Cesarea Marítima, la ciudad construida en la costa suroriental del Mediterráneo por Herodes el Grande, cuyo reino abarcó desde el 37 a.C. hasta el 4 d.C., prestó servicios al Imperio romano como base de operaciones para proyectar su poder comercial y militar sobre la región. Cesarea desempeñaría un importante rol inicial en el Cercano Oriente en relación con el objetivo final de Roma de añadir Mesopotamia a la lista de sus territorios conquistados.
El factor parto
Durante el período en que se construyeron Cesarea Marítima y el puerto de Herodes, el Imperio romano comprendía Europa, Anatolia, el noroeste de África, Siria, Fenicia, y Egipto, pero el empeño expansionista de Roma no se detenía ahí. Su intención de ampliar sus dominios más allá de las áreas inmediatas al Mediterráneo oriental se enfrentaba a Partia, el más hábil de los competidores de Roma. Desde el 247 a.C. hasta el 224 d.C. Partia, una superpotencia por derecho propio, controló un vasto imperio cuyas tierras se extendían desde el Mar Mediterráneo, por el oeste, hasta la India, por el este. La parte más productiva del territorio parto, de importancia clave para sus riquezas y poder, era la lucrativa Ruta de la Seda que atravesaba Mesopotamia de este a oeste. En consecuencia, todos los deseos expansionistas de Roma se verían moldeados y afectados por la presencia de Partia.
cesarea, por su ubicación estratégica, prestaría servicios a roma como base para proyectar su poder sobre oriente.
Craso, nacido en el 115 a.C., había sufrido una derrota en la batalla de Carras en el 53 a.C.; casi dos decenios después la campaña de Marco Antonio contra los partos del 36 a.C. concluía en un fracaso; de este modo, en el 20 a.C. Roma acordaba la paz con Partia. En medio de esta situación, aunque mantenía vigente la estrategia a largo plazo de absorber Mesopotamia, Roma se concentraba en consolidar su control sobre la región oriental del Mediterráneo; así, para equilibrar la presencia de Partia y su jurisdicción sobre las rutas de la seda que atravesaban Mesopotamia, ejercía su dominio sobre la antigua red de comercio con Oriente que atravesaba las vías terrestres de Arabia y las marinas del Mar Rojo. Cesarea, por su posición estratégica, sería la ciudad que serviría a Roma como base para proyectar su poder sobre Oriente.
Una base para el comercio
Varios elementos contribuyeron al éxito expansionista de Roma, que disponía de tácticas superiores y estrategias a largo plazo. Las prácticas guerreras de Roma requerían el movimiento de tropas y material de guerra a través de una desarrollada red de caminos, el empleo de soldados profesionales por el ejército, y el uso de equipamiento estandarizado por parte de las legiones. Sin embargo, a los efectos de afianzar sus conquistas, es probable que los ofrecimientos romanos de riquezas, jerarquía y urbanización a quienes deseaba ganarse reunieran igual importancia que sus tácticas guerreras. Según Mary Beard describe:
La fundación de villas basadas en modelos romanos en lugares donde antes nada existía constituía el impacto más significativo de la conquista romana en los paisajes provinciales. En otras palabras, las jerarquías preexistentes se transformaban en jerarquías servidoras de Roma a medida que el poder de los líderes locales se uncía a las necesidades del gobernante imperial. (492-93)
Uno de estos preponderantes líderes de Roma en el este era Herodes el Grande, rey de Judea desde el 37 a.C. hasta el 4 d.C. Su relación con el Imperio era, sin duda, de colaboración. A cambio de las grandiosas recompensas que esperaba, Roma le confirió mucho a Herodes.
