La infraestructura de Cesarea Marítima

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Patrick Scott Smith, M. A.
por , traducido por Waldo Reboredo Arroyo
Publicado el 07 noviembre 2023
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, alemán
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Cesarea Marítima, una antigua metrópolis localizada en lo que hoy es Israel, constituyó un notable logro de ingeniería. Con el objetivo de extender la presencia militar y comercial del Imperio romano en el Mediterráneo oriental, Herodes el Grande (r. 37-4 a.C.), rey coligado a Roma, construyó en el último tercio del siglo I a.C. una ciudad completa que incluía templo, palacios, anfiteatro, teatro, calles pavimentadas, acueductos y un colosal puerto.

Caesarea Maritima
Cesarea Marítima
DerHexer (CC BY-SA)

El plan de desarrollo este-oeste de la ciudad

Construida sobre las ruinas de un poblado fenicio nombrado Torre de Estratón, la ciudad de Cesarea Marítima y su puerto actuaban de conjunto para expandir la presencia económica y militar romanas en la región. La decisión de ubicar el templo entre el puerto y la ciudad lo convertiría en parte integral de la actividad general. Las imágenes sagradas de Julio César, en su representación divina, y de la diosa patrona Juno, ambas dispuestas en su interior, simbolizaban el otorgamiento de bendiciones y protección al puerto y a la ciudad, en su doble carácter de lugar de recepción y despacho de mercancías intercambiadas con el extranjero, y de centro de la actividad económica y política. Según relata Kenneth Holum, «los festivales sacrificiales que se realizaban en el templo constituían por derecho propio momentos de importancia trascendental para la urbe» (57). Herodes y sus proyectistas contaron con la ventaja de hacerlo todo nuevo, por lo que diseñaron el plan general de desarrollo este-oeste de la villa en torno al templo, con el puerto ubicado al oeste de la base del santuario, y en adyacencia hacia el este, los inmuebles de la ciudad.

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El templo

LA IMPORTANCIA QUE SE ATRIBUÍA AL TEMPLO EN RELACIÓN AL PUERTO quedaba reflejada EN LA COINCIDENCIA DE LA ORIENTACIÓN DE SUS EJES CONSTRUCTIVOS.

La importancia del templo respecto a la actividad de la ciudad no solo quedaba reflejada por su ubicación, sino también por sus dimensiones. Josefo menciona que debido a que podía verse desde «una gran distancia, su tamaño era inmenso» (Antigüedades, 15.9.6). Con una planta de 29 por 46 metros (95 por 150 pies), la altura del templo de Cesarea, medida desde las bases de sus columnas hasta lo alto de su frontis, se encontraba próxima a los 30 metros (100 pies). A modo de comparación, las medidas de la plataforma del templo griego de Apolo en Corinto eran 21 por 53 metros (70 por 175 pies), y el mayor de los santuarios de Roma, el de Júpiter, ocupaba un área de 53 por 62 metros (175 por 205 pies).

Por razones hidrodinámicas la dársena se desarrollaba en ligero ángulo hacia el norte, lo que ocasionaba que el eje del templo divergiera unos 30 grados respecto a las cuadrículas de la ciudad. En relación a esta disparidad Ehud Netzer demuestra que el templo, con la columnata periférica que lo rodeaba, se apoyaba sobre una amplia plataforma de 100 por 90 metros (328 por 295 pies) terminada en una superficie curvilínea por su lado oriental. La curva habría constituido una bien ponderada innovación, concebida para suavizar la confrontación producida por la diferencia entre el ángulo de la edificación y el de las calles de la ciudad. Además, desde el santuario, en dirección norte y sur, se desplegaban alas ceñidas por columnatas que terminaban en escalinatas construidas en la periferia de la plataforma, las cuales conducían hasta el nivel más bajo de la calle.

