Alquimia

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Mark Cartwright
por , traducido por Natalia Andrea Padilla Sánchez
Publicado el 24 agosto 2023
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, turco
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The Alchemist by Wright (by Joseph Wright, Public Domain)
El alquimista por Wright
Joseph Wright (Public Domain)

La alquimia es una práctica antigua orientada a recrear sustancias preciosas usando recetas y materiales transformadores como la piedra filosofal. Los alquimistas creían que materiales como el oro, la plata, las gemas y el tinte púrpura se podían recrear si se encontraba la combinación correcta de ingredientes y métodos transformadores. Otras vías de exploración en siglos posteriores estuvieron encaminadas a incrementar la potencia de las medicinas, encontrar un elixir que prolongara la vida e incluso lograr la redención del alma.

La alquimia les interesó a pensadores y practicantes de muchas culturas antiguas, ya que planteaba preguntas relevantes para la filosofía natural como: ¿Cómo surgen las cosas? ¿De qué están hechas las cosas? ¿Se pueden transformar algunas cosas en otras? La idea esencial de la alquimia es la respuesta a la tercera pregunta que es, sí. El truco, entonces, consiste en encontrar la respuesta a las primeras dos preguntas y descubrir las recetas y aparatos necesarios para crear sustancias preciosas muy reconocidas como el oro, siempre admirado por su incorruptibilidad. Los alquimistas pensaban que podían eliminar impurezas de una sustancia y así crear otra sustancia por completo. Por otra parte, podían mezclar sustancias y crear una nueva con propiedades completamente diferentes. Como se creía que la naturaleza hacía esto de todos modos, la verdadera búsqueda de los alquimistas era hallar una forma de replicar la transformación de las sustancias e incluso acelerarla utilizando algún tipo de catalizador. Esta legendaria facilitadora llegó a conocerse como la piedra filosofal.

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La verdadera alquimia y la imitación o incluso el control de la naturaleza parecían estar a un solo paso tentador del alcance del artesano habilidoso.

La alquimia realmente despegó en el Egipto grecorromano entre los siglos I y VII d.C. y fue continuada por practicantes en el Imperio bizantino y el mundo árabe. Hubo cierto intercambio transcultural de ideas; la noción de un elixir de la vida, por ejemplo, "parece que entró por primera vez al mundo islámico por China, pasando finalmente a Occidente" (Burns,12). Como muchos textos antiguos se perdieron durante la Edad Media, no fue sino hasta el Renacimiento y la Revolución Científica (del siglo XV en adelante) que la alquimia fue objeto de investigaciones más serias, aunque los textos de alquimia islámicos traducidos al latín comenzaron a filtrarse en la red de conocimiento occidental a través del Norte de África, España y Sicilia desde mediados del siglo XII. En los siglos siguientes, varios textos bizantinos sobre alquimia también llegaron a Europa, esta vez a través de Italia.

La historia de la alquimia es frecuentemente tan oscura como los secretos que los alquimistas deseaban descubrir, secretos que creían firmemente se pueden encontrar a través del estudio cuidadoso de los textos antiguos. Investigar el tema de la alquimia es en realidad rastrear los orígenes de la química moderna (algunos historiadores incluso prefieren la palabra "química" a la de alquimia). Los objetivos de la alquimia interesaron a algunas de las mentes más brillantes de la historia y los llevó a investigar la naturaleza de las verdaderas propiedades que componen nuestro mundo material.

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The Alchemist Michael Sendivogius
El alquimista Michael Sendivogius
Jan Matejko (Public Domain)

Alquimia antigua: orígenes y fuentes

Las fuentes antiguas sobre la alquimia están fragmentadas y lejos de ser fiables en todas las instancias. Uno de los textos más antiguos que se conservan sobre alquimia griega y latina data del siglo III o IV d.C. y se compone de dos partes: el papiro X de Leiden y el papiro de Estocolmo. Estos documentos contienen recetas de fuentes mucho más antiguas para sustancias tan preciosas como el oro, la plata, las piedras preciosas y la púrpura de Tiro. Uno de los autores antiguos más citados es el filósofo y viajero del siglo V a.C. Demócrito (c. 460 a 370 a.C.). Otra fuente, esta vez del siglo XI d.C., pero obviamente una copia de un texto probablemente del siglo VII d.C., posiblemente se hizo en Constantinopla. Esta fuente, Corpus M, tiene un índice y es una recopilación de fuentes anteriores. Corpus M aparece en parte en una colección de material de orígen desconocido del siglo XIII conocida como corpus B. Otras fuentes medievales, como el corpus AL, incluyen partes de estas fuentes y, a veces, material adicional insertado, a menudo de procedencia desconocida. Todos estos documentos (y los posteriores) sufren del problema de que los copistas no siempre fueron fieles a los textos originales con los que trabajaron. Frecuentemente, hay correcciones y adiciones dudosas, pero también símbolos y vocabulario que siguen siendo desconocidos, algo que los alquemistas posteriores tomaron como prueba de que en ellos se escribían secretos si se podía interpretar correctamente este extraño lenguaje.

