Revolución Industrial británica

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 02 mayo 2023
Disponible en otros idiomas: inglés, chino, francés, alemán, italiano, portugués, turco
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Steelworks, Cardiff, at Night by Walden (by Lionel Walden, Public Domain)
Acerías, Cardiff por la noche, de Walden
Lionel Walden (Public Domain)

La Revolución Industrial en Gran Bretaña (1760-1840) trajo consigo la mecanización innovadora y profundos cambios sociales. Este proceso vería la invención de las máquinas de vapor que se usaban en las fábricas de centros urbanos en constante crecimiento. La agricultura siguió siendo importante, pero los textiles de algodón se convirtieron en la principal exportación de Gran Bretaña, el capital sustituyó a la tierra como indicador de la riqueza y la mano de obra se diversificó e incluyó a muchas más mujeres y niños.

Cómo definir una "revolución"

Datar el principio exacto y el final de la Revolución Industrial en Gran Bretaña resulta problemático. Los historiadores no están todos de acuerdo en las fechas exactas de la "revolución", porque no fue un único acontecimiento dramático, ni siquiera una serie de acontecimientos, sino más bien un proceso largo y gradual de mecanización de la industria y la agricultura, que a su vez causó una serie de cambios sociales importantes y duraderos, de entre los cuales el más importante fue la urbanización acelerada en toda Gran Bretaña. El periodo que se suele aceptar va de mediados del siglo XVIII a mediados del siglo XIX, que es útil, pero omite desarrollos anteriores importantes e incluso necesarios, tales como el aumento de la eficiencia en la agricultura, y la continuidad posterior de las invenciones, como por ejemplo el teléfono. Un estudio publicado en 2024 por la Universidad de Cambridge se centró en las ocupaciones de la gente y respalda una fecha anterior para el comienzo de la "revolución", en algún momento del siglo XVII.

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El término "revolución industrial", acuñado por el historiador Arnold Toynbee en 1884, es confuso ya que este proceso de cambio ni fue rápido ni estuvo impulsado por levantamientos populares. Además, la palabra "industrial" niega la importancia de cambios importantes en la vida rural a lo largo de este periodo. Lo que sí es más seguro es que la etiqueta imperfecta de "Revolución Industrial" captura la idea de los tremendos cambios que ocurrieron, de manera que el campo, las ciudades y la vida laboral del siglo XIX le habrían parecido increíbles a un visitante de finales del siglo XVI. El autor Thomas Hardy (1840-1928) señaló que ya solo los ferrocarriles de vapor, que probablemente eran el elemento más notorio de la "revolución" para la mayoría de la gente, habían traído consigo más cambios que cualquier desarrollo desde la conquista normanda de Inglaterra en 1066.

La Revolución Industrial ocurrió primero en Gran Bretaña, por lo que cuando se habla solo de ese país, normalmente se la conoce como la Primera Revolución Industrial. Cuando esta mecanización y urbanización se extendió a otros países, entonces se habla de la Segunda Revolución Industrial, por ejemplo, en Francia a partir de 1830, en Alemania a partir de 1850 y en Estados Unidos a partir de 1865.

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The First Industrial Revolution, c. 1760 - 1840
La primera Revolución Industrial, c. 1760-1840
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

Causas de la Revolución Industrial

La Revolución Industrial empezó en Gran Bretaña por varias razones. Para empezar, había un sistema agrícola eficiente que podía alimentar a una población en expansión. Con sus yacimientos de carbón, Gran Bretaña tenía combustible abundante y barato y, en 1700, ya era experta en la minería, con la que producía el 80% del carbón de Europa. Otra ventaja en cuanto a conocimientos de Inglaterra era que usaba el coque como combustible para producir hierro de alta calidad. El coque se hace horneando el carbón para eliminar la mayor cantidad de impurezas posible. El primer alto horno que usaba coque se utilizó en 1709 en Coalbrookdale en Shropshire, una fábrica propiedad de Abraham Darby (1678-1717). Por tanto, Gran Bretaña tenía tanto el material para construir las máquinas como el combustible para alimentarlas antes siquiera de que empezara la Revolución Industrial propiamente dicha.