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El puerto

El hecho de que la orientación del templo coincidiera con el ángulo en que estaba construido el puerto, reitera la importancia que se le atribuía respecto a la rada. La alineación habría provisto a todos los que entraban a la dársena una vista frontal de la edificación, en la que el santuario se proyectaba como guardián del movimiento de entrada y salida de los navíos y las mercancías. La actuación del templo como eslabón entre la ciudad y el puerto expresaba una convincente declaración de que todo lo que ocurría en su circunscripción contaba con la bendición de los dioses.

La rada en sí misma era artificial, puesto que no existía bahía ni promontorio alguno sobre los cuales erigir edificaciones. El puerto de Herodes se construyó en forma de fortaleza marítima mediante el empleo combinado de concreto hidráulico y enormes bloques de piedra, algunos de los cuales pesaban hasta 50 toneladas. Sus espigones, dispuestos en forma de circunferencia, encerraban un área de fondeo de unos 160 metros cuadrados (40 acres), y soportaban la superestructura de la cortina amurallada que alcanzaba más de 9 metros (30 pies) de altura, más las torres que se elevaban por encima de los 18 metros (60 pies). A modo de comparación, las dimensiones del puerto de mediano tamaño de Leptis Magna, ampliado por el emperador romano Septimio Severo (r. 193-211 d.C.) en el siglo II d.C., comprendían solo 100 metros cuadrados (25 acres). La dársena, por lo tanto, parece haberse construido para recibir un gran volumen de mercancías.

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Ancient Ruins of the Harbor at Caesarea Maritima
Ruinas del antiguo puerto en Cesarea Marítima
Ron Gafni (CC BY-SA)

Buques de todo tipo y tamaño habrían anclado en el lugar, entre los cuales los navíos romanos empleados para la transportación de granos eran los de mayor envergadura. El Isis, que según describe Luciano había zarpado de Alejandría, tenía una eslora de 55 metros (180 pies) y una manga de 14 metros (45 pies). Un navío mercante naufragado datado en el siglo I a.C., o principios del siglo I d.C., descubierto en 1983 a poca distancia de la bahía original, tenía una longitud de 40 metros (132 pies) y una anchura de 12 metros (40 pies). Sin embargo, las naves más comunes eran los barcos remeros de entre 100 y 300 toneladas dedicados al comercio, con esloras de entre 6 y 18 metros (20-60 pies), y mangas de entre 3 y 6 metros (10-20 pies).

Un faro habría servido de punto de referencia a los marineros, tanto por el día como durante la noche. Para acceder a la bahía las naves recogerían sus velas y acudirían a los remos para franquear la entrada. En dependencia de las condiciones del viento y el oleaje podía en ocasiones emplearse un sistema de cuerdas y remolques para asistir a los buques en su navegación a través de la entrada. Un práctico de puerto controlaba, si era preciso a remolque, el envío de las naves a los atraques que se les designaban, y que su amarre al muelle se efectuara de manera correcta. En los muelles, la carga y descarga de las mercancías involucraba a obreros, carros, y grúas, cuya actividad estaba supervisada por el capitán del puerto, quien además habría sido el responsable de cobrar los aranceles e impuestos de relevancia.

De la ribera a la ciudad

En relación al tráfico entre el puerto y la ciudad, Josefo menciona la existencia de calles que conducían desde la población hasta los espigones rompeolas del norte y del sur: «Había una hilera ininterrumpida de edificaciones adjuntas al puerto, también construidas de piedra blanca, y hacia esos atracaderos conducían las estrechas calles de la ciudad, dispuestas a igual distancia unas de otras» (Guerras, 1.21.7). La «hilera ininterrumpida de edificaciones adjuntas al puerto» sugiere la extensión hacia la villa del sistema de murallas fortificadas de la dársena.

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De la muralla original de Herodes se conoce que rodeaba el trazado original de la ciudad, y que por el norte y por el sur terminaba en la costa, lejos del puerto. En consecuencia, para completar el cerco protector, el sistema de murallas fortificadas del puerto habría girado en ángulo de noventa grados en dirección septentrional y meridional, para empalmar con los anchos muros que encerraban la villa.

