Guerras revolucionarias francesas

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Harrison W. Mark
por , traducido por Luis Mario Caso González
Publicado el 25 agosto 2023
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, italiano
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French Revolution and Wars 1789-99 (by Simeon Netchev, CC BY-NC-ND)
Revolución y guerras francesas, 1789-99
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

Las guerras revolucionarias Francesas (1792-1802) fueron una serie de conflictos que surgieron de las tensiones en torno a la Revolución francesa (1789-1799). Las guerras se libraron entre la Francia revolucionaria y varias potencias europeas, especialmente Austria, Prusia, Rusia, España y Gran Bretaña. Diez años de conflicto resultaron en una victoria francesa y el ascenso de Napoleón.

Las guerras revolucionarias suelen dividirse en dos etapas: la guerra de la Primera Coalición (1792-1797) y la guerra de la Segunda Coalición (1798-1802). Inicialmente, las guerras se libraron en defensa de la Revolución francesa; sin embargo, pronto se convirtieron en guerras de conquista. Para 1802, la República francesa había conquistado los Países Bajos, el norte de Italia y partes de Renania. Algunas de estas tierras se incorporaron directamente a Francia, otras se convirtieron en estados clientes franceses conocidos como "repúblicas hermanas".

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Las guerras también llevaron al poder al popular general Napoleón Bonaparte (1769-1821), quien tomó el control de Francia en 1799 y llevó a los franceses a la victoria contra la Segunda Coalición. El Tratado de Amiens, firmado el 25 de marzo de 1802, marcó el fin de las guerras revolucionarias, pero las hostilidades estallarían una vez más, dando inicio a las guerras napoleónicas (1803-1815). Si bien las guerras napoleónicas fueron una continuación de los conflictos revolucionarios, se categorizan por separado porque, en lugar de centrarse en la Revolución, fueron causadas por las ambiciones imperiales de Napoleón, quien se autoproclamó emperador en 1804.

Varios otros conflictos se desarrollaron a raíz de las guerras revolucionarias; estos incluyen la Revolución haitiana (1791-1804) y la Cuasi-Guerra (1798-1800) entre Francia y Estados Unidos. El período de las guerras revolucionarias también abarca varias rebeliones y guerras civiles francesas, incluida la guerra de la Vendée (1793-1796), la guerra de los Chuanes (1794-1800) y las insurrecciones federalistas (1793). También se libraron batallas navales en el Caribe e India, donde los beligerantes tenían colonias.

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Orígenes: 1789-1792

EN AGOSTO DE 1791, LOS MONARCAS DE AUSTRIA Y PRUSIA LLAMARON A LAS POTENCIAS DE EUROPA A UNIRSE CONTRA LA FRANCIA REVOLUCIONARIA.

La Revolución francesa comenzó el 5 de mayo de 1789, cuando los Estados Generales de 1789 se reunieron en Versalles para discutir la acuciante crisis financiera. Sin embargo, se llegó a un punto muerto cuando el Tercer Estado (el pueblo llano) se negó a asistir por temor a que los dos estados superiores (clero y nobleza) los superaran en votos en cada recuento. Las tensiones continuaron aumentando hasta que el Tercer Estado se separó de los procedimientos formando una Asamblea Nacional; los intentos del rey Luis XVI de Francia (que reinó de 1774-1792) de restaurar el orden enviando a soldados a la región de París fracasaron cuando miles de parisinos enfurecidos asaltaron la fortaleza de la Bastilla el 14 de julio. La Asamblea Nacional abolió el feudalismo en los Decretos de agosto y, el 5-6 de octubre, la Marcha de las Mujeres a Versalles obligó al rey a aceptar una monarquía constitucional y regresar a París básicamente como un prisionero.

