Imperio Romano de occidente

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Joshua J. Mark
por , traducido por David Cohen
Publicado el 27 septiembre 2019
Disponible en otros idiomas: inglés, francés
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Routes of the Barbarian Invaders (by The Department of History, United States Military Academy, Public Domain)
Rutas de los invasores bárbaros
The Department of History, United States Military Academy (Public Domain)

El Imperio Romano de occidente es un término moderno para referirse a la mitad occidental del Imperio Romano después de que fuese dividido en dos por el emperador Diocleciano (r. 284-305 d.C.) entre el 285 y el 286 d.C. Los romanos jamás usaron este término. En su cúspide (ca. 117 d.C.) el Imperio Romano se extendía desde Italia por toda Europa hasta las islas británicas, pasando por el norte de África, bajando por Egipto y subiendo por Mesopotamia a través de Anatolia. Para el 285 d.C. el Imperio Romano había crecido tanto que ya no era posible gobernar todas las provincias desde la silla central de Roma.

Poco tiempo después de ascender al poder, Diocleciano nombró co-emperador a uno de sus oficiales compañeros llamado Maximiano (r. 285/286-305 d.C.) y al hacerlo, dividió el imperio en dos mitades con Bizancio (luego Constantinopla) como capital del Imperio Oriental y el Imperio Occidental gobernado desde Milán (con Roma como una capital simbólica o ceremonial). Ambas mitades fueron conocidas como "El Imperio Romano" a pesar de que, con el tiempo, el Imperio Oriental adoptó el griego en vez del latín como su idioma oficial, perdiendo mucho del carácter del Imperio Romano tradicional.

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El Imperio Oriental floreció mientras que el Occidental tuvo dificultades que lo llevaron finalmente a su caída cerca del año 476 d.C. Con el tiempo, se convirtió en los cimientos del Sacro Imperio Romano (982-1806 d.C.) - visto como el renacimiento de los valores y el orden del Imperio Romano en su cúspide - primero bajo el reinado de Carlomagno (r. 800-814 d.C.) cuyos sucesores no lo mantendrían y luego, oficialmente fundado por Otto I de Alemania (r. 962-973 d.C.). El Sacro Imperio Romano perdió cohesión y autoridad de forma sistemática, como una institución arcaica incapaz de gobernar en una era moderna, volviéndose cada vez más corrupto e ineficiente hasta su disolución final en 1806 d.C.

La crisis de Roma

El Imperio Romano fue fundado por el primer emperador Augusto (r. 27 a.C.-14 d.C.) creciendo de manera sostenida en poder a partir del reinado de los "cinco buenos emperadores" denominado así debido a la prosperidad y el orden que mantuvieron. Los cinco buenos emperadores fueron:

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Después de Marco Aurelio su hijo Cómodo (r. 180-192 d.C.) se convirtió en emperador disipando el poder de Roma a partir de su auto indulgencia y un gobierno ineficiente. Posterior al asesinato de Cómodo Roma experimentó un año de confusión (conocido como el año de los cinco emperadores) durante el cual cinco hombres diferentes tomaron el poder y fueron depuestos hasta que Septimio Severo (r. 193-211 d.C.) fundó la dinastía Severa y restauró el orden. Severo buscó el favor de los militares, habiendo aprendido del año de los cinco emperadores que esto ero lo mejor para un emperador y devaluó la moneda para poder generar más dinero y así aumentar el salario de las tropas. Además, estableció el precedente del emperador fuertemente soportado en el apoyo de los militares, comprometiendo así efectivamente el papel tradicional del emperador romano.

Cuando DiocleCiano llegó al poder restauró el orden y dividió el gobierno del Imperio entre él mismo en el este y Maximiano en el oeste.

En el 235 d.C. el emperador Alejandro Severo (r. 222-235 d.C.) fue asesinado por sus propias tropas que sentían que no actuaba en favor de sus intereses. Este hecho condujo a Roma a una era conocida como la "Crisis del siglo tercero" (o la Crisis Imperial, 235-284 d.C.) durante la cual 20 emperadores habrían de ir y venir en cerca de 50 años, una estadística alarmante comparada con los 26 emperadores que gobernaron en los 250 años entre Augusto y Alejandro Severo.

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Cuando Diocleciano llegó al poder restauró el orden y dividió el gobierno del Imperio entre él mismo en el este y Maximiano en el oeste. La crisis del siglo tercero mostró cuan peligroso era que Roma dependiera de un sólo emperador cuya muerte podría resultar en inestabilidad. Diocleciano también comprendió que el Imperio simplemente era muy grande para ser gobernado eficientemente por un solo hombre. Luego de la división, Diocleciano instituyó su tetrarquía - o el gobierno de cuatro - mediante el cual el imperio se dividió aún más entre cuatro hombres que gobernaban sus propias secciones.

