La imprenta y la reforma protestante

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Joshua J. Mark
por , traducido por Agustina Cardozo
Publicado el 18 julio 2022
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, portugués
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La imprenta, atribuida al inventor e impresor alemán Johannes Gutenberg (c. 1398-1468) en la década de 1450, se convirtió en el factor más importante del éxito de la Reforma protestante al proporcionar los medios para la difusión generalizada de las "nuevas enseñanzas" y fomentar el pensamiento independiente sobre temas que antes estaban estrictamente controlados por una élite letrada.

Gutenberg Printing Press
La imprenta de Gutenberg
dronepicr (CC BY)

Los llamados protorreformistas, como John Wycliffe (1330-1384) y Jan Hus (c. 1369-1415), habían planteado muchos de los puntos que Martín Lutero plantearía más tarde, pero carecían de los medios para llegar a un gran público. La invención de Gutenberg de los tipos móviles y de la imprenta permitió que los libros se imprimieran en mayor número, venderse a bajo precio y distribuirse ampliamente. Martín Lutero (1483-1546) reconoció el valor de la imprenta y la explotó de manera eficaz en su desafío a la autoridad de la Iglesia católica.

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Las 95 Tesis de Martín Lutero, que antes solo habrían circulado entre los eruditos alfabetizados de Wittenberg, se convirtieron en un panfleto de gran éxito de ventas un año después de su publicación inicial en 1517. Entre esa fecha y alrededor de 1525, Lutero publicaría más de medio millón de obras, lo que lo convertiría en el primer autor más vendido de la Edad Moderna, superando al popular escritor humanista Desiderio Erasmo (c. 1469-1536), a los apologistas católicos y a los reformadores contemporáneos. Las obras de Juan Calvino (1509-1564), Heinrich Bullinger (1504-1575) y otros también se convirtieron en éxitos de ventas, estableciendo la visión protestante del cristianismo, en gran medida, gracias al poder de la imprenta.

Los protorreformistas y la imprenta

Antes de la invención de Gutenberg ya existía una población laica alfabetizada, pero era pequeña, y como los libros eran caros, estaba compuesta por la clase alta que podía pagarlos. La mayoría de los europeos eran analfabetos, nacían y morían en la misma aldea sin viajar mucho más allá, si es que lo hacían, y recibían la información sobre el mundo principalmente a través del sacerdote local o, a veces, de comerciantes itinerantes. La gente sabía lo que le habían enseñado los padres y los sacerdotes, y este conocimiento se transmitía de generación en generación sin cuestionamientos porque no había ningún contrapunto que presentara un desafío.

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LA IMPRESIÓN EN MADERA llevaba tiempo Y era COSTOSA, POR LO QUE LA BIBLIA DE WYCLIFFE NO PODÍA LLEGAR A UN PÚBLICO TAN AMPLIO COMO EL DE LUTERO.

El entretenimiento adoptaba la forma de narradores o actores que habían memorizado cuentos aprendidos por transmisión oral; las obras escritas solo se consultaban principalmente en los monasterios y sus scriptorium o bibliotecas privadas. Los manuscritos iluminados podían tardar hasta un año en producirse y habrían carecido de sentido para la mayoría de la gente, que ni siquiera sabía leer la lengua que hablaban, y mucho menos el latín, aunque hubieran podido permitirse una obra así. Algunos libros se produjeron en masa a una escala modesta a través de la impresión en madera, pero como estaban escritos en latín, causaron poca impresión en la mayoría de la población.

Cuando John Wycliffe tradujo la Biblia del latín al inglés medio, esperaba que más personas pudieran leer la obra por sí mismas, pero la mayoría no sabía leer el inglés más que el latín. La Biblia de Wycliffe, así como sus obras en latín, atrajeron una atención considerable e influyeron en la obra de Jan Hus y ayudaron a iniciar la Reforma bohemia (c. 1380 a c. 1436), pero la impresión en madera llevaba tiempo y era costosa, por lo que, aunque la Biblia de Wycliffe se imprimió en múltiples ocasiones (todavía existen más de 200 ejemplares), no pudo llegar a un público del alcance que tendría Lutero posteriormente. Wycliffe fue condenado por la Iglesia a título póstumo, y Hus fue ejecutado en 1415, sin que ninguno de los dos obtuviera el apoyo generalizado que se esperaba para sus reformas.