Los monarcas de Europa observaron con inquietud la situación. Con cada nueva ley la Revolución se volvió más radical y muchos creían que era solo cuestión de tiempo antes de que se desbordara más allá de las fronteras de Francia. En agosto de 1791 los monarcas de Austria y Prusia emitieron conjuntamente la Declaración de Pillnitz, donde llamaron a las potencias de Europa a unirse contra la Francia revolucionaria. Aunque esto estaba destinado simplemente a asustar a los revolucionarios para que persiguieran políticas menos radicales, tuvo el efecto contrario, pues convenció a los franceses de que la única forma de salvar su Revolución era a través de la guerra. Para finales de 1791, la facción a favor de la guerra en la Asamblea, los girondinos, habían ganado poder en París; su líder, Jacques-Pierre Brissot, llamó a una “cruzada universal” para llevar los avances ilustrados de la Revolución a los pueblos oprimidos de Europa a punta de bayoneta. El 20 de abril de 1792, la Asamblea Nacional francesa le declaró formalmente la guerra a Austria.

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Declaration of Pillnitz
Declaración de Pillnitz
Johann Heinrich Schmidt (Public Domain)

1792: la invasión de Brunswick

Brissot y sus seguidores habían prometido una guerra rápida, donde los soldados ciudadanos de Francia derrotarían fácilmente a los soldados esclavizados de la Europa despótica, pero esto no fue así. En los primeros días de la guerra, los franceses fueron rápidamente derrotados por los ejércitos austriacos profesionales en escaramuzas en Quiévrain y Marquain. Después de una derrota, los soldados franceses indisciplinados lincharon a su oficial al mando, Théobald Dillon. La situación se ensombreció una vez que el comandante de los ejércitos franceses, el Marqués de Lafayette, desertó de su puesto y fue arrestado por los austriacos en su camino a los Estados Unidos.

En mayo, Prusia se unió a la guerra como aliada de Austria, formando la Primera Coalición. Una fuerza de invasión se reunió a lo largo del Rin, comandada por Carlos Guillermo Fernando, Duque de Brunswick. Sin embargo, la invasión prusiana tuvo un comienzo lento, debido a la naturaleza cautelosa de Brunswick y a la disentería que estaba devastando las filas prusianas. El 25 de julio, los invasores emitieron el manifiesto de Brunswick, prometiendo destruir París si se hacía daño a la familia real francesa. En pánico, los parisinos culparon a su rey por la invasión prusiana. El 10 de agosto, miles de parisinos masacraron a los guardias suizos del rey en el asalto al Palacio de las Tullerías, lo que llevó al encarcelamiento de Luis XVI y su familia.

Storming of the Tuileries
Asalto a las Tullerías
Jean Duplessis-Bertaux (Public Domain)

Los prusianos continuaron el avance y capturaron las estratégicas fortalezas francesas de Longwy el 23 de agosto y Verdún el 2 de septiembre, lo cuál abrió el camino a París. Los parisinos, una vez más dominados por el miedo, atacaron las prisiones de la ciudad, matando a 1100 prisioneros contrarrevolucionarios en las Masacres de septiembre. Sin embargo, junto con una histeria paranoica, los franceses estaban poseídos por la determinación de defender sus hogares. Fueron alentados por líderes revolucionarios como Georges Danton, quien prometió que con "audacia, de nuevo audacia, siempre audacia, ¡Francia será salvada!" (Bell, 130). De hecho, parecía que la audacia salvaría a Francia cuando, contra todo pronóstico, un improvisado ejército francés bajo el mando de los generales Charles-François Dumouriez y François-Christophe Kellermann detuvo la invasión prusiana en la batalla de Valmy (20 de septiembre). La milagrosa victoria francesa aseguró la supervivencia de la Revolución, pero también dio inicio a 23 años de guerra perpetua que no concluirían hasta la batalla de Waterloo en 1815.

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1792 a 1793: La patria en peligro

Después de Valmy, Brunswick negoció una retirada y lideró a su ejército prusiano de regreso a Alemania, lo que permitió a Dumouriez pasar a la ofensiva e invadir los Países Bajos austríacos, actualmente Bélgica. Dumouriez ganó en la batalla de Jemmapes el 6 de noviembre y ocupó Bélgica para finales de año. En otros lugares, el general francés Adam Philippe de Custine ocupó varias ciudades a lo largo del Rin y avanzó hasta Frankfurt, mientras que los franceses capturaron Niza y Saboya. En París, el éxito en Valmy envalentonó a la Asamblea Nacional para proclamar una República Francesa solo un día después de la batalla. Mientras, el fervor nacionalista seguía creciendo. Danton anunció que era el destino de Francia expandirse hasta que sus fronteras tocaran el Rin.