EL ELEVADO COSTE DE LA MANO DE OBRA SUPONÍA QUE LOS INVENTORES TENÍAN UN MOTIVO LUCRATIVO PARA INVENTAR MÁQUINAS QUE PUDIERAN REDUCIR ESA MANO DE OBRA O SUSTITUIRLA POR COMPLETO EN LAS FÁBRICAS Y LUGARES DE TRABAJO.

La mano de obra en Gran Bretaña resultaba relativamente cara debido a la expansión del sistema agrícola, que entonces utilizaba más y más tierras cercadas (tierras requisadas de las tierras comunes para la agricultura). Las granjas necesitaban más obreros, pero había menos disponibles a causa de la urbanización en desarrollo, por lo que los sueldos también aumentaron. Esto supuso que los inventores tuvieran una motivación económica para diseñar máquinas que pudieran reducir la mano de obra. Los gobiernos les concedieron condiciones favorables a los capitalistas para que invirtieran en estos inventos y se podía usar el imperio comercial británico, en particular el establecido por la Compañía de las Indias Orientales, para explotar tales innovaciones al proporcionar mercados para los productos manufacturados. También había una tendencia en la población a abandonar el campo para ir a buscar trabajo, y los empresarios explotaron y aceleraron esta tendencia cuando podían establecer fábricas a base de máquinas, en particular las textiles. Una vez que la urbanización hubo adquirido cierta velocidad, las invenciones aceleraron la "revolución" ya que se fueron inventando más máquinas para hacerlas aún mejores, y así la mecanización fue en aumento. Los ferrocarriles continuaron el proceso al crear una mayor demanda de carbón, hierro y acero. El ritmo de la urbanización aumentó aun más y se creó un nuevo mercado de consumo de clase media, que impulsó la demanda de más innovaciones y más productos. Aunque otros países tenían algunas de estas causas, ninguno tenía tantas como Gran Bretaña.

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Watt & Boulton Steam Engine
La máquina de vapor de Watt y Boulton
Science Museum, London (CC BY-NC-SA)

Inventos y máquinas

La máquina de vapor

El agua, el viento y la fuerza bruta hacía tiempo que se habían aprovechado para la maquinaria pesada, en ejemplos como los molinos de agua y de viento. Estas primeras máquinas les permitieron a los empresarios sustituir el antiguo modelo de industria artesanal, según el cual, por ejemplo, los tejedores cualificados trabajaban en sus propios hogares, por otro sistema de fábricas en el que varios trabajadores no cualificados vivían en las instalaciones y operaban las máquinas. El catalizador para un cambio aún mayor fue la invención de la máquina de vapor. La energía de vapor se desarrolló en un principio para poder utilizar bombas para drenar los pozos de las minas y así poder realizar una minería más profunda. La bomba de vapor fue patentada en 1698 por Thomas Savery (en torno a 1650-1715). En 1719, Thomas Newcomen (1664-1729) modificó el diseño de Savery e hizo que la máquina fuera más eficiente. La máquina de Newcomen podía extraer 22,7 kilolitros (5.000 galones) por hora de un pozo minero de 46,6 metros (153 pies) de profundidad. El problema era la cantidad de combustible que necesitaba la máquina. En 1769, la máquina de vapor de Watt, diseñada por James Watt (1736-1819), con ciertas mejoras añadidas por Matthew Boulton (1728-1809), constituyó la respuesta a la demanda del mercado de un motor potente que se pudiera usar en cualquier sitio. Para 1800 Gran Bretaña contaba con más de 2.500 máquinas de vapor, la mayor parte de ellas en minas, molinos de algodón y fábricas. Por comparación, Francia tenía 200 máquinas y EE. UU. menos de 10. Otros inventores aumentarían la capacidad de potencia del motor de vapor, de manera que, para la década de 1830, se podía usar para conducir trenes y barcos de vapor.