Bajo el reinado de Constantino El Grande (324-337 d.C.) el imperio como un todo floreció, pero nunca logró estar tan cohesionado como cuando estuvo bajo el gobierno de los "Cinco buenos emperadores". El Imperio Oriental estableció un comercio lucrativo y prosperó mientras que el Imperio de Occidente luchaba y, dado que ambas secciones se veían la una a la otra como competencia, trabajaron como entidades separadas que compartían un vínculo común pero que servían a sus propios intereses.

La disolución del Imperio

Aun así, las dos mitades del imperio continuaron prosperando por igual hasta el reinado del emperador Teodosio I (379-395 EC) cuando las fuerzas tanto internas como externas incidieron en romper las dos mitades. Estas fuerzas incluyeron, pero no se limitaron a:

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  • Inestabilidad política
  • Los intereses propios de ambas mitades
  • La invasión por parte de las tribus bárbaras
  • La corrupción del gobierno
  • Los ejércitos mercenarios
  • La dependencia excesiva del trabajo esclavo
  • La inflación y el desempleo masivo
  • El ascenso de la Cristiandad

Como se ha señalado, tanto Roma Oriental como Occidental persiguieron sus propios intereses en vez de trabajar de manera conjunta hacia sus intereses comunes. Esta falta de cohesión fomentó la inestabilidad política que se agravó a causa de la corrupción del gobierno, especialmente entre las autoridades provinciales quienes abusaron de su posición para el provecho personal. Los mercenarios Godos y Hunos dentro del ejército romano no guardaban lealtad hacia Roma en tanto simplemente luchaban por una paga y además no eran tratados como creían merecerlo. La sobre dependencia al trabajo esclavo eliminó puestos de trabajo dentro de las clases bajas que luego terminaron dependiendo de la asistencia pública. La devaluación de la moneda por parte de Septimio Severo se convirtió en una política de los emperadores posteriores dando como resultado una inflación.

El énfasis de Teodosio I por diseminar el cristianismo y aplastar las influencias paganas también ha sido señalado como un factor que contribuyó a la caída de Roma. El anterior sistema pagano de creencias de los romanos había sido la religión del estado; la fe fundamentaba al estado y el estado soportaba a la fe. Los dioses romanos se preocupaban por Roma y su éxito. El nuevo dios cristiano no tenía ningún interés personal en Roma per se y era el dios de todos. La naturaleza del cristianismo, de acuerdo con algunos académicos, sirvió para debilitar la cohesión tradicional que el paganismo romano le dio al imperio. Este punto ha sido debatido por siglos, pero la persecución de Teodosio I a los paganos es un factor más concreto en tanto, como emperador del oriente como del occidente, tenía el poder de unir al Imperio Romano, pero en cambio, lo dividió aún más a partir de la intolerancia religiosa.

Rome's Pantheon
Panteón de Roma
Capitu (CC BY)

Teodosio I llegó al poder siguiendo una serie de reveses para Roma. La Guerra Gótica del 376 al 382 d.C. debilitó seriamente al Imperio Occidental a pesar de que las batallas eran libradas habitualmente por las fuerzas del Imperio Oriental. En la Batalla de Adrianópolis en 378 d.C., el emperador oriental Valente (r. 364-378 d.C.) fue derrotado por Fritigerno (380 d.C.) de los godos y muchos historiadores concuerdan en señalar este hecho como el comienzo del fin del Imperio Romano. El emperador Graciano (del Imperio Occidental r. 367-383 d.C.) había elevado a Teodosio como co-emperador y cuando murió. Teodosio I se convirtió en emperador de ambas mitades del imperio. El tratamiento de Teodosio I a los mercenarios góticos, especialmente durante la Batalla del Frígido en 394 d.C., provocó que el rey Godo Alarico I (r. 395-410 d.C.) saqueara Roma en el año 410 d.C.

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Esto no significa en absoluto que el reinado de Teodosio I haya conducido al final del Imperio Romano. No existe una única causa para el decline y la caída de Roma. Un deterioro constante del poder y el prestigio habían sido constantes antes de la derrota romana de Adrianópolis y todas estas presiones y desafíos culminaron en la deposición del emperador Rómulo Augústulo (r. 475-476 d.C.) por el rey germano Odoacro el 4 de septiembre de 476 d.C., antes de Adrianópolis. El Imperio Romano Occidental en esencia cayó con el ascenso de Odoacro quién marcó una nueva era en la que el Reino de Italia remplazó al poder de Roma en el oeste.

