El sistema de datación a.e.c./e.c. se utilizó por primera vez en el siglo XVII, y con el propósito de ser inclusivo se ha empleado desde entonces en publicaciones académicas dirigidas a personas de todos los credos y culturas. Además, el método es más preciso, debido a que no pretende designar el año del nacimiento de Cristo, fecha que nadie conoce.
En los últimos años se ha criticado con persistencia la utilización del sistema a.e.c./e.c., «antes de la era común»/«de la era común», en lugar de a.C./d.C., «antes de Cristo»/«después de Cristo» para fechar los acontecimientos históricos. Se ha manifestado que esta designación no es más que un intento de «eliminar a Cristo del calendario», y de actuar de conformidad con los efectos «subversivos» de una posición políticamente correcta. Según sus opositores, la utilización de a.e.c./e.c. resulta ofensiva para los cristianos, quienes consideran que las fechas se identifican según el tiempo transcurrido hasta, y a partir de, el nacimiento de Jesús. Más aún, proclaman que la denominación a.e.c./e.c. no tiene sentido debido a que se refiere al mismo, exacto, acontecimiento que a.C./d.C. Quienes se oponen al empleo de la denominación «era común» parecen abrigar la idea que la Biblia estipula de manera explícita el empleo de a.C./d.C., o que de alguna manera esta notación está respaldada por la autoridad bíblica.
El sistema a.C./d.C. no está amparado por autoridad bíblica alguna; se creó más de 500 años después de ocurridos los hechos descritos en el Nuevo Testamento cristiano y su uso no pasó a ser una práctica aceptada hasta transcurridos otros 500 años. En épocas recientes el empleo de a.e.c./e.c. se ha hecho mucho más común, pero no constituye una nueva invención de los «políticamente correctos», y ni siquiera es tan moderno. El empleo de «era común» en sustitución de d.C. aparece por primera vez en idioma alemán durante el siglo XVII e.c., y en inglés en el XVIII. El empleo de esta designación para la datación no guarda relación alguna con «eliminar a Cristo del calendario», y por el contrario, sí está dirigido a ofrecer la precisión que requiere el tratamiento de sucesos históricos, y a incluir personas de todas las creencias en los debates relacionados con la historia.
Historia de a.C./d.C.
El calendario hebreo, aún en uso, se fundamenta en un concepto conocido por el nombre de Anno Mundi, «en el año del mundo», el cual fecha los eventos a partir del inicio de la creación de la tierra, según el cálculo de las escrituras. Las antiguas civilizaciones como las de Mesopotamia y Egipto basaban sus calendarios en los reinados de los reyes o en los ciclos de las estaciones establecidos por los dioses. En Mesopotamia, por ejemplo, la fecha de un acontecimiento podía especificarse con la frase «cinco años a partir del reinado del rey Shulgi», y en Egipto con «tres años después del último festival Opet de Ramsés, segundo de ese nombre», o también como «en el décimo año del reinado de Ramsés, el que triunfó en Kadesh». Los romanos continuaron empleando este método de datación, de manera que para contar los años establecieron tres sistemas distintos en diferentes épocas: a partir de la fundación de Roma, respecto a los cónsules que estaban en el poder, y con referencia a los emperadores que reinaban en un momento determinado.
el empleo de A.E.C./e.c. no guarda relación alguna con «eliminar a cristo del calendario» y sí está dirigido a lograr precisión histórica.
Julio César (100-44 a.e.c.) modificó el calendario, y durante su reinado, entre el 49 y el 44 a.e.c., cambió el nombre de los meses. Este esquema permaneció en uso, con revisiones periódicas, hasta 1582, año en que el Papa Gregorio XIII estableció el calendario gregoriano, vigente en la actualidad. En sus años iniciales el cristianismo empleaba el calendario Anno Mundi y el calendario romano; sin embargo, alrededor del 525 un monje cristiano llamado Dionisio Exiguo (que vivió en torno a los años 470-544), introdujo un nuevo concepto de fechado, que estableció las bases del sistema de datación a.C./d.C. desarrollado con posterioridad.
Dionisio inventó el concepto de Anno Domini, que significa «en el año de nuestro Señor», en un intento de estabilizar la fecha de celebración de la Pascua. Por la época en que se ocupaba de este asunto, los cristianos de la influyente iglesia de Alejandría databan los hechos a partir del 284, inicio del reinado del emperador romano Diocleciano, quien perseguía a los miembros de la nueva fe. Dionisio buscaba que las iglesias orientales y occidentales acordaran una fecha única en la que todos los cristianos celebraran la Pascua.