La audacia de los revolucionarios franceses los llevó a enjuiciar y ejecutar a Luis XVI el 21 de enero de 1793, lo que horrorizó a gran parte de Europa. El primer ministro británico William Pitt el Joven al referirse a ello lo catalogó como “el acto más vil y atroz que el mundo ha presenciado jamás” (Schama, 687). Gran Bretaña comenzó a movilizar sus ejércitos, pero Francia se adelantó al declararle la guerra a Gran Bretaña y la República Holandesa en febrero; España, Portugal y Nápoles se unieron a la Primera Coalición casi al mismo tiempo. Se ordenó a Dumouriez invadir Holanda, pero fue detenido por un ejército austriaco liderado por el Príncipe Josías de Sajonia-Coburgo-Saalfeld en la batalla de Neerwinden el 18 de marzo de 1793. El ejército de Dumouriez pronto se vio obligado defenderse y lo expulsaron por completo de los Países Bajos; el propio Dumouriez desertó al bando austriaco el 6 de abril. Mientras tanto, los prusianos habían expulsado a Custine del Rin y sitiaron Maguncia del 14 de abril al 23 de julio, que había sido previamente ocupada por los franceses.

Battle of Neerwinden, 1793
Batalla de Neerwinden, 1793
Johann Nepomuk Geiger (Public Domain)

Todo esto causó alarma en París, pero la crisis empeoró cuando las disputas entre varias facciones revolucionarias estallaron en una guerra civil. En marzo de 1793, los campesinos de la conservadora región de Vendée se alzaron en armas después de que París introdujera el reclutamiento masivo; los rebeldes vendeanos adoptaron la causa monárquica y se organizaron en el Ejército católico y real liderado por el audaz Jacques Cathelineau. En junio, varias ciudades se rebelaron contra el gobierno jacobino extremista en revueltas federalistas. La ciudad federalista de Toulon que albergaba toda la flota mediterránea francesa permitió que una flota anglo-española entrara en su puerto en agosto lo que sería un golpe tremendo al esfuerzo de guerra francés. Todas estas luchas internas ocurrieron en un momento en que los españoles avanzaban a través de los Pirineos hacia el sur de Francia mientras el ejército austriaco del Príncipe de Coburgo sitiaba varias fortalezas clave en el noreste de Francia; parecía solo cuestión de tiempo que la incipiente República francesa fuera estrangulada en su cuna.

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Poco después de la traición de Dumouriez en abril de 1793, Danton creó el Comité de Salvación Pública para descubrir posibles traiciones. A medida que la crisis empeoraba a lo largo del verano el comité acumulaba poderes dictatoriales. Para septiembre, estaba controlado por una facción radical de jacobinos llamada la Montaña cuyo líder, Maximilien Robespierre, cazaba sin piedad a sospechosos de traición y contrarrevolucionarios durante los diez meses del Terror. Durante este tiempo, entre 300 mil y 500 mil ciudadanos franceses fueron arrestados en todo el país; 16594 de ellos fueron guillotinados tras un juicio, 10 mil más murieron en prisión y miles de otros fueron asesinados en masacres extrajudiciales. La Revuelta de Lyon, por ejemplo, terminó en una brutal masacre de los rebeldes federalistas de la ciudad mientras unos 10 mil rebeldes vendeanos y católicos fueron asesinados en los ahogamientos de Nantes.

Drownings at Nantes
Los ahogamientos de Nantes
Joseph Aubert (Public Domain)

Entre las víctimas notables del Terror se incluyen Danton, Brissot y muchos otros antiguos líderes revolucionarios que se habían convertido en amenazas para el poder de Robespierre. Sin embargo, las deserciones de Lafayette y Dumouriez llevaron al Comité a mantener también un control estricto sobre los ejércitos. Se enviaron representantes jacobinos para vigilar de cerca a los generales y reportar cualquier signo de traición; incluso una derrota en el campo de batalla podía interpretarse como sabotaje intencional y resultar en una ejecución. A pesar de sus éxitos anteriores, el general Custine fue guillotinado por perder el Rin, mientras que el general Nicolas Houchard fue ejecutado después de su victoria en la batalla de Hondschoote por no aprovecharla. Al menos 84 generales y varios cientos de oficiales superiores franceses fueron ejecutados durante el Terror. La amenaza inminente de la guillotina dio a los ejércitos franceses un impulso adicional para lograr la victoria.

