La Ruta de la Seda era una red de rutas comerciales de la antigüedad, establecida oficialmente durante la dinastía Han de China en 130 a.C., que comunicaba las diferentes regiones de la antigüedad mediante el comercio entre 130 a.C. y 1453 d.C. La Ruta de la Seda no era una sola ruta que iba de este a oeste, por lo que los historiadores prefieren el nombre de "Rutas de la Seda", aunque el más usado es el término en singular.
El explorador europeo Marco Polo (que vivió de 1254-1324) viajó por estas rutas y las describió minuciosamente en su famosa obra, pero no se le adjudica el haberle puesto nombre. Ambos términos para era red de caminos, Ruta o Rutas de la Seda, fueron creados por el geógrafo y aventurero alemán Ferdinand von Richthofen en 1877, que las llamó "Seidenstrasse" (Ruta de la Seda) o "Seidenstrassen" (Rutas de la Seda). Marco Polo, y más adelante Richthofen, hablan de los productos que se transportaban en un sentido y el otro de la ruta.
De oeste a este, había:
- Caballos
- Sillas de montar y arreos
- La vid y las uvas
- Perros y otros animales, tanto exóticos como domésticos
- Pieles de animales
- Miel
- Frutas
- Cristalería
- Mantas y alfombras de lana
- Telas (como por ejemplo cortinas)
- Oro y plata
- Camellos
- Esclavos
- Armas y armadura
De este a oeste, había:
- Seda
- Té
- Tintes
- Piedras preciosas
- Vajilla de porcelana (platos, cuencos, tazas, jarrones)
- Otros productos de porcelana
- Especias (tales como canela y jengibre)
- Bronce y artefactos de oro
- Medicina
- Perfumes
- Marfil
- Arroz
- Papel
- Pólvora
Esta red de caminos se empezó a usar regularmente a partir de 130 a.C., cuando la dinastía Han (202 a.C. - 220 d.C.) abrió oficialmente el comercio con Occidente, y duró hasta 1453, cuando el imperio otomano boicoteó el comercio con Occidente y cerró las rutas. Para entonces, los europeos ya se habían acostumbrado a los bienes de Oriente y, cuando se clausuró la Ruta de la Seda, los mercaderes tuvieron que encontrar nuevas rutas de comercio para satisfacer la demanda de estos productos.
La clausura de la Ruta de la Seda dio comienzo a la Época de los descubrimientos (también conocida como la Edad de la Exploración, 1453-1660), que quedaría definida por los exploradores europeos que se echaron al mar, trazando nuevas rutas marítimas para sustituir a las que hubiera antes por tierra. La Época de los descubrimientos afectaría a las civilizaciones de todo el mundo a medida que los barcos europeos reclamaban tierras en nombre de su dios y su país e influían en las demás al introducir la cultura y religión occidentales y, al mismo tiempo, estas otras naciones también influyeron en la cultura europea. La Ruta de la Seda, desde su comienzo hasta su fin, tuvo tal importancia en el desarrollo de la civilización mundial que es difícil imaginarse el mundo moderno sin ella.
La Ruta Real Persa
En la práctica, la historia de la Ruta de la Seda antecede a la dinastía Han, ya que la Ruta Real Persa, que sería una de las principales arterias de la Ruta de la Seda, fue establecida durante el imperio aqueménida (c. 550-330 a.C.). La Ruta Real Persa partía de Susa, en el norte de Persia (el actual Irán), e iba hasta el mar Mediterráneo en Asia menor (la actual Turquía) y tenía estaciones de correo a lo largo de toda la ruta con caballos para que los emisarios pudieran entregar rápidamente sus mensajes por todo el imperio. Heródoto dijo sobre la velocidad y la eficiencia de los mensajeros persas que:
No hay nada en todo el mundo que viaje más rápido que los mensajeros Persas. Ni la nieve, ni la lluvia, ni el calor, ni la oscuridad de la noche impide a estos emisarios completar sus pasos programados con la mayor rapidez. (Historias VIII.98)
Estas líneas darían forma, siglos más tarde, al lema del servicio postal de los Estados Unidos. Los persas mantenían cuidadosamente la ruta real, y con el tiempo fueron expandiéndola mediante rutas paralelas más pequeñas. Estos caminos acabaron llegando al subcontinente indio, cruzando Mesopotamia y llegando hasta Egipto.
