Diocleciano

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Donald L. Wasson
por , traducido por Luis Mario Caso González
Publicado el 02 febrero 2014
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, italiano
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Roman Emperor Diocletian (by Carole Raddato, CC BY-SA)
Emperador romano Diocleciano
Carole Raddato (CC BY-SA)

Diocleciano fue emperador romano de 284 a 305 d.C. Tras la derrota y muerte del emperador romano Filipo el Árabe en 249 d.C., el imperio sufrió más de tres décadas de gobiernos ineficaces. Los días de gloria de Augusto, Vespasiano y Trajano habían quedado atrás y el otrora poderoso imperio sufría tanto financiera como militarmente. Los ataques eran constantes a lo largo del Danubio y en las provincias orientales. Finalmente, en 284 d.C. subió al trono imperial un hombre que cambiaría por completo la faz del imperio. Su nombre era Diocleciano.

Primeros años

Diocles, que pasaría a la historia como Diocleciano, nació el 22 de diciembre de 245 d.C. en la provincia balcánica de Dalmacia, en una familia humilde. Al igual que muchos de los que le precedieron, tras ingresar en el ejército ascendió rápidamente, llegando a formar parte de un cuerpo de élite del ejército ilirio. Más tarde, sus habilidades se vieron recompensadas cuando se convirtió en comandante del ejército en Moesia, una provincia del norte de los Balcanes situada justo al oeste del Mar Negro. En el 283 d.C. acompañó al emperador romano Caro a Persia, donde formó parte de la guardia imperial o protectores domesticis, cargo que continuaría bajo el sucesor e hijo de Caro, Numeriano. A diferencia de muchos de los que le precedieron, la muerte de Caro en el 283 d.C. se debió a causas naturales.

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El reinado del joven emperador duraría poco. Aunque hay quien sospecha que Diocleciano tuvo algo que ver en la muerte de Numeriano en 284 d.C., el comandante de la Guardia Pretoriana Arrio Aper, suegro de Numeriano, cargó con la culpa; se dio cuenta de que su yerno era incompetente y esperaba asegurarse el trono imperial. Sin embargo, sus planes fracasaron. Diocleciano vengaría la muerte del emperador matando a Aper delante de sus propias tropas. Tras ser proclamado emperador en noviembre de 284 d.C., Diocleciano cruzó el estrecho del Bósforo hacia Europa, donde se encontró con Carino, hermano y coemperador de Numeriano, al que derrotó en la batalla del río Margo, en la que el joven emperador fue supuestamente asesinado por sus propias tropas. Con esta victoria, Diocleciano obtuvo el control total del imperio, asumiendo el nombre de Cayo Aurelio Valerio Diocleciano.

La división del Imperio


DIOCLECIANO ENCONTRÓ UNA SOLUCIÓN AL VIEJO PROBLEMA DE LA SUCESIÓN: LA TETRARQUÍA.

Diocleciano comprendió que uno de los principales problemas para gobernar un territorio de la extensión del Imperio romano era, precisamente, su inmenso tamaño. Era demasiado grande para ser gobernado por una sola persona, así que una de las primeras medidas que tomó el nuevo emperador fue dividir el imperio en dos partes. A falta de un heredero, en noviembre de 285 d.C., poco después de asegurarse el trono imperial, nombró César en Occidente a un oficial ilirio (que resultó ser su yerno) llamado Maximiano. El nuevo César, que sería ascendido a Augusto un año más tarde, asumió inmediatamente el nombre de Marco Aurelio Valerio. Diocleciano, a quien nunca le gustó demasiado la ciudad de Roma, seguiría siendo emperador en oriente. El nombramiento de Maximiano proporcionó a Diocleciano el tiempo necesario para ocuparse de los continuos problemas en oriente, pero a pesar de la posición de Maximiano como coemperador, Diocleciano se consideraba el emperador principal (algo con lo que Maximiano estaba de acuerdo), y conservaba la capacidad de vetar cualquier decisión de Maximiano. Atrás quedaba el principado de Augusto; en su lugar estaba el dominado.

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Por desgracia tanto para Diocleciano como para Maximiano, la paz en el imperio no pudo mantenerse por mucho tiempo. Las dificultades que habían asolado el imperio durante las últimas décadas continuaron. Al igual que con sus predecesores, pronto estallaron los problemas a lo largo del río Danubio, en Moesia y Panonia. Durante los cinco años siguientes, Diocleciano pasaría la mayor parte del tiempo en campaña por la mitad oriental del imperio. Una victoria final en el 286 d.C. le proporcionaría no sólo una paz largamente esperada, sino también el título de Germanicus Maximus. Diocleciano demostró habilidades similares en Persia al derrotar a los sármatas en 289 d.C. y a los sarracenos en 292 d.C.