Varios tratados medievales tratan el tema de la alquimia y citan partes de las fuentes ya mencionadas. Existe también un grupo adicional de textos que provienen de traducciones realizadas en la Antigüedad de textos griegos al siríaco y al árabe. La mayoría de las otras fuentes sobre alquimia datan de los siglos XVI y XVII, cuando hubo un gran resurgimiento del interés por los antiguos alquimistas.

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La mayoría de las fuentes antiguas sobre la alquimia dicen que Demócrito fue el primer gran alquimista, o al menos el primero en documentar la actividad alquímica en detalle. Un texto fragmentario Physika kai mystika (o Temas naturales y de iniciación) fue reconocido por alquimistas posteriores como el más antiguo sobre el tema, y se lo atribuyeron (erróneamente) a Demócrito. Los eruditos actuales se refieren a su autor (o autores) como Pseudo-Demócrito. El texto data de en torno al siglo I d.C. y documenta los experimentos fallidos llevados a cabo en un templo de Menfis para lograr los objetivos de la alquimia.

La piedra filosofal a menudo se representaba con un fénix en los diagramas alquímicos.

El verdadero demócrito fue una buena figura a la que los alquimistas podían aferrarse porque creía que el mundo físico estaba hecho de pequeñas partículas llamadas átomos. Diferentes sustancias están hechas de diferentes combinaciones de átomos. Por consiguiente, uno podría hacer una sustancia como el oro si conociera la combinación correcta de átomos.

La trasmutación era simplemente la reorganización de sustancias conocidas. Esta idea combinaba bien con la antigua noción de mimesis, que es la creencia de que la artesanía y conocimiento humano podían imitar cualquier cosa que la naturaleza fuera capaz de producir. Además, como la alquimia parecía extremadamente difícil, tal vez casi imposible, se requería un salto de fe por parte del practicante; en otras palabras, puede que fuera necesario algún tipo de magia. Es significativo que los antiguos griegos no usaran el termino alquimia o chemeia con mucha frecuencia y prefiriesen llamar a esta misteriosa empresa una "ciencia sagrada"o "arte divino". La alquemia ciertamente tiene algo de divino. ¿Podría el ser humano realmente recrear, cambiar o incluso mejorar la obra del creador original? Esta última creencia amenudo significaba que los alquemistas estaban en desacuerdo con las instituciones religiosas. La alquimia latina no aparece en los textos hasta el siglo XII d.C. y tiene sus raíces en el árabe.

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Liquid Gold
Oro Líquido
Dan Brown (CC BY)

Otros pensadores griegos asociados a la alquimia incluyen a Platón (424-347 a.C.) y Aristóteles (384-322 a.C.), pero la conexión de estos grandes nombres con la alquimia probablemente sea más un indicativo de la creencia alguna vez generalizada de que cualquier gran pensador debería saber sobre alquimia que de cualquier evidencia real de que realmente podían crear materiales preciosos a partir de otros no preciosos.

La alquimia captó la imaginación de pensadores en otras culturas además de la griega. Eruditos del antiguo Egipto, Mesopotamia, judíos y chinos taoístas investigaron el tema. Entre las figuras antiguas específicas a las que se atribuye conocimiento de la alquimia se incluyen el mago persa ostanes (tutor de Demócrito), Pamenes, Pibequio (posiblemente un egipcio), María la judía (lo que muestra que las mujeres estuvieron involucradas en la alquimia desde fechas tempranas), Comario y el Zósimo egipcio de Panópolis quien estuvo activo alrededor del año 300 d.C y que añadió una búsqueda mística para encontrar la perfección espiritual al mismo tiempo que descubría la perfección y la pureza en ciertos materiales. Que la búsqueda de la alquimia estaba relativamente extendida y se tomaba enserio lo demuestra el hecho de que el emperador romano Diocleciano (284-305 d.C.) ordenó la destrucción de textos egipcios sobre el tema como seguro contra la provincia que se volvía demasiado rica y, por lo tanto, rebelde.