Inner Harbor, Eastern Wharf
El puerto interior, muelle oriental
Carole Raddato (CC BY-SA)

De manera adicional, debido a que las calles que enlazaban con el puerto eran vías principales concebidas para la transportación expedita de mercancías, Josefo menciona que existían bóvedas subterráneas de almacenamiento coincidentes con las calles, ubicadas «a distancias uniformes del puerto», lo cual significaba, a los efectos de la actividad de carga, que se encontraban debajo o cerca de las intersecciones de las arterias (Antigüedades, 15.9.6). A partir de 1971 se descubrieron este tipo de bóvedas relacionadas con el trazado de la ciudad, que según Robert Bull «constituye un gran complejo de almacenes y de instalaciones portuarias» (35-36). De esta manera, como los muelles del puerto que se hallaban dentro del perímetro amurallado se interconectaban con las calles de la ciudad y con los almacenes subterráneos de las cercanías, se creaba un sistema de transporte ininterrumpido entre la ciudad y el puerto.

La ciudad

En sentido norte-sur corrían cuatro calles (cardines) y doce decumani en un trazado este-oeste. Las vías que corrían de oriente a occidente habrían conducido hacia el puerto. Las cuatro avenidas de trazado norte-sur habrían conformado las arterias que recibían las mercancías de la región, y se intersecarían con las alineadas de este a oeste, más estrechas, concebidas para distribuir el tráfico y la mercadería hacia y desde la dársena. No obstante, la avenida principal, Cardo Maximus, uno de los principales viales norte-sur, con sus 16 metros (54 pies) de ancho y casi 1.6 km (1 milla) de largo, resultaba preferida para quienes se dirigían a sus respectivos destinos. Por sus bordes de mosaico se alineaban 700 columnas del más ornado estilo corintio, que también embellecían el templo.

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Los investigadores tienden a ubicar en las cercanías, al este del templo, hipotéticos edificios públicos y el ágora. Josefo también describe el esplendor de la ciudad, y narra que las edificaciones estaban construidas de «piedra blanca», así como que Herodes «adornó [la ciudad] con varios espléndidos palacios». (Guerras, 1.21.5-6; Antigüedades 15.9.6). En Guerras 1.21.8, Josefo menciona además un teatro y un anfiteatro. El teatro romano, cuya vista domina el mar, se utiliza aún en la actualidad. Ubicado a una distancia aproximada de 1 km del puerto por su parte meridional, y tras haber recibido varias reparaciones a lo largo del tiempo, acomoda unas 4.000 personas.

Theater at Caesarea Maritima
Teatro de Cesarea Marítima
Carole Raddato (CC BY-SA)

Por la sección noreste de la ciudad, quizá la de más grande atractivo popular en su época, y de mayor tamaño, se encontraba el anfiteatro. Debido a que Cesarea constituía un centro deportivo del mundo mediterráneo, Herodes estableció que el anfiteatro sirviera de anfitrión a los juegos que se celebraban cada cinco años, los cuales con toda probabilidad incluían eventos de gimnasia, lucha y boxeo. Además, el hipódromo, construido en el siglo II, era una de las estructuras más importantes de la ciudad. Ubicado casi directamente al este de la bahía, de dimensiones gigantescas, constituía la sede de uno de los deportes más populares de la antigüedad: la competencia de carrozas. Con unos 457 metros (1500 pies) de largo, y un ancho de 76 metros (250 pies), podía acomodar 38.000 personas.

Entre los «espléndidos palacios» que se encontraban dispersos por la ciudad, el mayor y más fastuoso, quizá por ser reflejo de su grandiosidad, habría sido el dedicado a Herodes. De planta rectangular, orientado en sentido este-oeste, la magnífica estructura se erguía a unos 457 metros (1500 pies) al sur del puerto, sobre un aislado promontorio que dominaba el mar, el cual le otorgaba el nombre de Palacio del Promontorio. En ocasiones se desplegaban ante él tranquilas y extensas vistas del sol poniente, mientras en otras muy frecuentes, cuando el mar se encontraba tempestuoso, las olas se estrellaban con gran estruendo en las rocas de la base. Construido en dos niveles adyacentes, conocidos como los palacios superior e inferior, la estructura más baja de 80 por 55 metros (260 por 180 pies), más cercana al mar, exhibía un porche semicircular bordeado de columnas cuya vista se abría al mar. Al retornar desde allí hacia el interior del edificio, las habitaciones perimetrales habrían tenido acceso a la columnata de un patio interior, cuyo espacio estaba en lo fundamental ocupado por una alberca de agua fresca de 35 por 18 metros (115 x 69 pies). En medio de la piscina se hallaba el pedestal cuadrado de una estatua. Una escalinata conducía hasta el palacio superior, dominado por un gran patio de 64 por 42 metros (210 por 138 pies), también rodeado de columnas.