1793 a 1797: Rumbo a la Victoria

En agosto de 1793, el ministro de guerra francés, Lazare Carnot, implementó la levée en masse, que efectivamente declaraba la guerra total; se esperaba que cada ciudadano francés contribuyera de alguna manera al esfuerzo de guerra y todos los hombres entre 18 y 25 años se convirtieron en elegibles para el reclutamiento. Para septiembre de 1794, Francia pudo desplegar 14 ejércitos y alrededor de 700 mil soldados. Los reclutas franceses compensaban su falta de disciplina y entrenamiento con su elán o fervor revolucionario. A menudo las tropas francesas ganaban las batallas con frenéticas cargas a la bayoneta. Por el contrario, las naciones de la coalición estaban divididas por sus intereses en otras partes de Europa, en particular las vecinas particiones de Polonia, lo que llevó a la desconfianza mutua y a una cooperación menos efectiva.

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A finales de 1793, los franceses ganaron una serie de victorias contra el ejército de ingleses, holandeses y austriacos comandados por el príncipe de Coburgo en la batalla de Hondschoote del 8 al 9 de septiembre; y la batalla de Wattignies, del 15 al 16 de octubre. Después de que ambos ejércitos se instalaran en cuarteles de invierno, los franceses lanzaron la campaña del año siguiente con una victoria en la batalla de Tourcoing del 17 al 18 de mayo de 1794, y en la batalla de Fleurus el 26 de junio. Fleurus marcó la derrota final del ejército multinacional del príncipe de Coburgo y fue posiblemente la batalla decisiva de la guerra, ya que después los franceses fueron de victoria en victoria. El Ejército católico y real fue derrotado en la batalla de Nantes el 14 de junio de 1793 donde murió el héroe realista Jacques Cathelineau. Luego el ejército republicano francés atravesó la Vendée en una campaña punitiva, donde quemó cosechas y aldeas y mató a aproximadamente 50000 vendeanos. Las insurrecciones federalistas terminaron a fines de 1793, y los franceses resultaron victoriosos en el vital Sitio de Toulon, de donde expulsaron a la flota anglo-española. Esta serie de victorias francesas eliminó la necesidad de la dictadura del Comité de Salvación Pública, lo que llevó a la caída de Maximilien Robespierre el 28 de julio de 1794 y al giro conservador de la Reacción termidoriana.

Robespierre Taken to the Guillotine
Robespierre llevado a la guillotina
Alfred Mouillard (Public Domain)

Mientras tanto, las tropas francesas ocuparon Holanda en 1795 y establecieron la República bátava como el primero de muchos estados clientes. Prusia y España se retiraron de la guerra, y el general francés Lázare Hoche rechazó un desembarco de tropas británicas y de emigrados franceses en la batalla de Quiberon del 23 de junio al 21 de julio de 1795. Sin embargo, el punto culminante de esta etapa de la guerra fue sin duda en Italia, donde un general de 26 años nacido en Córcega llamado Napoleón Bonaparte logró una serie de impresionantes victorias contra el ejército austriaco. El general Bonaparte se había ganado el amor de sus tropas con su enérgico estilo de mando al derrotar a los austriacos en la batalla de Lodi el 10 de mayo de 1796, la batalla de Arcole del 15 al 17 de noviembre de 1796 y la batalla de Rivoli el 14 de enero de 1797. La campaña italiana de Napoleón obligó a Austria a rendirse con la firma del Tratado de Campo Formio en octubre de 1797; también lanzó al previamente desconocido Bonaparte al estrellato.