China y Occidente
Una vez que Alejandro Magno hubo conquistado a los persas, estableció la ciudad (y después el reino griego) de Alejandría Escate en 339 a.C. en el valle Fergana de Neb (en el moderno Tayikistán). Dejó allí a sus soldados heridos y se fue. Con el tiempo, estos guerreros macedonios se casaron con la población local, creando así la cultura greco-bactriana que perduró durante el imperio seléucida tras la muerte de Alejandro.
Bajo el rey greco-bactriano Eutidemo I (r. 260-195 a.C.) los greco-bactrianos ampliaron sus dominios. Según el historiador griego Estrabón (63 a.C.-24 d.C.), los griegos "extendieron su imperio hasta el Seres" (Geografía XI.ii.i) "Seres" era el nombre que usaban los griegos y romanos para referirse a China, que quiere decir "la tierra de donde viene la seda", en el lejano oriente. Por eso se cree que el primer contacto entre China y Occidente ocurrió en torno a 200 a.C.
La dinastía Han de China se veía a menudo asaltada por las tribus nómadas de Xiongnu en las fronteras al norte y oeste. En 138 a.C., el emperador Wu envió a su emisario Zhan Qian a Occidente para negociar con el pueblo Yuezhi su ayuda para derrotar a los Xiongnu.
La expedición de Zhan Qian lo llevó a entrar en contacto con muchas culturas diferentes y civilizaciones de Asia Central, y entre ellas a los que llamaba los "Dayuan", los "grandes jónicos", que eran los greco-bactrianos descendientes del ejército de Alejandro Magno. Los Dayuan tenían unos caballos formidables, le diría Zhang Qian a Wu, que se podían usar eficazmente contra los Xiongnu.
Las consecuencias del viaje de Zhang Qian no fueron solo el aumento del contacto entre China y Occidente sino también un programa de cría de caballos eficiente y organizado por todo el país para poder crear una caballería. Hacía mucho que se conocía el caballo en China, y se había usado en la batalla para la caballería y los carros desde la dinastía Shang (1600 - 1046 a.C.), pero los chinos admiraban al caballo occidental por su tamaño y su velocidad. Con el caballo occidental de los dayuan, la dinastía Han derrotó a los Xiongnu. Este éxito animó al emperador Wu a especular sobre qué otras cosas se podrían obtener gracias al comercio con Occidente, y la Ruta de la Seda se inauguró en 130 a.C.
Entre 171 y 138 a.C., Mitrídates I de Partia hizo campaña para expandir y consolidar su reino en Mesopotamia. El rey seléucida Antíoco VII Sidetes (r. 138-129 a.C.) se opuso a esta expansión y, queriendo vengar también la muerte de su hermano, Demetrio, declaró la guerra contra los ejércitos partos de Frates II, el sucesor de Mitríades. Con la derrota de Antíoco, Mesopotamia pasó a estar bajo el gobierno de los partos, y, con ello, consiguieron el control de la Ruta de la Seda. Después de esto, los partos se convirtieron en el intermediario central entre China y Occidente.
Productos de comercio en la Ruta de la Seda
A pesar de que había muchos productos yendo y viniendo a lo largo de la red comercial de la Ruta de la Seda, el nombre proviene de la popularidad de la seda china en Occidente, especialmente en Roma. Los caminos de la Ruta de la Seda iban desde China, pasando por India, Asia Menor, subían por Mesopotamia, pasaban por Egipto, el continente africano y llegaban hasta Grecia, Roma y Gran Bretaña.
La región septentrional de Mesopotamia (el actual Irán) se convirtió en el socio comercial más importante de China, como parte del imperio parto, dando así comienzo a algunos intercambios culturales importantes. El papel, que se había inventado en China durante la dinastía Han, y la pólvora, también un invento chino, tuvieron un impacto en la cultura occidental mucho mayor que la seda. Las ricas especias orientales también contribuyeron más que la moda que surgió de la industria de la seda. Pero a pesar de todo, para la época del emperador romano Augusto (r.27 a.C. - 14 d.C.) el comercio entre China y Occidente ya estaba bien establecido y la seda era el lujo más deseado en Egipto, Grecia y especialmente Roma.