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La imprenta de Gutenberg

La imprenta de Gutenberg cambió todo esto al proporcionar los medios para la producción en masa a mayor escala y la distribución de material de lectura. El padre de Gutenberg trabajaba en la ceca de Maguncia y se cree que enseñó a su hijo el oficio que consistía en utilizar un punzón para grabar letras en las monedas. Se cree que el uso del punzón, junto con las prensas utilizadas para el vino y el aceite, inspiraron a Gutenberg a crear la imprenta.

La imprenta de tipos móviles se había inventado en Corea hacia 1234 (o, según algunos estudiosos, en China hacia 1040) y se utilizó en la dinastía china Song (960-1279), pero no parece haber sido la fuente del invento de Gutenberg. Parece que desarrolló la idea de forma independiente a la ceca y a la prensa de vino, y en algún momento, alrededor de 1450, se trasladó de Maguncia a Estrasburgo, donde se relacionó con algunos inversores y comenzó a construir su primera imprenta.

Gutenberg Bible
La Biblia de Gutenberg
NYC Wanderer (CC BY-SA)

Comprendió que la Iglesia le proporcionaba la mejor esperanza de obtener grandes beneficios, por lo que, una vez que dispuso de un proceso viable, imprimió indulgencias (que hasta entonces se escribían a mano y se vendían a los feligreses para acortar su estancia o la de un ser querido en el purgatorio) y, en 1456, después de haberse trasladado de nuevo a Maguncia, una Biblia estándar. Estaba muy endeudado, por lo que pidió un préstamo al empresario Johann Fust, cuyo hijo adoptivo, Peter Schoffer, fue una de las primeras personas a las que Gutenberg enseñó el proceso de impresión. Fust reclamó la deuda de Gutenberg antes de que este pudiera pagar y confiscó su imprenta, rápidamente se atribuyó el mérito del invento y, junto con Schoffer, imprimieron la Biblia de Gutenberg con su propio nombre.

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El proceso fue retomado por Arnold Pannartz (m. 1476) y Conrad Sweynheym (también escrito como "Schweinheim", m. 1477), quienes establecieron una de las imprentas más famosas en Venecia en 1469, mientras que Schoffer siguió imprimiendo en Maguncia, y otras imprentas comenzaron a aparecer en otros lugares. Gutenberg murió en la pobreza en 1468, pero para entonces su invento ya estaba transformando la sociedad europea al proporcionar material de lectura a un costo asequible. Libros que antes solo estaban al alcance de la élite adinerada, como la Historia Natural de Plinio el Viejo, se vendían en 1472 a cualquiera que quisiera y pudiera permitirse uno.

La imprenta y Lutero

Al principio la Iglesia acogió con satisfacción la imprenta, ya que permitía la distribución de una Biblia estándar a las parroquias de toda Europa a bajo costo, además de proporcionar escritos producidos en masa, como indulgencias, decretos y avisos. La Iglesia seguía controlando lo que se imprimía porque no había ningún desafío a su autoridad y, además, porque la mayoría de la gente seguía siendo analfabeta. El hecho de que los libros ahora estuvieran disponibles a bajo costo no significaba que la gente fuera capaz de leerlos o incluso tuviera el deseo de hacerlo. Los libros o folletos solían ser leídos por alguien ante un público en la plaza del pueblo o en una taberna y la "lectura" se entendía, más o menos, como una "representación". El erudito John Bossy comenta:

Hasta el siglo XVII, la lectura silenciosa era un logro de los eruditos o un modo de devoción consciente. Leer significaba murmurar para uno mismo o leer en voz alta a los demás; la palabra escrita era un "signo audible". Esto era lo que significaba para los subterráneos que leían las escrituras y también lo que significaba para Lutero. Su palabra era una palabra para ser escuchada, una promesa para ser recibida en la fe, no un texto para ser estudiado. La fe, como había dicho San Pablo, venía por el oído; el oído, no el ojo, era el sentido cristiano. (100)

La Iglesia podía vigilar ese "oír" y controlar lo que se oía, hasta que Lutero publicó sus 95 Tesis en 1517 que, en 1519, habían sido publicadas y ampliamente distribuidas. Aunque Lutero afirmó que no tenía intención de publicarlas, parece que alentó su publicación y distribución. Irónicamente, las 95 Tesis atacaban la práctica de la Iglesia de vender indulgencias, uno de los primeros escritos que imprimió Gutenberg, y se convirtió en una lectura popular con bastante rapidez. Con tantas copias de la obra de Lutero en circulación, la Iglesia ya no podía controlar lo que se "oía", y el desafío de Lutero a la autoridad eclesiástica fue acogido y difundido más rápidamente y llegó a más lugares de lo que jamás podrían haber imaginado Wycliffe o Hus. El erudito Mark U. Edwards Jr. comenta:

