichas partes del cuerpo, en poco espacio de tiempo empezó la pestífera buba a extenderse a cualquiera de sus partes indiferentemente, e inmediatamente comenzó la calidad de la dicha enfermedad a cambiarse en manchas negras o lívidas que aparecían a muchos en los brazos y por los muslos y en cualquier parte del cuerpo, a unos grandes y raras y a otros menudas y abundantes. Y así como la buba había sido y seguía siendo indicio certísimo de muerte futura, lo mismo eran éstas a quienes les sobrevenían. Y para curar tal enfermedad no parecía que valiese ni aprovechase consejo de médico o virtud de medicina alguna; … (Decamerón, Primera jornada, págs. 6-7/695)[1]
… A la gran multitud de muertos mostrada que a todas las iglesias, todos los días y casi todas las horas, era conducida, no bastando la tierra sagrada a las sepulturas (y máxime queriendo dar a cada uno un lugar propio según la antigua costumbre), … (Decamerón, Primera jornada, pág. 12/695)[2]
El grupo de personajes en el Decamerón, compuesto de siete mujeres y tres hombres, viajan a un lugar seguro y se refugian en una villa apartada situada en la localidad toscana de Fiesole. A cada miembro del grupo se le permite ser rey o reina por un día y dictar la manera en que los demás utilizarán su tiempo de ocio ese día. El rey o la reina también decide el tema de los diez relatos, muchas veces cómicos, que cada miembro contará a los otros. Al final de la jornada de relatos, hay una canzone (canción) culminante. Esto ocurre durante diez días, y así la obra contiene 100 relatos que cubren todo, desde comercio hasta adulterio. Boccaccio también narra a través de estas historias la forma de vida y las actitudes de sus personajes, esto es, la gente acomodada de Florencia. En general, las representaciones son favorables, y la mezcla de comedia y tragedia muestra un grupo de personas que siguen ciertas convenciones, pero que no juzgan las decisiones personales en consonancia con el modo de vida; los personajes disfrutan de los relatos subidos de tono, pero estos no son amorales. De hecho, la obra plantea la vieja y difícil pregunta de la escritura de ficción: ¿está el autor presentando sus propias opiniones a través de sus personajes ficticios, en sus relatos ficticios, en ambos o en ninguno?
Con lágrimas demuestro
cuánta amargura siente, y qué dolor,
el traicionado corazón, Amor.
Amor, amor, cuando primeramente
pusiste en él a quien me mueve al llanto
sin esperar salud,
tan llena la mostraste de virtud
que leve yo creí cualquier quebranto
que embargase mi mente,
ya mártir y doliente
por causa tuya, pero bien mi error
conozco ahora, y no sin gran dolor.
…
Ni otro camino ni otra salvación
le queda sino muerte a mi afligida
vida: dámela, Amor,
pronto y con ella acaba mi amargor
y al corazón despoja de tal vida.
¡Hazlo, ay, que sin razón
se me ha quitado mi consolación!
Hazla feliz con mi muerte, señor,
como la has hecho con nuevo amador.
(Decamerón, Canción, Cuarta jornada, págs. 316-317/695)[3]
Como lo vemos en la actualidad, un tema común de los relatos del Decamerón, muchos de los cuales derivan del folclore medieval (de Europa y del mundo islámico, entre otros), es la humanidad tratando de vencer los caprichos de la fortuna y de continuar con sus vidas de la mejor manera posible. En los tiempos de su publicación, la estructura, riqueza y ritmo rápido de la prosa eran algo que nunca se había escrito hasta entonces; y como fue hecho usando el toscano vernácula en vez del latín habitual, contribuyó a la creciente popularidad de escribir el dialecto cotidiano en la literatura medieval. De hecho, el Decamerón estaba en la lista del influyente erudito del siglo XVI Pietro Bembo (1470-1547) como «el» modelo a seguir para la prosa vernácula.
La obra fue extremadamente popular y esto, junto con otras obras de Boccaccio, influyó sobre escritores tales como Geoffrey Chaucer (c. 1343-1400) en sus Canterbury Tales (Los cuentos de Canterbury) publicados alrededor de 1476. En resumen, el Decamerón se convirtió en el estándar y medida para toda la literatura posterior en prosa, en Italia y en el extranjero. También hubo quienes lo criticaron, por ejemplo, aquellos que pensaban que los relatos eran muy vulgares, y en la mitad del siglo XVI fue puesto en el Índice de libros prohibidos por la Iglesia católica. Como sucede en la actualidad, podemos imaginar que las comidillas sobre los elementos más escandalosos de este libro hicieron poco por disminuir el interés que este despertaba.
Erudición clásica y legado
Después de haber terminado el Decamerón, Boccaccio cambió su enfoque literario hacia asuntos de más peso. De hecho, solía minimizar su triunfo con el Decamerón; en cambio prefirió seguir la tendencia de lo que llegó a conocerse como el humanismo renacentista, esto es, el estudio de los textos literarios y de su importancia en la vida contemporánea. Este cambio de escritura de ficción a erudición seguramente se debe al intercambio de correspondencia y a la amistad con su colega italiano el poeta, erudito y precursor humanista, Petrarca (1303-1374), a quien conoció en 1350. Boccaccio le escribió a Petrarca en una carta que había quemado algunos de sus poemas después de haberlos comparado desfavorablemente con las obras de este último. Estos dos hombres no siempre estuvieron de acuerdo en todo. Boccaccio, por ejemplo, criticó a Petrarca por haber trabajado con gobernantes de ciudades‑Estado que políticamente estaban contra Florencia. Boccaccio, también estaba muy interesado en crear una tradición parcialmente fabricada en Florencia de nueva literatura con Dante en su centro, un proyecto que no le interesaba a Petrarca, pues él no tenía a Dante en gran estima.
Boccaccio estudió griego y como es sabido, desde 1373 comenzó a dar una serie de discursos en público en la iglesia de san Stefano di Badia, en Florencia, sobre la obra de Dante. Era la primera vez que un escritor que no era clásico se enseñaba a los estudiantes a nivel universitario. También escribió una biografía de Dante (en 1355, que revisó en 1364), así como un comentario sobre su obra, la Divina comedia (c. 1374).
El interés de Boccaccio por el mundo antiguo pasó al primer plano con su colección de biografías sobre mujeres ilustres de la Antigüedad, De claris mulieribus, compiladas entre 1360 y 1374. Aún más significativo que esta obra, eso sí, fue su Genealogia deorum gentilium (Genealogía de los dioses paganos) que terminó de escribir hacia la década de 1360 (o quizás antes, pero que luego revisó). Esta obra tenía 728 entradas y, significativamente, fue el primer texto del resurgimiento clásico en darle valor a la literatura y a la lengua griega. La Genealogia fue muy utilizada por escritores posteriores del Renacimiento.
En sus últimos años, Boccaccio sufrió de mala salud y de pobreza; murió en Certaldo el 21 de diciembre de 1375. Está enterrado en la iglesia dei Santi Jacobo e Filipo (originalmente dedicada a los santos Miguel y Jacobo) de esa misma ciudad. Las obras de Boccaccio, al igual que su búsqueda de manuscritos «perdidos» escritos en latín que se encontraban en bibliotecas monásticas oscuras, su interés por los asuntos humanos en el Decamerón, su innovación en el uso de la ottava rima, y su dedicación por promover la lengua vernácula en prosa, son todas razones para que Boccaccio sea considerado uno de los precursores del humanismo renacentista y uno de los que forman las «Tres coronas de Florencia» (los otros dos son Dante y Petrarca).