Tras acceder a la gobernatura de Galilea en el 47 a.C., Herodes inició relaciones con el gobierno romano a través de Marco Antonio, quien le entregó una flota de navíos de guerra para que lo apoyara en su lucha contra Augusto (r.27 a.C.-14 d.C.). No obstante, según el historiador de la antigüedad Flavio Josefo (36-100 d.C.), tras derrotar Augusto a Marco Antonio en la batalla de Accio en el 31 a.C., Herodes se presentó ante el vencedor en recabo de su favor. Augusto no solo le concedió a Herodes, entre otras ciudades, el importante centro mercantil de Gaza, al sur de Cesarea, sino que además le permitió mantener la posesión de sus negocios de alquitrán en el Mar Muerto; asimismo, Herodes recuperó el control de las plantaciones de Jericó y de los territorios que Cleopatra VII, reina entre el 51 y el 30 a.C., había hurtado. (Guerras, 1.20.1-4)
En adición a estas importantes fuentes de ingresos, Augusto acordó con Herodes concederle «la mitad de los ingresos provenientes de las minas de cobre de Chipre, quedar a cargo de la atención a la otra mitad, y el honor de recibir otros ingresos y presentes» (Josefo, Antigüedades, 16.4.5). No era de menor cuantía la adquisición: Chipre se conocía por su prodigiosa producción de cobre y por haberle otorgado el nombre al metal. Así, con las «grandes riquezas y notables ingresos» que Herodes afirmaba recibir, más los impuestos personales, sobre la propiedad, sobre las ventas, y los derechos aduaneros que percibía, el monarca apostaría todo su dinero a una agenda de construcciones de prodigioso alcance (Antigüedades 15.11.1).
Con 33 proyectos en ejecución entre el 35 y el 10 a.C., el programa de construcción de Herodes el Grande comprendía obras de infraestructura de gran envergadura en Jerusalén, Herodion, Samaria, y Jericó, así como las fortalezas de Judea ubicadas en el desierto; pero quizá su proyecto más extenso, y que mayores beneficios aportaría a Roma, era el de Cesarea. Donde nada existía Herodes levantó una ciudad que incluía un templo, palacios, anfiteatro, teatro, calles pavimentadas, y acueducto.La infraestructura de Cesarea Marítima comprendía un moderno sistema de aguas albañales, un acueducto de 10,5 km (6.5 millas), cuatro anchas calles o cardines que corrían de norte a sur, y doce más estrechas, decumani, orientadas de este a oeste. De entre las cardines, la avenida principal establecía el tono esplendoroso de Cesarea; el Cardo Maximus, contaba con 16.5 metros (54 pies) de anchura y casi 1,6 km (1 millas) de longitud, bordeada por sus lados con mosaicos y un impresionante alineamiento de 700 columnas ornadas de tipo Corintio.
La ubicación de Cesarea resultaba en extremo ventajosa para materializar el deseo de Roma de agrandar su red comercial en el Cercano Oriente, a pesar de encontrarse restringida a las rutas mercantiles meridionales que corrían de este a oeste. Además, la ciudad estaba localizada en un sitio privilegiado a los efectos de controlar los mercados africanos y de Egipto, más el de las importantes vías comerciales que atravesaban Arabia y el Mar Rojo. De esta manera, construida en la costa oriental del Mediterráneo, emplazada entre Alejandría, por el sur, y las ciudades portuarias fenicias de Tiro y Sidón por el norte, la colocación estratégica de Cesarea respecto al tráfico comercial revela que su diseño respondía al propósito de captar ingresos. A causa del trasiego hacia el oeste de los productos orientales, y de la navegación de los buques hacia el norte a lo largo de la costa, la posición de Cesarea resultaba óptima para convertirla en la puerta de occidente. Las mercancías provenientes de India y de Indonesia viajaban primero hacia occidente y luego por vía de los mares de Arabia y Rojo en dirección noroeste. La transportación de mercadería originaria de África y de Egipto bojeaba rumbo al norte las costas orientales de esos territorios en busca de distribución, para luego enrutarse hacia el oeste por el Mediterráneo. Asimismo, debido a que Cesarea resultaba un puerto conveniente para los buques que con carga o vacíos surcaban el Mediterráneo, al igual que para los navíos que estibados en Alejandría zarpaban con rumbo norte, su localización resultaba idónea para comerciar con Gaza, que recibía mercancías de África, Arabia, India, e Indonesia, entre las cuales la pimienta y el incienso eran las que mayores réditos reportaban.
