Las seis herejías principales de la Edad Media

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Joshua J. Mark
por , traducido por Miriam López
Publicado el 01 julio 2019
Disponible en otros idiomas: inglés, árabe, francés, italiano, portugués
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La iglesia medieval estableció el monopolio sobre la vida espiritual de los europeos en la Temprana Edad Media ( hacia 476-1000) y consolidó ese poder a lo largo de la Alta (1000-1300) y la Baja Edad Media (1300-1500). Por el camino, el clero se corrompió cada vez más, ignoró los principios básicos del cristianismo y vivió pródigamente de los diezmos del pueblo.

Los párrocos se convirtieron en sinónimo de hipocresía y pecado, hasta el punto de que el anticlericalismo se había extendido por toda Europa mucho antes de la Alta Edad Media y contribuyó al desarrollo de sistemas de creencias alternativas condenadas como herejías.

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Jan Hus Being Burnt at the Stake
Jan Hus quemado en la hoguera
Fb78 (Public Domain)

El pueblo llano (tampoco la nobleza) no podía hacer mucho más contra la corrupción del clero porque la iglesia tenía las llaves del destino eterno de las personas. La salvación y la vida eterna solo se podían alcanzar siguiendo sus preceptos. La alternativa era pasar la eternidad en los tormentos del infierno o una estancia limitada, pero casi igual de desagradable, en el fuego del purgatorio, donde se quemaban los pecados. El cielo, el infierno y el purgatorio se consideraban certezas absolutas después de la muerte y, dado que la iglesia dictaba las normas sobre el destino del alma, no había más remedio que aceptar el comportamiento atroz del clero.

La misa cristiana se recitaba en latín, la biblia estaba en latín y los feligreses aprendían y memorizaban las oraciones, como el Padre Nuestro y el Ave María en latín, una lengua que ningún campesino y pocos nobles entendían. El ministerio de Cristo, tal y como se recoge en los evangelios de la biblia, era propiedad exclusiva del clero, que afirmaba que solo la iglesia podía entender las intenciones del dios cristiano de forma correcta e interpretarlas para los demás.

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La iglesia católica fue la única forma de cristianismo reconocida para los europeos que no seguían a la iglesia ortodoxa oriental hasta que la Reforma protestante (1517-1648) frenó su poder. Antes de la Reforma, las llamadas herejías ofrecían la oportunidad de expresarse religiosamente fuera de los preceptos estrechamente definidos e interesados de la iglesia.

Los herejes

Para la Iglesia, un hereje era similar a alguien con una enfermedad contagiosa.

Aunque en teoría Europa fue cristiana ortodoxa durante toda la Edad Media, hubo una serie de movimientos que cuestionaron las enseñanzas de la iglesia y trataron de establecer su propia versión del cristianismo o, como en el caso de los paulicianos, bogomilos y cátaros, una especie de religión hermana basada en los principios del maniqueísmo persa, el gnosticismo griego y el cristianismo. Estos movimientos fueron condenados como herejías y aplastados sin piedad por la iglesia católica medieval para mantener su poder.

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Aunque hubo muchos movimientos denominados heréticos a lo largo de la Edad Media, estos seis fueron las que tuvieron mayor impacto y resultaron una fuente de inspiración para otros:

  • Paulicianos
  • Bogomilos
  • Cátaros
  • Valdenses
  • Lolardos
  • Husitas

Todos sufrieron la represión de la iglesia, a menudo con la matanza de poblaciones que no tenían nada que ver con la herejía, ya que la iglesia seguía insistiendo en su autoridad espiritual como representante de Dios en la tierra. Mantenía y avivaba el terror de su visión del infierno y el purgatorio, y un hereje era alguien con una enfermedad contagiosa que había que mantener alejado de la población para evitar que la enfermedad se propagara y hacer esfuerzos para curarlo. Al principio estos esfuerzos se basaron en palabras (misioneros que debatían con los herejes para reconducirlos a la ortodoxia), pero pronto se hizo evidente que los herejes eran superiores en el debate, por lo que recurrieron a medidas más serias, que finalmente darían lugar a devastaciones como la cruzada albigense de 1209-1229 y la infamia de las inquisiciones medievales.