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La imprenta permitió a los publicistas evangélicos hacer lo que antes era imposible: llegar rápida y eficazmente a un gran público con un mensaje destinado a cambiar el cristianismo. Durante varios años cruciales, estos publicistas evangélicos publicaron miles de panfletos desacreditando la antigua fe y defendiendo la nueva... La Reforma no solo fue testigo de la primera "campaña mediática" a gran escala, sino también de una campaña dominada de forma abrumadora por una persona, Martín Lutero. Se imprimieron y reimprimieron más obras de Lutero que de cualquier otro publicista. (1)

Lutero fue excomulgado en enero de 1521 y llamado a comparecer en la Dieta de Worms para retractarse en abril del mismo año. En cambio, Lutero defendió sus "nuevas enseñanzas" en su ya famosa declaración "Aquí estoy". Los partidarios de Lutero publicaron y distribuyeron su discurso en la Dieta de Worms, lo que le valió un apoyo aún mayor. Cuando tradujo el Nuevo Testamento del latín al alemán ese mismo año, se convirtió en un éxito de ventas, al igual que todas las demás obras que envió a la imprenta. La imprenta convirtió a Lutero en el primer autor célebre de la Edad Moderna.

La imprenta y otros reformadores

Si bien la imprenta permitió a Lutero criticar abiertamente a la Iglesia, también proporcionó a sus oponentes los medios para criticarlo. Estos primeros ataques no provenían de la Iglesia, sino de hombres que inicialmente habían apoyado a Lutero, como Andreas Karlstadt (1486-1541) y Thomas Müntzer (c. 1489-1525). Sus enseñanzas también fueron cuestionadas por las obras del reformador suizo Ulrico Zuinglio (1484-1531). Zuinglio no estaba de acuerdo con Lutero en cuanto a la naturaleza de la Eucaristía, por lo que sus obras, incluidos los 67 Artículos de la fe de Zuinglio, representaban un importante desafío a la autoridad de Lutero. Zuinglio, a su vez, fue desafiado por los anabaptistas, que se habían inspirado en él pero que, tras romper con su visión, pudieron publicar obras que avanzaban por su cuenta.

LA PRENSA DIO VOZ A UN GRUPO social QUE DE OTRO MODO NO LA HABRÍA TENIDO: LAS MUJERES.

Al mismo tiempo, la mano derecha de Lutero, Felipe Melanchthon (1497-1560), defendió los puntos de vista de Lutero a través de sus propias publicaciones, lo que animó a otros a publicar sus puntos de vista apoyándolo a él y a Lutero y a otros a publicar sus ataques a ambos. Las obras religiosas, normalmente publicadas en forma de quartos (una sola hoja doblada en cuatro para crear ocho páginas), eran las más vendidas de la época, y las obras protestantes, por ser tan polémicas al desafiar a la autoridad, se vendían mejor que ninguna otra.

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Estas obras también eran populares por su novedad. La prensa dio voz a un grupo social que, de otro modo, no la habría tenido: las mujeres. Argula von Grumbach (1490 - c. 1564), Catalina Zell (1497-1562), Marie Dentière (c. 1495-1561) y Olympia Fulvia Morata (1526-1555), entre otras, publicaron obras de apoyo a la Reforma protestante. Estas obras fueron a menudo controvertidas simplemente por haber sido escritas por mujeres, pero también por su defensa de la reforma y su crítica a la Iglesia. Al mismo tiempo, la Iglesia católica hizo poco uso de la imprenta en las primeras décadas de la Reforma, pareciendo confiar en su antigua autoridad y publicando poco a modo de defensa. Edwards señala:

Una simple comparación entre las ediciones en lengua vernácula de los publicistas católicos y la producción de un evangélico, Martín Lutero, sugiere la batalla tremendamente desigual por los corazones y las mentes de los laicos alfabetizados en las primeras décadas de la Reforma. Durante el período de 1518 a 1544, las publicaciones de Lutero (es decir, las impresiones y reimpresiones de sus obras en alemán, excluyendo las traducciones de la Biblia) fueron al menos 2551. Para el mismo período, los publicistas católicos produjeron 514 impresiones. Esto se traduce en unas cinco impresiones de Lutero por cada impresión católica... Y, por supuesto, Lutero fue seguido por un número de otros prolíficos autores evangélicos. (29)

