El Día de San Valentín, o simplemente el Día de los Enamorados, se celebra el 14 de febrero, casi a nivel internacional pero principalmente en las sociedades occidentales. Es una fiesta cristiana conmemorativa para algunos, pero una ocasión secular para otros, que lo ven como un día para celebrar el afecto en todas sus formas, pero principalmente el amor romántico. El día lleva el nombre de uno o varios mártires de los primeros tiempos del cristianismo, llamado Valentín o Valentinus, que vivió en algún momento del siglo III d. C. y fue asesinado por desafiar las leyes opresivas dirigidas contra los cristianos o los jóvenes amantes en el Imperio romano. La muerte de San Valentín se convirtió en un símbolo durante y después de la cristianización del Imperio romano, y más tarde, el personaje desarrolló una correlación con el amor romántico en toda Europa, y luego la idea se extendió casi internacionalmente.
Antecedentes históricos
Según las crónicas y leyendas cristianas, la mayoría de las cuales son imposibles de atestiguar históricamente, el legendario sacrificio de San Valentín tuvo lugar en algún momento del siglo III d. C. El Imperio romano pagano había presionado fuertemente contra un nuevo grupo de creyentes, que se habían dejado conmover por el mensaje de un hombre llamado Jesús de Nazaret, también conocido como Jesucristo (c. 4 a. C. - 33 d. C.). Los romanos no estaban muy entusiasmados con la difusión del cristianismo por diversas razones y utilizaron todos los medios a su disposición para disuadir las conversiones, incluso los más violentos y opresivos, pero estos esfuerzos resultaron inútiles.
Sin embargo, los romanos tenían algo mucho más grave de lo que preocuparse en ese momento. Con el asesinato del emperador romano Severo Alejandro (que gobernó de 222 a 235 d. C.), el imperio se vio sumido en la Crisis del Siglo III (235-284 d. C.). Durante sus 13 años de reinado, Alejandro contuvo eficazmente la presión del Imperio persa sasánida (224-651 d.C.) en el este, pero sus intentos de buscar una solución diplomática con las rebeldes tribus germánicas del norte alienaron a su propio ejército, que recurrió a traicionarlo y matarlo. Sin embargo, la muerte del emperador causó más problemas de los previstos: el Imperio romano unificado se resquebrajó y se fracturó bajo la presión de las invasiones, las revueltas y la inestabilidad política.
Así, bajo tal tumulto y caos, el principal antagonista de los relatos cristianos de Valentín, Claudio Gótico, también conocido como Claudio II (que reinó de 268 a 270 d. C.), ascendió a la categoría de imperator romano. Como la mayoría de los emperadores de cuartel, su breve reinado estuvo salpicado de acciones militares. Su victoria contra los godos en 268/269 d. C. en la batalla de Naissus resultó ser un punto de inflexión que permitiría al emperador Aureliano (que gobernó de 270 a 275 d. C.) reunificar el reino bajo su mandato. Aunque es un héroe en los anales de la historia imperial romana, Claudio II es visto como un tirano opresor en las crónicas cristianas que detallan su enfrentamiento (si lo hubo) con San Valentín.
Historia de San Valentín
Al menos tres individuos con el nombre de Valentinus (San Valentín) han sido asociados con la festividad alrededor de la época mencionada, en Roma o Terni (y también en África), y todos fueron martirizados por los romanos. La primera variante de la leyenda cuenta la historia de un sacerdote cristiano de Roma, llamado Valentín, que desafió las órdenes de Claudio II que restringían a los jóvenes a casarse, ya que necesitaba tropas de manera urgente para luchar contra las potencias rivales. Esto creó una barrera legal insuperable para los jóvenes amantes que no deseaban otra cosa que estar juntos. En ese momento, Valentín intervino y casó a las jóvenes parejas en secreto.