La alquimia puede parecer descabellada hoy en día, pero no siempre fue así, y con razón. Existieron artesanos antiguos capaces de crear materiales que se parecían pero no eran realmente oro, plata, piedras preciosas y púrpura, especialmente en el Egipto helenístico y romano. La oxidación y reducción en antiguos hornos de alfarería, teñir textiles utilizando materiales vegetales o animales y enriquecer ciertos materiales para hacerlos más fuertes o crear aleaciones en el horno de herrero fueron todos procesos donde la humanidad literalmente cambió la naturaleza. Además, la propia madre naturaleza estaba transformando materiales de una forma a otra todo el tiempo como el hielo derritiéndose en agua, la madera quemándose hasta convertirse en cenizas, el líquido evaporándose en vapor o la solidificación de la lava volcánica. La naturaleza tiene algunas sustancias transformadoras maravillosas que pueden ser fácilmente observadas por cualquiera. Un ejemplo es el alcohol, que tiene un efecto extraño en el cuerpo cuando se consume en cantidades suficientemente grandes. El alcohol se evapora rápidamente, puede disolver alguna materia como la resina, pero, por el otro lado, puede ser usado para preservar otras materias orgánicas e incluso se puede quemar.

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La verdadera alquimia y la imitación o incluso el control de la naturaleza parecían estar a un solo tentador paso del hábil artesano. Al seguir los principios de Aristóteles (y la mayoría de los alquemistas lo hicieron) de que hay cuatro elementos: tierra, fuego, aire y agua, el siguiente paso era encontrar la manera de hacer nuestras propias combinaciones de estos elementos y así crear cualquier material que uno deseara. Esto se consideró como un paso completamente posible ya que la mayoría de los alquemistas se sintieron motivados por la creencia de que los antiguos alquemistas ya habían conseguido convertir metales básicos en oro, pero el secreto se había perdido y pensaron que estudiando textos antiguos y realizando interminables experimentos recuperarían este conocimiento perdido.

The Alchemist by Nanteuil
El alquimista por Nanteuil
Science Museum, London (CC BY-NC-SA)

Recetas y equipo de alquimia

Los antiguos alquemistas tenían una estrategia doble para transformar sustancias ordinarias en materiales preciosos. La primera era eliminar lo que se consideraban ciertas "características" o "impurezas", de un metal en particular, para dejar una versión más pura. La segunda era combinar sustancias diferentes para crear un nuevo material, o por lo menos una nueva versión coloreada en una especie de ejercicio de cocina química. Los alquimistas usaban toda clase de ingredientes en sus recetas, pero el azufre, la sal, la soda, el plomo y el mercurio eran los favoritos, el primero por su asociación con prácticas antiguas como la momificación y los dos últimos por sus propiedades líquidas. Su equipo incluía crisoles donde se calentaban las sustancias, hornos miniatura, tubos y vasos de vidrio y aparatos para la destilación. De esta manera, los bancos de trabajo de los alquemistas fueron realmente los primeros laboratorios químicos. Sin embargo, muy amenudo había un elemento místico en los procedimientos. Muchos alquemistas no sólo creían que se tenía que lograr la combinación correcta de sustancias sino que también los experimentos debían ser conducidos en momentos determinados. Los horóscopos, los hechizos y los encantamientos podrían formar parte del arsenal de conocimientos del alquimista.

A la luz del Renacimiento y la ciencia

Con la pérdida de textos antiguos hasta su reintroducción y descubimiento durante el renacimiento, la alquimia aparentemente desaparece de la vista durante muchos siglos. El temprano interés moderno por la experimentación y la investigación científica que condujo a la Revolución Científica (1500- 1700 a.C) tuvo como consecuencia el resurgimiento del estudio de la alquimia. Los alquimistas todavía intentaban hacer oro a partir de metales básicos como el plomo utilizando una sustancia que llamaban la piedra filosofal, que a menudo estaba representada en sus diagramas con un fénix. Aparte de ser considerada generalmente como un polvo, no hubo consenso sobre de qué estaba hecha la piedra filosofal, algunos prefirieron incluir mercurio con una pizca de oro puro en la mezcla (a menudo llamado por los alquimistas mercurio incalescente o filosófico), otros simple sal. Los gobernantes estaban particularmente interesados en hacerse con la piedra filosofal y incrementar tanto su riqueza como su poder, hasta tal punto que muchos alquemistas encontraron empleo en una corte o en otra donde su investigación recibía un respaldo financiero vital. La alquimia también se expandió hacia nuevas áreas como la medicina, donde se creía que sustancias especialmente preparadas podían mejorar medicamentos conocidos.

