La Reforma protestante

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Joshua J. Mark
por , traducido por Antonio Elduque
Publicado el 10 noviembre 2021
Disponible en otros idiomas: inglés, chino, francés, alemán, italiano, portugués, sueco, turco, ucraniano
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Religions in Europe in the 16th Century (by Simeon Netchev, CC BY-NC-ND)
Mapa de las religiones en la Europa del siglo XVI
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

La Reforma protestante (1517-1648) se refiere a la amplia revuelta religiosa, cultural y social de la Europa del siglo XVI que rompió el yugo de la Iglesia medieval, permitió el desarrollo de interpretaciones personales del mensaje cristiano y condujo al desarrollo de las naciones-estado modernas. Se considera uno de los acontecimientos más importantes de la historia de Occidente.

No hay un consenso universal sobre las fechas de la Reforma. Algunos académicos la ubican entre 1400 y 1750 (desde la discrepancia de Jan Hus hasta el final de la sociedad preindustrial), mientras que otros sugieren entre 1517 y 1685 (desde la discrepancia de Martín Lutero hasta la revocación del Edicto de Nantes), y hay muchas otras fechas propuestas que son igualmente pertinentes. Sin embargo, las fechas 1517 y 1648 son las aceptadas más ampliamente, que indican el inicio de la Reforma en la discrepancia de Martín Lutero y el final en el Tratado de Westfalia, que dio fin a la Guerra de los Treinta Años, que había comenzado como una disputa entre católicos y protestantes.

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La reforma protestante cambió por completo el panorama cultural, religioso, social y político de Europa.

Aunque la Reforma se había entendido como un evento monolítico, en la actualidad los académicos la interpretan más bien como «las reformas protestantes», una serie de protestas contra la corrupción de la Iglesia medieval, que buscaban su reforma sin ninguna intención por parte de sus líderes de romper con la Iglesia. Un primer ejemplo fue la Reforma bohemia (entre ca. 1380 y ca. 1436), precursora de la Reforma protestante, que inicialmente solo buscaba poner remedio a las prácticas de la Iglesia contrarias a la Biblia.

En el siglo XV, la corrupción en la Iglesia era generalizada y los creyentes devotos buscaban rectificar la situación. El rechazo de la Iglesia a atender esas críticas condujo finalmente a cismas que originarían sectas cristianas protestantes, que se desarrollaron bajo denominaciones como luteranismo, calvinismo, anglicanismo, entre otros.

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La Reforma protestante cambió por completo el panorama cultural, religioso, social y político de Europa, y a menudo se la cita como el nacimiento de la edad moderna, porque coincidió y fue estimulada por el Renacimiento de los siglos XV y XVI. Aunque hubo movimientos anteriores en respuesta a la corrupción de la Iglesia, la tecnología moderna, a través de la imprenta, permitió la difusión de la literatura protestante y la publicación de la Biblia en lengua vernácula, que tuvo como consecuencia un apoyo general a la causa y el final de la autoridad monolítica, religiosa, cultural y política de la Iglesia.

La Iglesia medieval

La Iglesia dominó la Europa medieval (entre ca. 476 y 1500), como autoridad única en material espiritual y, al aumentar su poder, influyó en las esferas política y cultural. El papa se convirtió en una presencia política significativa y, en general, dedicaba más tiempo y esfuerzos a los asuntos mundanos que a los religiosos. La jerarquía de la Iglesia (papa, cardenales, obispos/arzobispos, sacerdotes y miembros de órdenes monásticas) empezó a ejercer su autoridad más en provecho propio que por el bienestar espiritual de la gente.

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Urban II at the Council of Clermont
Urbano II en el Concilio de Clermont
Jean Colombe (Public Domain)

La Biblia solamente estaba disponible en latín, que la gente corriente era incapaz de leer, y también era en latín que se dictaba la misa y se enseñaban las oraciones como el Padrenuestro y el Ave María. Aunque la Iglesia ordenaba la adhesión a su visión del mensaje de Jesucristo, eso no cuajaba en muchas personas corrientes que practicaban una especie de fusión del cristianismo con las creencias paganas populares. La inaccesibilidad de las enseñanzas de la Iglesia, junto con las muestras de lujo y confort del clero, dio lugar a movimientos reformistas ya a partir del siglo VII y, según algunas interpretaciones, incluso antes.

