La respuesta de Roma a la expansión del cristianismo

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Artículo

Rebecca Denova
por , traducido por María Josefa Barreiro Arpón
Publicado el 09 febrero 2021
Disponible en otros idiomas: inglés, árabe, francés, turco
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Durante el siglo I d. C, una secta de judíos de Jerusalén afirmaba que su maestro, Jesús de Nazaret, era el 'Mesías' de Israel. 'Mesías' significa 'ungido', o alguien elegido por el Dios de Israel para liderar cuando Dios interviniera en la historia de la humanidad para traer justicia al mundo. Jesús fue crucificado por un magistrado Romano, Poncio Pilato c. 30 d. C, por proclamar un reino que no era el de Roma. Poco después de su muerte sus seguidores aseguraban que había resucitado y que ahora estaba en el cielo a la derecha de Dios. Aquellos que siguieran las enseñanzas de Jesús ('Cristo' del griego 'Mesías') también alcanzarían la resurrección en la otra vida.

Este mensaje (las 'buenas nuevas' (evangelio) del reino) fue difundido por sus seguidores a través de las ciudades de la Roma oriental y más allá. La reacción inicial fue de conmoción y confusión. El héroe de la historia no sólo estaba muerto, sino muerto por crucifixión, el castigo romano por traición. Pablo admitió que era muy drástico referirse a este hecho como "el escándalo de la Cruz" (1a. de Corintios 1:23).

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Christian Martyrs in Colosseum
Mártires cristianos en el Coliseo
Konstantin Flavitsky (Public Domain)

Durante sus viajes los misioneros encontraron personas que no eran judíos (los gentiles del Nuevo Testamento), quienes querían unirse al movimiento. Los apóstoles decidieron que los gentiles no tenían que convertiste al judaísmo y pronto el número de seguidores rebasó al de los judíos. Sin embargo, estos gentiles tenían que terminar su adoración, lo cual trastocaba el antiguo concepto de que la religión era la manera en que uno vivía su vida y de las tradiciones otorgadas a los ancestros por los dioses. Al transferir la fidelidad al nuevo grupo, se requería que el estilo de vida cambiará, y a menudo esto dividía familias. Sabemos por las cartas de Pablo y los hechos de los Apóstoles que tales enseñanzas llevaron a tumultos civiles y para el final del siglo I, Roma empezó a perseguir y ejecutar a esas personas por sus creencias.

Cultos al Héroe y el Culto Imperial

En algunas ocasiones héroes griegos, mitad divino, mitad humano como Hércules, realizaron grandes hazañas en vida, y al morir se creía que estaban entre los Dioses o en los campos Elíseos en el Hades. Este proceso se conocía como apoteosis ('deificar'). Varios pueblos decían tener las tumbas de estos héroes a donde llegaban las peregrinaciones a rezar. Estos sitios incorporaron el aspecto social de la relación cliente patrón, y que era obligación entre las clases sociales. Los héroes podrían servir como mediadores en la corte de los Dioses en beneficio de sus comunidades. Por lo tanto, eran Dios/Diosa patronos. La idea la tomaron los romanos primero del sepulcro de Escipión el Africano quien venció a Hannibal durante la segunda guerra púnica (218-201 d. C.)

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NERÓN SE CONVIRTIÓ EN EL PRIMER EMPERADOR MALVADO EN PERSEGUIR CRISTIANOS.

El culto imperial surgió luego del asesinato de Julio César en el año 44 a. C. ya que la gente común dejaba símbolos en el Foro en el sitio donde su cuerpo fue incinerado. Julio César murió sin hijo legítimo y nombró a su sobrino nieto, Octaviano, como adoptado heredero legal, el futuro Augusto (r. 27 a. C.-14 d. C.). Cuando un cometa apareció sobre la ciudad durante los ritos funerarios, Augusto y el pueblo declararon esto como una señal de que el César era ya un Dios viviente. El senado romano aceptó el culto oficial, el cual también benefició a Augusto quien sería ahora hijo de un Dios. A partir de ese punto en adelante, la mayoría de los emperadores romanos se convirtieron en deidades tras su muerte.

