Vida cotidiana en el Japón medieval

Artículo

Mark Cartwright
por , traducido por Antonio Elduque
publicado en 16 julio 2019
Disponible en otros idiomas: Inglés, Francés, Portugués, Turco
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La vida cotidiana en el Japón medieval (1185-1606) fue, para la mayoría, la eterna lucha por llevar comida a la mesa, formar una familia, mantener la salud, e intentar disfrutar al máximo de las cosas buenas de la vida. Las clases altas tenían ropas mejores y más coloridas, utilizaban porcelana cara de importación, se entretenían con el teatro Noh y podían permitirse viajar a otras partes del Japón, mientras que las clases bajas tenían que arreglarse con algodón sencillo, comer arroz y pescado, y sobre todo se preocupaban por sobrevivir a las hambrunas periódicas, los brotes de enfermedades y las guerras civiles que asolaban el país. Todavía muchas de las actividades culturales del Japón medieval continúan en la actualidad, desde beber té verde a jugar el juego de tablero go, desde poseer un par de palillos refinados a recordar a los ancestros cada julio/agosto en el festival Obon.

Dancer, Noh Theatre Scene
Bailarín, escena de teatro Noh
The Metropolitan Museum of Art (Copyright)

Sociedad

La sociedad medieval japonesa estaba dividida en clases, según su función económica. En la cúspide estaba la clase militar de los samurái o bushi (que tenía sus propias distinciones internas basadas en la relación feudal entre señor y vasallo), los aristócratas terratenientes, sacerdotes, granjeros y campesinos (que pagaban un impuesto por la tierra a los terratenientes o al estado), artesanos y mercaderes. Curiosamente, los mercaderes eran considerados socialmente inferiores a los granjeros en el período medieval. Había también diversas clases marginadas que incluían a los que trabajaban en profesiones indeseables como carniceros, curtidores, actores, enterradores y criminales. Existía un cierto movimiento entre clases, como campesinos que pasaban a ser guerreros, especialmente durante las frecuentes guerras civiles del período, aunque también había barreras legales para que un miembro de una cierta clase se casara con el de otra.

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Los tres principios familiares que todos los japoneses debían seguir eran: compromiso, obediencia y lealtad.

Aunque las mujeres no disfrutaban de las mismas ventajas que los hombres, su estatus y sus derechos cambiaron a lo largo del período medieval y a menudo dependía tanto del estatus de su marido como de la región en que residían. Los derechos relativos a la herencia, la propiedad patrimonial, el divorcio, y la libertad de movimiento fluctuaron con el tiempo y el lugar. Una estrategia familiar común a todos los lugares y clases era utilizar a las hijas para casarlas con alguien de una familia de estatus superior, para mejorar la posición de sus propias relaciones. Otra estrategia de los samuráis poderosos era utilizar a sus hijas como una forma de solidificar alianzas con señores de la guerra rivales, pactando matrimonios de conveniencia.

Matrimonio

El matrimonio era un asunto muy formal entre las clases altas, mientras que en las comunidades rurales las cosas eran más relajadas, e incluso las relaciones prematrimoniales estaban permitidas gracias a la tradición del yohai o "visita nocturna" entre amantes. En el Japón antiguo, un hombre casado a menudo iba a vivir con la familia de su esposa, pero en el período medieval fue al contrario. En el caso de las esposas de los samuráis, se esperaba de ellas que defendieran el hogar en ausencia de su marido, en campaña, y recibían como regalo de boda un cuchillo, como símbolo de ese deber. Muchas de esas mujeres aprendían artes marciales.

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Genji Viewing Snow from a Balcony
Genji observando la nieve desde un balcón
Kunichika Toyohara (Public Domain)

El divorcio siempre favorecía al hombre, que podía decidir el final de su matrimonio simplemente escribiendo una carta a su mujer. Si la pareja se mantenía en términos amistosos, podía alcanzarse un acuerdo mutuo, pero el varón tenía siempre la potestad de decidir, en último término. Si había evidencia de adulterio, entonces incluso la mujer podía ser ejecutada. Como no podía recurrir a ninguna protección legal, la única opción para muchas mujeres, para escapar de maridos adúlteros o violentos, era ingresar en un convento.