Primeras herejías y reformistas

Esos movimientos fueron condenados por la Iglesia como herejías y se condenaron sistemáticamente, a menudo de forma violenta, en un intento del clero por mantener su autoridad y poder. Uno de los primeros fue el de los paulicianos (entre los siglos VII y IX) que defendían una vuelta a la sencillez del primer cristianismo y de la vida de San Pablo (ca. 5 - ca. 67 d. C.), y rechazaba los sacramentos de la Iglesia. Los paulicianos terminaron siendo lapidados, quemados en la hoguera o exiliados.

Massacre of the Paulicians
Masacre de los paulicianos
Cplakidas (Public Domain)

Siguieron otros movimientos, como el de los bogomilos en el siglo XI y el de los cátaros en los siglos XI a XIII, a los que a su vez siguieron otros. El clérigo, filósofo y teólogo inglés John Wycliffe (1330-1384) desafió la autoridad clerical, su estilo de vida lleno de lujos y su arrogancia, arguyendo que todos debían tener acceso a la Biblia, obra que no debía quedar presa en manos de unos pocos privilegiados que se encargaban de interpretarla para todo el resto, de maneras que solamente daban poder a la jerarquía. Tradujo la Biblia del latín al inglés medio (la llamada Biblia Wycliffe) o, lo que es más probable, dirigió a sus amigos y colaboradores en la traducción.

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Wycliffe sostenía que las escrituras eran la única autoridad y que la jerarquía de la Iglesia, incluido el papa, no era acorde a la Biblia. Difundió sus puntos de vista a través de predicadores laicos y de panfletos impresos mediante xilografía (impresión con planchas de madera) y, sin quererlo, contribuyó al estallido de la sangrienta Revuelta de los campesinos de 1381, al desafiar al orden establecido. Murió de un accidente cerebrovascular en 1384 y fue luego condenado como hereje. Sus restos se exhumaron y quemaron.

Wycliffe inspiró a Jan Hus (ca. 1369-1415), filósofo, teólogo y rector de la universidad Carlos de Praga, que conservó los escritos de Wycliffe y defendió la reforma. Era especialmente crítico con la venta de indulgencias (documentos que vendía la Iglesia para reducir significativamente el tiempo en el purgatorio), tal como lo había sido Wycliffe. Sus primeras reclamaciones fueron toleradas, pero cuando cuestionó la validez de las indulgencias y la autoridad del papa, fue arrestado y quemado en la hoguera en 1415. Sus seguidores siguieron luchando por la reforma y posteriormente por separarse de la Iglesia. Sus esfuerzos continuaron como la Reforma bohemia, que finalmente llevó a las guerras husitas (de 1419 a ca. 1434), entre los reformistas husitas y los partidarios de la Iglesia, que acabaron triunfando en el conflicto.

The Devil Selling Indulgences
El demonio vendiendo indulgencias
Packare (Public Domain)

Martín Lutero y las indulgencias

Aunque actualmente estos reformistas son reconocidos como los pioneros de la Reforma, no hay evidencias de que tuvieran influencia sobre el más importante, Martín Lutero (1483-1546), un monje alemán que también protestó contra la venta de indulgencias. Independientemente de las fechas que se escojan para la Reforma protestante, Martín Lutero tiene un papel fundamental y sus trabajos, su carisma y su inteligencia pusieron en marcha un movimiento que él nunca había querido y que, sin duda, ni siquiera pudo imaginar.

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El principal golpe contra la autoridad de la Iglesia en la Edad Media no vino de ningún individuo ni movimiento, sino de la propia incapacidad de la Iglesia para remediar el sufrimiento y las causas de la Peste Negra entre 1347 y 1352. La epidemia asoló Europa y ninguno de los esfuerzos de la Iglesia sirvió para aliviar el sufrimiento o para frenar la pandemia. La gente empezó a fiarse de remedios populares o súplicas a espíritus o ancestros, a la vez que rezaban a la Virgen María o a los santos. Al mismo tiempo, no existía ninguna otra autoridad espiritual, más que la Sagrada Iglesia Católica Romana. El cielo, el purgatorio y el infierno eran entendidos como realidades absolutas, y para evitar el infierno y reducir el tiempo en el purgatorio, había que eliminar cualquier duda y adherirse a las enseñanzas de la Iglesia.