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Otra nueva faceta de la alquimia se desarrolló en este período, en la que los pensadores tomaron los principios de la alquimia como una alegoría de la investigación puramente filosófica. Los propios alquimistas incrementaron el uso del lenguaje alegórico y metafórico en sus investigaciones e ingredientes. Aparece un vocabulario común con palabras como "matrimonio", "nacimiento" y "muerte" para describir procesos alquímicos. La tríada de sustancias tan querida por los alquimistas - mercurio (que representa volatilidad), azufre (combustibilidad) y sal (estabilidad) - fueron incluso equiparadas con la Santísima Trinidad del cristianismo. La alquimia se llegó a entender como un método para lograr la salvacion del alma. En lugar de encontrar soluciones ansiadas desde hacía tiempo, la alquimia parecía volverse más loca y ambiciosa, pero el oro seguía brillando por su ausencia en los crisoles.

The Alchymist by Baillie
El alquimista por Baillie
Science Museum, London (CC BY-NC-SA)

Los alquimistas se volvieron mucho más reservados acerca de su trabajo, lo que tal vez corresponde a la creciente prominencia de la razón y la investigación científica basada en la evidencia de la Revolución Científica. Los propios alquimistas, de manera bastante sospechosa, afirmaron que su secreto era necesario ya que, en las manos equivocadas, sus métodos podrían resultar en la producción de demasiado oro y el colapso de la economía mundial. Hubo algunas excepciones al enfoque reservado, como el alquimista germánico que se hacía llamar a sí mismo Paracelso (1493- 1541), que quería que todos conocieran los secretos de la alquimia. Significativamente, el secretismo general se oponía directamente a la apertura de la ciencia y el libre intercambio de información entre académicos, una de las características tanto del Renacimiento como de la Revolución Científica. Los alquimistas, al restringir su conocimiento a sus laboratorios privados, estaban en peligro de encontrarse a sí mismos perdidos y olvidados por los académicos más reconocidos y colaborativos.

Otra debilidad de los alquimistas era su falta general de método. Lo importante para ellos era el resultado de un experimento. La nueva ciencia del período moderno temprano, propuesta por figuras tan influyentes como Francis Bacon (1561-1626), estaba mucho más centrada en métodos precisos y sistemáticos y en la observación objetiva, utilizando instrumentos precisos como el telescopio y el microscopio, entre muchos otros, dejando atrás los experimentos mágicos, mistícos, esotéricos y azarosos de los alquimistas, que eran, después de todo, todavía un resonado fracaso en sus esfuerzos. Aunque los científicos admiraban la larga tradición de experimentación práctica de la alquimia, también notaron una debilidad significativa. A diferencia de los alquimistas, los científicos deberían, según Bacon y otros, abordar sus experimentos sin ningún sesgo teórico sobre cúales podrían ser los resultados finales de esos experimentos. Además, la investigación científica ahora requería que los detalles de los experimentos se comunicaran abiertamente y que los evaluaran colegas independientes y, sobre todo, críticos en ese campo en particular.

La alquimia se asoció cada vez más con la magia baja, que a su vez, estaba asociada con el diablo. Muchos alquimistas fueron expuestos como fraudes (generalmente sorprendidos tratando de vender como oro lo que no era oro) y aquellos alquemistas que creían que se podían crear hasta seres humanos si se conseguían mezclar los ingredientes correctos fueron ridiculizados. Toda la pseudociencia se volvió un objetivo fácil para la sátira como en El alquimista, una obra de 1610 de Ben Jonson (en torno a 1572 - en torno a 1637). La alquimia paso de ser un esfuerzo con posibilidades impresionantes a un pasatiempo especializado bastante tonto.