Luego de la Batalla de Accio y al finalizar las guerras civiles en el año 31 a. C, los reyes de oriente solicitaron a Augusto permiso para la construcción de templos en donde venerarlo. Augusto admitió la ventaja fiscal y de propaganda de estos templos y concedió el permiso. Serían templos donde la diosa Roma sería venerada y en donde la gente podría orar por el bienestar del Imperio Romano y la primera familia.

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El gran Incendio de Roma y la rebelión judía

Nerón (r. 54-68 d.C.) se convirtió en el primer Emperador malvado en perseguir cristianos. Cuando se le acusó de haber iniciado un devastador incendio en la ciudad de Roma en 64 d. C. para desviar las sospechas culpó a los cristianos. Los arrestó e invitó a los pobres a un banquete; mostró como los cristianos eran torturados y crucificados. Fue ahí donde supuestamente Pedro murió crucificado cabeza abajo. A pesar de que, el sitio, la colina de Vaticano, después se construiría la basílica de San Pedro, la historia es discutible porque no hay testigos de estos acontecimientos. La fuente más temprana proviene del historiador romano Tácito (56-120 d. C.) escrita c. 110 d. C. Si, realmente, Nerón perpetró el hecho, lo hizo por cuenta propia. No había una política oficial en relación con los cristianos.

The Crucifixion of Saint Peter by Caravaggio
«Crucifixión de san Pedro», obra de Caravaggio
Caravaggio (Public Domain)

Cuando los judíos se rebelaron contra el Imperio Romano en el año 66 d. C. Nerón envío al futuro Emperador Vespasiano (r. 69-79) a encargarse de esto. Cuando Vespasiano estaba combatiendo en Galilea, Nerón se suicidó en el año 68 d. C. Lo que siguió, fue un período turbulento conocido como el año de los cuatro Emperadores (69 d. C.), después y cuando Vespasiano salió victorioso, dejó a Tito, su hijo, a cargo de la rebelión. En el año 70 d.C. Tito (r. 79-81 d. C.) sitió Jerusalén y destruyó el templo judío. Los judíos tradicionalmente donaban para la conservación del templo; esta cantidad se convertiría de ahora en adelante en un impuesto que enviarían a Roma como reparación de guerra.

El crimen del ateísmo

El segundo hijo de Vespasiano, Domiciano (r. 81-96 d. C), revitalizó todas las viejas políticas que acabaron matando Emperadores. Inmediatamente revisó el tesoro y entonces recordó el impuesto que su padre había implantado a los judíos, y cuyo pago había sido incumplido. Domiciano envío a la Guardia Pretoriana a registrar las viviendas buscando a los judíos para que pagaran. Probablemente, fue cuando Roma se dio cuenta oficialmente de gente que seguía al dios de los judíos, pero no eran judíos y tampoco seguían la religión romana, que era las costumbres de sus ancestros.

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NO RESPETAR LOS CULTOS DEL ESTADO SIGNIFICABA NO QUERER LA PROSPERIDAD DEL IMPERIO ROMANO. EL ATEÍSMO ERA EQUIVALENTE A TRAICIÓN Y SU CASTIGO ERA LA MUERTE.

Domiciano insistió en que se dirigieran a él como "Dios y Señor" y ordenó a todos en el Imperio adorarlo en los templos del Imperio, y ofreciendo donativos en efectivo como sacrificio. Sin embargo, los cristianos se negaron a cumplir con el mandato y como resultado fueron acusados de ateísmo. El ateísmo significaba no creer en los dioses y al mismo tiempo, era un crimen civil en contra del Estado. No respetar los cultos del Estado significaba no querer la prosperidad del Imperio romano. Logrando con esto enfurecer a los dioses de tal forma que podía desencadenar desastres naturales y traer guerras, el ateísmo era equivalente a la traición y el castigo era la muerte. Está era la razón por la cual los cristianos eran ejecutados en las arenas. Los judíos fueron excluidos del culto Imperial por Julio César (100-44 a. C.) para recompensar a los judíos mercenarios entre sus legiones del este.

Otro cargo fue el relacionado con las asambleas sociales/religiosas romanas conocidas como collegia. Estos eran grupos que compartían intereses comunes, habilidades de comercio. Los miembros se reunirán bajo el auspicio de un dios o diosa para compartir una comida, sin embargo, las collegia debían ser permitida oficialmente por el gobierno. Los cristianos no tenían permiso de asamblea y, por lo tanto, era una religión ilegal.

