Las eras de la Biblia eran suelos de piedra al aire libre, normalmente circulares, que usaban los agricultores para procesar el grano de las cosechas. Para la comunidad en conjunto podían ser un lugar de reunión bullicioso, como lo eran los molinos de agua hasta hace poco, en el que se llevaban cabo las actividades comerciales y comunitarias.
Las eras servían varios propósitos distintos:
- como instalaciones para procesar los productos agrícolas y lugares de actividad comercial,
- como lugares con un significado simbólico,
- como lugares neutrales de reunión,
- como lugares de trato político,
- como lugares de luto,
- como lugares de sacrificio,
- como lugares de construcción.
Como instalaciones de procesamiento
Si bien las eras del antiguo Israel tenían un valor social y simbólico importante, su función primaria era como instalaciones agrícolas para procesar el grano. Algo de lo que todos dependemos para poder comer es la cosecha del grano, que consiste en recolectarlo y separarlo. Por ejemplo, con el maíz, una vez se han recolectado los tallos, se separan las mazorcas y después se desechan las cáscaras externas. Para alimentar al ganado, se pueden usar las mazorcas enteras. Para el consumo humano, hay que separar los granos de la mazorca sin estropear la superficie blanda. Después, los granos se pueden comer o se pueden secar y moler para hacer harina. En el caso del trigo o la cebada, la cáscara dura de las semillas (el salvado) se rompe o "trilla".
En la Antigüedad el trillado se hacía a mano en una era, con ruedas, trillos o varas de madera articuladas llamadas mayales. El viento ayudaba en este proceso de trillado porque se llevaba las cáscaras rotas más ligeras, separándolas así del grano una vez se soltaba con una horca, una pala o una cesta poco profunda. Este proceso, que se conoce como aventar, dejaba las preciadas semillas en el suelo de la era, donde se recogía después. En el libro de Rut, hay una buena presentación de cómo era la cosecha en tiempos bíblicos. Booz, un líder de la comunidad, un "hombre acomodado", era dueño de la tierra en la que se cultivaba la cebada y el trigo. Con un capataz encargado de los hombres y las mujeres, sus trabajadores recogían los tallos de los campos, los ataban en manojos o gavillas fáciles de transportar para después llevarlos a la era. Tras la trilla y el aventado, mientras esperaba a que se transportara la cosecha de la era a los almacenes, para asegurarse de que no la robaban, él (y probablemente otros) dormía junto a la pila de grano que pasaba la noche en la era. La abundancia de sus cosechas se indica cuando Rut, con quien se casaría Booz más tarde, va a ver a Booz esa noche y lo encuentra en la era "en el otro extremo de la pila de grano". (3:7)
Ubicación y estructura
Un aspecto que hacía que las eras fueran únicas eran las condiciones meteorológicas y geográficas específicas necesarias para emplazarlas. La gran ventaja del proceso de aventado solía determinar la localización de la era. Oseas 13:3 describe vívidamente cómo se separaba la paja del grano con el viento: "como paja que se arremolina lejos de la era", o cuando Isaías hacer referencia al aventado de la paja cuando dice "los aventarás y el viento se los llevará, el vendaval los dispersará". (Isaías 41:16) Por lo tanto, lo más preferible era un lugar con vientos firmes y constantes, con acceso para los agricultores del lugar, y una parcela de tierra llana en la que colocar el suelo de la era, y estos aspectos solían determinar la ubicación de la era. Jamie Waters señala que, "como los suelos llanos se suelen situar en áreas ventosas... las cimas de las colinas eran una localización tradicional". (9, 11) El texto bíblico también indica esta preferencia por lugares elevados cuando el rey Josafat de Judea y Ajab, rey de Israel, se encuentran en la era de la ciudad de Samaria, cerca de la entrada de la puerta de la ciudad. Esta ciudad, nombrada en honor a su dueño original, Sémer, se construyó en una colina. En el libro de Isaías, la comparación que hace, "perseguidos, como el tamo [paja, polvo] de los montes por el viento", también confirma el aventado que se lleva a cabo en terrenos elevados. (17:13) Además, como el templo de Jerusalén se construyó sobre una era, Victor Hurowitz apunta que "esta ubicación se eligió porque estaba fuera de la ciudad y en terreno elevado. En el antiguo Israel las eras se situaban en lugares en los que había viento, para facilitar el aventado". (10:2)
