La historia del alfabeto comenzó en el antiguo Egipto. Para el 2700 a.C., la escritura egipcia tenía un conjunto de unos 22 jeroglíficos que representaban sílabas que empezaban con una sola consonante de su idioma, junto con una vocal (o sin vocal) que proporcionaría el hablante. Estos glifos se usaban como guías de pronunciación para los logogramas, para escribir inflexiones gramaticales y, más adelante, para transcribir préstamos de otras lenguas y nombres extranjeros.
Sin embargo, aunque podría parecer que tenía una naturaleza alfabética, los unilíteros egipcios originales no eran un sistema y nunca se llegaron a usar para codificar el habla egipcia. A mediados de la Edad de Bronce se cree que se desarrolló un sistema de escritura aparentemente "alfabético" conocido como escritura protosinaítica en Egipto central en torno a 1700 a.C., por o para los trabajadores semíticos, pero solo se ha descifrado una de estas escrituras primitivas y su naturaleza exacta sigue abierta a la interpretación. Teniendo en cuenta la apariencia y los nombres de las letras, se cree que está basado en los jeroglíficos egipcios.
Esta escritura acabó derivando en el alfabeto protocananeo, que después fue perfeccionado como el alfabeto fenicio. También dio lugar al alfabeto árabe meridional, del que desciende el alfabeto del ge'ez (un alfasilabario). Hay que tener en cuenta que los sistemas de escritura mencionados hasta ahora no se consideran alfabetos propiamente, ya que ninguno tiene caracteres para representar las vocales. Estos primeros alfabetos sin vocales se llaman abyads (alfabetos consonánticos), y todavía existen en escrituras como el árabe, el hebreo y el siríaco.
El fenicio fue el primer sistema de escritura fonémico importante. A diferencia de otros dos sistemas de escritura ampliamente usados en la época, el cuneiforme y los jeroglíficos egipcios, este solo contaba con dos docenas de letras distintas, lo que hacía de él un sistema suficientemente simple de aprender para los comerciantes comunes. Otra ventaja del fenicio era que se podía usar para escribir muchas lenguas diferentes, ya que registraba las palabras de manera fonémica.
La colonización fenicia permitió que esta escritura se extendiera por el Mediterráneo. En Grecia se modificó el sistema para añadir las vocales, creando así el primer alfabeto verdadero. Los griegos usaron las letras que representaban sonidos que no existían en griego y las cambiaron para representar las vocales. Este hecho marca la creación de un alfabeto "real", un sistema de escritura que tiene símbolos explícitos tanto para consonantes como para vocales. En un principio había muchas variantes del alfabeto griego, una situación que dio lugar a que surgieran muchos alfabetos distintos a partir de este.
La forma de Cumas del alfabeto griego fue llevada por los colonos griegos de Eubea a la península italiana, donde dio lugar a la aparición de una variedad de alfabetos usados para escribir las lenguas itálicas. Uno de estos acabó convirtiéndose en el alfabeto latino, que se extendió por toda Europa a medida que los romanos expandían el imperio. Incluso tras la caída del Imperio romano, el alfabeto sobrevivió en las obras intelectuales y religiosas. Con el tiempo se usó para las lenguas provenientes del latín (las lenguas romances) y después para las demás lenguas de Europa.