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Lower Terrace of the Promontory Palace,  Caesarea Maritima
Terraza inferior del Palacio del Promontorio, Cesarea Marítima
Carole Raddato (CC BY-SA)

La importancia de este edificio como espaciosa residencia capaz de agasajar a muchos huéspedes queda reflejada por el hecho de haberse convertido en el cuartel general de la actividad imperial de Roma en el área. La prolongada presencia romana se hace evidente por medio de un reciente hallazgo realizado en el palacio, consistente en «dos pedestales en forma de columna cuyas inscripciones honraban a cuatro procuradores romanos de entre el siglo II y principios del IV d.C.» (Burrel 57). Sin embargo, desde mucho antes Roma había adoptado medidas para ejercer su control. Como afirman Bárbara Burrel y otros, en el año 6 d.C. el palacio de Herodes «pasó a ser la residencia oficial del gobernador romano, y su reino se convirtió en provincia romana, en la que Cesarea funcionaba como capital administrativa y puerto principal.

Obras hidráulicas

Del mismo modo que el Imperio romano utilizaba un extenso sistema de carreteras, el aparato de guerra de Roma empleaba un ejército profesional que hacía uso de estrategias y tácticas superiores, era diestro en el manejo de máquinas de guerra sobresalientes, y utilizaba idéntico equipamiento individual para todos. Pero además, su éxito se fundamentaba en el ofrecimiento de jerarquía, riqueza y desarrollo urbano a quienes deseaba ganar como aliados. Según expresa Mary Beard:

La fundación de ciudades levantadas desde la nada, basadas en modelos romanos, constituyó el impacto más significativo de la conquista romana en el paisaje provincial. Las élites territoriales que vivían en esas poblaciones actuaban como decisivos intermediarios entre el gobernador romano y los habitantes de la provincia. En otras palabras, las jerarquías preexistentes se transformaban en estamentos que servían a Roma, y el poder de los líderes locales se uncía a las necesidades del gobierno imperial». (492-93).

En el caso de Herodes, rey subordinado a Roma, el desarrollo urbano jugó un papel clave para el fomento de los intereses romanos en el Mediterráneo oriental. Para los planes relativos a Cesarea, como para todos los objetivos romanos de urbanización, resultaba esencial contar con un adecuado suministro de agua. Si algún tipo de obra otorga fama a la ingeniería romana, es el uso extensivo de acueductos que satisfacían esa necesidad.

El acueducto elevado típico era una estructura de mampostería soportada por arcos que en su parte superior conducía el agua por un canal. Debido a su altura sobre el nivel del suelo, a lo cual se añadía un gradiente descendente, el agua podía transportarse desde fuentes lejanas. La provisión de un suministro adecuado de agua que se adicionaba al de los pozos locales, significaba que las ciudades existentes podían experimentar mayor crecimiento, y las localidades que en alguna ocasión habían comenzado como aldeas podían convertirse en zonas urbanas. El acueducto, por lo tanto, apoyó la expansión del Imperio romano, que es justo lo que ocurrió en Cesarea. Uno de los primeros elementos que habrían investigado Herodes y sus arquitectos urbanistas habría sido la existencia de fuentes de agua que pudieran satisfacer los requerimientos futuros de la ciudad que planeaban. En el caso de Cesarea se construyeron varios acueductos en distintos períodos, lo cual refleja el crecimiento de la urbe.