Entre ellas, estaba la eficacia de las indulgencias, que se adquirían para acortar la estancia en el purgatorio (o la de un ser querido) y hacer más rápida la subida del alma al cielo. En 1516, Martín Lutero era un monje agustino, doctor en teología y profesor de la universidad de Wittenberg, cuando el fraile dominico Johann Tetzel llegó a la zona para vender indulgencias y financiar la reconstrucción de la basílica de San Pedro en Roma. Tetzel era un vendedor eficiente, famoso por su frase (o que se le atribuía): «Cuando el oro suena en el cofre, el alma rescatada salta hacia el cielo». En otras palabras, que tan pronto como se adquiriera una indulgencia, el ser querido era liberado del fuego del purgatorio. Lutero no estaba de acuerdo en general con esta práctica y no podía tolerar que Tetzel vendiera indulgencias en su región.

Martin Luther
Martín Lutero
Sergio Andres Segovia (Public Domain)

El 31 de octubre de 1517, Lutero publicó una serie de argumentos, la Disputación acerca de la determinación del valor de las indulgencias, conocidos más adelante como sus Noventa y cinco tesis. Según la tradición, Lutero las clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg, lo cual ha sido recientemente cuestionado. Tanto si las publicó en la iglesia como si las envió a su obispo, o ambas cosas, el hecho es que fueron copiadas a los amigos y simpatizantes de Lutero y, gracias a la invención de la imprenta, hacia 1440, se difundieron rápidamente por toda Alemania en 1518, llegando a otros países, incluidos Inglaterra y Francia, en 1519.

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Lutero afirmaba que, si Dios había decretado una pena de purgatorio, el papa no tenía ninguna autoridad para acortarla y, si la tuviera, tendría que aliviar el sufrimiento de las almas liberándolas sin ninguna remuneración.

Por tanto sostengo que el papa no tiene poder sobre el purgatorio (...) Si el papa tiene realmente el poder de liberar a cualquiera del purgatorio, ¿por qué, en nombre del amor, no suprime el purgatorio liberándolos a todos? Si por vil dinero ha liberado a incontables almas, ¿por qué, en nombre del más santo amor, no vacía todo el lugar? (...) Decir que son liberadas en cuanto la moneda resuena en el cofre es incitar a la codicia. El papa haría mejor en regalar todo sin pago. El único poder que tiene el papa sobre el purgatorio es el de orar por las almas, y este poder es ejercicio por cualquier sacerdote o cura en su parroquia. (Citado en Bainton)

Cuestionando la venta de indulgencias, Lutero desafiaba la autoridad del papa y toda la jerarquía de la Iglesia. En una cita a Romanos 1:17 (que dice, en parte, que «los justos han de vivir en la fe»), Lutero afirmó que no debería haber intermediarios entre el creyente individual y Dios, y que solo la Escritura debe dictar el recorrido cristiano, no los preceptos de la Iglesia.

La excomunión y el comienzo de la Reforma

En 1520, el papa León X, cansado de enviar emisarios para hacer entrar en razón a Lutero, lo amenazó con la excomunión, a menos que se retractara. Lutero quemó públicamente el edicto (conocido como «bula papal») en Wittenberg y fue excomulgado en 1521 con lo que, según la doctrina eclesiástica, ya no estaba en estado de gracia con Dios y debía ser evitado por los creyentes. Fue citado a un encuentro con las autoridades civiles en la ciudad de Worms (una reunión conocida como la Dieta de Worms), donde se le instó a retractarse pero se rehusó.

Federico III escondió a Lutero en el castillo de Wartburg, donde escribiría algunas de sus obras más conocidas, entre ellas, su traducción de la Biblia al alemán.

Lutero tenía la promesa de un salvoconducto por parte de Federico III (el Sabio, 1463-1525), noble y elector de Sajonia (uno de los que elegían al emperador del Sacro Imperio Romano), que simpatizaba con las opiniones de Lutero. Tras la Dieta de Worms, Lutero fue declarado fuera de la ley y podía ser ejecutado legalmente, pero Federico III se lo llevó, en un falso secuestro, y lo escondió en el castillo de Wartburg, donde Lutero escribiría algunas de sus obras más conocidas, entre ellas, su traducción de la Biblia al alemán.