PARA LA DÉCADA DE 1870 LOS TRENES YA TRANSPORTABAN MÁS DE 300 MILLONES DE PASAJEROS AL AÑO.

Transporte

Los ferrocarriles de vapor revolucionaron los viajes y la propia Gran Bretaña. El 27 de septiembre de 1825 el tren Locomotion 1 inventado por George Stephenson (1781-1848) transportó el primer vagón de pasajeros de Stockton a Darlington en el noreste de Inglaterra. En 1829, el hijo de George Stephenson, Robert Stephenson (1803-1859), creó el Rocket y lo puso a prueba en las Pruebas de Rainhill. Las pruebas eran competiciones diseñadas para encontrar la mejor locomotora para usarla en la línea ferroviaria que iría de Manchester a Liverpool, inaugurada en 1830. En 1838 se conectaron Birmingham y Londres; en 1841, los pasajeros pudieron tomar la línea de la Great Western Railway desde la capital hasta Bristol. Para 1845, había una línea de Manchester a Londres, que tardaba ocho horas (las viejas diligencias necesitaban 80 horas). Los ferrocarriles estaban en auge. Para la década de 1870 había más de 24.000 km (15.000 millas) de líneas de ferrocarril, y los trenes transportaban más de 300 millones de pasajeros y más de 150 millones de toneladas de mercancías al año.

Y los barcos a vapor siguieron la trayectoria de los trenes. El ingeniero Isambard Kingdom Brunel (1806-1859) usó una máquina de vapor para hacer funcionar sus enormes barcos, el SS Great Western (1838), el innovador SS Great Britain (1843), propulsado por hélices, y el SS Great Eastern (1858), el barco más grande del mundo con 211 metros (692 pies) de eslora. Estos barcos, entre otros, podían cruzar el Atlántico más rápido que nunca (en 10 días en vez de los 32 necesarios para cruzar a vela), y pronto se establecieron ambiciosas rutas nuevas a India y Australia.

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Iron Duke Locomotive
Locomotora Iron Duke
Hugh Llewelyn (CC BY-SA)

Fábricas

A partir de la década de 1790, las máquinas de vapor se estaban usando hasta tal punto en la industria textil que para 1835 alrededor del 75% de las fábricas de algodón funcionaban con energía de vapor. Se habían inventado varias máquinas que habían revolucionado la forma de lavar, hilar y tejer el algodón. Estos aparatos fueron la lanzadera volante (de John Kay, 1733), la máquina de hilar (de James Hargreaves, 1764), la hiladora hidráulica (de Richard Arkwright, 1769), la mula de hilar (de Samuel Crompton, 1779), el telar mecánico (de Edmund Cartwright, 1785), la desmontadora de algodón o almarrá (de Eli Whitney, 1794) y el telar y la mula selfactina de Robert (de Richard Roberts, 1822-5). Debido al sistema mecanizado de las fábricas, el "molino de algodón británico de 1836 era tan eficiente que podía batir a cualquier hilado manual del mundo" (Allen, 187).

Hay quienes protestaron por la creciente mecanización. El periodo entre 1811 y 1816 fue especialmente problemático para los dueños de las fábricas. En esos años, los luditas irrumpieron en las fábricas y empezaron a destruir las máquinas que les habían arrebatado sus puestos. Sin embargo, a largo plazo, se crearon muchos más trabajos en las fábricas de los que había habido disponibles en las antiguas industrias artesanales. Para 1830, uno de cada 80 británicos trabajaba en una fábrica textil.

Agricultura

La Revolución Industrial se suele describir como el paso de una sociedad agraria a una industrial, pero la agricultura siguió siendo un sector importante de la economía británica. Se amplió para poder abastecer a una población en continuo crecimiento a través del proceso de cercamiento. En los 55 años que pasaron de 1760 a 1815, más de 28,300 km² (7 millones de acres) de tierras comunales británicas se cercaron. Los fertilizantes mejorados aumentaron las cosechas. Las nuevas técnicas de cría mejoraron el ganado.