El Reino de Italia

Mientras que el año c. 476 d.C. tradicionalmente ha sido aceptado como la fecha para el final del Imperio Romano de Occidente, esta entidad continuó bajo el reinado de Odoacro (r. 476-493 d.C.) quién, en cualquier caso, oficialmente simplemente gobernaba en lugar del emperador depuesto Julio Nepote (que había sido depuesto por el general Orestes que había colocado a su hijo Rómulo Augústulo en el trono). Por lo tanto, algunos historiadores y académicos sitúan la fecha del fin del Imperio Romano en 480 d.C. con el asesinato de Julio Nepote. Después de la muerte de Nepote, Odoacro anexó la región de Dalmacia a sus propias tierras lo que causó preocupación en Zenón (r. 474-475, 476-491 d.C.), emperador de la porción oriental del Imperio y bajo cuya autoridad a Odoacro se le permitió gobernar. Desde la perspectiva de Zenón, Odoacro estaba actuando con demasiada autoridad independiente y comenzaba a convertirse en una amenaza significativa.

Map of Odoacer's Italy in 480 CE
Mapa de la Italia de Odoacro en el 480 d.C.
Thomas Lessman (CC BY-SA)

Sus sospechas fueron confirmadas cuando Odoacro fue encontrado apoyando en una revuelta al general Illos, rival de Zenón. Zenón entonces empeló al líder gótico Teodorico (posteriormente conocido como Teodorico El Grande, r. 493-526 d.C.) para derrotar a Illos, aunque después Teodorico dio vuelta a su formidable ejército contra Zenón y Constantinopla. El académico Guy Halsall explica:

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Los godos amenazaron Constantinopla y asaltaron los Balcanes, pero no pudieron tomar la capital, mientras Zenón seguro detrás de la famosa triple línea de muralla de la ciudad, era poco probable que pudiera expulsarlos por completo de sus territorios. Se requería una solución que funcionara para ambas partes: que los ostrogodos de Teodorico se trasladaran a Italia y se deshicieran del "tirano" Odoacro. (287).

Teodorico invadió Italia a la cabeza de su ejército en el 488 d.C. y luchó contra las fuerzas de Odoacro a través de la región por los siguientes cuatro años. Finalmente, Juan, obispo de Rávena negoció un acuerdo por el cuál Odoacro y Teodorico gobernarían juntos, pero, en la fiesta de celebración del fin de las hostilidades en 493 d.C. Teodorico asesinó a Odoacro y reclamó el trono para sí mismo.

El reinado de Teodorico trajo orden y prosperidad a la región a través de leyes, proyectos civiles y un aumento en la producción de alimentos, pero, después de su muerte en el 526 d.C., sus sucesores no fueron capaces de mantener el reino unido. El emperador oriental Justiniano I (r. 527-565 d.C.) aseguró el control sobre el Reino de Italia enfrentando la mayor resistencia por parte del rey ostrogodo Totila (r. 541-552 d.C.) quién reclamó el derecho a la misma autonomía que Teodorico había ganado de Roma. Justiniano I envió a su famoso general Belisario (505-565 d.C.) a Italia, pero incluso él no pudo ser más astuto o vencer a Totila. El general Narsés (480-573 d.C.) finalmente derrotó a Totila en la Batalla de Tagina en el 552 d.C. regresando Italia a las autoridades romanas hasta la invasión de los lombardos en el 568 d.C.

El Sacro Imperio Romano

Los lombardos crecieron en poder estableciendo ducados a lo largo de Italia hasta que fueron derrotados en el 774 d.C. por Carlomagno en la Batalla de Desiderio. Para este momento, la mayoría de lombardos se habían asimilado con las poblaciones de Italia y los vecinos Francos. La victoria de Carlomagno simplemente aceleró este proceso. El cristianismo era ahora la religión dominante de Europa y. desde que había sido legitimado y expandido bajo el dominio romano, había muchos cristianos que se rehusaban a dejar que el concepto del Imperio Romano desapareciera. Carlomagno de los francos fue proclamado Emperador Romano de Occidente en el 800 d.C. por el Papa León III y se le confió proteger y perpetuar el mensaje cristiano.

Bust of Charlemagne
Busto de Carlomagno
Beckstet (CC BY-NC-SA)

Carlomagno se convirtió en el campeón más prominente de la Cristiandad en su momento, extendiendo su imperio mientras que, al mismo tiempo, lanzaba cruzadas contra los sarracenos musulmanes tal y como lo había hecho previamente contra los sajones paganos (a través de las Guerras sajonas de 772 al 804 d.C.). Muchos poemas e historias, incluyendo el famoso Cantar de Roldán (o Canción de Rolando), fueron escritos para celebrar a Carlomagno y sus caballeros por sus aventuras defendiendo los valores cristianos a costa de las vidas de cristianos y no cristianos. Este nuevo imperio cristiano reclamó ser el descendiente directo del antiguo Imperio Romano simplemente defendiendo la causa de Cristo en vez de la de un emperador individual.

Este nuevo imperio cristiano reclamó ser el descendiente directo del antiguo Imperio Romano simplemente defendiendo la causa de Cristo en vez de la de un emperador individual.