El proceso de trillado y aventado también decidían la estructura del suelo. Para facilitar el proceso de recolección y trillado del grano, especialmente en el caso de usar trillos tirados por animales que van en círculos, la mayoría de las eras eran redondas y se añadía un bordillo alrededor del perímetro del suelo de la era. Para poder trillar bien el cereal de las cáscaras hacía falta una superficie dura, normalmente de piedras muy juntas, talladas, y a menudo también se usaba yeso. Tal y como muestra Waters,
Las excavaciones en Samaria han sacado a la luz varias instalaciones agrícolas, incluidas varias eras, prensas de vino y de aceitunas que datan aproximadamente desde el período helenístico hasta la época romana. Normalmente estas eras eran áreas elevadas cortadas en la roca, con cercas de piedra alrededor y casi siempre a las afueras de un asentamiento. (9)
Además, Y. Hirschfeld y R. Birger-Calderon excavaron una residencia en Israel, a 6 kilómetros al noreste de Cesarea, que data de entre el siglo I a.C. y el I d.C. En ella, descubrieron un patio con una prensa para aceite de oliva, una prensa de vino y una era. El área semicircular de la era, de piedra tallada, medía 7,6 metros (25 pies) por 1,8 metros (6 pies). El tamaño y la forma de la era llevaron a los investigadores a concluir que el trillado se hacía con mayales. En Chipre, el estudio etnoarqueológico de John Whitaker revela que, en ocasiones, las eras estaban enyesadas. Mientras que, en el norte de Grecia, para utilizar el escaso terreno cultivable, Georgia Tsartsidou descubrió que las eras se desmontaban cada año tras la cosecha para cultivar ese mismo suelo antes de la trilla al año siguiente, cuando se volvían a instalar eras nuevas.
Actividad comercial
Como su uso era esencial y su ubicación requería condiciones específicas, las eras eran únicas y valiosas para sus dueños. Eso suponía que el propietario se beneficiaba económicamente al cobrar por su uso, probablemente en forma de un porcentaje de la cosecha. Las eras podían pertenecer a una sola persona o a un pueblo, una ciudad o incluso a un rey. Curiosamente, la era de Samaria se encontraba en un lugar destacado a las puertas de la ciudad. Como controlaban el ir y venir de la gente, las puertas de las ciudades solían ser lugares de interacción social, política y comercial. Asimismo, como la recién construida Samaria y su era estaban una junto a la otra, esto sugiere que la localización de la era fue un aspecto a tener en cuenta a la hora de ubicar la ciudad. En cualquier caso, resulta difícil imaginarse que el rey Ajab no hubiese tomado posesión de una estructura tan esencial cerca de las puertas de la capital que había construido su padre Omrí. En otros casos, las eras eran propiedades particulares. Aunque la creencia general es que "la era de Atad" recibió su nombre de su localización como "un lugar de espinas", y pertenecía al pueblo que creció a su alrededor, en el caso de la "era de Nacón" es más probable que el nombre fuera el del dueño. (Ellicott, 674-75) Pero la "era de Ornán" ciertamente pertenecía a, y llevaba el nombre de, Ornán, un jebuseo de Jerusalén. El rey David le compró la era a Ornán por cincuenta siclos de plata.
En cuanto a la actividad económica, dado que su ubicación era única y el tiempo de cosecha era limitado, las eras probablemente eran lugares muy concurridos en la temporada de cosechas. Asimismo, curiosamente, la Biblia menciona la presencia de prostitutas en las eras. Cuando habla de su infidelidad a su dios, Oseas reprende a los israelitas diciendo que "haces el amor por un salario sobre todas las eras del trigo". (Oseas 9:1) Más allá de la expresión en sí, la asociación del salario, la prostitución y las eras sugiere que se basa en una actividad real de la vida. De ser así, como la prostitución históricamente se ha vinculado con la actividad comercial, el hecho de que llevaran a cabo su oficio en las eras sugiere que había una gran cantidad de comercio, especialmente en plena temporada de cosechas.