Los primeros herejes y Nicea

El cristianismo entre los siglos I y IV fue interpretado de forma diferente por diversas facciones religiosas. Después de que Constantino el Grande (reinó entre 306-337) convirtiera el cristianismo en religión estatal de Roma, exigió una visión unificada para la nueva fe, lo que se intentó en el primer Concilio de Nicea en el año 325. Antes de esto, las enseñanzas de Arrio de Alejandría (256-336), que negaba la validez de la trinidad cristiana entre otras creencias ortodoxas, resultaban tan válidas como cualquier otra forma de cristianismo. Los ebionitas del siglo IV, entre otros, negaban la divinidad de Cristo y se adherían a la creencia conocida como adopcionismo, según la cual Jesús de Nazaret, un hombre sin pecado, fue "adoptado" por Dios a través de su bautismo, muerte y resurrección, pero no era "el hijo unigénito de Dios". Los donatistas del siglo IV en el norte de África afirmaban que el clero cristiano debía estar libre de pecado para emular a Cristo y a sus apóstoles, por lo que cualquier clérigo manchado por el pecado debía ser excluido de administrar ritos o celebrar la misa.

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First Council of Nicaea
Ícono del primer Concilio de Nicea
Jjensen (Public Domain)

Constantino creyó haber tenido una visión de Jesucristo justo antes de la decisiva batalla del puente Milvio en el año 312, en la que derrotó a su rival Majencio y asumió todo el poder como emperador romano. Cristo se le apareció de la misma manera que lo habían hecho los dioses paganos del pasado y, obviamente, Cristo era un dios de poder superior. A Constantino no le interesaba una visión del cristianismo que negara la divinidad de Cristo, ni estaba dispuesto a tolerar lo que consideraba el puntillismo de los donatistas o el adopcionismo de los ebionitas y otros, a quienes se condenó en Nicea y se estableció una plataforma ortodoxa de creencias.

Entre los muchos cambios que introdujo Nicea está la posición de segunda clase de las mujeres en la iglesia, que a partir de entonces serían consideradas laicas y ayudarían en las funciones de la iglesia, pero no podrían enseñar ni tener autoridad sobre los hombres. Antes de Nicea, hay constancia de muchas mujeres influyentes y bastante poderosas en la iglesia, cuya labor era tan importante, y a menudo más que la de sus homólogos masculinos. La exclusión de las mujeres de los puestos de poder fue otro aspecto del establecimiento de una visión ortodoxa del cristianismo, y una vez que solo hubo una forma correcta de interpretar y practicar la fe, cualquier otra era una herejía que había que eliminar.

La Iglesia y el poder temporal

La iglesia ejercía el poder temporal a través de medios seculares, ya que Constantino y sus sucesores inmediatos se consideraban campeones cristianos. Al estar exenta de pagar impuestos, la iglesia amasó una riqueza considerable. Además también exigía una décima parte de los ingresos de los creyentes como diezmo, con lo que esta riqueza crecía y se traducía en tierras y poder. En el siglo VIII, la iglesia dio un paso más para aumentar su supremacía a través de la falsificación conocida como La Donación de Constantino, donde se afirmaba que Constantino el Grande había cedido su poder al Papa, quien a su vez permitía reinar al emperador gracias a su buena voluntad. El poder temporal pertenecía en realidad al papa y a su iglesia y solo se prestaba al monarca que reinaba en un momento dado.

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Las sectas heréticas condenaban la hipocresía, la riqueza inmerecida y la corrupción de la Iglesia, además de negar la legitimidad del papado, del clero e incluso de los sacramentos.

