Galacia fue el asentamiento celta más duradero y poderoso fuera de Europa. Fue el único reino notable que se forjó durante las invasiones celtas del Mediterráneo en los siglos IV y III a.C. Desde su fundación, Galacia fue una potencia enorme en Asia Menor capaz de exigir tributo a estados poderosos como el Reino de Pérgamo.
Galacia estaba situada en el este de Frigia, una región que ahora se encuentra en la moderna Turquía. Desde este bastión, los gálatas asaltaron y saquearon a sus vecinos de Asia Menor y del Egeo. Esta postura agresiva los puso en conflicto con varios poderes helenísticos e incluso con la república romana. Las comunidades celtas de Galacia mantuvieron su identidad hasta bien entrada la antigüedad tardía, a pesar de la asombrosa derrota en la guerra gálata de 189 a.C.
El éxodo celta
Para el siglo V a.C. y a causa de la sobrepoblación hubo una escasez de alimentos en Europa. En respuesta a esta falta de recursos y debido a una mayor competencia, los grupos de guerra celtas centraron su mirada hacia el sur. En la sociedad celta, los líderes jóvenes tenían que ganar prestigio mostrando destreza como guerreros y adquiriendo riqueza, a través de incursiones para ascender en la escala social. Para mantener su prestigio los líderes eran presionados de manera similar una vez que habían alcanzado un alto rango. Esta estructura social competitiva fomentó el conflicto armado y las incursiones audaces.
Al principio, pequeños grupos comenzaron a asaltar lugares tan distantes como Italia y el centro del Danubio. Durante los siglos IV y III a.C., estos movimientos crecieron hasta convertirse en desplazamientos de población a gran escala hacia la cuenca del Mediterráneo. Quizás los antiguos autores romanos tengan razón al suponer que la migración de los celtas estuvo motivada, en parte, por su apetito por los lujos mediterráneos como el vino y el aceite de oliva.
Una gran coalición de tribus celtas dirigida por un rey llamado Breno invadió Grecia en el siglo III a.C., quienes fueron derrotados en Delfos después de algunas victorias iniciales, luego de las cuales las tribus aliadas se dispersaron. Sin embargo, un grupo disidente se separó de esta coalición e invadió Tracia antes de asediar Bizancio. Dos jefes, Leonorio y Lotario, lideraron este grupo dividido de tres tribus, los Tolistóbogos, Tectósages y Trocmos. Solo la mitad de ellos eran hombres que luchaban, el resto eran mujeres y niños. Esta masa de colonos dependía de las incursiones y los saqueos para mantenerse, pero estaban en la alarmante necesidad de un hogar seguro a corto plazo.
Leonorio y Lotario junto con sus seguidores estaban destinados para algo más grande, a diferencia del futuro que tuvieron las tribus lideradas por Breno, pues fueron estos celtas a quienes se los conoció históricamente como los gálatas que se establecieron en Asia Menor.
Entrada en Anatolia
Nicomedes I de Bitinia (quien reinó del 278 al 255 a.C.) invitó a Leonorio y Lotario a Anatolia como sus aliados a cambio de asistencia marcial. Nicomedes I estaba en ese momento compitiendo contra su hermano Cipetes II de Bitinia y el rey seléucida Antíoco I Sóter (quien reinó del 281 al 261 a.C.). Los celtas demostraron ser valiosos aliados y Nicomedes I salió victorioso en sus batallas. Esta alianza permitió a Leonorio y Lotario traer a su gente a una tierra nueva y prometedora.
Cuando llegaron las tribus gálatas, Anatolia ya estaba repleta de diferentes pueblos, incluidas muchas otras comunidades trasladadas. Desde hace mucho tiempo los griegos habían establecido colonias y ciudades-estado en Asia Menor, y las tribus tracias habían emigrado a la península incluso antes de eso. Grecia había influenciado tanto a las tribus y a la mayoría de las ciudades, estas a su vez influyeron en Grecia durante siglos.
Galacia, un reino celta en Asia Menor
Durante algún tiempo, los celtas pudieron arrasar Asia Menor sin problemas. Desde sus puntos de apoyo iniciales en el Oriente Próximo, organizaron incursiones contra las ciudades circundantes. Antíoco I Sóter puso fin a este breve período de reinado autónomo con la “batalla de los elefantes” de 275 a.C. Los celtas que se enfrentaron a Antíoco nunca habían visto elefantes y la batalla se convirtió en una aplastante derrota.
Después de la batalla de los elefantes, las tribus celtas se aliaron con Mitrídates I del Ponto (quien reinó del 281 al 266 a.C.). Alrededor del 232 a.C., los celtas se establecieron alrededor de la ciudad de Ankara, en una parte de Frigia. Los reyes helenísticos que dividieron Asia Menor estaban de acuerdo en la necesidad de resolver el problema celta y asentar a las tribus merodeadoras en las áridas colinas de Anatolia Central parecía una solución adecuada. Eventualmente, esta región se conoció como Galacia, derivado de Galatae, un nombre griego para los celtas.
