La conquista danesa de Inglaterra no fue consecuencia de un hecho único, sino de una serie de grandes invasiones vikingas que se produjeron entre los años 1013 y 1016, que a la postre destronaron a la dinastía autóctona inglesa. Como resultado, cuatro reyes de la Casa de Dinamarca gobernaron Inglaterra entre 1013 y 1042.
El rey danés Svend Barba Partida, reinó entre el 986 y el 1014. En 1013 conquistó por primera vez a Inglaterra, al expulsar al rey inglés Etelredo el Indeciso, monarca entre 978 y 1013, y más tarde entre 1014 y 1016. Al morir Svend en 1014, Etelredo, en demostración de fuerza, recuperó el trono, y durante un tiempo hizo retroceder la conquista danesa. El hijo de Svend, Canuto el Grande, quien reinó entre 1016 y 1035, luchó desde el 1014 hasta el 1016 contra Etelredo y contra su sucesor, Edmundo Ironside (r. 1016). Tras la decisiva derrota sufrida por Edmundo en la batalla de Assandun el 19 de octubre de 1016 y su posterior muerte unas semanas más tarde, Canuto ascendió a la corona de Inglaterra en calidad de segundo rey danés. Durante el decenio de 1020 Canuto alcanzó la cima de su poder como monarca de Inglaterra, Dinamarca y Noruega y se involucró en profundidad en todo el espectro político europeo.
Después de la muerte de Canuto, sus hijos, Haroldo Pie de Liebre (r. 1035-1040) y Hardicanuto (r. 1040-1042) gobernaron Inglaterra durante los siguientes 7 años. La dinastía quedó truncada al fallecer Hardicanuto en 1042, por lo que el linaje de Etelredo se reinstauró en el poder con Eduardo el Confesor, que reinó entre 1042 y 1066. No obstante, la conquista danesa continuó afectando la política inglesa tras el deceso de Hardicanuto, por motivo de las reclamaciones escandinavas que amenazaron el reino durante y con posterioridad a los hechos de la conquista normanda de Inglaterra.
Aunque en lo fundamental a los vikingos se los asocia con Dinamarca, Noruega y Suecia, la influencia nórdica se extendía por todo el norte de Europa y hasta Norteamérica en los tiempos de la conquista danesa. Tras la colonización legendaria de Islandia, los vikingos islandeses establecieron distintos asentamientos: Groenlandia prosperaba en la era vikinga, y hacia principios del siglo XI exploraban Vinlandia, la actual Terranova. Dublín se encontraba bajo control escandinavo en Irlanda, y Strathclyde y la Isla de Man también se consideraban áreas bajo su influencia.
las primeras invasiones de la segunda era vikinga que de manera inequívoca se originaron en dinamarca, fueron las más importantes de la época.
De manera parecida a lo acontecido en el resto de Europa septentrional, los reinos anglosajones habían tenido que lidiar con las incursiones vikingas a Gran Bretaña desde finales del siglo VIII. Una feroz lucha se desencadenó durante el reinado del rey de Sajonia occidental Alfredo el Grande al término del siglo IX, mientras el reino norteño de York se veía con frecuencia bajo dominio nórdico. No fue sino hasta el siglo X que algo semejante a «Inglaterra» emergió como entidad unida, pero hacia la mitad de dicha centuria sus reyes contemplaban el desmembramiento de sus dominios a manos de los monarcas de Irlanda y Escandinavia. A lo largo de los decenios de 960 y 970 se produjo una pausa en la actividad vikinga en Inglaterra, lo cual le proporcionó al reino un tiempo para estabilizarse. La década de 980 fue testigo del reinicio de razias de alcance limitado sobre Inglaterra, aunque es poco probable que esas incursiones de menor envergadura procedieran directamente de Escandinavia, o tuvieran alguna conexión con la conquista danesa que se produciría decenas de años más tarde.
Las principales invasiones danesas
Las primeras invasiones de la Segunda Era vikinga originadas de manera inequívoca en Dinamarca fueron las mayores de la época. El líder guerrero Olaf Tryggvason, luego Olaf I de Noruega, reinante entre el 995 y el 1000, atacó con una enorme flota a Inglaterra en el 991, y derrotó a las fuerzas locales inglesas en la batalla de Maldon. Svend Barba Partida, rey de Dinamarca, se alió con Olaf para lanzar otra gran invasión en el 994, aunque en la opinión de algunos historiadores también pudo haber estado presente en el 991 junto a la armada de Olaf. Tras fracasar en su intento de detener las invasiones por medios militares, el rey inglés Etelredo II se vio obligado a pagar tributo en el 991 y el 994, con lo que logró impedir nuevas incursiones. Pacificados Svend y Olaf mediante pagos, Inglaterra enfrentó otras razias vikingas de menor envergadura durante la etapa final del decenio de 990 y principios de los años 1000, enviadas con probabilidad por sus vecinos más cercanos. En los primeros años del milenio el rey Etelredo respondió con invasiones a Strathclyde, la Isla de Man y Normandía.