Se discute el impacto real de este documento durante la mayor parte de la Edad Media, pero el concepto en el que se basa (y la creciente participación de la Iglesia en los asuntos de estado) fue significativo. Animó a Pipino el Breve, rey de los francos (reinó entre 751-768) a hacer su propia donación a la Iglesia de La Donación de Pipino, que cedió las tierras que había conquistado a los lombardos a la iglesia y estableció los estados pontificios. También podía crear su propia milicia, participar en campañas militares y, puesto que pretendía ser el poder detrás de cualquier trono, intimidar a los monarcas para que cumplieran con sus intereses.

Su implicación en los asuntos seculares preocupaba a muchos y escandalizaba a otros. En la Italia medieval, las facciones conocidas como güelfos y gibelinos surgieron en el siglo XII en respuesta a la controversia de las investiduras, por la que la Iglesia podía nombrar a altos funcionarios sin consultar al rey. Los güelfos apoyaban la supremacía papal, mientras que los gibelinos apoyaban al emperador del Sacro Imperio. Los gibelinos, sin embargo, nunca se manifestaron en contra de la iglesia en sí, solo contra sus abusos de poder, mientras que las sectas heréticas condenaban la hipocresía de la iglesia, la riqueza inmerecida y el resto de sus manifestaciones de corrupción, además de negar la legitimidad del papado, del clero e incluso de los sacramentos.

Seis grandes herejías medievales

Los sacramentos incluían el bautismo, la confirmación, la comunión, la penitencia, el matrimonio, las órdenes sagradas y la unción de los enfermos (también conocida como extremaunción). Era necesario observar los sacramentos para ser considerado un cristiano en gracia de Dios, y estos ritos debían ser administrados por el clero católico para ser válidos. La iglesia cobraba por cada uno de estos ritos y, si no se podía pagar con dinero, había servir a la iglesia de Cristo. Hubo algunos que se dieron cuenta de que el clero vivía bastante bien y parecía mucho menos preocupado por su nivel de servicio que por adquirir artículos de lujo y vivir con comodidad.

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Cualquier queja contra este tipo de comportamiento era una crítica a la propia iglesia y se no podía permitir. El reconocimiento de cualquier crítica habría requerido una reforma, lo cual no estaba entre los intereses de la iglesia. Aun así, algunos miembros importantes del clero pidieron cuentas a la iglesia, como el sacerdote y académico Pedro Abelardo (1079-1142), que afirmaba que la dialéctica (la práctica de investigar la verdad de una proposición de forma racional) debía aplicarse no solo a los sacramentos, sino a las políticas eclesiásticas e incluso a la misma biblia. La iglesia le condenó por hereje, quemó su obra y le obligó a retractarse.

Otros supuestos herejes llevaron su causa al pueblo, que con frecuencia abrazó las nuevas ideas antes de que la iglesia las aplastaras. La nobleza, especialmente, acogió una alternativa a la iglesia católica con la esperanza de que cualquier institución que la derrocara fuera menos intrusiva en sus asuntos. Los siguientes seis sistemas de creencias comenzaron como reacciones a la corrupción de la iglesia y desarrollaron su propia visión de la espiritualidad y la divinidad.

Los paulicianos (siglos VII-IX) fueron fundados en Armenia por Constantino-Silvano (muerto en 684) y fomentaron la comunicación directa con Dios a través de la oración. Defendían la vuelta a lo simple y la comunión del cristianismo primitivo, como se expresa en la vida de San Pablo (hacia 5- 67). No tenían iglesias y se reunían en los hogares de los adeptos, a los que llamaban "lugares de oración". Eran una fe dualista, creían en dos deidades todopoderosas (una buena y otra mala) en constante lucha y rechazaban la divinidad de Cristo y la veneración de María, así como todos los sacramentos y la jerarquía de la iglesia. Rechazaban por completo el concepto de sacerdocio, que establecía que la comunión con Dios era imposible sin la intervención de un sacerdote católico ordenado. La iglesia ordenó apedrear a Constantino-Silvano hasta la muerte, y quemar en la hoguera por herejes a muchos de sus seguidores o reubicarles con la esperanza de que se reformaran. Estos supervivientes desarrollaron, o al menos influyeron, la herejía de los bogomilos.