Los celtas que se asentaron en Galacia trajeron consigo su estilo de vida pastoril. Si bien algunas ciudades importantes como Ankara se utilizaron como sede tribal, los celtas no construyeron nuevas ciudades e incluso destruyeron algunas de las que ya existían. Las tribus gálatas construyeron fortalezas, conocidas como oppida (singular: oppidum) para proteger sus granjas y asentamientos. Los grupos tribales delimitaron sus propios territorios, y la competencia entre los jefes celtas de Galacia se reanudó rápidamente.
El geógrafo romano Estrabón (ca. 64 a.C. - ca. 24 d.C.) describió la historia de la organización política de Galacia:
Las tres tribus hablaban el mismo idioma y no se diferenciaban en nada; y cada una estaba dividida en cuatro porciones que se llamaban tetrarquías, teniendo cada tetrarquía su propio tetrarca, y también un juez y un comandante militar, ambos sujetos al tetrarca, y dos comandantes subordinados. El consejo de los doce tetrarcas estaba formado por trescientos hombres, que se reunían para dictar sentencia sobre los casos de asesinato. Así, entonces, era la organización de Galacia hace mucho tiempo, pero en mi tiempo el poder ha pasado a tres gobernantes, luego a dos, y luego a uno, Deyótaro y luego a Amintas, quien lo sucedió. Pero en la actualidad los romanos poseen tanto este país como todo el país que quedó sujeto a Amintas, habiéndolos unido en una sola provincia romana.
(Geografía, 12.5.1)
Si bien los celtas no emigraron a Asia Menor en cantidades lo suficientemente grandes como para desplazar a las poblaciones locales, se convirtieron en la casta gobernante. La cultura celta parece haberse extendido en los niveles bajos de la sociedad, y fue incorporada a las tradiciones locales.
Rivalidad con el reino de Pérgamo
Los gálatas no se quedaron cruzados de brazos después de establecerse en Galacia, pronto reanudaron sus ataques en el resto de Asia Menor. Las incursiones gálatas contra las ciudades del Egeo se intensificaron en el siglo III a.C., impulsadas por la gran riqueza y la inestabilidad política de las ciudades helenísticas.
La dinastía atálida, con sede en su capital de Pérgamo, era la gran potencia de la región y el enemigo más poderoso de los gálatas. Eumenes I de Pérgamo (quien reinó del 263 al 241 a.C.) pagó tributo a los gálatas a cambio de la paz, como lo hicieron los demás gobernantes de Asia. Átalo I (quien reinó del 241 al 197 a.C.) primer sucesor de Eumenes, no tenía intención de apaciguar a los gálatas con tesoros. En lugar de pagar Átalo I fue a la guerra con los gálatas para afirmar su poder.
Átalo I finalmente derrotó a los gálatas en los manantiales de Caicus en 233 a.C., una victoria dramática que se convirtió en su mayor logro. Pausanias, geógrafo e historiador, (ca. 110-180 a.C.) contó una leyenda griega de que la derrota de Átalo contra los gálatas había sido profetizada.
Pausanias profetizó en sus oráculos una generación antes, que los celtas cruzarían de Europa hacia Asia, para destruir las ciudades:
'En verdad entonces habiendo cruzado el angosto estrecho del Helesponto
La devastadora hueste de los galos silbará; y sin ley,
Asolarán Asia; y mucho peor hará Dios,
A los que habitan en las orillas del mar,
Por un corto tiempo. Para bien, pronto el hijo de Cronos,
Les criará un ayudante, el amado hijo de un toro criado por Zeus.
Quien traerá sobre todos los galos un día de destrucción'.
Por hijo de toro se refería a Átalo, rey de Pérgamo, a quien un oráculo también llamaba astado de toro.
(Pausanias. 10.15.2-3)
Átalo I tomó el epíteto "Sóter" ("el Salvador") para conmemorar su derrota de los bárbaros que amenazaban las ciudades helenísticas de Asia Menor. Átalo I Sóter encargó obras de arte para representar la derrota de los gálatas. Fue por esta época cuando el guerrero gálata o galo se convirtió en el arquetípico de bárbaro en la imaginación griega.
La guerra gálata
A principio del siglo II a.C., Galacia se vio envuelta en los conflictos entre la República romana y el Imperio seléucida. Antíoco III (223-187 a.C.) utilizó un gran número de tropas gálatas en sus guerras contra el Reino de Pérgamo. Estos gálatas estuvieron presentes en la derrota de Antíoco III en la Batalla de Magnesia en 190 a.C., en la alianza entre Roma y Pérgamo. La participación de Galacia en el conflicto fue utilizada por la República romana como casus belli (derecho de guerra) para la guerra gálata en 189 a.C. Un año después de la Batalla de Magnesia, el general romano llamado Gneo Manlio Vulsón recibió la tarea de conquistar el reino de Galacia. Átalo I ayudó a los romanos en esta guerra contra sus enemigos mutuos.