Entre ellos estaban Juan Calvino y Heinrich Bullinger. Calvino publicó por primera vez su obra emblemática La institución de la religión cristiana en 1536, que revisaría y reimprimiría periódicamente durante el resto de su vida, además de la publicación de sus sermones, conferencias y comentarios bíblicos. Bullinger escribió sus famosas Décadas entre 1549 y 1551, y la obra se tradujo al inglés y se publicó en 1577, 1584 y 1587. Las traducciones de Calvino y Bullinger fueron uno de los libros más vendidos en Inglaterra, lo que influyó en los movimientos puritanos y separatistas de ese país. El enfoque moderado de Bullinger se hacía eco de la defensa anterior de Martín Bucero (1491-1551), quien, al igual que Karlstadt y Müntzer, había sido uno de los primeros partidarios de Lutero antes de romper con él y publicar sus propios puntos de vista enfatizando la importancia de la unidad cristiana.

Calvin's Institutes of the Christian Religion Title Page
Portada de «La institución de la religión cristiana» de Calvino
Unknown Artist (Public Domain)

La imprenta y la contrarreforma

Esto no quiere decir que la Iglesia guardara silencio en la imprenta durante los primeros años de la Reforma protestante. El cardenal Tomás Cayetano (c. 1468-1534) y el teólogo Johann Eck (1486-1543) fueron solo dos de los opositores más visibles a las enseñanzas de Lutero. La Crónica breve de Juana de Jussie (1535) y otras obras similares también sirvieron de contrapunto a las pretensiones de la Reforma. Sin embargo, no fue hasta la Contrarreforma cuando la Iglesia comenzó a abordar seriamente la cuestión de las obras impresas.

La Contrarreforma (también conocida como Reforma católica, de 1545 a c. 1700) fue la respuesta de la Iglesia a la Reforma protestante y abordó la proliferación de lo que la Iglesia consideraba material de lectura herético. Al no haber conseguido silenciar a Martín Lutero ni a los que vinieron después, la Iglesia se centró en reformar su imagen y restablecer su autoridad definiendo claramente lo que significaba ser católico y por qué las afirmaciones de los protestantes no tenían mérito.

Aunque la Iglesia parece haber tardado en aprovechar la imprenta, publicó importantes refutaciones de las afirmaciones protestantes, así como obras que promovían la visión católica del cristianismo. Dos de estos libros producidos en masa provocaron el activismo de uno de los mayores defensores del catolicismo, Ignacio de Loyola (1491-1556), un soldado vasco que se hizo sacerdote católico tras una experiencia religiosa. Esta experiencia se inspiró en dos libros que leyó sobre la vida de Cristo y los actos de los santos en 1521 mientras se recuperaba de una herida. Loyola escribiría sus Ejercicios espirituales (1548) y fundaría la Orden de los Jesuitas para defender las reivindicaciones de la Iglesia. Los Ejercicios espirituales de Loyola siguen considerándose una de las mayores guías sobre devoción religiosa en la actualidad y constituyeron la base de la disciplina de los jesuitas.

Title Page of the Life of Ignatius of Loyola
Portada de «Vida de Ignacio de Loyola»
Cornelis Galle (Public Domain)

Algunos monarcas católicos y papas respondieron a la proliferación de obras protestantes prohibiéndolas y multando, encarcelando o ejecutando a los impresores. Los jesuitas, aunque apoyaron esta política, también contraatacaron mediante la creación de escuelas, seminarios y universidades católicas, que produjeron escritores que luego publicaron sus propias obras apologéticas apoyando a la Iglesia y denunciando las reivindicaciones de la Reforma. El Concilio de Trento (1545-1563) reformó los errores y abusos dentro de la Iglesia al tiempo que reafirmaba su autoridad, y un aspecto de ello fue el establecimiento del Índice de libros prohibidos en 1563. El Índice era una lista de obras consideradas heréticas o amenazantes para la fe que los católicos no podían leer ni publicar, y si lo hacían, se arriesgaban a ser excomulgados y castigados por las autoridades seculares.

Conclusión

La Iglesia había establecido versiones del Índice antes de 1563, persiguiendo a los impresores y destruyendo sus prensas, pero esto solo hizo que las obras protestantes fueran más populares porque estaban prohibidas. Para eludir el Índice, antes y después de su adopción formal en Trento, los impresores disfrazaban las obras dándoles otros títulos, omitiendo el nombre del autor en la portada y haciéndolas pasar de contrabando de un distrito o país a otro.