Otra versión narra que ayudó a los cristianos perseguidos a escapar de sus verdugos. En ambas versiones (y en muchas más del estilo), Valentín fue arrestado y presumiblemente llevado ante Claudio II, lo que es poco probable que ocurriera, ya que se dedicaba sin cesar a la guerra y se ausentaba a menudo de la capital, lo que pone en duda la leyenda. Sin embargo, Valentín y Claudio supuestamente intercambiaron algunas palabras, y el emperador se ofreció a perdonar a Valentín si renunciaba a Jesucristo, cosa que no hizo. Tras esto, el sacerdote fue golpeado y luego decapitado.
Otra versión cuenta que fue arrojado a la cárcel, donde vivió sus últimos días y fue visitado por parejas agradecidas que le llevaban flores. Entonces se enamoró de la hija de su carcelero, que, según una variante de la historia, era ciega, pero Valentín la curó; lo que hizo que su carcelero y su familia aceptaran el cristianismo. Esto, como todos los demás aspectos de la leyenda, no se puede verificar. Se dice que, antes de encontrar su propósito, Valentín escribió la primera tarjeta de San Valentín para la hija del carcelero, firmada: "De tu Valentín".
Los relatos sobre San Valentín llegan solo siglos después de su muerte. La persecución de los cristianos en el Imperio romano está bien atestiguada y tenemos razones para creer que Valentín, o al menos alguien con un personaje similar, pudo ser ejecutado por no renunciar a su fe o ayudar a sus compañeros cristianos. Las lagunas que deja la historia solo pudieron ser rellenadas por los registros contemporáneos, de los que no se conserva ninguno, ya que presumiblemente fueron destruidos bajo el reinado del emperador Diocleciano (que reinó de 284 a 305 d. C.), estrictamente anticristiano. Siglos más tarde, los escritores y cronistas añadieron a la historia lo que consideraron oportuno, para moldearla perfectamente y utilizarla como inspiración para el Día de San Valentín.
No hay forma de saber con certeza si San Valentín fue asesinado el 14 de febrero, si podía curar enfermedades milagrosamente, si llevaba un anillo con el grabado de Cupido (un símbolo pagano), si hubo uno o más Valentines, o si San Valentín existió. Lo que sí sabemos es que fue declarado oficialmente santo a finales del siglo V d. C. El mismo Imperio romano que había apretado la soga contra sus ciudadanos cristianos vería cómo el cristianismo se alzaba como la mayor fe del imperio tras la conversión del emperador Constantino I, también conocido como Constantino el Grande (que reinó de 306 a 337 d. C.) en el año 312 d. C.
Orígenes del Día de San Valentín
El origen del Día de San Valentín, y además en febrero, un mes arbitrariamente relacionado con el cortejo y el romance, es una historia completamente diferente. El mes de febrero era muy importante para los romanos; al acercarse la mitad del mes, el aire resonaba con vítores de alegría mientras la gente se preparaba para celebrar la fiesta pagana de la Lupercalia, dedicada a Fauno, el dios romano de la agricultura, y a Rómulo y Remo, los fundadores mitológicos de Roma. El nombre deriva presumiblemente de la etimología de lupus, que significa lobo y quizás se refiera a la loba que, según una forma de la leyenda de Rómulo, crió a los dos niños que fundaron la ciudad.
La fiesta consistía en el sacrificio de una cabra y un perro; la piel de la cabra se cortaba en tiras y se mojaba en su sangre, y los sacerdotes, llamados Luperci, llevaban estas tiras y abofeteaban suavemente con ellas los campos de cultivo y a las mujeres, que estaban ansiosas por este tratamiento, ya que creían que las haría más fértiles al año siguiente. Las jóvenes procedían entonces a poner sus nombres en una gran urna, de la que los solteros tomaban uno, y quedaban vinculados a esa mujer durante todo el año. Podían participar en todas las formas de relación física, y la mayoría de estas relaciones, aunque no todas, terminaban en matrimonio.