Constantino el Grande había planteado este objetivo en el Concilio de Nicea efectuado en el año 325, pero hasta entonces no había logrado concretarse. Con ese fin Dionisio sustituyó los sistemas de datación de años que empleaban los romanos y alejandrinos por el suyo propio, en el cual la era cristiana contemporánea se contaba a partir del nacimiento de Jesús de Nazaret. Su solución, además, eliminaba otra contradicción que encontraba preocupante: que se fecharan los sucesos a partir del reinado de un emperador que había asesinado a tantos cristianos.
La Biblia y a.C./d.C.: el nacimiento de Jesús
El único problema que traía consigo este sistema de datación era que nadie sabía cuándo había nacido Jesús de Nazaret. El propio Dionisio no lo conocía, y el método que concibió no se pronunciaba en cuanto al establecimiento de una fecha definitiva de la ocurrencia de ese hecho. Los cálculos que hizo para la creación de un calendario cristiano que armonizara la fecha de la celebración de la Pascua y resultara aceptable a las iglesias orientales y occidentales de la época parecen haber estado fundamentados en la confianza en las escrituras y en la historia conocida hasta entonces.
no existe autoridad bíblica que respalde el concepto a.C./d.C., creado más de 500 años después de los acontecimientos descritos en el nuevo testamento cristiano.
Dionisio nunca declaró haber estado en conocimiento de la fecha de nacimiento de Jesús y ninguno de los autores que le sucedieron hizo el reclamo en su favor. No inició sus trabajos de modificación del calendario con el objetivo de precisar la fecha del nacimiento de Jesús. Procedió según los deseos del Papa de la época, que deseaba la realización de la visión de Constantino. La celebración de la resurrección durante la Pascua se consideraba de suprema importancia para la iglesia, y Constantino, de consuno con quienes ejercían el poder, aspiraba a que todas las iglesias la observaran el mismo día. La tarea de Dionisio era contribuir a su consecución, y trató de lograrlo mediante la modificación del calendario; calcular la fecha del nacimiento de Jesús era un medio para lograr un fin, no un fin en sí mismo.
Por otra parte, el empleo de los cuatro Evangelios para determinar la fecha del nacimiento de Jesús resulta problemático: el Evangelio de Juan no concuerda con los otros tres, y Mateo, Marcos y Lucas no siempre coinciden entre ellos respecto a los hechos de importancia. El experto Robert R. Cargill explica:
Según el Evangelio de Mateo, Jesús nació durante el reinado de Herodes el Grande. Múltiples fuentes de la antigüedad afirman que Herodes murió en el 4 a.e.c. Si el Evangelio de Mateo es históricamente exacto, esto implicaría que Jesús de Nazaret nació antes o durante el año 4 a.e.c., lo cual significaría que Jesús nació en el 4 a.C., es decir, ¡4 años antes de Cristo! Si a estos 4 años añadimos el hecho de que Herodes el Grande no murió de inmediato tras el nacimiento de Jesús, sino que, de conformidad con Mateo, ordenó la muerte de todos los niños de dos o menos años de edad con el fin de matar a Jesús, pueden añadirse dos años más a la fecha de nacimiento de Jesús, lo que la llevaría a cerca del 6 a.e.c. Si además se adiciona el año cero, que no se ha contado, resulta muy probable, según el Evangelio de Mateo, que Jesús naciera alrededor del ¡7 a.e.c.!
Por lo tanto el sistema a.C./d.C. contiene un error fundamental, debido a que falsea el nacimiento de Jesús en unos 7 años. Esto significa que el ministerio de Jesús no comenzó alrededor del año 30, sino cerca del año 23. De igual manera, Pentecostés y el origen de la Iglesia cristiana no deben fijarse en el «33 d.C.», sino alrededor del 26 e.c.
El sistema a.C./d.C. presenta otro problema aún mayor: el año del nacimiento de Jesús difiere en dependencia del Evangelio que se lea. Mientras el Evangelio de Mateo afirma en el capítulo 2:1 que Jesús nació durante el reinado de Herodes el Grande, el Evangelio de Lucas asevera en el capítulo 2:1-2 que Jesús vio la luz durante el primer censo del mandato de Quirinio, gobernador de Siria. Según fuentes de la antigüedad, el censo tuvo lugar en torno al año 6 e.c. Por lo tanto, el contenido de la Biblia no es coherente en cuanto al año del nacimiento de Jesús. (2)
Sin embargo, la mente de Dionisio no daba cabida a inconsistencias bíblicas en el momento en que se enfrascó en sus cálculos. En ninguna parte u oportunidad explica la manera en que arribó a sus conclusiones sobre la fecha de nacimiento de Jesús, y nunca afirma haberla datado con exactitud. Lo que el monje necesitaba era que el calendario cristiano funcionara de conformidad con los deseos del Papa, lo cual logró hacer.