Massacre of the Paulicians
Masacre de los paulicianos
Cplakidas (Public Domain)

Los bogomilos (siglo XI) eran una secta religiosa formada en los Balcanes cuyo nombre es eslavo y probablemente significa "los queridos por Dios". Los bogomilos eran también una secta dualista, aunque desarrollaron el concepto de forma más completa. Creían que el mundo pertenecía a la deidad maligna y que el propósito de la vida era superar las tentaciones de este mundo y liberarse de las ataduras del cuerpo para volver al reino puro de Dios. Seguían los principios paulicianos al negar la divinidad de Cristo, la validez de los sacramentos y la jerarquía de la iglesia, pero incluían más elementos maniqueos y aspectos del gnosticismo griego. La iglesia les persiguió de forma constante, intentó eliminarlos mediante varias cruzadas, pero sus principios y su estructura organizativa básica sobrevivieron para influir en la herejía más conocida de la Edad Media: el catarismo.

Los cátaros (siglos XI-XIII, del griego "puros", también conocidos como albigenses por su asociación con la ciudad de Albi) eran una secta del sur de Francia que seguía en eencia las mismas creencias que los bogomilos, pero que, al igual que esta secta y los paulicianos, desarrollaba los conceptos. Los cátaros también eran dualistas y gnósticos, pero veneraban a una diosa Sofía (la sabiduría) que, según ellos, la iglesia había secuestrado y cuyo mensaje había pervertido. Los perfecti eran los clérigos cátaros, los creyentes eran credentes y había un tercer grupo de simpatizantes que eran nominalmente católicos. Los hombres y mujeres que ejercían de perfecti practicaban la abstinencia, eran vegetarianos y vivían en la pobreza, en marcado contraste con el clero católico. Algunos investigadores consideran que sus creencias influyeron en el desarrollo del género poético francés del amor cortés, ya que estaban asociados a dos mujeres que formaban parte de esa forma, Leonor de Aquitania (hacia 1122-1204) y su hija María de Champaña (1145-1198). la iglesia eliminó estas creencias en la cruzada albigense.

Pope Innocent III & the Albigensian Crusade
El papa Inocencio III y la cruzada albigense
Unknown Artist (Public Domain)

Los valdenses (siglo XII) fueron una secta distinta de las tres anteriores, fundada hacia 1177 por Pedro Waldo (hacia 1140-1205) de Lyon, Francia. Waldo era un comerciante adinerado que, buscando una relación más estrecha con Dios basada en las enseñanzas de Cristo, regaló su riqueza y predicó una doctrina de simplicidad, pobreza y servicio a los demás. Antes de distribuir su riqueza entre los pobres, pagó por la traducción de la biblia al provenzal, su lengua materna, y predicó el mensaje de Cristo directamente desde esa obra. Waldo y sus seguidores condenaron los aspectos mundanos de la iglesia (sobre todo La Donación de Constantino, que a su juicio contradecía directamente las enseñanzas de Cristo), además de negar la validez de los sacramentos (excepto el bautismo y la comunión), la existencia del purgatorio y la veneración de los santos y la Virgen. Cuando Waldo apeló al Papa Alejandro III (que sirvió entre 1159 y 1181) en 1179 para que lo aceptara, no se le consideró hereje, pero se le disuadió de predicar. Sin embargo, los valdenses acabaron siendo condenados por sus críticas a la iglesia, tachados de herejes, y tuvieron que huir a las montañas de Italia para escapar de la persecución.

John Wycliffe hizo traducir la Biblia del latín al inglés medio, lo que permitió el acceso a las Escrituras a todo aquel que pudiera leer la lengua vernácula.