Index of Prohibited Books
Índice de los libros prohibidos
Drw1 (CC BY-SA)

Ya en 1524, los impresores de Leipzig se quejaron ante el consejo de la ciudad de que estaban perdiendo considerables ingresos debido a la prohibición de imprimir obras protestantes en esa ciudad. Leipzig había sido uno de los centros editoriales más rentables antes de Lutero, pero, al igual que Wittenberg, experimentó un auge después cuando los libros sobre las "nuevas enseñanzas" se convirtieron en su producto más rentable. Los impresores que no se podían permitir la prohibición se trasladaron a otras ciudades donde podían continuar su trabajo o imprimieron los libros en secreto y con alto riesgo. Cualquiera que fuera el camino que eligieran, las obras protestantes se siguieron imprimiendo y siguieron siendo las más populares de su catálogo. El erudito Andrew Pettegree comenta:

El impacto en el mercado de la imprenta alemana fue profundo: equivalió casi a un relanzamiento. En los diez años anteriores a Lutero, el Sacro Imperio Romano Germánico había sido responsable de una cuarta parte de la producción europea de libros; el 75% de estos libros eran en latín. En los diez años siguientes, la producción de libros alemanes avanzó de forma increíble hasta alcanzar el 42% del total europeo; en los cinco años 1521-1525, Alemania fue responsable de uno de cada dos libros publicados en Europa y el 80% de ellos eran en alemán... el papel de la imprenta evangélica en esta transformación fue inequívoco. Durante los diez años comprendidos entre 1518-1527 las obras del propio Lutero representaron el 20 por ciento del total de la producción alemana, pero él no era una banda de uno. (Rublack, 382)

Cuanto más se esforzaba la Iglesia en suprimir las obras protestantes, más populares se hacían, y finalmente, la visión protestante se estableció principalmente gracias al poderoso uso de la palabra escrita por parte de sus escritores. Los libros permitieron que personas que nunca habían conocido, ni conocerían, a Lutero, Melanchthon, Calvino o Bullinger, escucharan directamente sus puntos de vista, ya fuera leyendo los propios libros o escuchando su lectura, y libro a libro, las "nuevas enseñanzas" de la Reforma protestante se impusieron como un sistema de creencias legítimo a la par que la antigua fe que una vez los había silenciado tan fácilmente.

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Preguntas y respuestas

¿Cómo afectó la imprenta a la Reforma protestante?

La imprenta fue fundamental para la Reforma protestante, ya que permitió la difusión de las "nuevas enseñanzas" a una escala mucho mayor de lo que había sido posible hasta entonces.

¿La imprenta fue la causa de la Reforma protestante?

No, la imprenta no fue la causa de la Reforma protestante, pero sí ayudó a que tuviera éxito en el establecimiento de una nueva visión del cristianismo y a romper el poder y la unidad de la Iglesia católica.

¿La imprenta fue utilizada tanto por los protestantes como por los católicos durante la Reforma?

Sí, la imprenta fue utilizada tanto por los católicos como por los protestantes durante la Reforma, pero los protestantes hicieron un uso más eficaz de ella antes y, como su mensaje era nuevo, sus obras fueron más populares que las primeras publicaciones católicas.

¿Cuáles fueron las obras más populares impresas durante la Reforma protestante?

Las obras más populares impresas en los primeros años de la Reforma protestante fueron las escritas por Martín Lutero. A medida que avanzaba la Reforma, las obras protestantes siguieron siendo un éxito de ventas porque desafiaban la autoridad tradicional de la Iglesia católica.

Sobre el traductor

Agustina Cardozo
Agustina es traductora pública (inglés/español), uruguaya, con estudios avanzados de Lingüística. Sus áreas de experiencia como traductora son la traducción biosanitaria y la traducción jurídica. Le interesan la Historia y las humanidades en general.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2022, julio 18). La imprenta y la reforma protestante [The Printing Press & the Protestant Reformation]. (A. Cardozo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2039/la-imprenta-y-la-reforma-protestante/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "La imprenta y la reforma protestante." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. Última modificación julio 18, 2022. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2039/la-imprenta-y-la-reforma-protestante/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "La imprenta y la reforma protestante." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 18 jul 2022. Web. 20 nov 2024.

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