Naturalmente, cuando el Imperio romano se cristianizó, estas actividades paganas se consideraron inaceptables. Muchas celebraciones paganas fueron sustituidas por fiestas cristianas, y la Lupercalia (si es que realmente se practicaba así y en febrero) puede haberse transformado también en algo más aceptable para la iglesia.
Sabemos que fue intencional trasladar a diciembre el cumpleaños de Jesucristo, formalmente conocido como Navidad, a pesar de que no hay pruebas arqueológicas o históricas que sugieran que Jesús nació en diciembre, y que se hizo simplemente para sustituir las celebraciones paganas de finales de diciembre en honor a su dios del sol: Sol Invictus, que, según la mitología romana, recuperaría su fuerza a partir de ese momento cuando los días empezaran a ser más largos. Por lo tanto, suponer que el Día de San Valentín se configuró para borrar las influencias paganas en la cultura romana y sustituirla por algo cristiano, sin cambiar mucho la cultura en sí, no parece descabellado.
Asociación con el amor romántico en Europa y más allá
No tenemos ni idea del propósito original de San Valentín. No sabemos si simplemente se atenuaron los elementos de la Lupercalia o si fue un día conmemorativo de los mártires de la primera época cristiana. Sin embargo, se asoció con el amor romántico en Europa. El amor cortés, aunque es un término moderno acuñado en el siglo XIX d. C., no era desconocido en Europa incluso en la época romana.
En la sociedad romana precristiana no siempre se relacionaba el amor con el matrimonio. Aunque la unión de ambos se consideraba afortunada, nos encontramos con historias de varias parejas románticas separadas por barreras sociales. Conocemos estas historias a través de la literatura romana, como los poemas de Catulo (84-54 a. C.), que reflejan su desesperada esperanza de unirse a su amante, infelizmente casada con otro hombre; un deseo que nunca se materializaría. En la historia posterior, nos encontramos con historias como la obra maestra de William Shakespeare (1564-1616 d. C.) Romeo y Julieta (1597 d. C.), una obra de ficción situada, una vez más, en Italia, que muestra a dos amantes unidos por el corazón pero separados por los prejuicios sociales.
Así, nuestra comprensión del amor romántico en la sociedad moderna, que a menudo se relaciona con el matrimonio, difiere de la forma en que se veía en la época clásica y medieval. Si el día de San Valentín se celebraba efectivamente para conmemorar el amor, entonces puede haber sustituido a la Lupercalia. Sin embargo, si el día estaba destinado a conmemorar el martirio de los santos que se negaron a inclinarse ante la presión y a renunciar a su fe en Jesucristo, entonces esta asociación puede haberse desarrollado a lo largo del tiempo a través de pequeños cambios en la narración de la historia de San Valentín.
En su poema de unos 700 versos, El Parlamento de las Aves (originalmente Parlement of Foules), publicado en 1382, Geoffrey Chaucer (c. 1340-1400 d. C.), considerado uno de los más grandes poetas y escritores ingleses de la literatura medieval, señala:
Pues esto ocurría el día de San Valentín,
cuando todas las aves acuden allí a elegir pareja,
de todas las especies que los hombres pueden pensar;
y era enorme el ruido que empezaron a hacer...(El Parlamento de las Aves, traducción de Hernán Peirotti)
Esta asociación del día de San Valentín con el amor cortés es la primera que encontramos en la historia. Los observadores no saben si Chaucer escribió estos versos (y otros similares) tras inspirarse en la forma en que se celebraba este día en su época, o si simplemente añadió la referencia como una obra de ficción que luego inspiró la asociación del día con el amor. Del mismo modo, la asociación de febrero con el afecto y el amor puede haber sido resultado de la interpretación de Chaucer en El Parlamento de las Aves, y no al revés.
El día de San Valentín podría haber sido oficiado por la Iglesia ya a finales del siglo V d. C. o podría haber surgido en la época medieval a raíz de obras como la de Chaucer. Lo que sí sabemos es que el día se inspira en gran medida en la cultura romana precristiana, por ejemplo, el mes, el tema, el público objetivo e incluso el Cupido. Según una versión de la historia de San Valentín, en la que casaba a las parejas jóvenes, el santo llevaba un anillo con una piedra de amatista y un grabado de esta deidad romana: los enamorados le reconocerían por este símbolo y le suplicarían ayuda.