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La movilidad y la eficiencia de combustible de la máquina de vapor Watt supuso que los granjeros pudieran usar varias máquinas en cualquier sitio y exactamente cuando las necesitaban. Andrew Rodgers inventó la criba en 1737 (que separaba el trigo de la paja). En 1787, Andrew Meikle (1719-1811) inventó la primera trilladora a vapor (que separaba el grano de la cáscara). Las máquinas de vapor podían arrancar árboles de raíz que bloqueaban los campos y drenar áreas inundadas para hacerlas cultivables. Las herramientas hechas a máquina eran más baratas, tenían mejores filos y duraban más que antes. La producción en masa les permitió a los agricultores reparar sus máquinas con piezas de repuesto, en vez de tener que cambiar la máquina entera.

Power Looms in a Textile Mill
Telares mecánicos en una fábrica textil
J. Tingle (Public Domain)

Todos estos factores contribuyeron a que la comida fuera más barata para todo el mundo. La producción agrícola británica, junto con las importaciones, podía alimentar una población que había crecido de 6 millones en 1750 a 21 millones en 1851. Una desventaja fue que, a medida que la agricultura se fue volviendo más productiva, los alquileres se dispararon, con lo que muchos agricultores a pequeña escala se vieron obligados a mudarse a otros lugares o buscar una profesión diferente. Al igual que los luditas, algunos protestaron violentamente por la mecanización. Los Disturbios de Swing de 1830 a 1832 vieron una fugaz ráfaga de destrucción de máquinas en los campos. Aunque es verdad que la gente estaba abandonando las áreas rurales para buscar trabajo y una vida nueva en las ciudades, muchos se quedaron. En 1841, "poco más de 1 de cada 5, el 22 por ciento de la fuerza laboral del país, trabajaba la tierra" (Shelley, 44).

Otros inventos

Hubo otros inventos importantes de la Revolución Industrial, como por ejemplo el cronómetro marino de Harrison, inventado por John Harrison (1693-1776) en 1770, que les permitiría a los navegantes medir la longitud con precisión. Abraham Darby III (1750-89) construyó el primer puente del mundo de hierro forjado, que cruzaba el río Severn en Shropshire y se abrió al público en 1781. Frederick Albert Winsor (1763-1830) exhibió en Londres en 1807 su nueva invención de farolas que usaban gas de hulla, una sustancia tremendamente útil que también se usó para calentar las casas y cocinar. La fresadora se inventó en torno a 1818, pero, algo típico de muchas invenciones de una época en la que las ideas se compartían, se tomaban prestadas o directamente se robaban, es difícil establecer quién la inventó exactamente. La máquina cortaba piezas de metal tales como tornillos y tuercas que habrían sido casi imposibles de hacer a mano. El cemento Portland fue un cemento de secado rápido inventado en 1824 por Joseph Aspdin (1778-1859). En 1837, William Fothergill Cook (1806-1879) y Charles Wheatstone (1802-1875) inventaron el telégrafo, que revolucionó las comunicaciones. En 1839, James Nasmyth (1808-1890) desarrolló en martillo pilón, lo que permitió doblar enormes piezas de metal de manera uniforme, algo necesario para las máquinas de vapor, los puentes y los barcos. Por último, en 1856 Henry Bessemer (1813-1898) inventó en convertidor Bessemer, que permitió una producción mucho más barata del acero, que es más resistente y ligero que el hierro.

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El impacto positivo de la Revolución Industrial

El impacto de la Revolución Industrial británica fue dramático. Las máquinas de vapor redujeron los costes de producción, aumentaron los beneficios e hicieron que los bienes de consumo producidos en masa fueran más baratos. La revolución del transporte continuó esta tendencia porque un único tren podía transportar 20 veces más cargamento que un barco en un canal y llegar a destino ocho veces más rápido. La mecanización y los ferrocarriles crearon un auge en las industrias de la minería de carbón, el hierro y el acero. Había toda una gama nueva de trabajos disponibles, como por ejemplo en las estaciones de tren, en la construcción y en las fábricas. Las mujeres lograron una mayor independencia económica: pasaron a formar más de la mitad de la fuerza laboral de las fábricas textiles. La mayoría de la gente podía permitirse una excursión en el tren a la costa una vez al año. El telégrafo supuso que la velocidad de la comunicación aumentara enormemente.