Los lolardos (siglo XIV) eran los seguidores del sacerdote, filósofo y profesor de Oxford inglés John Wycliffe (1330-1384), que abogaba por una reforma drástica de la iglesia. Su nombre deriva de un término despectivo que les aplicaron los críticos a partir de la palabra neerlandesa para designar a alguien que balbucea oraciones. John Wycliffe hizo traducir la Biblia del latín al inglés medio, lo que permitió el acceso a las escrituras a cualquiera que supiera leer la lengua vernácula. A Wycliffe se le protegió en Oxford en virtud de la libertad de expresión académica, pero tras la revuelta de los campesinos de 1381, en la que al menos uno de los principales líderes campesinos era lolardo, la iglesia y el estado persiguieron a la secta. En 1395, los lolardos publicaron su documento Doce conclusiones de los lolardos, que condenaba, entre otras prácticas y políticas de la iglesia, la implicación de ésta en los asuntos temporales del estado, el celibato del clero, el sacerdotalismo, el pago de oraciones por los muertos, las cruzadas, la transubstanciación de la misa, la veneración de las reliquias de los santos y las peregrinaciones. Fueron perseguidos durante todo el siglo XV, pero sobrevivieron como movimiento clandestino y surgieron como una secta reputada tras la reforma inglesa.

Los husitas (siglo XV y posteriores) eran seguidores del filósofo y teólogo Jan Hus (1369-1415), rector de la Universidad Carolina de Praga, que admiraba la obra de Wycliffe y su defensa de la reforma. Hus y sus seguidores citaban con frecuencia los escritos de Wycliffe (prohibidos por la iglesia en el Reino de Bohemia) y se basaban en su propia defensa. Hus no fue considerado hereje hasta que se opuso a la venta de indulgencias (escritos comprados a la iglesia que reducían el tiempo de permanencia en el purgatorio) a la que Wycliffe también se había opuesto firmemente. A Hus se le llevó a juicio por su postura y otros comentarios que supuestamente había hecho y fue quemado en la hoguera en 1415. Su muerte desencadenó las guerras husitas entre 1419 - hacia 1434 entre los husitas y las fuerzas leales a la iglesia católica. Los husitas sobrevivieron a las cruzadas contra ellos y, al igual que los lolardos, se les reconoció durante la reforma protestante.

The Devil Selling Indulgences
El demonio vendiendo indulgencias
Packare (Public Domain)

Conclusión

A un lector de hoy en día puede resultarle difícil entender por qué no se inició una reforma seria con anterioridad. La respuesta, como se ha señalado, está en el monopolio total que la iglesia ejercía sobre la imaginería religiosa de los pueblos de Europa. Es fácil mirar atrás y reconocer lo que debería haberse hecho de otra manera y cuándo, pero incluso en la vida personal, a menudo es bastante difícil ver lo que debe hacerse y actuar en consecuencia.

A diferencia de las personas de la era moderna, las de la Edad Media tenían opciones limitadas de expresión espiritual. Era poco probable que un campesino francés abrazara el islam cuando su iglesia caracterizaba sistemáticamente a los musulmanes como "demonios" y aún menos probable que se acercara al judaísmo, ya que habría sido educado según las enseñanzas de la iglesia de que los judíos eran "asesinos de Cristo". Dejando de lado otras opciones, la existencia real del infierno (una eternidad de tormento incesante) hacía que la salvación espiritual fuera tan vital como el agua y la comida.

La iglesia creó una población que no podía concebir la existencia sin ella y la explotó al máximo. Sólo gracias a los esfuerzos de personas increíblemente valientes, unidos al espíritu de la época que ya no podía soportar la brutalidad y la hipocresía de la iglesia, nació la reforma protestante y se puso fin a la tiranía de la iglesia medieval.

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Sobre el traductor

Miriam López
I'm a translator and interpreter in an ever-changing world. I love languages and getting to know other cultures. Travelling has become the nearest way to learn from each other these days.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2019, julio 01). Las seis herejías principales de la Edad Media [Six Great Heresies of the Middle Ages]. (M. López, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1414/las-seis-herejias-principales-de-la-edad-media/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Las seis herejías principales de la Edad Media." Traducido por Miriam López. World History Encyclopedia. Última modificación julio 01, 2019. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1414/las-seis-herejias-principales-de-la-edad-media/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Las seis herejías principales de la Edad Media." Traducido por Miriam López. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 01 jul 2019. Web. 20 nov 2024.

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