Simbolismo
Al igual que se usan frases del proceso de la trilla de una manera alegórica, como "separar el grano de la paja", o "ir al grano", las eras en sí mismas tenían un lugar cultural y simbólico sorprendentemente importante en las comunidades a las que servían. Funcionaban como frases hechas en la Biblia: sinónimo de dar los primeros frutos, las ofrendas de la era representaban el espíritu de generosidad y dedicación de los fieles a la causa de Dios en sus vidas. "Los primeros frutos" y las "ofrendas de la era" siempre eran los más frescos y mejores de la cosecha. En Números 18:25-30, cuando Dios, a través de Moisés, les ordena a los levitas que entreguen un diezmo al sacerdocio, Moisés dice "cuando presentes la mejor parte, se te reconocerá como el producto de la era o del lagar".
En otros pasajes, el simbolismo de la era representa una promesa de abundancia. Si Israel se mantenía fiel a su dios, el profeta Joel había prometido que sus "eras se llenarían de grano". (Joel, 2:24) Sin embargo, Juan Bautista utilizó el proceso de aventado en la era de manera más agorera. "Su horquilla de aventar está en su mano para limpiar la era". (Lucas 3:17) Pero en aquella época las eras eran una herramienta agrícola esencial y por tanto la gente a la que servían era respetuosa. Además de usarse como lugares de procesado y aparte de que su localización fuera ampliamente conocida, las eras también eran lugares de reunión ceremonial. Una era podía ser un lugar de encuentro neutral entre dos líderes, o podían ser espacios ceremoniales de luto y ofrenda. Una era llegaría incluso a hacerse hueco en la historia y convertirse en el lugar designado para el templo de Yahvé.
Lugares de reunión
Tal y como menciona Victor Matthews sobre la naturaleza social de las eras,
Un ejemplo del carácter social de las eras se puede encontrar en su uso como escenario de eventos ya sea en momentos de inflexión de la narrativa o como entorno de acontecimientos públicos importantes. (14)
El hecho de que las eras, como lugares elevados, fueran únicas a la vez que esenciales significaba que sus localizaciones habrían sido ampliamente conocidas entre la gente de los diferentes distritos a los que servían. Además, el carácter esencial y compartido de la era suponía que las comunidades que las usaban daban por sentado un cierto grado de neutralidad. En Génesis 50:1-14, en la historia de José en Egipto, José asciende a una gran prominencia bajo el faraón cuando una hambruna hace que sus doce hermanos en Canaán se refugien en Egipto. Mientras su padre se queda en Canaán, los hermanos y sus familias prosperan en Egipto en un área conocida como Gosén. Pero cuando su padre fallece en Canaán, con permiso del faraón, José y sus hermanos, acompañados de un importante séquito de funcionarios egipcios, viajan de vuelta a Canaán "cerca del río Jordán" a la era de Atad. Ahí lloran la muerte de Jacobo durante siete días. La relativa neutralidad del lugar queda indicada cuando, a pesar de que llegan forasteros importantes "en gran compañía con carros y jinetes", los lugareños no dan la alarma. Asumen que los egipcios estaban celebrando una "ceremonia solemne de duelo". (Génesis 50:1-11) Además, como Ajab y Josafat, los reyes de dos naciones afines, a menudo enfrentadas (Judá e Israel), eligieron reunirse en la era de Samaria, cerca de la puerta de la ciudad, para discutir una acción militar conjunta para volver a tomar la ciudad de Ramot de Galaad, una vez más se vuelve a sugerir que ambos entienden la naturaleza simbólicamente neutral de las eras.