The Alchemists by Pietro Longhi
«Los alquimistas» de Pietro Longhi
Pietro Longhi (Public Domain)

A pesar del progreso del pensamiento, la alquimia todavía capturaba la imaginación de algunos intelectuales a comienzos del período moderno y se siguieron publicando obras importantes sobre el tema, como Theatrum Chemicum y Theatrum Chemicum Britannicum a mediados del siglo XVII. Tanto hombres como mujeres continuaron practicando la alquimia. Una alquimista con treinta años de experiencia fue Isabella Cortese, una italiana que escribió Los secretos de Isabella Cortese en 1561.

Si bien los esfuerzos de la alquimia por comprender y controlar los elementos atrajeron a algunos científicos, esta actividad ancestral también atrajo a algunos cristianos que equipararon la muerte y resurrección de Jesucristo con un proceso transformador que tuvo eco en cierta materia física.

Por tanto, la alquimia no estaba todavía muerta del todo si podía nutrir las raíces del árbol del conocimiento de la ciencia. Algunos de los científicos más eminentes de la época llevaron a cabo extensos experimentos en alquimia, en particular Robert Boyle (1627-1691) e Isaac Newton (1642-1727). Pero lo suyo fue una investigación cuidadosa sobre las posibilidades de la alquimia y cómo podría ayudar en sus estudios en otras áreas como la astronomía, la medicina, la física y la química. Es revelador que, a medida que la alquimia cedía bajo el peso del creciente número de hallazgos de la investigación científica adecuada, algunos practicantes preferían usar un seudónimo cuando escribían sobre la materia, como George Starkey (1627-1665), quien a veces usaba el nombre Eirenaeus Philalethes (que se traduce como "el pacífico amante de la verdad"). Como señala el historiador D. Wootton, la alquimia "se ha vuelto totalmente deshonrosa en la década de 1720" (355).

Durante el siglo XVIII, la alquimia continuó practicandose en Europa central en particular y adquirió un nuevo significado simbólico en áreas como la masonería cuando ganó popularidad. Pero los días de la alquimia estaban contados cuando los eruditos y científicos hicieron nuevos descubrimientos a finales del siglo XVIII, como los elementos intransmutables (que luego se convirtieron en la tabla períodica ) que destruyeron los fundamentos de la alquimia. Los científicos ahora miraban hacia el futuro y la tecnología, en lugar de centrarse en el pasado y textos antiguos para probar sus hipótesis sobre el mundo que nos rodea.

Hoy en día, jugar en el laboratorio con los protones, neutrones y electrones de los átomos, como en la física nuclear moderna para crear fisión nuclear, crear materiales maravillosos como la fibra de carbono con su tremenda fuerza pero gran ligereza, o cultivar por encargo diamantes brillantes e impecables, sin duda alguna habrían asombrado a los antiguos alquimistas pero también quizas hayan sido tomados como evidencia de que no se habian desviado del camino al seguir el antiguo principio esencial de que toda la materia está compuesta de bloques de construcción básicos. Tal vez, entonces, sea la alquimia misma la que ha demostrado ser la piedra filosofal, la clave que finalmente transformó la filosofía natural en ciencia moderna.

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Preguntas y respuestas

¿Cuál es el verdadero significado de la alquimia?

La alquimia significa la búsqueda de ciertos experimentos químicos para transformar metales básicos en oro, incrementar la eficiencia de medicinas conocidas y encontrar el elixir de la vida.

¿Qué significa la alquimia espiritualmente?

A pesar de que la alquimia es conocida por la búsqueda de los medios para transformar metales básicos en oro, también tuvo un lado espiritual cuando se convirtió en una alegoría o quizás incluso un medio para encontrar la redención del alma.

¿Qué es el estudio de la alquimia?

El estudio de la alquimia se remonta a la Antigüedad y se trata de encontrar una forma química de cambiar metales básicos en oro. Los alquimistas creían que esto se podía lograr al encontrar una sustancia transformativa indefinida conocida como la piedra filosofal.

Sobre el traductor

Natalia Andrea Padilla Sánchez
Mi nombre es Natalia Andrea, soy una historiadora con gran pasión por la historia y la educación. Nací y vivo en Colombia.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2023, agosto 24). Alquimia [Alchemy]. (N. A. P. Sánchez, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-22185/alquimia/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Alquimia." Traducido por Natalia Andrea Padilla Sánchez. World History Encyclopedia. Última modificación agosto 24, 2023. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-22185/alquimia/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Alquimia." Traducido por Natalia Andrea Padilla Sánchez. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 24 ago 2023. Web. 21 dic 2024.

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