Nuestra primera evidencia sobre el juicio de un cristiano proviene de Plinio el más joven (61-112 d. C.), gobernador de la provincia de Betania c. 110 d. C. En una carta al Emperador Trajano reporta que después de haber arrestado a unos cristianos trajo unas estatuas de dioses y un busto del emperador. Aquellos que se rehusaron a encender incienso mientras hacían un juramento fueron ejecutados. Trajano respondió que si los cristianos desafiaban abiertamente al Imperio debían ser arrestados, pero que no deberían de ser perseguidos.

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Crisis y la persecución Romana

Historias tradicionales del cristianismo (y de la letanía católica) enlista miles de mártires cristianos. Existe muy poca evidencia histórica para tales afirmaciones. En el transcurso de 300 años solamente hemos obtenido evidencia de siete u ocho persecuciones, y estas generalmente ocurrieron en las provincias. Y aun así sólo tenemos un puñado de nombres. La razón es que la persecución estaba relacionada directamente con la crisis. Hambruna, sequías, terremotos, plagas y ejércitos invasores serían interpretados como enojo de los dioses. En general, los cristianos eran tolerados. Era únicamente en los períodos de crisis que los chivos expiatorios tenían que buscarse; y eran estos cristianos quienes habían provocado la cólera de los dioses. Todos sabían dónde vivían -en caseríos y ciudades muy pobladas- eran fácil darse cuenta ya que se quedaban en casa durante los variados festivales religiosos y en tiempos convulsionados eran fácilmente arrestados.

Los dos más grandes períodos de persecución sucedieron durante los reinados de Decio (r. 249-251 d. C.) y Diocleciano (r. 284-305 d. C.). En el año 250 d. C. el Imperio sufrió un sin fin de desastres: inflación, hambruna, ejércitos invasores y una plaga. Decio promulgó un edicto que ordenaba a todos en el Imperio asistir a los templos imperiales y así apaciguar a los dioses. El pueblo necesitaba obtener un recibo para comprobar haber estado ahí. Todo un mercado negro de recibos floreció al negarse los cristianos a cumplir con el edicto.

Decius (Facial Reconstruction)
Decio (reconstrucción facial)
Daniel Voshart (Copyright)

Después del reinado de Decio la persecución paró por un tiempo. Sin embargo, la crisis del siglo III trajo inestabilidad económica y militar. En constante competencia por el trono, de los de 25 siguientes "Emperadores de barraca", sólo tres murieron en su cama. En tan poco tiempo en el poder, algunos tomaron la gruesa tarea de legalizar el cristianismo, pero, con el único propósito de enlistarlos en el ejército romano. Sabemos que algunos cristianos se unieron a las legiones, pero la mayoría se mantuvo al margen. Mientras los magistrados y patrones estaban lejos en la guerra, los cristianos tomaron el control de ciertas ventajas de la ciudad. Por medio de su caridad con los alimentos, ropa y sus primeros hospitales los cristianos se hicieron muy populares entre las masas.

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En el año 284 d. C. Diocleciano se preparaba para restaurar el Imperio. En el año 302 d. C. durante uno de los sacrificios, un sacerdote descubrió unas entrañas horribles en un animal. Diocleciano culpó a los cristianos, ordenó su arresto y la quema de sus escrituras sagradas. Esto se conoce como 'La Gran (y Última) Persecución'. Con el retiro sin precedentes de Diocleciano, varios individuos pelearon por el poder imperial. En el occidente, Constantino I (r. 306-337 d. C.) venció con éxito a Majencio en el Puente Milvio, en Roma. Más tarde declararía que fue por del Dios cristiano que ganó la batalla y se convirtió al cristianismo. El Edicto de Milán se expidió en el año 313 d. C., e hizo al cristianismo la religión oficial de todo el Imperio.

Las arenas

Roma carecía de una institución establecida para los criminales convictos; no tenía períodos preestablecidos de condena ni sentencias de por vida. Cada ciudad tenía celdas de detención para los prisioneros hasta que un magistrado estuviera disponible, y el castigo era de acuerdo con la clase social. Las clases altas con un cargo de asesinato o traición eran decapitadas, los criminales de las clases bajas eran ejecutados en las arenas como una herramienta de propaganda, demostrando al público la ley y el orden romana.