Diocletian's Palace, Split
Palacio de Diocleciano en Split
Carole Raddato (CC BY-SA)

Maximiano tuvo problemas similares en Occidente. Un oficial sin escrúpulos llamado Carausio, comandante de la flota romana del Mar del Norte, se hizo con el control de Britania y parte del norte de la Galia, proclamándose emperador. Se le había concedido el mando tras ayudar a Maximiano a derrotar a los rebeldes bagaudos en la Galia. Más tarde, cuando se supo que se estaba quedando con gran parte del "botín de guerra", fue declarado proscrito y Maximiano dictó su sentencia de muerte. Pero, como muchos de los hombres que se autoproclamaron emperadores, encontró la muerte a manos de alguien bajo su propio mando, en este caso su ministro de finanzas Alecto.

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El concepto de un imperio dividido aparentemente funcionaba. Sin embargo, había que hacer frente a una situación a la que se habían enfrentado todos los emperadores desde Augusto: la sucesión. La solución de Diocleciano a este viejo problema fue la tetrarquía, una idea que preservaba el imperio en su estado actual, con dos emperadores, pero que permitía una transición fluida en caso de que un emperador muriera o abdicara. La nueva propuesta preveía dos Augusti, Diocleciano en oriente y Maximiano en occidente, y un César para cada emperador. Este "César" sucedería al "Augusto" si éste moría o renunciaba. Cada uno de los cuatro administraría su propio territorio y tendría su propia capital. Aunque el imperio seguía dividido, cada César respondía ante ambos Augusti. Para ocupar estos nuevos cargos, Maximiano adoptó y luego nombró César a su comandante pretoriano Constancio. Constancio se había ganado una gran reputación tras dirigir con éxito varias campañas contra Carausio. Diocleciano eligió como su César a Galerio, que había servido con distinción bajo los emperadores Aureliano y Probo.

Este nuevo acuerdo pronto se puso a prueba cuando surgieron problemas tanto en Persia como en el norte de África. En África, una confederación bereber, los Quinquegentanei, invadió la frontera imperial. En Persia, el poder fue arrebatado al rey súbdito Teredates en 296 d.C., y el ejército invasor avanzó hacia la capital siria de Antioquía. Desgraciadamente, en la contraofensiva Galerio juzgó mal la situación y sufrió una vergonzosa derrota a manos de los persas. Por esta humillación, fue reprendido públicamente por Diocleciano. Afortunadamente, pudo reunir refuerzos y derrotar a los persas y a su líder Narses en Mesopotamia, con lo que se negoció un tratado favorable. En Egipto se produjo una insurrección liderada por Lucio Domicio Domiciano que, por supuesto, se proclamó emperador. Su muerte, un posible asesinato en diciembre de 297 d.C., llevó al "trono" a Aurelio Aquileo. En 298 d.C. Diocleciano derrotó y mató al aspirante a emperador en Alejandría. El éxito de Maximiano en el norte de África, las victorias de Constancio en el oeste y la reconquista de Britania, así como las victorias de Galerio contra los carpos a lo largo del Danubio trajeron la paz al imperio.

Plan of the Baths of Diocletian
Plano de las Termas de Diocleciano
B. Fletcher (Public Domain)

Administración interna

Estas victorias le permitieron por fin a Diocleciano dedicar su atención a otro proyecto: los asuntos internos. Aunque su mayor logro sería siempre la tetrarquía, también reorganizó todo el imperio, desde el sistema tributario hasta la administración provincial. Para reducir la posibilidad de revueltas en las provincias periféricas, el emperador duplicó el número de provincias de cincuenta a cien. A continuación, organizó estas nuevas provincias en doce diócesis gobernadas por vicarios que no tenían responsabilidades militares. Estas funciones fueron asignadas a los comandantes militares. El sistema militar también se reorganizó en fuerzas de campaña móviles, los comitantenses, y unidades fronterizas, los limitanei.

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A diferencia de los emperadores anteriores, Diocleciano evitó el sistema de patronazgo, nombrando y promoviendo a individuos que no sólo estaban cualificados, sino que eran personas en las que podía confiar. Desgraciadamente, a medida que la importancia de la Roma imperial disminuía y el centro del poder se desplazaba hacia el este, muchos miembros del Senado de Roma perdieron gran parte de su influencia en las decisiones administrativas. Debido a la influencia de Grecia y de la cultura griega, el verdadero centro del imperio se desplazó hacia el este. Esto se acentuaría bajo el emperador Constantino, pues convertiría una pequeña ciudad griega, Bizancio, en un brillante ejemplo de cultura y comercio, la Nueva Roma. Roma nunca fue la capital elegida por ninguno de los emperadores. Según se dice, y a pesar de proyectos tan grandiosos como las nuevas termas romanas, las mayores del mundo romano cuando se terminaron en 305 d.C., Diocleciano sólo visitó la gran ciudad una vez y fue justo antes de su abdicación. Incluso Maximiano prefería Mediolanum, el actual Milán. Para Diocleciano, la capital estaba donde él estuviera; sin embargo, finalmente eligió Nicomedia como capital.