La familia

La unidad familiar esencial en Japón era la ie (casa), que incluía los padres y sus hijos, los abuelos, otros familiares y los sirvientes y sus hijos. Los hijos mayores normalmente heredaban la propiedad del ie, pero la ausencia de descendencia masculina podía implicar el traer una persona externa para actuar como cabeza de familia (koshu) –a menudo se adoptaba a niños varones con ese objetivo– aunque también una mujer miembro de la familia podía asumir ese rol. La esposa del koshu era la que ostentaba el rango superior en la familia y era la responsable de la gestión de las obligaciones del hogar. Se entendía que el bien del ie era prioritario sobre el de cada individuo, y los tres principios a seguir por todos eran: compromiso, obediencia y lealtad. Por dicho motivo, toda la propiedad familiar era vista no como perteneciente a cualquier individuo sino al ie como un conjunto. El deber filial (oya koko) hacia los padres y abuelos era especialmente cultivado como un sentimiento positivo.

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Muchos samuráis prósperos fundaron bibliotecas de literatura clásica china y japonesa, accesibles a sacerdotes y académicos.

Educación

Los hijos de granjeros y artesanos eran instruidos por sus padres y madres en las habilidades prácticas que estos habían adquirido a través de toda una vida de trabajo. En relación con la educación más formal, había sido anteriormente el privilegio exclusivo de las familias aristocráticas o de los que ingresaban en monasterios budistas, pero en el período medieval, la emergente clase de los samuráis empezó a educar a sus hijos, también, sobre todo en las escuelas de los templos budistas. Sin embargo, el número de gente alfabetizada, incluso en las clases más altas, era solamente una pequeña proporción del conjunto de la población, y en el mundo secular era frecuente requerir la ayuda de los monjes para la burocracia.

Cuando estudiaban, los niños del período medieval temprano lo hacían con tutores privados o en las clases organizadas por los templos, pero existía como mínimo una famosa escuela en el sentido moderno, la Escuela Ashikaga, fundada por el samurái Uesugi Norizane en 1439 d.C., que hacia mediados del siglo XVI presumía de tener 3000 estudiantes. Allí los niños estudiaban las dos disciplinas próximas al corazón de todo guerrero: estrategia militar y filosofía confuciana. Muchos samuráis prósperos también fundaron bibliotecas de literatura clásica china y japonesa, accesibles a sacerdotes y académicos, que a menudo se convirtieron en centros importantes de enseñanza en el período Edo (1603-1868). Un ejemplo famoso fue la Biblioteca Kanazawa, fundada por Hojo Sanetoki en 1275. Otra fuente de enseñanza eran las escuelas fundadas por misioneros cristianos a partir del siglo XVI.

Japanese Tablet with Sutra Inscriptions
Tablilla japonesa con inscripciones sutra
James Blake Wiener (CC BY-NC-SA)

Compras

Los mercados se desarrollaron en el Japón a partir del siglo XIV, de manera que la mayoría de las ciudades tenía uno semanal o tres veces al mes, cuando los mercaderes viajaban por sus regiones y los granjeros vendían sus excedentes. Los alimentos eran más accesibles que nunca antes, aumentando gracias a los desarrollos en técnicas agrícolas y herramientas. Las mercancías se canjeaban por otras y las monedas se fueron introduciendo progresivamente (aunque en realidad se importaban de China). Las autoridades locales también promovieron los mercados, porque veían su valor como una fuente de ingresos fiscales, estandarizando el dinero, los pesos y las medidas. Los artículos no alimenticios disponibles en los mercados locales incluían cerámica, herramientas, utensilios de cocina y mobiliario del hogar. Los mercados en la capital y otras grandes ciudades podían tener a la venta mercancías más exóticas, como porcelana ming, seda china, algodón y ginseng coreanos, especias de Tailandia e Indonesia o joyería y armas fabricadas en Japón.

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Comidas

En el período medieval, la mayoría de los japoneses de clase alta y los monjes hacía dos comidas al día –una hacia el mediodía y la otra por la tarde. Las clases bajas tenían cuatro comidas al día. En general, los hombres comían por separado de las mujeres, y había ciertas reglas de etiqueta tales como que la mujer debía servir a su marido y que la nuera mayor debía servir a la mujer cabeza del hogar. La comida se servía en una bandeja colocada enfrente del comensal, que estaba sentado en el suelo. Se comía con palillos de madera lacada, metal precioso o marfil.

