Un dolmen es una estructura megalítica formada típicamente por una gran losa de piedra horizontal que descansa sobre dos o más losas verticales. Los ejemplos europeos más antiguos se han encontrado en Bretaña, Francia septentrional, y se fechan en el V milenio a. C. Los dólmenes también están presentes en el Oriente Medio, África del Norte, Asia y, particularmente, existen grandes cantidades en Corea con ejemplos que datan de alrededor del 1000 a. C. Las estructuras funcionaban como cámaras de sepultura o como sitios de culto antiguo, por ejemplo, a una diosa de la tierra o de la fertilidad.
Denominación
La arquitectura megalítica, específicamente la construcción de santuarios y tumbas con enormes bloques de piedra, ocupa una posición importante en la experiencia cultural de la Prehistoria. La palabra "dolmen", que deriva del bretón t(d)aol que significa "mesa" y men o min que significa "piedra", aparece en el debate científico hacia finales del siglo XVIII. Hasta entonces el examen de estos "extraños" monumentos, dispersos aquí y allá, originó suposiciones que eran por lo menos fantasiosas. Se creía que eran obras construidas por gigantes o, incluso, obras del diablo. Por lo tanto, las primeras investigaciones fueron para entender el uso de estas estructuras y establecer su edad, aunque la ausencia de objetos de metal indicaban el período al cual podrían pertenecer.
Investigaciones preliminares
En la segunda mitad del siglo XIX, la publicación del primer mapa europeo de las localidades megalíticas conocidas resaltaba tantas coincidencias que condujo a la creencia de que fueron la obra de una única población. Por lo tanto, parecía justificable considerar el "fenómeno megalítico" una manifestación cultural inusual del Oriente Próximo y a los dólmenes, en concepto, la reproducción no natural de la gruta funeraria mediterránea.
El arqueológo australiano V. Gordon Childe reforzaba esta hipótesis en su último libro The Prehistory of European Society, donde sostiene que la construcción de los enormes mausoleos fue llevada a cabo por míticos misioneros megalíticos, miembros de algunas de las primeras tribus egeas del Mediterráneo oriental, quienes divulgaron una fe religiosa conocida por pertenecer a los cultos de Gea, Gaya o Gaia, la diosa madre, diosa de la tierra.
Datación
El perfeccionamiento de los sistemas de datación absoluta, gracias al método de radiocarbono 14C, puso fin a esta tesis de una vez por todas. Se comprobó que las tumbas megalíticas más antiguas se originaron en la Europa central/septentrional. Los dólmenes bretones datan del 4500 a.C. (más antiguos, por lo tanto, que las pirámides de Egipto, los zigurat mesopotámicos y los grandes sitios cretenses y micénicos). Se expandieron más al sur, a la Francia central y meridional, al suroeste hasta España y Portugal y al noreste a las tierras bajas centrales de Europa, Suecia y más. Concluyeron su fase con las más recientes construcciones en Malta alrededor del 2400 a. C. y en Italia a comienzos del II milenio a. C.
El período de tiempo mencionado fue suficiente para que cada región desarrollara una tipología local, aunque manteniendo una característica común: el uso de bloques o losas de piedra, a veces de dimensiones colosales, lo que los convirtió en fenómenos ligados una cultura ampliamente extendida.
Los dólmenes mediterráneos datan de una era más cercana a la actual. Se pueden encontrar alrededor de 100 por toda Cerdeña, algunos de los cuales, los llamados dólmenes quiste, estaban elaborados con losas de piedra ensambladas en una manera cubiforme, datados hasta la Edad del Cobre, alrededor de 3000-2100 a. C. Los dólmenes en Italia meridional, más recientes, se remontan a la primera mitad del II milenio a. C., el período correspondiente a la última fase de la Edad del Bronce.
Fuera de Europa, la presencia más frecuente de dólmenes se encuentra en la península de Corea, donde hay unas 200.000 estructuras megalíticas. Los dólmenes coreanos son sorprendentemente similares a los de Europa. Los hallazgos excavados en el interior de muchos de los dólmenes demuestran que se utilizaban normalmente para los entierros de la élite. En ocasiones, los dólmenes coreanos se construían muy cerca unos de otros, creando áreas similares a cementerios con entre 30 y 100 estructuras.
Características principales
La configuración más elemental del dolmen es trilítica: una losa horizontal de piedra colocada sobre dos piedras ubicadas verticalmente para formar la construcción, donde los elementos estructurales enmarcan un espacio cuadrangular. Tales formas se pueden ver casi en cualquier parte, en Islandia, Escocia, Inglaterra, Alemania septentrional, Francia, España, Escandinavia, Dinamarca, Holanda, Córcega, Cerdeña, Apulia, Sicilia, Malta, África del norte, Marruecos, Trípoli, Egipto, Siria, Palestina, Bulgaria, Crimea, Cáucaso, Irán, India, Corea.
Le siguieron formas más complejas, fueron hechas de una larga o aún más larga sucesión de trilitos, generando dos tipos particulares: la tumba de corredor y la tumba de galería (allée couverte). Las tumbas de corredor, construidas con grandes losas de piedra fijadas verticalmente en el terreno (ortostatos), tienen corredores que varían en longitud y conducen a una cámara o a varias cámaras de forma poligonal. Las tumbas de galería, en cambio, tienen un solo espacio de forma rectangular usado completamente como una cámara sepulcral.
Algunas de estas estructuras evolucionaron a construcciones más complicadas, como en el caso de los dólmenes de domo falso donde el techo convexo se obtenía de la disminución gradual de la distancia entre las losas del edificio. Otro ejemplo es el de los dólmenes con cámaras laterales, caracterizados por una serie de celdas alrededor de la central. Cada sepulcro, o serie de sepulcros, se completaba con una cubierta de tierra mezclada con piedras.
En cualquier región en la que se construyeran hubo que afrontar problemas inestimables, como encontrar piedras adecuadas y transportar el material para la construcción. En aquellas áreas donde la piedra era muy dura y difícil de romper, se erigieron monumentos enormes; mientras que en otros lugares, donde era fácil astillar la piedra, se construyeron estructuras por el método de la piedra seca en vez de usar la auténtica técnica megalítica. Este es el caso de los pequeños dólmenes sicilianos.
Al sur, las islas de Malta y Gozo albergan los más extraordinarios sitios prehistóricos del Mediterráneo, los "templos megalíticos". Se construyeron entre cerca del 4000 y el 2500 a. C. Estaban dedicados a un culto de adoración a una diosa de la fertilidad. Los dólmenes, como hay que llamarlos correctamente, (unos 20 en total) deben datarse en un periodo sucesivo (la segunda mitad del tercer milenio a.C.). En muchos casos, son pequeñas cámaras con cubierta formada por una gran losa colocada sobre piedras verticales. Se afirma que pertenecen a una población ciertamente diferente de aquella que construyó los templos megalíticos anteriores.
No todas las estructuras megalíticas de piedra eran monumentos funerarios: los crómlech o crónlech de Stonehenge en Inglaterra y los menhires de Carnac en Francia, por mencionar algunos, habrían servido para otros propósitos extraordinarios, quizás relacionados con la práctica de un culto astronómico. Podrían haber representado el producto de una cultura que buscaba captar el centro de irradiación de energía positiva absoluta en el universo. El "prototipo" de esta arquitectura casi seguramente tenía sus orígenes en una serie de afortunadas casualidades (la ocurrencia natural de piedras caídas o de algún "escenario" natural sugestivo debió dejar volar la imaginación religiosa de ciertas comunidades prehistóricas). Tanto es así que se otorgó a las piedras un significado místico excepcional.