High-Level Aqueduct of Caesarea Maritima
Acueducto elevado de Cesarea Marítima
Carole Raddato (CC BY-SA)

El primero de los acueductos que merece el calificativo de elevado, de 10 km (6,5 millas) de longitud, se alimentaba de las fuentes de agua de los manantiales de Shumi, que se encontraban en las estribaciones de la cordillera del Monte Carmelo, al noreste de la ciudad. Sin embargo, las excavaciones realizadas han mostrado que este acueducto estaba constituido por dos estructuras unidas que soportaban dos canales de agua. Cuando se halló en la cara occidental de la estructura que enfrentaba al mar una inscripción en latín que atribuía su construcción a Adriano, surgió una primera explicación que asignaba la construcción del acueducto al emperador Adriano (r. 117-138 d.C.). Sin embargo, en 1961 un equipo italiano, y en 1964 Abraham Negev, del departamento israelita de antigüedades, descubrieron que la estructura oeste solo estaba revestida por su lado occidental, mientras la estructura del lado este estaba resanada por ambas caras, lo cual llevó a la conclusión que la estructura del oeste, construida por Adriano, se adjuntó con posterioridad a la estructura original del único acueducto hasta entonces existente, cuyo probable constructor habría sido Herodes. De este modo, cuando la ciudad creció y la demanda de agua potable aumentó, se halló otra fuente a unos 16 km (10 millas) al este de Cesarea, que se utilizaría para alimentar un segundo canal. Se supone que para emplear ese manantial los ingenieros de Adriano perforaron un túnel de 9,6 km (6 millas) a través de la roca, con el objetivo de conducir el agua por un tortuoso curso descendente a través de las colinas de caliza, el cual desembocaba en el acueducto elevado, que se encargaba de transportar el agua de ambas fuentes a lo largo del resto del camino, para entregarla en la ciudad.

El descubrimiento de un acueducto de bajo nivel que tenía sus fuentes en el río Nahal Tanimu, a 7 km (4,5 millas) al norte de la ciudad indica el continuado incremento de la demanda de agua causada por el crecimiento urbano. Según destaca Robert Bull:

Este acueducto, fechado por medio de la alfarería extraída de sus cimientos, estaba en uso en el siglo V. Se ha calculado el volumen de agua que transportaba cada uno de los acueductos, y el resultado demuestra que en el siglo V la demanda de agua de la creciente ciudad era alrededor de 5 veces la existente en el siglo II. (30)

Otra importante función del planeamiento del desarrollo urbano era el diseño de las conductoras de desechos. Las excavaciones efectuadas en Cesarea descubrieron orificios de mantenimiento que descendían 3 metros hasta un sistema soterrado de alcantarillado. Se halló un canal que medía 3 metros de ancho por 3 de profundidad. En concordancia con que el planeamiento romano de las ciudades exigía la construcción de alcantarillados subterráneos que siguieran el trazado cuadriculado de las calles, Josefo describe la existencia de «bóvedas subterráneas separadas a distancias fijas» que conducían hacia el mar. También explica la presencia de una red de drenaje formada por conductos laterales que alimentaban una vena principal que corría de manera «oblicua», o en diagonal. Es probable que el conducto principal fuera de mayor diámetro para poder conducir el volumen incrementado de los residuos recolectados, y la ventaja de que siguiera un curso descendente en diagonal alimentado por gravedad era que la eliminación de las efluencias se hiciera, al decir de Josefo, «con facilidad» (Antigüedades 15.9.6). Josefo también menciona que el agua de las mareas de alguna manera limpiaba el sistema de drenaje. Debido a que la limpieza solo podía alcanzar la porción inferior de los alcantarillados, es probable que se utilizara agua adicional proveniente de los acueductos para limpiar todo el sistema. Por último, para transportar de manera conveniente los desechos hasta un lugar apartado de la ciudad, el vertimiento final se habría localizado al norte del puerto para aprovechar las fuertes corrientes que fluían hacia el norte en este tramo del Mediterráneo.

