Una diáspora es un grupo grande de personas con una herencia cultural o país de procedencia compartidos, que se ha desplazado desde su país original a otro. En términos de etnicidad, comparten idioma, visión del mundo, mitos, conceptos y rituales religiosos, costumbres sociales y alimentación. El término griego dia speiro ("diseminar" o "dispersar") indica un trasplante de una cultura de un lugar a otro.
Colapso de la Edad del Bronce
Entonces igual que ahora, las migraciones ocurren por muy diversos motivos. Los cazadores-recolectores se reubicaban siguiendo las manadas de animales o buscando nuevas tierras de pasto. Con la introducción de la agricultura, el movimiento se expandió cuando los terrenos pequeños ya no producían excedentes suficientes para el comercio. El establecimiento de centros urbanos originó un movimiento desde las zonas rurales, especialmente con la evolución de la tecnología y cuando la artesanía pasó a ser parte de una economía mayor.
En la tradición occidental, empezamos a ver una referencia al concepto de diáspora en la región del Mediterráneo oriental. A finales de la Edad del Bronce, la región sufrió una invasión masiva por parte de un grupo conocido como los Pueblos del Mar, que fundaron colonias y ciudades, eran grandes comerciantes y mercaderes, y eran los filisteos de la Biblia. Su origen permanece desconocido pero las teorías dominantes lo sitúan en la región del Mediterráneo. Es el comienzo de la Edad del Hierro, con la introducción de nuevas armas y herramientas.
Los fenicios tomaron entonces protagonismo, categorizados colectivamente como las antiguas tribus canaanitas de la región de Levante. También fueron grandes marinos y comerciantes, fundaron colonias desde Chipre a la Península Ibérica y el Norte de África. El término griego para ese pueblo (phoenix) se transformó en “púnico” en latín (de ahí las guerras púnicas entre Roma y Cartago). Se atribuye a los fenicios la introducción de su alfabeto para los sistemas hebreo, griego, árabe y cirílico.
Expansión griega
En los siglos VIII y VII a.C., Grecia empezó a fundar colonias por el Mediterráneo. Factores tales como las hambrunas periódicas, las plagas, las guerras entre ciudades-estado y la necesidad de bases comerciales contribuyeron a esas migraciones. Se asentaron alrededor del Mar Negro, Anatolia (Turquía), el sur de Francia, el sur de Italia y Sicilia. El área de asentamiento griego en Italia se llamó Magna Grecia (“Grecia mayor”). La cultura helénica se fusionó con las tribus indígenas de Italia, e influyó notablemente en la cultura emergente de Roma, que a su vez conquistaría, en el 327 a.C., la ciudad griega de Neapolis, a la que seguirían otras conquistas, y finalmente la de Sicilia.
Alejandro Magno
Alejandro Magno (356-323 a.C.) estaba orgulloso de su herencia cultural griega; había tenido a Aristóteles (384-322 a.C.) como tutor. En todos los lugares que conquistó, introdujo la filosofía, la lengua, la gobernanza, la religión y la educación griegas. Tras sus conquistas, estableció a sus veteranos en colonias por todo Oriente Medio, donde se mezclaron con las culturas locales, lo que originó lo que los académicos denominan sincretismo.
Como conquistador, Alejandro podría haber destruido todos los centros de culto locales. En lugar de eso, cuando entraba en un templo, simplemente añadía un relámpago y el nombre de Zeus, separado por un guión del nombre del antiguo dios. La gente local era feliz de poder conservar sus antiguos dioses, y además podía añadir a Zeus, que debía de ser un gran dios, porque era el de Alejandro.
El sincretismo puede dar lugar a una cosmovisión más amplia (antigua y nueva) o, a veces, puede sentar las bases para una nueva cultura o religión. El sincretismo se asoció con la comprensión de las comunidades diaspóricas, que mantenían sus propias tradiciones, a la vez que adoptaban elementos del nuevo asentamiento e influían en la cultura local.
Judaísmo antiguo
Como todas las culturas antiguas, los judíos experimentaron rutas de emigración. La primera tuvo lugar con la llamada de Abraham a abandonar, con sus familias, su tierra natal (en la cabecera del golfo Pérsico), y asentarse en Canaán. Según el Libro del Éxodo, como resultado de una hambruna en Israel, tuvo lugar una segunda gran migración, por lo que se trasladaron a Egipto y establecieron allí una comunidad importante.
Pero el término descriptivo griego "diáspora" se empezó a utilizar después de que los asirios destruyeran el Reino del Norte de Israel, en el 722 a.C., y los babilonios el Templo de Jerusalén, en el 587 a.C. Ambos conquistadores tenían una política de intercambio de poblaciones. De las doce tribus de Israel, las diez del Norte fueron llevadas a Asiria y quedaron "perdidas" para la historia. Los judíos de Jerusalén fueron trasladados a la ciudad de Babilonia; el período que siguió se conoce como el exilio babilónico.