Sumado a lo anterior, dado que la red de comercio de Cesarea comenzó a materializarse a partir de que el emperador Trajano (reinó 98-117 d.C.), lograra el control de Petra en el 106 d.C., Roma no solo dominaba los mercados de Gaza, sino también el flujo de todos los productos orientales que hacían tránsito en Petra con destino a Gaza. Gary Young destaca que «desde Petra el incienso se transportaba por las vías terrestres que conducían a Gaza» (92,97). Por esto, con la ubicación estratégica de Cesarea y la posesión de Petra, más la de Gaza con sus diversos mercados, el Imperio no solo controlaba el comercio del Mediterráneo y el de Oriente sino además, el tráfico mercantil que se dirigía por las rutas terrestres hacia las ciudades consumidoras de Bostra, Samaria y Jerusalén. Por último, puesto que los mayores flujos de ingresos provenían de las transacciones comerciales que se realizaban en la ciudad de Cesarea, su puerto generaba fondos adicionales por concepto de permisos de atraque, a los que se añadían los obtenidos por el cobro de tarifas de importación y exportación.
Protección de intereses
En medio de la expansión de sus intereses comerciales, Roma se hallaba en constante estado de guerra, por lo que consideró necesario fortificar sus ciudades y posiciones. Además de Cesarea, también constituían puestos relevantes la fortaleza de Antonia, en Jerusalén, y las obras de defensa de los fortines que se encontraban en el desierto de Judea. Construidos por judíos asmoneos que gobernaban en Jerusalén, estos enclaves defensivos se ubicaban en elevados montículos (tells) y estaban diseñados para proteger los corredores vitales orientados en sentido este-oeste que conducían a Jerusalén a través de la llanura de Jericó y del desierto de Judea. Tras la derrota que Roma infligió a los asmoneos y la subsiguiente destrucción de las fortificaciones erigidas sobre mesetas, Herodes regresó a ellas para recuperarlas y reforzarlas. Reconstruyó el fuerte ubicado en una cumbre plana nombrada Maqueronte que tenía un área de 4500 metros cuadrados (1,1 acres). Duplicó el área de la cima de Cipros, una elevación que se yergue 250 metros (820 pies) sobre la planicie de Jericó, a cuyos pies pasaba el antiguo camino a Jerusalén, hasta alcanzar una superficie de 2000 metros cuadrados (0,5 acres), donde erigió una ingeniosa fortaleza. En Masada, una aislada colina al oeste del Mar Muerto que se alza 434 metros (1424 pies) sobre el nivel del mar, rodeó casi todo el monte con un sistema amurallado de 1290 metros (4232 pies) de longitud y 27 torres que encerraba un espacio donde levantó mansiones, palacio, un complejo de apartamentos, centro administrativo y varios almacenes.
En cuanto a Cesarea, si bien la ciudad se desplegaba en el interior de un sistema de murallas fortificadas que circundaban una superficie de 66 hectáreas (164 acres), su puerto exigía la adopción de medidas especiales por disponer de una entrada abierta al mar y constituir un centro de actividad comercial de importancia crucial para la urbe. Josefo menciona la existencia de «muy grandes torres» en el lugar (Guerras, 1.21.6). En lo fundamental la obra estaba construida como una fortaleza ubicada en el mar. Desde la orilla, construidos con una combinación de concreto hidráulico y grandes bloques de piedra, algunos de hasta 50 toneladas de peso, se extendían rompeolas dispuestos como arcos de circunferencia que abrazaban una superficie de 16 hectáreas (40 acres) de agua. A partir de la referencia que ofrecen las obras de fortificación de Jerusalén puede concluirse de manera plausible que la cortina amurallada medía unos 5,5 metros (18 pies) de espesor y más de 9 metros (30 pies) de alto. Al tomar como base el desempeño de los arcos de la época, se determina que las cortinas se habrían desplegado en segmentos de una longitud aproximada de 30 metros (98 pies), delimitados por torres cuya altura oscilaba entre los 18 y los 22 metros (60 a 72 pies), con áreas de 11 metros cuadrados (118 pies cuadrados) cada una.