Las finanzas del imperio siempre habían sido un punto de discordia para la mayoría de los emperadores, y dado que se necesitaba más dinero para financiar la reorganización provincial y la expansión del ejército, había que revisar el antiguo sistema tributario. El emperador ordenó un nuevo censo para determinar cuánta gente vivía en el imperio, cuánta tierra poseía y qué podía producir esa tierra. Para recaudar dinero y frenar la inflación, Diocleciano aumentó los impuestos y revisó el proceso de recaudación. Se obligó a los individuos a permanecer en el negocio familiar, fuera o no rentable. Para frenar la inflación galopante promulgó el Edicto de Precios Máximos, legislación que fijaba los precios de los bienes y servicios, así como los salarios a pagar; sin embargo, este edicto resultó ser inaplicable.

Diocleciano y los cristianos

Aparte de los continuos problemas con las finanzas y la seguridad fronteriza, Diocleciano estaba preocupado por el continuo crecimiento del cristianismo, una religión que atraía tanto a los pobres como a los ricos. Los cristianos habían demostrado ser una espina en el costado imperial desde los días de Nerón. El problema se agravó a medida que aumentaba su número. Diocleciano quería estabilidad y eso significaba un retorno a los dioses más tradicionales de Roma, pero el cristianismo lo impidió. Para la mayoría de los emperadores que precedieron a Diocleciano, los cristianos ofendían la pax deorum o "paz de los dioses". Del mismo modo, desde los tiempos del emperador Augusto existía el culto imperial, es decir, la deificación del emperador; pero tanto judíos como cristianos se negaban a considerar dios a ningún emperador.

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Sin embargo, parte del problema también provenía del ego de Diocleciano. Empezó a considerarse un dios viviente, exigiendo que la gente se postrara ante él y besara el borde de su manto. Llevaba una diadema enjoyada y se sentaba en un magnífico trono elevado. En 297 d.C. exigió que todos los soldados y miembros de la administración que hicieran sacrificios a los dioses; los que no lo hicieran serían obligados inmediatamente a dimitir. A continuación, en el 303 d.C. ordenó la destrucción de todas las iglesias y textos cristianos. Todos estos edictos fueron promovidos por Galerio. Sin embargo, a lo largo de esta Gran Persecución, los cristianos se negaron a rendirse y sacrificar a los dioses romanos. Miembros destacados del clero fueron arrestados y se les ordenó sacrificar o morir, y un obispo de Nicomedia que se negó fue decapitado. Todo cristiano que se negaba era torturado y asesinado. Finalmente, la persecución llegó a su fin en el año 305 d.C.

Diocletian's Mausoleum
Mausoleo de Diocleciano
Carole Raddato (CC BY-SA)

Abdicación y muerte

En el año 303 d.C., tras su único viaje a Roma, Diocleciano enfermó gravemente, lo que le obligó a abdicar del trono en el 305 d.C. y retirarse a su enorme palacio-fortaleza de Spalatum (la actual Split, en Croacia). El enorme complejo amurallado incluía calles con columnatas, salas de recepción, un templo, un mausoleo, una casa de baños y extensos jardines. Diocleciano también convenció a Maximiano para que abdicara. Esta abdicación conjunta permitió a Constancio y Galerio suceder como nuevos augusti. Maximino y Severo fueron nombrados nuevos césares. Aunque salió brevemente de su retiro en 308 d.C., el viejo emperador permaneció en su palacio sembrando coles hasta su muerte en octubre de 311 d.C.

Por desgracia, la visión de Diocleciano de una tetrarquía acabaría fracasando. Tras años de guerras entre sucesores, Constantino, hijo de Constancio, reunificó el imperio tras la batalla del Puente Milvio en el año 312 d.C. Constantino gobernaría desde una ciudad que un día llevaría su nombre, Constantinopla. Y, en una decisión que habría hecho gritar a Diocleciano, le dio al cristianismo el reconocimiento que merecía, incluso convirtiéndose él mismo en cristiano. En 476 d.C., con la caída del imperio en Occidente, Oriente, aunque aún guardaba cierto parecido con la Antigua Roma, renacería como Imperio bizantino.

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Bibliografía

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Sobre el traductor

Luis Mario Caso González
Soy un joven graduado de inglés y ruso. Me encanta la historia, el arte y la filosofía. A través de la traducción puedo ayudar a acceder al conocimiento para entender mejor el mundo y tomar buenas decisiones.

Sobre el autor

Donald L. Wasson
Donald impartió clases de Historia de la Antigüedad, de la Edad Media y de los Estados Unidos, en el Lincoln College (Normal, Illinois) y desde que comenzó a estudiar sobre Alejandro Magno, siempre ha sido y será un estudiante de historia. Le ilusióna transmitir conocimientos a sus alumnos.

Cita este trabajo

Estilo APA

Wasson, D. L. (2014, febrero 02). Diocleciano [Diocletian]. (L. M. C. González, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-697/diocleciano/

Estilo Chicago

Wasson, Donald L.. "Diocleciano." Traducido por Luis Mario Caso González. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 02, 2014. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-697/diocleciano/.

Estilo MLA

Wasson, Donald L.. "Diocleciano." Traducido por Luis Mario Caso González. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 02 feb 2014. Web. 30 dic 2025.

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