Aerial View of Herod's Harbor
Vista aérea del puerto de Herodes
Ron Gafni - SkyPics (CC BY-SA)

Conclusión

Las construcciones de Cesarea representan el ápice y máxima extensión de la presencia militar y comercial romanas alcanzadas hasta esa fecha. Con el dominio de Europa, Anatolia, el noroeste de África y más tarde de Siria, Fenicia y por último, de Egipto, el Mar Mediterráneo se había convertido, en efecto, en el Mare Nostrum, el «lago nuestro», de los romanos. No obstante, los proyectos de expansión militar y desarrollo comercial de Roma no se detuvieron ahí. Partia, el más hábil competidor de los romanos, controlaba las rutas septentrionales más lucrativas de la seda, que corrían de oriente a occidente a través de Mesopotamia. Dos veces derrotada durante la segunda mitad del siglo I a.C., Roma le pidió la paz al Imperio parto en el 20 a.C. Sin embargo, mientras insistía en su estrategia a largo plazo de conquistar Mesopotamia, Roma se concentró en consolidar el control de la región oriental del Mediterráneo y en asegurar las rutas terrestres y marítimas que atravesaban Arabia y el Mar Rojo, las cuales conformaban la red de comercio con el oriente establecida desde la Antigüedad. De esta manera, a causa de que desempeñaba una función crucial en el apoyo a los intereses militares y comerciales romanos en la región, Cesarea y su puerto simbolizaron lo mejor de su ingeniería.

Aunque no constituye más que uno de sus numerosos proyectos constructivos, la munificencia romana no solo permitió a Herodes llevar a cabo la construcción de Cesarea en una escala grandiosa, sino además realizarla con un nivel de refinamiento e innovación ingenieras que no tuvieron rival hasta la etapa final del medioevo. Debe hacerse notar que la erección de edificaciones tan colosales con pesados elementos de piedra, y la creación de estructuras de tan fina ornamentación, supondrían inversiones muy difíciles de financiar en la actualidad. En consecuencia, aunque solo se tomen en consideración la infraestructura y los edificios de Cesarea, la construcción de la ciudad y de su puerto constituyeron, en efecto, una proeza de la ingeniería.

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Preguntas y respuestas

¿Qué construyó Herodes en Cesarea?

Herodes el Grande (r. 37-4 a.C.), como rey coligado a Roma, construyó una ciudad completa, la de Cesarea Marítima, ubicada en el actual Israel, la cual incluía un templo, palacios, un anfiteatro, teatro, calles pavimentadas, acueductos y un puerto colosal.

¿Qué propósito tenía Cesarea Marítima?

Cesarea Marítima se construyó para ampliar la presencia militar y comercial de Roma en el Mediterráneo oriental y consolidar la red mercantil con el oriente de la antigua Roma.

Bibliografía

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Sobre el traductor

Waldo Reboredo Arroyo
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.

Sobre el autor

Patrick Scott Smith, M. A.
Después de haber presentado trabajos de investigación no sólo para la American Society of Overseas Research (ASOR; es decir, la Sociedad estadounidense de Investigación en el Extranjero), sino también para la Academia de Ciencias de Missouri; y escrito para la Association for the Scientific Study of Religion (Asociación para el Estudio Científico de la Religión), el magíster Patrick Scott Smith fue galardonado en el año 2015 y en el 2024 con el Premio Frank P. Forwood a la excelencia en materia de investigación.

Cita este trabajo

Estilo APA

A., P. S. S. M. (2023, noviembre 07). La infraestructura de Cesarea Marítima [The Infrastructure of Caesarea Maritima]. (W. R. Arroyo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2313/la-infraestructura-de-cesarea-maritima/

Estilo Chicago

A., Patrick Scott Smith, M.. "La infraestructura de Cesarea Marítima." Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. Última modificación noviembre 07, 2023. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2313/la-infraestructura-de-cesarea-maritima/.

Estilo MLA

A., Patrick Scott Smith, M.. "La infraestructura de Cesarea Marítima." Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 07 nov 2023. Web. 20 nov 2024.

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