Telegraph Morse Key
Clave morse telegráfica
Science Museum, London (CC BY-NC-SA)

La alfabetización mejoró gracias a que aumentaron las oportunidades de escolarización básica y a que los libros se volvieron más baratos gracias a las máquinas de fabricación de papel y de impresión. La gente de las ciudades se casaba antes y tenía más hijos. La esperanza de vida aumentó gracias a una mejor dieta y a las nuevas vacunas, pero dependía mucho del trabajo de cada persona y la tasa de mortandad infantil podía ser elevada en algunos periodos.

La clase media urbana se expandió a alrededor del 25% de la población en 1800, y a menudo podía permitirse vivir en los barrios más verdes y agradables de las ciudades. Las clases medias podían frecuentar las tiendas cada vez más numerosas que ofrecían cada vez más productos de toda Gran Bretaña y del imperio. Había nuevas estrategias de mercadotecnia que tentaban a la gente a gastar su dinero disponible con publicidad masiva y salas de exposición elegantes, como por ejemplo las del alfarero Josiah Wedgood (1730-1795). Las clases medias podían contratar sirvientes y enviar a sus hijos a mejores escuelas o contratar tutores privados. El nivel de vida aumentó para la mayoría de la gente, durante la Revolución Industrial, en una media del 30%, pero no fue hasta la década de 1830 que las clases bajas experimentaron también esta mejora.

El impacto negativo de la Revolución Industrial

Los beneficios de la "revolución" también tuvieron un costo. Las industrias tradicionales como el tejido a mano o las diligencias quedaron prácticamente destruidas por la llegada de la energía de vapor. La demanda de mano de obra barata era insaciable a medida que los beneficios se fueron haciendo cada vez más importantes para los empresarios. De 1800 a 1850, los niños constituían entre el 20 y el 50% de la mano de obra minera, y trabajaban, de promedio, desde los ocho años. El trabajo infantil, que era una explotación ya que recibían un salario más bajo, pero trabajaban turnos de 12 horas como los adultos, se utilizó en todas las industrias. Una comisión de 1851 descubrió que "un tercio de los niños de menos de 15 años trabajaba fuera del hogar" (Horn, 57). Estos niños a menudo vivían vidas cortas y sin educación.

Las fábricas ofrecieron muchos trabajos nuevos, pero gran parte del trabajo era sin cualificar, aburrido y repetitivo. La paga era regular, pero la jornada laboral estaba regida por el reloj. No había un salario mínimo, los salarios no estaban relacionados con la inflación y los empleados tenían que enfrentarse a la amenaza siempre presente de despido inmediato. Los trabajadores de las fábricas tenían pocas habilidades transferibles, por lo que estaban estancados en su nivel laboral. Además, abrir un negocio suponía disponer de un capital considerable para invertir en la maquinaria, de manera que los productos ofrecidos pudieran tener un precio competitivo. Asimismo, en el sistema de las fábricas, donde los trabajadores se concentraban únicamente en una parte específica del proceso de producción, estos no tenían una sensación de realización con el artículo terminado, algo que sí que podían tener con el antiguo sistema doméstico en el que el trabajador laboraba solo en un único artículo.

Image Gallery

A Gallery of 30 Industrial Revolution Inventions

The Industrial Revolution, usually dated from around the mid-18th century to the mid-19th century, brought an extraordinary array of inventions that...