Japanese Tea Ceremony
Ceremonia japonesa del té
mrhayata (CC BY-SA)

La influencia del budismo en la aristocracia era fuerte y hacía que la carne fuera mal vista (al menos públicamente) por muchos. Los samuráis y las clases bajas no tenían esas aprensiones y consumían carne siempre que podían permitírselo. El alimento básico para todos era el arroz (y en gran cantidad: no eran de extrañar tres porciones por persona y comida), las verduras, algas, pescado y fruta. La salsa y la pasta de soja eran populares para potenciar el sabor, así como el wasabi (un tipo de rábano picante), el sansho (tegumento de fresno espinoso) y el jengibre. Se bebía té verde, normalmente después de la comida, preparado a partir de las hojas ásperas y por tanto muy distinto del polvo fino utilizado en la ceremonia japonesa del té. Todo el mundo bebía sake y vino de arroz, aunque en el período medieval se reservaban para ocasiones especiales.

Vestimenta

Las mujeres de clase alta vestían el que quizás era el vestido más conocido de la cultura japonesa, el quimono. Con el significado literal de "cosa para vestir", el quimono es un vestido de seda tejida ceñido a la cintura por una banda ancha, o obi. Otras ropas tanto para hombres como mujeres con recursos solían ser de seda, largas y amplias, y ambos sexos podían llevar pantalones holgados, y las mujeres también faldas-pantalón. Las mujeres podían llevar un vestido largo con cola, el uchiki, mientras que los hombres llevaban unas chaquetas cortas llamadas haori o la chaqueta larga (uchikake o kaidori) de moda a partir del período Muromachi (1333-1573) A partir del período Azuchi-Momoyama (1568/73-1600) los hombres, especialmente los samuráis, a menudo llevaban un vestido sin mangas y pantalones a juego llamado kamishomo. Las ropas finas estaban a menudo bordadas con diseños de plantas, flores, pájaros y paisajes, que se harían aún más elaborados en el período Edo.

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Las clases bajas normalmente vestían ropas similares, pero de unos coloridos más sobrios y hechas de tejidos de lino o cáñamo y, si trabajaban en verano en los campos, tanto hombres como mujeres llevaban únicamente un taparrabos. A partir de finales del siglo XIV la ropa de algodón pasó a ser mucho más común para todas las clases. Los zapatos preferidos para todos eran las sandalias (zori), hechas o bien de madera, cuerda o cuero. La gente del campo podía llevar botas de paja (zunbe) cuando hacía frío. El gorro más corriente era el kasa, un sombrero de paja de formas muy diversas, algunas de las cuales indicaban el estatus social del portador.

Kichijoten, Yakushiji
Kichijoten, Yakushiji
Unknown Artist (Public Domain)

Un accesorio popular para hombres y mujeres era un abanico (uchiwa), y específicamente el plegable (ogi), que se convirtió en un símbolo de estatus. Las mujeres podían llevar una peineta o un broche de adorno en el pelo, hecho de bambú, madera, marfil o concha de tortuga y quizás llevaban algún adorno de oro o perla. Una tez pálida era admirada tanto en hombres como en mujeres, por lo que se usaba un polvo blanco (oshiroi). Las mujeres a la moda llevaban un punto rojo en el labio inferior, hecho utilizando una pasta de flor o pintalabios rojo (beni). Las mujeres también se depilaban y repintaban las cejas. Las mujeres y los samuráis tendían a ennegrecer sus dientes en el período medieval, en el proceso conocido como ohaguro. Aunque los tatuajes se pusieron de moda en el siglo XVIII, en épocas medievales se usaban como un castigo para los criminales, con su crimen escrito en la cara y los brazos, a la vista de todos.