El amor de Roma por la seda
Antes de convertirse en el emperador Augusto, Octavio César se aprovechó del controvertido tema de la ropa de seda para declarar inmorales a sus adversarios, Marco Antonio (83-30 a.C.) y Cleopatra (69-30 a.C.). Como a ambos les gustaba la seda china, que cada vez se asociaba más con el libertinaje, Octavio se valió de esta relación para menospreciar a sus enemigos. Octavio acabaría triunfando sobre Antonio y Cleopatra; sin embargo, no hubo nada que pudiera hacer por reducir la popularidad de la seda.
El historiador Will Durant dice:
Los romanos pensaban que [la seda] era un producto vegetal salido de los árboles y lo valoraban por su peso en oro. Gran parte de la seda provenía de la isla de Cos, donde se hacían vestidos para las damas romanas y de otras ciudades; en el 91 d.C., el estado relativamente pobre de Mesenia tuvo que prohibir a sus mujeres llevar vestidos de seda transparente en las iniciaciones religiosas. (329)
Para la época de Séneca el Joven (4 a.C. - 65 d.C.), los romanos conservadores denunciaban aún más ardientemente que Augusto la inmoralidad de la seda china para los vestidos de las mujeres, añadiendo que era una ropa afeminada para los hombres. Sin embargo estas críticas no consiguieron parar el comercio de seda en Roma, y la isla de Cos se hizo rica y lujosa gracias a la fabricación de ropa de seda.
Tal y como dice Durant, "Italia disfrutaba de un equilibrio "desfavorable" del comercio, [comprando] alegremente más de lo que vendía", pero aun así exportaba productos de lujo a China como "alfombras, joyas, ámbar, metal, tintes, drogas y cristal" (328-329). Hasta la época del emperador Marco Aurelio (161-180 a.C.), la seda era el lujo más preciado en Roma, y ninguna crítica conservadora parecía suficiente como para reducir el comercio o acabar con la moda.
Incluso después de Aurelio la seda siguió siendo popular, aunque cada vez era más cara, hasta la caída del imperio de Roma en 476 d.C. La mitad oriental del imperio sobrevivió a Roma y pasó a llamarse el imperio bizantino, que continuó la obsesión romana con la seda. En torno a 60 d.C. Occidente había descubierto que la seda no crecía en los árboles en China sino que se hilaba de gusanos de seda. Los chinos habían mantenido en secreto el origen de la seda a propósito, y una vez que se hubo descubierto, vigilaban celosamente los gusanos y el proceso para recolectar la seda.
El emperador bizantino Justiniano (r. 527- 565 d.C.), cansado de pagar los exorbitantes precios que exigían los chinos por la seda, envió dos emisarios disfrazados de monjes a China para robar gusanos de seda y llevárselos a Occidente. El plan funcionó y dio así comienzo a la industria bizantina de la seda. Cuando el imperio bizantino cayó ante los turcos en 1453, el imperio otomano cerró las antiguas Rutas de la Seda y cortó todos los lazos con Occidente.
El legado de la Ruta de la Seda
El mayor valor de la Ruta de la Seda fue el intercambio cultural. El arte, la religión, la filosofía, la tecnología, los idiomas, la ciencia, la arquitectura, y todos los demás elementos de la civilización se fueron intercambiando a lo largo de estas rutas, transportados con los productos comerciales que los mercaderes llevaban de un país a otro. A lo largo de esta red de rutas también viajaban las enfermedades, como demuestra la propagación de la peste bubónica en 542 d.C., que se cree que llegó a Constantinopla a través de la Ruta de la Seda y que decimó el imperio bizantino.
La clausura de la Ruta de la Seda forzó a los mercaderes a echarse al mar para seguir comerciando, dando así comienzo a la Era de los Descubrimientos, que llevó a la interacción mundial y los comienzos de la comunidad global. En su época, la Ruta de la Seda sirvió para ampliar la visión que tenía la gente del mundo en el que vivía; su clausura empujaría a los europeos a cruzar los océanos para explorar, y conquistar, el llamado Nuevo Mundo de las Américas, el intercambio colombino que supuso que los productos y las ideas del Viejo Mundo pasaran al Nuevo y viceversa, siempre en detrimento de los pueblos indígenas de América. En este sentido se puede decir que la Ruta de la Seda estableció las bases del desarrollo del mundo moderno.