El venatio (encabezado por bestiarii, 'hombre-bestia'), era una forma de entretenimiento. Literalmente Roma construyó arenas con arenilla y palmeras y los bestiarii recrearían la caza de animales salvajes como leones, panteras, osos. Los animales también eran utilizados como verdugos del Estado. Algunos convictos fueron forzados a participar en la cacería, pero, la mayoría de las veces eran atados a una estaca y luego devorados por el animal.

A Christian Dirce
La Dirce cristiana
Franciszek Stolot (CC BY-SA)

Contrario a la creencia popular, los gladiadores no luchaban con cristianos en las arenas. Los partidos de los gladiadores eran ritos funerarios que se originaron en la civilización de los nativos etruscos. Dos esclavos peleaban a muerte y el perdedor acompañaba a su señor en la otra vida. Roma desarrolló esta idea en una industria con escuelas de gladiadores. En ocasiones, los gladiadores peleaban a muerte en funerales honoríficos, una munera, pero era una rareza. Entrenar gladiadores era costoso y nadie invertiría en un criminal común. Además, en el buen sentido de lo deportivo, enfrentar a un gladiador a un convicto sin entrenamiento sería un espectáculo de baja calidad.

Los críticos

Desafortunadamente, la literatura del antiguo mundo provenía de la clase alta, de hombres educados y no tenemos idea de lo que pensaba el hombre promedio griego o romano de la clase baja acerca del nuevo movimiento cristiano. Sin embargo, entre la clase educada hubo crítica al cristianismo. Dos filósofos del siglo II d.C. que leyeron las escrituras cristianas e interrogaron cristianos escribieron ensayos en contra del movimiento. Celso en El Mundo Real representó a Jesús como un tramposo ordinario, que utilizaba magia para dominar a las mayorías y advertía que los cristianos eran peligrosos porque enseñaban un estilo de vida alternativo que terminaba con las convenciones religiosas y sociales tradicionales.

COMENZANDO EL SIGLO II d. C. Y MÁS ADELANTE, OBISPOS CRISTIANOS RESPONDIERON A LAS CRÍTICAS EN CONTRA DE LOS CREYENTES, LO QUE AL FINAL SE VOLVERÍA LA TEOLOGÍA CRISTIANA.

Galeno, un médico del siglo II d. C. quien sirvió en la casa Imperial elogiaba las prácticas saludables cristianas (moderación en la comida y bebida y la contención en el apetito sexual), pero también criticaba su lógica, particularmente en la historia de la creación del Génesis. Galeno alegaba que era imposible crear si no había una materia antes (de ahí la posterior doctrina cristiana en contra de Galeno conocida como "creatio exnihilo" o "la creación de la nada"). Comenzando el siglo II d. C. y más adelante, obispos cristianos respondieron a las críticas en contra de los creyentes, lo que al final se volvería la teología cristiana.

Otro texto conocido como Octavius de Minucio Félix (c. 197 d. C.), es a menudo mal interpretado como una polémica en contra el cristianismo. Es un diálogo entre dos amigos, que discuten lo que la gente piensa acerca del cristiano. Está contiene ahora el infame cargo de la supuesta iniciación cristiana que implicaba que el candidato mataba a un bebé no cristiano cubierto de harina al final de la ceremonia, perros entrenados apagaban los candelabros tirándolos y todos envueltos en las tinieblas, tomaban a su vecino más cercano en una orgía sexual. Este texto, sin embargo, fue escrito por un cristiano, pero, probablemente a manera de sátira.

El concepto del martirio y el culto a los santos

En el año 167 a. C. los judíos se rebelaron contra el mandato del griego Epifanio de Antioquía, que prohibía las costumbres judías. En Macabeos 2, mientras las víctimas eran torturadas, decían sus últimas palabras. Voluntariamente sacrificaban sus vidas porque aseguraban que Dios "los resucitaría" ('anatasis' en griego, 'resurrección' en español), y el término 'mártir' fue implantado (queriendo decir 'testigo' en griego). La recompensa por el martirio era el instantáneo traslado ante la presencia de Dios en el cielo. Los cristianos adoptaron este concepto para todos los que muriera por su fe.