Entretenimiento

Los espectáculos medievales incluían combates de sumo, que se llevaban a cabo en santuarios Shinto, antes de que se hicieran más atractivos por sí mismos a partir del período Edo. Cetrería, pesca, peleas de gallos, un tipo de fútbol (kemari) en el que los jugadores tenían que mantener la pelota en el aire alrededor de un área de juego circular, balonmano (temari), badminton (hanetsuki) con palas de madera, y artes marciales (especialmente las que incluían la equitación, la esgrima y el tiro con arco) eran aficiones populares. Los juegos en locales cerrados incluían los dos más populares de tablero: go y shogi. El juego del go consiste en dos jugadores que mueven piedras blancas y negras en un tablero cuadriculado, para controlar el territorio, mientras que el shogi es un tipo de ajedrez. También se jugaba a las cartas, aunque eran muy diferentes de las occidentales, con dos barajas populares, con poemas (karuta) o flores y animales (hanafuda) en las cartas. Jugar con dinero se asociaba frecuentemente con las cartas. A partir del siglo XIV, el teatro Noh era otra forma popular de diversión, en la que los actores con máscaras llevaban a cabo movimientos estilizados al ritmo de la música, contando historias de dioses, héroes y heroínas. Los niños jugaban con juguetes tradicionales tales como peonzas, muñecas y cometas.

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Modern Noh Theatre Stage
Escenario moderno de teatro Noh
Kent Wang (CC BY-SA)

Viajes

Viajar estaba restringido en el período medieval, debido al terreno montañoso del Japón y la ausencia de una red de caminos en buen estado. Un grupo que se desplazaba era el de los peregrinos, aunque limitados a los que disponían tanto de recursos para pagar los costosos viajes como del tiempo para hacerlos. Había rutas específicas de peregrinaje como la de los 88 templos, creada por el monje Kukai (774-835) y la de los 33 templos, que se recomendaba a los fieles del bodhisattva Kannon. Hasta el período Edo, los viajes se hacían normalmente a pie, con las mercancías transportadas en carros tirados por caballos o bueyes, mientras que los mensajeros cabalgaban caballos más veloces. Los ríos eran un medio importante de transporte para personas y mercancías, especialmente madera, tela de algodón, arroz y pescado. Los ricos eran transportados en palanquín (kago), una silla de madera o bambú entre dos varas largas para los dos porteadores, uno en cada extremo. Para los más aventureros estaba el comercio marítimo con China y Corea, y los monjes, especialmente, iban de un lado a otro para estudiar y traer ideas de vuelta a sus monasterios. Los viajes tanto por tierra como por mar eran peligrosos en el Japón medieval, los primeros debido a los bandidos y los últimos a los piratas wako que plagaban alta mar.

Muerte y funerales

Tal como en la actualidad los japoneses disfrutan de una de las mayores esperanzas de vida en el mundo, de igual forma estaban también al frente en el período medieval. La esperanza de vida media estaba alrededor de los 50 años de edad (en los mejores sitios y épocas), comparada con un máximo de 40 en Europa occidental, por ejemplo. Había que superar o evitar desafíos como las hambrunas, las deficiencias vitamínicas de una dieta rica en arroz, enfermedades como la viruela y la lepra, las causadas por parásitos que proliferaban en condiciones en que la eliminación de residuos era deficiente, y el riesgo de muerte o heridas en las guerras. En el período medieval, el tratamiento más común de los muertos era la incineración (kaso).

Cuando moría una persona, la mayoría de los japoneses creía que el espíritu de los fallecidos iba a la “Tierra de la Oscuridad” o shigo no sekai. Los espíritus también podían, ocasionalmente, volver a visitar el mundo de los vivos. Los seguidores del budismo creían que la gente iba o bien a un tipo de infierno o se reencarnaba o iba al paraíso budista, la Tierra Pura. No se olvidaba a los ancestros, que eran honrados cada año en el festival Obon, celebrado en julio/agosto, cuando se creía que volvían a sus familias para una visita de tres días.

[sasakawa]

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Sobre el traductor

Antonio Elduque
Soy doctor en Química y trabajo en el sector biomédico. También licenciado en Humanidades, especialmente aficionado a la Historia. Me gusta traducir porque obliga a una lectura lenta y cuidadosa, buscando el sentido del texto más que el significado de las palabras.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

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Estilo APA

Cartwright, M. (2019, julio 16). Vida cotidiana en el Japón medieval [Daily Life in Medieval Japan]. (A. Elduque, Traductor). World History Encyclopedia. Obtenido de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1424/vida-cotidiana-en-el-japon-medieval/

Al estilo de Chicago

Cartwright, Mark. "Vida cotidiana en el Japón medieval." Traducido por Antonio Elduque. World History Encyclopedia. Última modificación julio 16, 2019. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1424/vida-cotidiana-en-el-japon-medieval/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Vida cotidiana en el Japón medieval." Traducido por Antonio Elduque. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 16 jul 2019. Web. 20 nov 2024.

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