«el sistema a.c./d.c. contiene un error fundamental, dado que falsea el nacimiento de jesús en unos 7 años», r. r. cargill.
La era común
Así todo, la responsabilidad por las designaciones a.C./d.C. no recae sobre Dionisio. Su único interés consistía en fechar los eventos acontecidos a partir de la encarnación de Jesús de Nazaret, lo cual constituía otro aspecto del problema que enfrentaba: ¿Qué instante debía emplearse para fechar la encarnación de Jesús, la natividad o la anunciación? Tampoco explica Dionisio la manera en que resolvió este asunto. La verdadera fecha del nacimiento de Jesús de Nazaret sigue siendo desconocida.
En la obra de Dionisio los sucesos que se producen después de la encarnación de Jesús tienen lugar en «el año del Señor», y no se toman en consideración los ocurridos con anterioridad. El uso de a.C./d.C. para distinguir períodos de tiempo llegó más tarde, a partir de la publicación de La historia eclesiástica del pueblo inglés (The Ecclesiastical History of the English People) escrita por Beda en el año 731. Las designaciones a.C. y d.C. aparecían en obras anteriores, pero el libro de Beda las popularizó y más tarde la emplearon otros autores.
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Sin embargo, la nomenclatura no llegó a ser aceptada de manera universal, y su uso no se generalizaría hasta el reinado de Carlomagno, entre los años 800 y 814, quien instituyó el sistema para estandarizar la datación en toda Europa. A pesar de los esfuerzos de Carlomagno, el empleo del sistema de calendario Anno Domini no se acogió en todas las naciones europeas, ni en definitiva se reconoció en otras partes del mundo. No fue hasta el siglo XV que Europa adoptó el calendario Anno Domini que más tarde durante el siglo XVI, en 1582, el Papa Gregorio XIII reformaría.
En el siglo XVII aparece por primera vez el término «era vulgar» en los escritos del astrónomo y matemático alemán Johannes Kepler (1571-1630 e.c.), quien lo emplea en sustitución de Anno Domini. En aquella época «vulgar» no significaba «grosero», sino «común» o «corriente», y se utilizaba para designar hechos que con anterioridad se habían denotado con la frase «en el año del Señor», o simplemente «de la era actual». Entonces los escritores comenzaron a utilizar de manera indistinta las frases «era vulgar», «después de la época de Cristo», y «en la era común», la cual a la postre llegó a escribirse en forma escueta como «era común» y luego como e.c., que trajo consigo la modalidad a.e.c para definir los eventos de ocurrencia anterior a la era común. El primer uso de «era común» en lengua inglesa se remonta a la publicación de La historia de las obras de los eruditos o un recuento imparcial de los libros impresos en fechas recientes en todas partes de Europa con una relación específica del estado de los conocimientos en cada país (The History of the Works of the Learned or An Impartial Account of Books Lately Printed in all Parts of Europe with a Particular Relation of the State of Learning in Each Country) en Londres, en 1708, por H. Rhodes. La frase aparece en una oración de la página 513, que lee «el cuarto siglo de la era común».
la gran mayoría de los académicos que no profesaban el cristianismo adoptaron las nuevas designaciones, debido a que se les simplificaba la comunicación con la comunidad cristiana.
La gran mayoría de los académicos que no profesaban el cristianismo adoptaron las nuevas designaciones debido a que se les simplificaba la comunicación con las comunidades cristianas. Los estudiosos judíos, islámicos, hindúes y budistas podían conservar sus respectivos calendarios y a la vez hacer uso del calendario gregoriano para referirse a los acontecimientos que trataban, sin verse obligados a hacer concesiones sobre sus creencias personales al no tener que aceptar la divinidad de Jesús de Nazaret. Dado que las designaciones a.e.c./e.c. concuerdan con las de a.C./d.C., los cristianos podían actuar en correspondencia con igual claridad. A lo largo de los siglos XVIII y XIX, se hizo frecuente que en respetuosa señal de aprobación al cristianismo, la expresión «era común» se empleara en frases como «era común de Cristo» o «era común de la Encarnación», hasta que a finales del siglo XX de nuevo se revirtió a su forma más sencilla de «era común».