La única complicación aquí es el hecho de que Cupido era un símbolo no cristiano en aquella época. Considerado como el hijo de los dioses romanos Marte (dios de la guerra) y Venus (la diosa del amor), Cupido ha sido representado artísticamente como un niño regordete alado que porta su famoso arco y flecha. En la mitología clásica, todo aquel que sea disparado por su flecha se perderá en el amor. En algunas representaciones, Cupido aparece como un personaje amenazante, que a menudo urde planes nefastos, como disparar a las personas con sus flechas aunque no haya ninguna posibilidad de que se junten, obligándolas a arruinar sus vidas en una búsqueda infructuosa. Su madre, Venus, le reprendía a menudo por su comportamiento, como se aprecia en varias formas de arte gráfico que representan a los dos juntos.
En una historia titulada Cupido y Psique, el único cuento que presenta al travieso dios de la atracción como protagonista, Cupido cae por el mismo deseo insuperable que había suplantado en tantos corazones cuando es herido por su flecha y abraza el amor de Psique, una doncella "tan radiantemente bella que ningún pretendiente parecía digno de ella" (Peabody, 89).
A medida que avanzaba la cristianización del Imperio romano, las referencias de los dioses paganos se fueron borrando y solo quedaron restos nominales como los meses o los planetas nombrados en su honor, sin embargo, la iconografía de Cupido parece haber sobrevivido, o tal vez revivido, durante el Renacimiento. En esta época, sus hábitos desagradables se atenuaron y se convirtió en un símbolo del amor tanto en la tierra como en el cielo. Dado que Cupido comparte este elemento con el Día de San Valentín y nada más, se fue amalgamando a la mezcla y se convirtió en un icono asociado al día del amor, quizá incluso más destacado que el hombre cuyo sacrificio lo puso en marcha.
San Valentín en el presente
Aunque sus orígenes siguen estando rodeados de misterio y puede que nunca se desvelen, y a pesar de su mezcla de simbolismo pagano y cristiano, el día de San Valentín se celebra prácticamente en todo el mundo, aunque de diferentes maneras. Para algunos es una fiesta cristiana (una fiesta que conmemora el sacrificio de San Valentín), mientras que otros la contemplan desde una óptica más laica, lo que es comprensible si se tiene en cuenta la mezcla de iconografías y mensajes asociados a este día, muchos de los cuales no son paralelos a los valores cristianos (como la intimidad prematrimonial o extramatrimonial).
Antes del 14 de febrero, en casi todo el mundo, un sinfín de regalos, tarjetas, rosas y globos con forma de corazón llenan las vitrinas de las tiendas y los puestos de los vendedores ambulantes. En el último siglo, el Día de San Valentín ha salido de las sombras del anonimato, oculto en los anales de la historia europea, y se ha apoderado del público internacional, propagado sobre todo por la afluencia de la cultura europea en diversas partes del mundo, y por otros canales de difusión cultural, entre los que destacan los medios electrónicos y digitales.
Un artículo de 2012 de The Guardian cataloga a San Valentín como la segunda festividad que más tarjetas vende (después de la Navidad) a nivel mundial, con más de 151 millones de tarjetas compradas en todo el mundo. Sin embargo, muchos se oponen a la celebración de este día, especialmente en el mundo musulmán y en varios otros países que lo ven como una invasión de "cultura extranjera" en su sociedad o como un doloroso recuerdo de su pasado colonial. La fiesta no es necesariamente cristiana en los tiempos modernos, pero sus orígenes están profundamente arraigados al pasado del cristianismo. Podemos apoyar o no la conmemoración del amor durante un día, pero si San Valentín fue un personaje real, la historia de su sacrificio, al haber sobrevivido todos estos siglos, merece al menos una mención.