Además, como cualquier fortificación en que la entrada resulta vulnerable, las torres que guardaban el acceso a la bahía tenían que haber sido de un tamaño descomunal, con un ancho probable de 18 o más metros (60 o más pies) y una altura de vértigo que sobrepasaba los 27,5 metros (90 pies). En la parte superior de estas estructuras se habrían construido almenas desde las cuales dispararían los arqueros. A esto se suma que en los puntos donde los rompeolas tocaban la orilla, continuaba por tierra el mismo sistema de amurallamiento en direcciones norte y sur, paralelo a la costa, hasta unirse con la muralla de la ciudad, y completar de esta forma un cerco de protección de todo el complejo ciudad-puerto.
Una base militar
Se desconoce cuánto tiempo pudo haber permanecido Herodes en Cesarea una vez concluida la construcción de las fortificaciones de la ciudad y del puerto, y a pesar de que la urbe incluía un palacio para su disfrute personal. Sin embargo, se sabe que a su muerte en 4 d.C., Roma no demoró en tomar control directo del lugar. Según plantean Bárbara Burrel et al, «en el 6 d.C. el palacio de Herodes se convirtió en la residencia oficial del gobernador romano, y su reino pasó a ser una provincia romana de la que Cesarea era puerto principal y capital administrativa» (56).
Tras la acción militar llevada a cabo para sofocar la gran revuelta judía del 66 d.C., en la que miles de rebeldes perdieron sus vidas por las espadas de los soldados de la guarnición militar de Cesarea, Vespasiano otorgó la categoría de colonia romana a la ciudad. Más adelante, después de la revuelta de Bar-Kochba entre el 132 y el 135 d.C. que terminó con la destrucción de Jerusalén, el gobernador provincial de Judea fue ascendido a rango senatorial. En ese momento el nombre de Judea fue reemplazado por el de Siria-Palestina, y Cesarea pasó a ser la capital oficial de la provincia romana.
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Las excavaciones realizadas en un edificio romano del siglo III d.C. nombrado Pórtico Honorífico, ubicado en Cesarea, aportan pruebas adicionales sobre la presencia militar de Roma. En el yacimiento arqueológico se descubrieron varias columnas de corta longitud en las que aparecían inscripciones en tributo a militares insignes, cuyas estatuas se presume estaban colocadas en sus extremos superiores. La continuación de las excavaciones reveló que el edificio proporcionaba acceso a un nivel inferior donde se hallaba un mitreo, un templo dedicado a la veneración del diosMitra. Los romanos habían transformado una de las bóvedas subterráneas de Herodes en un espacio donde se efectuaban los misteriosos ritos del mitraísmo, un culto popular entre los soldados imperiales. Asimismo, la prolongada presencia romana en Cesarea queda demostrada por un reciente hallazgo realizado en el palacio de Herodes, consistente en «dos pedestales en forma de columna con inscripciones que honraban a cuatro procuradores romanos de entre los siglos II y principios del IV d.C.» (Burrell, 57).
Robert Bull, respecto a las conexiones militares, civiles, y comerciales, añade:
Después que los romanos convirtieron a Cesarea en asiento de la administración provincial, los procuradores que residían en la ciudad eran los responsables de cobrar impuestos, supervisar los asuntos civiles, y reclutar personal de la población local para que sirvieran como legionarios auxiliares. La paga de los soldados se realizaba con monedas de bronce acuñadas en una casa de moneda ubicada en Cesarea que contaba con licencia romana. Las monedas también se empleaban como medio de intercambio de una economía que se desarrollaba rápidamente en el área (27).