La designación a.e.c./e.c. en la actualidad
En consecuencia, el uso de a.e.c./e.c. en la actualidad no es un intento de quienes se consideran «políticamente correctos» de eliminar a Jesús de Nazaret del calendario, sino que tiene antecedentes históricos. Su empleo se originó a partir del momento en que las gentes comenzaron a cuestionar los conocimientos que recibían y la fiabilidad de las fuentes, así como a conformar bien sustentadas opiniones personales acerca de la manera en que funcionaba el universo. Kepler emplea la expresión «era vulgar» en una época en que surgían profundas interrogantes acerca de muchas instituciones y concepciones, entre las cuales se encontraba la forma en que Dionisio había llegado a sus conclusiones acerca de la fecha de nacimiento de Jesús.
En la actualidad continúa el uso de a.e.c/e.c. debido a que es más preciso que a.C./d.C. Dionisio no comprendía el concepto de cero, ni Beda tampoco. Por lo tanto, el calendario que empleaban como referencia para fechar eventos, es inexacto. El año 1 d.C. se ubicaba a continuación del 1 a.C., sin que existiera un punto de partida para la nueva cronología de eventos. A partir de Dionisio el sistema a.C./d.C. quedó fundamentado en la teología cristiana, que daba por entendido que alguien, en este caso Dionisio, realmente conocía la fecha del nacimiento de Jesús de Nazaret. Para datar un acontecimiento presente respecto a otro acaecido en el pasado debe conocerse el instante en que el hecho pasado ocurrió. Es posible afirmar que la edad de una persona es de 20 años solo si puede asegurarse con objetividad que la persona nació 20 años atrás en una fecha determinada. Fechar un evento respecto a un punto impreciso conlleva un error intrínseco: una afirmación enunciada sobre esta base no es verdadera, debido a que se apoya en una suposición falsa.
Hacia la época en que se comenzó a cuestionar la manera en que Dionisio había arribado a la fecha de nacimiento de Jesús y su autenticidad, ya habían transcurrido más de 1000 años y se había documentado mucha historia. Dado que no había forma de deshacer el sistema de datación de Dionisio, la aserción de que los acontecimientos se fechaban a partir del nacimiento de Jesús se cambió por la afirmación de que los años transcurridos hasta la ocurrencia de cierto hecho se contaban a partir del momento en que la tradición cristiana suponía que Jesús de Nazaret había nacido. Tal aseveración resulta más precisa debido a que no afirma algo que no tiene manera de ser sustentado. Aunque este sistema de designación de fechas en realidad se refiere al mismo evento, lo hace solo por necesidad, a causa de que el sistema de Dionisio se había aceptado y empleado durante mucho tiempo en las obras escritas. Al igual que el sistema a.C./d.C., este sistema de datación tampoco cuenta con un año cero, pero no lo necesita, debido a que no pretende fechar la historia a partir de un suceso específico.
Además de ser más preciso, el sistema a.e.c./e.c. es inclusivo. El empleo de a.C./d.C. refiere cada suceso a una ocurrencia anterior o posterior al nacimiento de Jesús de Nazaret, que está subordinado al entendimiento cristiano de su persona. Para los cristianos, Jesús es el Cristo, el ungido de Dios, el Mesías. El calendario hace un «conteo regresivo» hasta el nacimiento de Jesús y luego procede a contar progresivamente, apartándose de él. A un cristiano esta fórmula puede parecerle cuestión de sentido común y que así es como funciona el mundo, pero no a alguien ajeno a esa tradición. Los pueblos de distintas culturas y sistemas de creencias deben poder acceder a la historia y debatirla sin que en su datación intervenga la creencia cristiana en Jesús como Mesías e hijo de Dios.
Considerando estas razones, la World History Encyclopedia sigue (en sus artículos originales en inglés) las normas internacionales que rigen las directrices académicas del siglo XXI, y emplea la designación BC/BCE (el equivalente inglés a «a.e.c./e.c.») en lugar de BC/AD (el equivalente inglés a «a.C./d.C.»). La enciclopedia cuenta con un público lector internacional que profesa múltiples credos y reconoce muchos sistemas de creencias diferentes, por lo que ha adoptado esta designación en su esfuerzo por ser precisa, adherirse a principios académicos, y actuar de manera inclusiva y acogedora para todos.
Cabe destacar que, en el caso de las traducciones de los artículos al español (y a otras lenguas romances), se prefiere conservar la designación tradicional debido a su mayor uso y difusión.
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Mark, Joshua J.. "Origen e historia del sistema de datación a.e.c./e.c.."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 27, 2017.
https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1041/origen-e-historia-del-sistema-de-datacion-aecec/.
Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 27 marzo 2017. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.