Ciro el Grande (que gobernó entre ca. 550 y 530 a.C.) conquistó Babilonia y dio a los judíos los recursos necesarios para retornar a Jerusalén y reconstruir la ciudad y el Templo. Sin embargo, la vida en el Imperio aqueménida trajo la prosperidad a la comunidad israelita y muchos decidieron quedarse. Ahí es cuando el término diáspora (a menudo traducido como "dispersión") se empezó a utilizar en referencia a las comunidades que vivían fuera de su tierra de origen. Los judíos fundaron comunidades en torno a sinagogas por todo el Imperio romano y más allá.
Estudios de la diáspora
El estudio de las comunidades diaspóricas se popularizó a partir de la introducción académica de las ciencias sociales, a principios del siglo XX. Los estudios analizan las adaptaciones culturales tanto en el pensamiento conceptual, la socialización y la conducta. Esos factores ayudan a categorizar las diferencias entre la migración y lo que puede entenderse como una comunidad diaspórica. Por ejemplo, en Europa, durante la antigüedad tardía, las grandes migraciones de godos, visigodos, vándalos, hunos y, más tarde, las incursiones vikingas, no dieron lugar a la formación de comunidades étnicas y culturales diferenciadas; fueron absorbidas dentro de las tradiciones culturales de Europa. Fuera de la tradición occidental, se han analizado comunidades migratorias de China, Corea, Japón e India, hacia el Pacífico Sur y más allá. Las migraciones africanas (incluidas las forzosas de la esclavitud, hacia el Nuevo Mundo) también son objeto de estudio.
Los análisis comparativos de los factores comunes que motivan las migraciones y la adaptabilidad son especialmente interesantes en el mundo postcolonial. Muchas comunidades diaspóricas comparten una historia común de persecución y/o expulsión de sus países de origen. La consecuencia ha sido la politización de la ideología de la diáspora. En algunos países, las comunidades diaspóricas se presentan como estados-nación opuestos a la tiranía de sus países originales (gobiernos en el exilio). Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), docenas de países en los imperios británico y francés consiguieron la independencia. Como consecuencia de las guerras civiles que siguieron, muchos grupos emigraron a los países originalmente colonizadores, rechazando la imposición de algunos de los nuevos sistemas. Ese período fue testigo de la globalización de las comunidades diaspóricas por todo el mundo.
Otros estudiosos centran el problema en la desigualdad de recursos, el desempleo, y la falta de oportunidades de educación, como factores motivadores de las comunidades diaspóricas. A veces, el país de destino puede estimular la migración por motivos económicos. Por ejemplo los Estados Unidos empezaron a importar grandes cantidades de trabajadores chinos para trabajar en la construcción del ferrocarril en los estados del oeste, durante el siglo XIX.
La política de la diáspora
Un hecho común en las comunidades diaspóricas es que mantienen una relación de lealtad con su país de origen, así como sus costumbres tradicionales. Sin embargo, durante una crisis geopolítica o una guerra, esa lealtad puede ser interpretada como una amenaza. Aunque el FBI también investigó a los americanos de origen alemán e italiano, las comunidades japonesas de la Costa Oeste fueron ubicadas en campos de concentración, tras el ataque a Pearl Harbor, desde 1942 hasta 1945, lo que incluyó a americanos y sus hijos. Visto ahora como una mancha negra en la historia americana y una violación de los derechos constitucionales, hubo una reacción similar contra los americanos musulmanes, tras el ataque terrorista del 11-S.
La población armenia estaba integrada en el Imperio otomano. Temiendo una rebelión interna, el gobierno otomano ordenó la matanza en masa y la deportación de los armenios durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Desde entonces, las comunidades armenias han protestado contra el rechazo de los actuales gobiernos turcos a reconocer eso como un genocidio, en la historia de ese período. Así ha sido reconocido, hasta 2021, por 31 países.
Ciencia
El interés popular por las comunidades diaspóricas utiliza el rastreo genómico para analizar tanto el origen de un pueblo como su integración en las comunidades anfitrionas. Eso es especialmente importante en las excavaciones de tumbas y cementerios, en las que el análisis del ADN de los esqueletos puede aportar linajes de poblaciones mezcladas para determinar su grado de integración. Se han llevado a cabo estudios genómicos en las comunidades a lo largo de la Ruta de la Seda, en Asia, en un esfuerzo por encontrar a las tribus perdidas de Israel.
Se estima que, actualmente, un 10% de la población mundial vive en comunidades diaspóricas. Poco a poco estamos aprendiendo a apreciar las aportaciones positivas de esas comunidades, al compartir su conocimiento, tecnología y la continua diversidad de visiones y costumbres culturales y religiosas.