Lo que es más, como lugares de reunión social, las eras también se podían usar como lugares de sacrificio. En este sentido, la era de Ornán tendría un papel clave en la historia de Israel. El relato comienza con un censo no autorizado llevado a cabo por David que lleva a hechos notables en la era de Ornán. Según dice la historia, como David quería evaluar la fuerza de sus ejércitos, ordena contar a los guerreros de Israel. Dios estaba enojado con David por hacer esto, porque mostraba una falta de fe en Dios, que había derrotado a los enemigos de Israel con poca o ninguna ayuda. Después de todo, Él había salvado a Israel del faraón de Egipto en su momento más vulnerable. También le había dicho a Gedeón cómo derrotar al ejército madianita con tan solo 300 hombres. ¿Por qué necesitaba David evaluar la fuerza de su ejército si tenía a Dios de su lado? Por tanto, Dios le ordenó a Gad, el vidente de David, que le propusiera tres opciones: tres años de hambruna para Israel, tres meses de derrotas a manos de sus enemigos, o tres días de plaga. Angustiado, David pidió únicamente no caer en manos de los hombres. Mientras la plaga causaba estragos entre el pueblo, David recibió en un palacio la visión de un ángel en la era de Ornán. De pie entre el cielo y la tierra, con la espada desenvainada, el ángel estaba listo para golpear Jerusalén. Cayendo de rodillas, los ancianos y David rogaron que la plaga terminara. Para corregir las cosas, el ángel mandó subir a David a la era de Ornán en el monte de Moria y construir un altar sacrificial. Aunque Ornán quería donar la era además de los bueyes, el grano y los trillos como madera para el sacrificio, David insistió en pagar por todo. David edificó el altar, ofreció los sacrificios y le pidió misericordia a Dios. Tal y como cuenta un relato, ¡Dios respondió con fuego del cielo sobre el altar! La plaga cesó.
Curiosamente, la era de Ornán marca un lugar importante en la historia, ya que se convirtió en el lugar del monte de Moria en el que Salomón construiría el templo de Yahvé en Jerusalén. En el mismo lugar en el que David ofreció los sacrificios en la era de Ornán, su hijo Salomón se apostó frente a un nuevo altar de bronce y, al hacer los sacrificios, consagró el templo recién terminado. Tal y como se menciona en 2 Crónicas 3:1,
Después Salomón comenzó a construir el templo del Señor en Jerusalén en el monte Moria, donde el Señor se apareció a su padre David. En la era de Ornán, el jebuseo.
Este templo jugaría un papel central en la vida social y económica del pueblo judío desde alrededor de 957 a.C. hasta su destrucción a manos de los babilonios en 587, al igual que lo haría el Segundo Templo en el mismo lugar desde alrededor de 516 a.C. hasta su destrucción a manos de los romanos en 70 d.C. Además, la misma zona del Monte del Templo, sobre la era de Ornán, todavía se considera sagrada para los judíos, los cristianos y los musulmanes.
Conclusión
Por supuesto, las eras no se limitaban ni en el tiempo ni en el espacio a la antigua Palestina, sino que eran una respuesta lógica a las necesidades agrícolas, y por lo tanto sus restos se pueden encontrar todo alrededor del Mediterráneo. Como eran necesarias para el proceso agrícola, las eras se construían allá donde se plantaban cereales. Hasta la época moderna, con la invención de máquinas trilladoras y cribas (o la combinación de ambas), también se usaban por toda Europa y América los graneros de madera con ventilación como enclaves para las eras. Como las eras mencionadas en la Biblia eran instalaciones esenciales de procesamiento para los agricultores que las usaban, el hecho de que su ubicación precisara de condiciones geográficas y meteorológicas específicas hacía que fueran de gran valor económico para sus dueños. Por tanto, como daban un servicio a los distritos agrícolas más amplios, y su localización era de conocimiento público, también servían propósitos sociales y simbólicos. Lo que es más, como la fraseología del proceso de las eras fue ganando un valor idiomático en los textos bíblicos y en el lenguaje actual, las eras, en la época en la que se usaban, también se convirtieron en lugares neutrales para las reuniones y los encuentros políticos. También se convirtieron en lugares de luto y de sacrificio. Por último, al igual que las eras de Atad y Samaria parecen ser instrumentales para la ubicación de sus ciudades correspondientes, la era de Ornán fue sin duda el enclave designado para la construcción del templo de Yahvé en Jerusalén.