1798-1802: La Segunda Coalición

A principios de 1798, todas las naciones habían hecho las paces con la República francesa, excepto Gran Bretaña. Con la esperanza de debilitar el poder británico en el Mediterráneo y ganar la gloria para sí mismo en el Este, el general Bonaparte propuso una expedición militar a Egipto; una colonia en Egipto volvería a llenar las exhaustas arcas de Francia y podría amenazar el poder británico en la India. Después de recibir permiso del Directorio, o sea, el gobierno de la República, Bonaparte zarpó en junio hacia Egipto al frente de 38000 hombres. Capturó la isla de Malta antes de desembarcar en Alejandría, Egipto. Bonaparte luego lideró una marcha a través del desierto egipcio, derrotó a un ejército mameluco en la batalla de las Pirámides el 21 de julio y capturó El Cairo.

Napoleon in Egypt
Napoleón en Egipto
Jean-Léon Gérôme (Public Domain)

La armada francesa que transportaba a Bonaparte estaba esperando en la bahía de Aboukir, donde fue atacada por una flota británica bajo el mando del contralmirante Horatio Nelson el 1 de agosto de 1798. La subsiguiente batalla del Nilo resultó en la completa destrucción de la flota francesa lo que dejó atrapando al ejército de Bonaparte en Egipto. La victoria de Nelson animó a los enemigos de Francia a formar una Segunda Coalición esta vez con Rusia, Austria y Nápoles con excepción de Prusia que permaneció neutral y España, ahora aliada de Francia. Los austriacos obtuvieron varias victorias iniciales en el Rin, mientras una fuerza ruso-austriaca bajo el mando del célebre general ruso Alexandr Suvorov recuperó gran parte del norte de Italia. Los franceses reaccionaron a esta amenaza al implementar nuevamente la leva masiva.

Mientras tanto, Bonaparte fue derrotado por una fuerza anglo-otomana en el sitio de Acre en 1799. Bonaparte abandonó a su ejército en Alejandría y regresó a Francia donde se hizo con el poder en el Golpe del 18 de Brumario y puso fin a la Revolución francesa. Ahora, como primer Cónsul de la República Francesa, Bonaparte guió un ejército a través de los Alpes hacia Italia donde obtuvo una importante victoria sobre los austriacos en la batalla de Marengo el 14 de junio de 1800. Las victorias francesas en la segunda batalla de Zúrich del 25 al 26 de septiembre de 1799 y en la batalla de Hohenlinden el 3 de diciembre de 1800 debilitaron aun más el poder militar austriaco.

Napoleon Crossing the Alps, Belvedere Version
Napoléon cruzando los Alpes, versión de Belvedere
Jacques-Louis David (Public Domain)

La Segunda Coalición se desmoronó conforme los franceses comenzaron a imponerse. El zar Pablo I de Rusia había tenido desacuerdos con sus aliados y sacó a Rusia de la guerra en 1800. Pablo se enojó cuando los barcos británicos comenzaron a capturar barcos neutrales como parte del bloqueo británico contra Francia; en respuesta, el zar formó una Liga de Neutralidad Armada.

La liga compuesta por Dinamarca, Suecia, Prusia y Rusia amenazó a Gran Bretaña con la guerra en caso de que continuaran los ataques a los barcos neutrales. Pablo también inició conversaciones con Francia sobre una potencial alianza franco-rusa pero fue asesinado en marzo de 1801. Su Liga de Neutralidad Armada se desmoronó el 2 de abril, un mes después, cuando los británicos destruyeron la flota danesa en la primera batalla de Copenhague.

La paz de Amiens

En 1801, Austria firmó el Tratado de Lunéville y salió de la guerra, confirmando las ganancias territoriales de Francia en Italia. Inicialmente, los británicos estaban decididos a seguir luchando y derrotaron a los restos del ejército egipcio de Bonaparte en la batalla de Alejandría el 21 de marzo de 1801 para tomar la ciudad seis meses después. Sin embargo Gran Bretaña llegó a un acuerdo con Francia, logrando la paz con el Tratado de Amiens el 25 de marzo de 1802. Aunque el tratado duraría solo un año, marcó el fin de las guerras revolucionarias. La siguiente serie de conflictos, iniciada en mayo de 1803 y concluida en junio de 1815, comprende las guerras napoleónicas.