En preparación para la guerra, los tectósages reunieron sus fuerzas alrededor de la ciudad de Ankara. Los tolistóbogos y los trocmos agruparon su ejército alrededor del Monte Olimpo (actual Uludağ) en Galacia, que no debe confundirse con la montaña más famosa de Grecia. La coalición entre Roma y Pérgamo derrotó a los gálatas en el monte Olimpo, y así conquistaron de manera eficaz a dos de las tres tribus de Galacia.
No fue fácil calcular el número de los muertos, porque la huida y la carnicería se extendió por todas las ramificaciones y quebradas de la montaña, y muchos otros que se extraviaron habían caído en las profundidades; muchos, también, fueron asesinados en los bosques y matorrales. Claudio, que afirma que hubo dos batallas en el Olimpo, señala que hubo 40.000 muertos; Valerio Antias, que por lo general es más exagerado, dice que no eran más de 10.000. Los prisioneros, sin duda, ascendían a 40.000, ya que habían llevado consigo personas de ambos sexos y de todas las edades, más como emigrantes que como hombres que iban a la guerra.
(Livio, Historia Romana, 38.23)
Más tarde, Gneo Manlio Vulsón consiguió derrotar a los tectósages en Ankara ese año, lo que efectivamente puso orden en toda Galacia. Después de la guerra gálata, la República romana obligó a los gálatas a suspender todos los ataques en el occidente de Asia menor. Sin embargo, los romanos también impidieron que Pérgamo dominara Galacia.
Propaganda y poder en el Altar de Pérgamo
Para el 167 a.C., los gálatas habían regresado una vez más a sus costumbres merodeadoras. Durante los siguientes dos años, Eumenes II de Pérgamo (197 - 159 a.C.) estuvo en guerra con ellos. Al igual que su predecesor Átalo I, Eumenes II se proclamó como protector y defensor de los griegos en contra de los gálatas.
Eumenes II encargó cuatro obras colosales para recordar sus triunfos sobre los celtas en la Acrópolis de Pérgamo. Estos monumentos rindieron homenaje a los triunfos de la dinastía atálida, incluida la derrota de los gálatas por parte de Eumenes II ca. 166 a.C. Los eventos legendarios como; la fundación de Pérgamo por Telefo y la Gigantomaquia de la mitología griega fueron los temas más destacados, pero también se retrataron otros episodios del mito y la historia.
Los monumentos se perdieron, pero se han encontrado varios grandes bloques del monumento de mármol de 2,48 metros. Una inscripción de uno de estos bloques dice:
Habiendo conquistado el rey Átalo en batalla a los galos tolistóbogos alrededor de los manantiales del río Caicus [estableció esta] ofrenda de agradecimiento a Atenea.
(Pollitt, 85)
La famosa escultura "El gálata moribundo" (en los Museos Capitolinos) y el "Gálata de Ludovisi" (en el Museo Nacional de Roma) son algunas de las pocas obras romanas del arte helenístico del siglo II a.C. que originalmente pueden haber sido parte de este monumento.
El legado de Galacia
Galacia surgió en un período de intensa migración como el único gran reino nacido de la diáspora celta. La fuerza de sus ejércitos aseguró su lugar en el mundo violento del período helenístico. Los gálatas fueron ampliamente utilizados como mercenarios en el mundo antiguo, y las tribus celtas de Europa continuaron emigrando al Mediterráneo, donde encontraron trabajo como mercenarios.
Los gálatas fueron utilizados por todos los grandes ejércitos helenísticos, y lucharon en las guerras de los seléucidas y los ptolomeos. Los mercenarios celtas tenían la reputación de ser guerreros capaces, pero poco fiables. A pesar de su valor como mercenarios, a menudo se desconfiaba de los gálatas por sus costumbres extranjeras, y su falta de lealtad a los reyes que compraban sus servicios.
La nación de los galos, sin embargo, era tan prolífica en ese momento que llenaron toda Asia como un enjambre. Los reyes del este no hacían guerras sin un ejército mercenario de gálatas; ni aunque fueran expulsados de sus tronos, no buscaban protección con ningún otro pueblo nada más que los galos. Tal era en verdad el terror del nombre gálata y la invariable buena fortuna de sus armas, que los príncipes pensaron que no podrían mantener su poder seguro, ni recuperarlo si lo perdían, sin la ayuda del valor gálata.
(Marco Juniano Justino, Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo, 25.2)
Galacia estuvo fuertemente influenciada por las culturas asiática, griega y romana en la antigüedad, pero la región también mantuvo una fuerte tradición celta en el idioma local, y en la herencia celta de las familias gobernantes. La referencia más conocida a la antigua Galacia es la Epístola de San Pablo a los Gálatas en el Nuevo Testamento. En el siglo IV d.C., en Treverorum (Trier, Alemania), San Jerónimo comentó las similitudes entre el lenguaje de los gálatas y los celtas. (347-420 d.C.).
- Previamente publicado como Celts in Asia Minor: Part 4 of Celtic History Explained on Magna Celtae (Los celtas en Asia Menor: Parte 4 de la historia celta explicada en Magna Celtae)