Carlomagno sentó los cimientos para el nuevo imperio, pero, como ocurre con muchos gobernantes eficientes y poderosos, sus sucesores no lograron mantener su mismo nivel de eficiencia y el reino se desmoronó.

Fue reunificado por Otón I de Alemania quién siguió el ejemplo del camino de Carlomagno al poder a través de las cruzadas contra los no cristianos (en este caso, los magiares). Dando continuidad a su asociación con Carlomagno, Otón I se proclamó a sí mismo emperador del Santo Imperio Romano Germánico en 962 d.C.

Otón I continuó las políticas de mantener la nación cristiana, siguiendo el ejemplo de Carlomagno a lo largo de su reinado, estableciendo el estándar para aquellos que los sucederían. El Sacro Imperio Romano continuó viéndose a sí mismo en este rol de defensor de la verdad cristiana a través de la guerra, hasta que, en un declive sistemático que involucró intrigas políticas, corrupción y casi una guerra incesante con una lucha interna constante, el imperio se disolvió en 1806 d.C.

El famoso escritor francés Voltaire en el capítulo 70 de su trabajo de 1756 d.C. Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones anota que, "La aglomeración que fue llamada y aún se hace llamar el Sacro Imperio Romano no era ni sagrado, ni romano, ni un imperio" algo con lo que los historiadores desde la época de Voltaire han estado de acuerdo. El Sacro Imperio Romano lo era solo de nombre y luego de que el último emperador, Francisco II abdicara al trono, Napoleón desarmó la estructura política que lo soportaba y el territorio quedó bajo el control francés a partir de la Confederación del Rin.

Conclusión

La caída de Roma y sus múltiples causas han sido objeto de debate por siglos. Aunque en la actualidad hay un consenso casi generalizado en las causas, no hay dos listas que enfaticen el mismo punto o que incluso incluyan las mismas causas. Halsall ofrece una visión interesante de la caída de Roma occidental al abordar el declive del siglo V d.C.:

Lo más irónico de todo es que durante el siglo anterior es casi imposible identificar una única figura que haya intentado realmente causar la desaparición [de Roma]. Todos los actos decisivos en la caída del Imperio fueron ejecutados por personas que intentaban crear una mejor posición para ellos dentro del tipo de estructuras imperiales que habían existido en el siglo IV. En un famoso dicho, André Piganiol escribió que "la civilización romana no murió de muerte natural, fue asesinada". Ninguna alternativa parece correcta. El Imperio Romano no fue asesinado ni murió de muerte natural; se suicidó accidentalmente. (283)

El punto de Halstall es que, por intentar mantener un sistema de gobierno y una estructura social que ya no funcionaba, Roma se condenó a sí misma al fracaso. Roma "accidentalmente cometió suicidio" al aferrarse a un modelo de su pasado que no podía funcionar más. El maltrato a los godos por parte de los gobernadores provinciales romanos, que resultó en la rebelión gótica, las guerras y la Batalla de Adrianópolis es un ejemplo de esto. Los llamados "bárbaros" no tolerarían más un tratamiento inferior de parte de los romanos como había ocurrido en el pasado y como los romanos pensaban que debían seguir haciéndolo.

Temple of Saturn, Rome
Templo de Saturno, Roma
Elias Rovielo (CC BY-NC-SA)

Los intentos por revivir, preservar y forzar el modelo del Imperio Romano en una era que ya no podía soportarlo, deberían considerarse como una causa significativa subyacente de la caída de Roma en occidente. Esta misma pasión por revivir los "días de gloria" del imperio también contribuyó a la disolución del Sacro Imperio Romano. Los tiempos habían cambiado, las personas habían cambiado con ellos y una forma anticuada de gobierno simplemente no tenía esperanza de sobrevivir en nuevo clima político y social.

Las formas de gobierno, como las personas, no sobreviven colgadas del pasado, sino que lo hacen adaptándose a los desafíos del presente y moviéndose hacia el futuro. Roma fue incapaz de este tipo de perspectiva y así, como cualquier otra entidad que se aferra fuertemente al pasado, no pudo sobrevivir al tipo de desafíos que presentan oportunidades de cambio y crecimiento.

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Sobre el traductor

David Cohen
David Cohen es actualmente profesor asistente en la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de Los Andes en Bogotá. Durante casi 20 años ha trabajado en el campo de la conservación preventiva como consultor en muchos museos de Colombia.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2019, septiembre 27). Imperio Romano de occidente [Western Roman Empire]. (D. Cohen, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-696/imperio-romano-de-occidente/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Imperio Romano de occidente." Traducido por David Cohen. World History Encyclopedia. Última modificación septiembre 27, 2019. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-696/imperio-romano-de-occidente/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Imperio Romano de occidente." Traducido por David Cohen. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 27 sep 2019. Web. 22 dic 2024.

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