De nuevo gracias a la imprenta, la Biblia alemana de Lutero estuvo disponible a bajo costo y se convirtió en un bestseller. Su desafío a la autoridad religiosa inspiró a otros a hacer lo mismo y, aunque no fue su intención ni la apoyó, se desató el inicio de la Guerra de los campesinos alemanes (1524-1525), que fracasó, en parte, cuando él denunció la violencia que amenazaba a la aristocracia, entre los que se encontraba su patrón Federico el Sabio. Sus actos, sin embargo, habían encendido la chispa que se extendió desde Alemania a otros países.

Zuinglio, Calvino y Enrique VIII

Los conceptos radicales de Lutero se adaptaron mejor a la intelectualidad europea, codificados y simplificados por su amigo y colaborador Felipe Melanchton (1497-1560), que es también el responsable de la historia de Lutero clavando sus noventa y cinco tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg. Melanchton era uno de los primeros defensores de Lutero, lo había llevado a Wittenberg como profesor de griego y ambos trabajaron juntos, con algunos períodos de conflicto sobre cuestiones doctrinales, para establecer lo que se convertiría en el luteranismo, un sistema de creencias que influiría en el desarrollo de muchos otros.

Sin embargo, algunos reformistas de la época llegaron a sus conclusiones independientemente de la revolución de Lutero, entre ellos el sacerdote y filósofo Ulrico Zuinglio (1484-1531), en Suiza, que ya en 1519 predicaba una reforma de la Iglesia. Zuinglio tuvo la influencia directa del filósofo, sacerdote, académico y teólogo holandés Erasmo de Róterdam (1466-1536), partidario de una reforma de la Iglesia desde dentro.

Zuinglio y Lutero tenían muchas opiniones en común, entre ellas, el rechazo a las indulgencias, la veneración de los santos, los días de ayuno y los símbolos de las iglesias, pero no estaban de acuerdo en la interpretación de la eucaristía, porque Zuinglio pensaba que el énfasis excesivo en la recreación de la Última Cena rozaba la idolatría, mientras que Lutero lo consideraba esencial para el recorrido cristiano.

Pre-Reformation Church Altar
Altar de iglesia previo a la Reforma
David Hawgood (CC BY-SA)

Por otra parte, el teólogo Juan Calvino (1509-1564) tuvo una influencia directa de Lutero. Nacido con el nombre Jehan Cauvin en Francia, Calvino era abogado. Su amigo, Nicolás Cop, defensor de la reforma, fue forzado a abandonar su cargo en el College Royal de París y a huir a Basilea, en Suiza, tras las acusaciones de partidarios hostiles de la Iglesia católica. La asociación de Calvino con Cop forzó también su exilio a Basilea, donde en 1536 publicó su famoso libro Institución de la religión cristiana, que establecía su teología y su interpretación del movimiento reformista.

La Institución de la religión cristiana hacía énfasis en la primacía del individuo en su relación con Dios, manteniendo que no era necesario ningún intermediario y que la Iglesia católica era contraria a la Biblia. Desde el punto de vista de Calvino, el propio Dios había dado al individuo los medios para comulgar con lo divino y la sencillez estaba en el centro del mensaje cristiano. Las opiniones conservadoras de Calvino y su insistencia en la prioridad de las Escrituras, así como su persecución de los considerados herejes o libertinos, elevó su estatus de rebelde reformista a defensor de la fe que, en ese momento, significaba el cristianismo definido fuera de las estructuras de la Iglesia católica.

Esos reformistas respondían a preocupaciones espirituales y a los abusos de la Iglesia, pero hubo otros que reconocieron el simple valor práctico del movimiento reformista. Entre estos, el más famoso fue el rey Enrique VIII de Inglaterra (r. 1485-1509), que comprendió que al expulsar el poder de la Iglesia, él podía asumir ese poder y apoderarse de las riquezas correspondientes. A menudo se cita a Enrique VIII como el rey que solicitó el divorcio al papa, que fue denegado, y como respuesta fundó la Iglesia de Inglaterra. Sin embargo, los problemas conyugales de Enrique VIII fueron solo un aspecto del comienzo de la Reforma en Inglaterra, porque la Iglesia era propietaria de extensiones significativas de tierra que no pagaban impuestos y, al separarse de ella, el rey podía obtener ingresos sustanciales, a la vez que eliminaba el poder político del papa y el clero.