Tanto para los hombres como para mujeres y niños las fábricas eran lugares peligrosos e insalubres. Las algodoneras siempre se mantenían en la oscuridad y húmedas para proteger los hilos de algodón, una situación perjudicial para los pulmones de los trabajadores. Las minas también presentaban un peligro similar, entre otros. Las máquinas eran peligrosas y podían causar lesiones serias cuando se rompía alguna pieza o cuando las partes de movimiento rápido pillaban dedos o extremidades. Las fábricas eran ruidosas, y a menudo los trabajadores sufrían de problemas auditivos. El uso común de sustancias tóxicas, como el plomo o el mercurio, era otro peligro para la salud. Los gerentes imponían reglas estrictas y multas. Los intentos de crear sindicatos se encontraron con una prohibición total del gobierno de 1799 a 1824. Gradualmente, se fueron introduciendo reformas a partir de la década de 1830 y las condiciones de trabajo y los derechos de los trabajadores fueron mejorando, como por ejemplo cuando se limitó la jornada laboral a 10 horas y los patrones se vieron obligados a prestarle más atención a la higiene y la seguridad en el lugar de trabajo.

La urbanización aceleró enormemente durante la Revolución Industrial. El censo de 1851 reveló que, por primera vez, había más gente viviendo en pueblos y ciudades que en el campo. Esta tendencia causó problemas singulares. Las ciudades se hacinaron, los trabajadores a menudo vivían en viviendas baratas donde las familias compartían propiedades. Las calles estaban contaminadas por la falta de saneamiento. En 1837, 1839 y 1847 hubo epidemias de tifus. En 1831 y 1849 hubo epidemias de cólera. El aire también estaba contaminado con tantas fábricas que escupían humo de los hornos de carbón. El crimen aumentó, aunque en gran medida solo la delincuencia menor, porque aumentó el número de pobres en las zonas urbanas y escapar de la justicia era más fácil en la anonimidad de las grandes ciudades. El estado hizo un intento poco entusiasta de ayudar a los desempleados al ofrecer las llamadas "workhouse" (casas de trabajo), instituciones que ofrecían una vida peor que la del trabajador peor pagado expresamente para evitar convertirse en una alternativa al empleo. A pesar de todos los problemas, la urbanización continuó de manera que para 1880 tan solo el 20% de la población británica vivía en áreas rurales y la propiedad de la tierra se había concentrado en tan solo el 5% de la población.

La propagación de la Revolución Industrial

Otros países acabaron por alcanzar a Gran Bretaña. Las ideas en la tecnología, la industria y la agricultura cruzaron las fronteras fácilmente. Algunos países con obra de mano muy barata o combustibles caros tuvieron que esperar a que las máquinas se hicieran más asequibles y eficientes. La expansión de los ferrocarriles era un buen indicador de este proceso. En los EE. UU. el primer ferrocarril en funcionamiento se completó en 1833, e iba de Nueva York a Filadelfia. La primera línea ferroviaria de la Europa continental se completó en Bélgica en 1835, y conectaba Bruselas con Malines. Para 1870, Canadá, Australia, India y la mayor parte de Europa se habían sumado a la obsesión ferroviaria. Y lo mismo ocurrió con otras innovaciones. Para el siglo XX, ya fuera directa o indirectamente, pocos estados del mundo permanecieron libres del alcance de los tentáculos del "progreso" de la Revolución Industrial.

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Preguntas y respuestas

¿Qué fue la Revolución Industrial británica?

La Revolución Industrial británica fue el proceso de mediados del siglo XVIII a mediados del siglo XIX durante el cual la mecanización y la urbanización crearon grandes cambios en la vida laboral y la sociedad.

¿Cuál fue la causa de la Revolución Industrial británica?

La Revolución industrial de Gran Bretaña ocurrió por una combinación de varias condiciones, tales como el alto coste de la mano de obra, el combustible barato, la urbanización, la inversión en la innovación y la amplitud de contactos comerciales con el resto del imperio.

¿Cuándo ocurrió la Revolución Industrial en Gran Bretaña?

Las fechas más ampliamente aceptadas de la Revolución Industrial en Gran Bretaña son de 1760 a 1840.

Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2023, mayo 02). Revolución Industrial británica [British Industrial Revolution]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-21828/revolucion-industrial-britanica/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Revolución Industrial británica." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación mayo 02, 2023. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-21828/revolucion-industrial-britanica/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Revolución Industrial británica." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 02 may 2023. Web. 18 nov 2024.

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