Parte de esa economía en desarrollo, con Cesarea como intermediaria mercantil, se habría debido a la expansión militar y comercial llevada a cabo por Trajano en dirección al Mar Rojo: «En la compleja red de regiones, es el Mar Rojo el que servía para canalizar las mercancías de Oriente hacia el Imperio Romano» (Tomber, 57). El interés romano en el comercio de Petra, Gaza, y el Mar Rojo se vería materializado con mayor plenitud con la anexión del reino de Nabatea como Provincia Arabia, realizada por Trajano. Los nabateos se desempeñaban como consumados mercaderes e intermediarios de los productos que llegabandel este a través de Arabia y del mar Rojo por vía de Leuce, puerto que les pertenecía. Era de este lucrativo mercado que Roma deseaba una porción.
En adición a las pruebas de presencia nabatea halladas en la romana ciudad portuaria de Puteoli en 2003, los arqueólogos descubrieron inscripciones dedicadas al emperador Antonino Pío (r.138-161 d.C.), en una de las islas Farasán ubicadas en el extremo meridional del Mar Rojo a 60 km (37 mi) de la costa de Arabia. Los grabados mencionan la Legio II Traiana Fortis, una legión creada por Trajano. En concordancia con la práctica romana de proteger sus intereses comerciales mediante la presencia militar, es probable que el acantonamiento romano en el estratégico archipiélago de Farasán estuviera formado por un destacamento de la legión principal localizada en Egipto.
Trajano dio inicio a un período de expansión romana sobre el Mar Rojo que tuvo importantes consecuencias comerciales. Sus sucesores también siguieron con firmeza esta política, que pudo haber alcanzado su culmen bajo Marco Aurelio; proveía un contexto adecuado para la expansión comercial de Roma en el este (Nappo, 71).
Herodes y Roma establecieron las bases de esa expansión comercial al fundar Cesarea en una ubicación estratégica relativa al comercio con regiones como África, y por la jurisdicción que desde su inicio ejercía sobre Gaza, donde se recibían productos de Petra enrutados desde Arabia. Este aspecto sin duda sugiere que Cesarea también se encontraba en posición de desempeñarse como protagonista y canalizadora del comercio entre oriente y occidente.
Por añadidura, la expansión comercial impulsó el crecimiento urbano de Cesarea, lo cual quedó reflejado en las ampliaciones efectuadas a su acueducto. El suministro inicial de agua a la ciudad se realizaba mediante un acueducto de 10 km (6,5 millas) de longitud que nacía en los manantiales de Shumi, al pie de la cadena montañosa del Carmelo ubicada al noroeste de la ciudad. Más adelante Adriano (r.117-138 d.C.), hizo construir otro acueducto que se alimentaba de una fuente adicional de agua ubicada a 16 km (10 millas) al este de la villa. A lo anterior se añade el hallazgo de un tercer acueducto de menor complejidad que se surtía de las aguas del río Nahal Tanimin, que por el norte distaba 7 km (4,5 millas) del poblado. Robert Bull afirma que «este acueducto, datado mediante el análisis de la alfarería que se extrajo de la parte inferior de sus cimientos de concreto, se encontraba en uso en el siglo V. El cálculo del volumen de agua transportado por cada acueducto, indica que en el siglo V la demanda de agua de la creciente ciudad era alrededor de cinco veces mayor que lo que había sido en el siglo II» (30). Un crecimiento urbano de estas características mantenido a lo largo del tiempo sugiere la existencia de una expansión comercial progresiva producida por una red mercantil de la cual Cesarea constituía el centro; red y ciudad que Roma se aseguraría de proteger.
Conclusión
Frente el objetivo final de Roma de hacer de Mesopotamia otro territorio de sus dominios, recayó en los partos mantenerse firmes frente a las aspiraciones imperiales. La derrota inicial que infligieron a la incursión romana en Mesopotamia hizo que Roma tuviera que dar un rodeo a la presencia de Partia. Como resultado se mantuvo el control parto sobre las lucrativas rutas de la seda que corrían de oriente a occidente a través de Mesopotamia, mientras Roma capturaba las rutas mercantiles existentes en el este del Mediterráneo y se apoderaba de los rentables caminos de la seda que conducían el tráfico este-oeste por el sur. Mientras existió una relación de colaboración entre Herodes y Roma, Roma entregó a Herodes enormes fuentes de ingreso; a cambio, el programa de construcciones de Herodes apoyaba los propósitos romanos en el este, mediante la fortificación de sitios existentes y la erección de otros nuevos. Sin embargo, la obra más importante realizada por Herodes sería la ciudad de Cesarea, por su posición estratégica respecto al comercio del Mediterráneo oriental.