Henry VIII by Joos van Cleve
Enrique VIII por Joos van Cleve
Joos van Cleve (Public Domain)

Conclusión

Muchos otros príncipes y nobles apoyaron la Reforma por el mismo motivo. La Iglesia, como una entidad política poderosa, había tenido influencia en los derechos sobre tierras, sucesiones, e incluso guerras, durante siglos, y al alinearse con la causa protestante, esos nobles consiguieron una mayor autonomía y poder. No obstante, la separación de la Iglesia no fue pacífica ni amistosa y mucha gente fue asesinada, a la vez que se destruyeron monasterios, iglesias y obras de arte religioso. En Escocia, el reformista John Knox (ca. 1514-1572) instigó la destrucción de monasterios, conventos e iglesias de manera tan extensiva que muchos quedaron reducidos a ruinas.

Los conflictos finalizaron, al menos oficialmente, con la Paz de Augsburgo de 1555, que estableció que los monarcas podían elegir para su región o bien el catolicismo romano o el luteranismo, y que esa sería la confesión de fe oficial de su pueblo. Sin embargo, la contrarreforma (1545-1563), que fue la respuesta de la Iglesia al movimiento protestante, aunque puso remedio a algunos abusos (incluida la abolición de las indulgencias) y realizó otras reformas significativas, prolongó el conflicto, en su intento de reconvertir a las regiones.

Las tensiones entre protestantes y católicos dieron lugar finalmente a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) en la que murieron unos 8 millones de personas y que devastó los territorios del Sacro Imperio Romano. La Paz de Wesfalia puso fin a esta guerra, en la que se reconocieron los mismos principios que en la Paz de Augsburgo y se extendió la libertad religiosa para practicar en privado la propia fe, para los casos en los que fuera distinta de la religión oficial del país. A nivel general, se considera esta paz como el final de la Reforma.

Los efectos de la Reforma protestante fueron profundos en todos los ámbitos. Las tasas de alfabetización aumentaron fuertemente, debido a que se animó a los protestantes a leer la Biblia por sí mismos, y la educación pasó a ser prioridad. Se estableció el concepto de propaganda para difundir los planes personales o de grupos. La imprenta y los libros producidos a gran escala pasaron a ocupar un lugar central en la sociedad. Los ideales democráticos se hicieron más aceptables y se formaron naciones-estado, al hacerse más predominante el nacionalismo.

La Era de los Descubrimientos experimentó también la influencia de la Reforma, porque los países católicos europeos intentaron colonizar el llamado «Nuevo Mundo» para su fe, cosa que hicieron más tarde los grupos protestantes. Las consecuencias de la Reforma fueron, de hecho, de tan amplio espectro, que son prácticamente imposibles de enumerar, aunque ninguno de los actores principales pudiera al principio imaginarse algo semejante.

La respuesta inicial de la Iglesia a los argumentos de Lutero fue que, si cada uno pudiera interpretar la Biblia como lo considerara adecuado y no existiera una autoridad central reconocida, entonces cualquiera podría considerar su interpretación como la correcta a los ojos de Dios. Era necesario que hubiera una única institución de gobierno para los creyentes para buscar la voluntad de Dios, o de lo contrario cada facción consideraría su interpretación como la verdad divina. De hecho, eso es exactamente los que sucedió y dio lugar a múltiples denominaciones protestantes. Cuando se ubica temporalmente la Reforma protestante, muchos académicos afirman que todavía está en curso, ya que diferentes sectas siguen reclamando su verdad particular como la verdad divina.

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Sobre el traductor

Antonio Elduque
Soy doctor en Química y trabajo en el sector biomédico. También licenciado en Humanidades, especialmente aficionado a la Historia. Me gusta traducir porque obliga a una lectura lenta y cuidadosa, buscando el sentido del texto más que el significado de las palabras.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2021, noviembre 10). La Reforma protestante [Protestant Reformation]. (A. Elduque, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20181/la-reforma-protestante/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "La Reforma protestante." Traducido por Antonio Elduque. World History Encyclopedia. Última modificación noviembre 10, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20181/la-reforma-protestante/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "La Reforma protestante." Traducido por Antonio Elduque. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 10 nov 2021. Web. 20 nov 2024.

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