A través de los siglos, listas de mártires han aparecido, historias del sufrimiento y de muerte de los mártires. Los episodios evangélicos representaban la pasión de Cristo y sufrimientos del calvario Jesús. El gobierno romano no daba ningún servicio en las celdas de detención, las cuáles eran húmedas, obscuras e infestadas de ratas. El hambre conlleva cambios fisiológicos en el cuerpo y los prisioneros pasaban el tiempo meditando en la muerte inminente, ocasionando visiones. Muchas de las visiones funcionaban como un medio válido para resolver disputas contemporáneas en las comunidades. Además, los martirologios proporcionaban detalles de los milagros de esos mártires. Existen historias de miembros mutilados que crecieron nuevamente, regreso de la vista después de haber estado ciego y de vírgenes mártires que eran violadas antes de morir ya que la ley romana no permitía la ejecución de vírgenes. En estas historias, los guardias no podían cometer este acto así que las víctimas permanecieron intactas al ir a su muerte.

Miracle of St. Mark by Tintoretto
«El milagro del esclavo» de Tintoretto
Didier Descouens (CC BY-SA)

Después de la conversión de Constantino, hubo pocas oportunidades para el martirio tradicional. Con el cristianismo, ahora la religión oficial, inició la construcción de iglesias y se tomaron las basílicas municipales, originalmente salones cívicos. En los años 380 d. C, Ambrosio, Obispo de Milán resolvió el problema para hacer estos espacios sagrados desenterrando los restos de dos viejos soldados mártires para colocarlos literalmente en las paredes de su nueva iglesia. Con este episodio nació el culto a los santos. Tomando el concepto dios patrón y héroe, las sepulturas de los mártires se convirtieron el enlace entre el cielo y la tierra. Los peregrinos viajaban para orar por intersección basándose en el mismo concepto como una relación cliente/patrón y así se crearon los santos patronos de la tradición católica.

Una innovación a este sistema fue la veneración de reliquias. Los huesos (y algunas otras partes del cuerpo) ahora eran considerados sagrados, objetos santos que podían facilitar curas milagrosas. Esta innovación escandalizó tanto a judíos como a gentiles pues violaban el concepto de contaminación corporal. No es para menos que el comercio de reliquias (la mayoría falsificaciones) se convirtiera en algo tan repulsivo en la Edad Media que fue eliminado por Martín Lutero en sus reformas contra el Vaticano durante la Reforma Protestante.

Conclusión

El crecimiento del cristianismo y su eventual triunfo en la Europa medieval es actualmente un asunto de mucho interés entre los historiadores. El punto de vista tradicional era que el cristianismo ofrecía un sistema de moralidad y consuelo a un mundo desprovisto de espiritualidad. Está claro que no es verdad; los antiguos eran tan piadosos y espiritualmente despiertos como los cristianos. El cristianismo absorbió esta cultura añadiéndole innovaciones únicas que le daban un nuevo sentido, y en un mundo con una vaga certeza en la otra vida, el cristianismo garantizaba un lugar en el cielo. Cuando Constantino el Grande se convirtió a la religión cristiana, ¿cuántos vieron los vientos del cambio político como una vía práctica para sobrevivir y seguir adelante?

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Bibliografía

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Sobre el traductor

 María Josefa Barreiro Arpón
Soy traductora freelance. He tomado varios cursos de traducción junto con mi título de literatura inglesa en la UNAM, ciudad de México. Me apasiona la historia británica y antigua. Disfruto de viajar y de explorar diferentes culturas.

Sobre el autor

Rebecca Denova
Rebecca I. Denova, Ph D. es catedrática emérita de Cristianismo Primitivo en el Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Pittsburgh. En julio de 2021 se publicó su libro de texto titulado «The Origins of Christianity and the New Testament» (Wiley-Blackwell).

Cita este trabajo

Estilo APA

Denova, R. (2021, febrero 09). La respuesta de Roma a la expansión del cristianismo [Rome's Response to the Spread of Christianity]. (M. J. B. Arpón, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1671/la-respuesta-de-roma-a-la-expansion-del-cristianis/

Estilo Chicago

Denova, Rebecca. "La respuesta de Roma a la expansión del cristianismo." Traducido por María Josefa Barreiro Arpón. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 09, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1671/la-respuesta-de-roma-a-la-expansion-del-cristianis/.

Estilo MLA

Denova, Rebecca. "La respuesta de Roma a la expansión del cristianismo." Traducido por María Josefa Barreiro Arpón. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 09 feb 2021. Web. 25 dic 2024.

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