Debido a que Cesarea se construyó con el objetivo de convertirla en eje de la red de comercio, Roma protegería la ciudad y sus demás intereses con su presencia militar. Por último, resulta evidente que después de consolidar su presencia en el este durante la época de Trajano, Roma mantenía su propósito de hacer de Mesopotamia una provincia del imperio. Esto se constata por el hecho de que, después de cerrado el tratado del 20 a.C. en que Roma acordó la paz con Partia, su ejército se enfrentó a los partos en el 115 d.C. durante el reinado de Trajano, y de nuevo lo hizo en el 165 d.C. en el período de Lucio Vero (r.161-169 d.C.). Si bien las dos empresas fracasaron, el emperador Septimio Severo (r.193- 211 d.C.) pudo al fin cumplir la tarea, aunque de manera parcial, con el establecimiento de una parte menor de Mesopotamia como provincia romana. Para sintetizar, Judea pasó a ser una provincia del Imperio en el 6 d.C., después lo hizo Arabia occidental con el nombre de Arabia-Petraea en el 136 d.C., y más tarde Mesopotamia en el 198 d.C. En todas estas adiciones existió un factor que facilitó la realización de los empeños expansionistas romanos durante los siglos iniciales del primer milenio; este fue el servicio que Cesarea prestó a Roma, como base para proyectar su poder sobre el este.
Cesarea Marítima estaba ubicada en la costa suroriental del mar Mediterráneo, entre Alejandría, por el sur, y las ciudades fenicias de Tiro y Sidón, por el norte.
¿Por qué era importante Cesarea Marítima?
Cesarea Marítima servía a Roma como centro de poder comercial y militar respecto a sus empeños expansionistas en el Cercano Oriente.
¿Cómo cambió el rol de Cesarea Marítima con el tiempo?
A partir de que Cesarea Marítima se convirtiera en la capital administrativa de la provincia de Judea, su importancia aumentó para Roma. Como centro de comercio y fuente de ingresos, Cesarea Marítima contribuyó a que Roma estableciera su control sobre las rutas comerciales que transitaban de este a oeste por el mar Rojo y sobre las rutas terrestres que atravesaban Arabia por vía de Petra y de Gaza.
Frye, Richard N. "Parthian and Sasanian History of Iran." Mesopotamia and Iran in the Parthian and Iranian Periods: Rejection and Revival c. 238 BC - AD 642, edited by John Curtis. British Museum Press, 2000.
Olami, Yaacov and Peleg, Yehudah. "The Water Supply System of Caesarea Maritima." Israel Exploration Journal, vol. 27, no. 2/3, 1977. http://www.jstor.org/stable/27925618. Accessed 3 Nov. 2023.
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.
Después de haber presentado trabajos de investigación no sólo para la American Society of Overseas Research (ASOR; es decir, la Sociedad estadounidense de Investigación en el Extranjero), sino también para la Academia de Ciencias de Missouri; y escrito para la Association for the Scientific Study of Religion (Asociación para el Estudio Científico de la Religión), el magíster Patrick Scott Smith fue galardonado en el año 2015 y en el 2024 con el Premio Frank P. Forwood a la excelencia en materia de investigación.
A., Patrick Scott Smith, M.. "Rol de Cesarea Marítima en el Imperio romano."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. Última modificación septiembre 12, 2024.
https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2536/rol-de-cesarea-maritima-en-el-imperio-romano/.
Estilo MLA
A., Patrick Scott Smith, M.. "Rol de Cesarea Marítima en el Imperio romano."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 12 sep 2024. Web. 31 oct 2024.
Licencia y derechos de autor
Escrito por Patrick Scott Smith, M. A. , publicado el 12 septiembre 2024. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.