Al final de las guerras revolucionarias, Francia controlaba los Países Bajos, la orilla izquierda del Rin y casi toda Italia. Había creado varias repúblicas hermanas, incluidas la República bátava en Holanda, la República cisalpina en el norte de Italia y la República helvética en Suiza, entre otras; tras la coronación de Napoleón I como Emperador de los Franceses en 1804, estas repúblicas fueron transformadas en reinos clientes o incorporadas directamente en el Imperio Francés.

Napoleon in Coronation Robes
Napoleón con su manto de coronación
François Gérard (Public Domain)

Otros conflictos

Varios conflictos estuvieron relacionados con las guerras revolucionarias. Por ejemplo, los esclavos de la colonia francesa de Saint Domingue se inspiraron en los ideales de la Revolución francesa para rebelarse contra sus amos en 1791. Esto desembocó en la Revolución haitiana, donde los antiguos esclavos lograron rechazar múltiples invasiones europeas. Tras doce años de derramamiento de sangre, Haití finalmente logró su independencia en 1804, y esta fue la única vez que una nación ha sido fundada por una revuelta de esclavos.

Otro conflicto relacionado fue la Cuasi-Guerra (1798-1800) entre Francia y los Estados Unidos, la cual comenzó después de que los Estados Unidos se negaran a reembolsar los préstamos franceses obtenidos durante la guerra de Independencia Americana (1775-1783). Esto llevó a una serie de enfrentamientos entre barcos franceses y estadounidenses. La guerra, que marcó una de las primeras demostraciones de fuerza de la marina estadounidense, se desvaneció cuando las negociaciones diplomáticas resultaron en la paz de la Convención de 1800. La restauración de las buenas relaciones franco-americanas allanó el camino para la compra de Luisiana en 1803.

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Preguntas y respuestas

¿Qué fueron las guerras revolucionarias francesas?

Las guerras revolucionarias francesas (1792-1802) fueron conflictos iniciados por la Revolución francesa. Las guerras enfrentaron a la Francia revolucionaria con varios potencias europeas, especialmente, Austria, Prusia, Rusia y Gran Bretaña. Sus resultado fueron el ascenso de Napoleón y el inicio de las guerras napoleónicas.

¿Cómo terminaron las guerras revolucionarias francesas?

Las guerras revolucionarias francesas terminaron con el Tratado de Amiens de 1802. Sin embargo, los combates continuarían bajo el nombre de guerras napoleónicas hasta 1815.

¿En cuántas guerras revolucionarias peleó Francia?

Francia peleó en dos guerras revolucionarias: la guerra de la Primera Coalición (1792-1797) y la guerra de la Segunda Coalición (1798'1802). Sin embargo, estallaron otros conflictos relacionados con la Revolución, por ejemplo la guerra de la Vendée, las insurrecciones federalistas, la Revolución haitiana y la Cuasi-Guerra.

¿Qué causó las guerras revolucionarias francesas?

Las guerras revolucionarias francesas fueron causadas por las hostilidades entre los monarcas europeos y Francia debido a la Revolución francesa.

Sobre el traductor

Luis Mario Caso González
Soy un joven graduado de inglés y ruso. Me encanta la historia, el arte y la filosofía. A través de la traducción puedo ayudar a acceder al conocimiento para entender mejor el mundo y tomar buenas decisiones.

Sobre el autor

Harrison W. Mark
Harrison Mark se graduó de la Universidad Estatal de Nueva York en Oswego, donde estudió Historia y Ciencias Políticas.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, H. W. (2023, agosto 25). Guerras revolucionarias francesas [French Revolutionary Wars]. (L. M. C. González, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-21075/guerras-revolucionarias-francesas/

Estilo Chicago

Mark, Harrison W.. "Guerras revolucionarias francesas." Traducido por Luis Mario Caso González. World History Encyclopedia. Última modificación agosto 25, 2023. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-21075/guerras-revolucionarias-francesas/.

Estilo MLA

Mark, Harrison W.. "Guerras revolucionarias francesas." Traducido por Luis Mario Caso González. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 25 ago 2023. Web. 23 dic 2024.

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