Sin embargo, en el intervalo 1003-1005, y luego en 1006-1007, Svend retornó al frente de ejércitos vikingos muy numerosos. Otro guerrero danés, Thorkell el Alto, llegó a ocupar una buena parte de Inglaterra entre 1009 y 1012, a medida que de forma paulatina vencía a las defensas inglesas. Inglaterra fue testigo de ciertos éxitos aislados durante esta época, tales como la batalla dirigida por el lord inglés Ulfcytel, que causó sensibles estragos a las tropas de Svend en 1004. Un ejército comandado por el rey Etelredo interceptó a Thorkell el Alto en 1009 y quizá contuvo su movimiento, pero ninguna de las partes llegó a combatir contra la otra. Etelredo también condujo una exitosa defensa de Londres en 1013 en la que repelió a Svend, pero estos no constituyeron más que destellos aislados en medio de una extendida y constante destrucción. En 1002, 1007 y 1012, ante la ineficacia de la resistencia militar, Inglaterra tuvo que pagar tributo con el objetivo de proporcionarse un tiempo para reagruparse.
La situación continuaba en deterioro hacia finales del primer decenio de los años 1000 y principios de la década de 1010 mientras Inglaterra se enfrascaba en montar una resistencia unificada. Según la Crónica anglosajona, «… ninguna medida alcanzaba a durar un mes, y a la postre no hubo jefe alguno que pudiera formar un ejército, sino que cada uno huía como podía: además, ningún condado socorría a los demás». Hasta los esfuerzos más impresionantes del reino quedaban deshechos a causa de la desunión: Etelredo inició una formidable campaña de construcción de navíos en 1009, que acabó con la destrucción de la poderosa flota a causa de las luchas internas que se producían en la corte.
Las conquistas de Svend en 1013
Thorkell el Alto había cambiado de bando tras cobrar sus tributos en 1012, y en esas fechas peleaba para Etelredo, pero Svend regresó con una nueva fuerza invasora en 1013. Primero Svend y su ejército aseguraron la sumisión de los magnates del norte de Inglaterra, y luego avanzaron de manera gradual hacia el sur obteniendo apoyo en su trayecto. Ninguno de los líderes ingleses deseaba continuar la lucha contra Svend, y su marcha a través de las tierras centrales de Sajonia occidental llegó a efectuarse sin oposición. Los únicos que presentaron resistencia a Svend en 1013 fueron Etelredo y Thorkell, pero hacia finales del año ambos parecían reconocer que la situación resultaba insalvable. Etelredo envió a su familia al exilio en Normandía y pocas semanas después la seguía.
Con Etelredo en Normandía, uno de los principales protagonistas de la guerra había partido, por lo que la Crónica anglosajona reconoce a Svend como «rey absoluto» de Inglaterra en 1013. Un rey danés se había convertido en monarca de Inglaterra. Durante las campañas de 1013 Svend también tuvo junto a él a su hijo Canuto, e hizo arreglos para que contrajera matrimonio con Aelfgifu de Northampton, una importante miembro de la nobleza cuya familia cruzaba desavenencias con Etelredo desde 1006. Al casar a su hijo con una influyente noble inglesa, Svend se encontró en una posición de fuerza para transferir el trono a una nueva generación.
El desmantelamiento de una conquista: Etelredo contraataca
Los planes de sucesión de Svend alcanzaron inmediata relevancia con su súbita muerte en febrero de 1014. Sin que constituyera sorpresa alguna, la flota vikinga proclamó a Canuto como rey sucesor, pero su matrimonio con Aelfgifu de Northampton no aglutinó suficiente influencia para asegurar una alianza total. Varios nobles ingleses decidieron favorecer el retorno de Etelredo, por lo cual pusieron en su conocimiento que deseaban reinstalarlo en el trono, siempre que prometiera comportarse de manera más apacible y perdonara las acciones que habían cometido contra él.
la conquista de sweyn se desmoronaba con tanta rapidez como había comenzado.
El restituido Etelredo conformó un ejército que condujo de manera personal contra la base de Canuto en Lindsey. Etelredo barrió con la mayor parte de los colaboradores de Canuto, al punto que la Crónica anglosajona relata que su ejército «saqueó y quemó y acabó con las vidas de todos los hombres a los que pudo alcanzar», pero Canuto se las ingenió para escapar. Etelredo contaba con el apoyo del líder guerrero noruego Olaf Haraldsson, que reinó ente 1015 y 1018 en Noruega con el nombre de Olaf II, y es posible que durante su campaña de reconquista de 1014 aún tuviera el respaldo de Thorkell. Las sagas escandinavas acreditan otras dos victorias a Etelredo en la época de su retorno. La conquista de Svend se desmoronaba con tanta rapidez como había comenzado.
Al año siguiente Etelredo se vengó de quienes sospechaba deslealtad, e hizo que se asesinara a dos magnates en una asamblea celebrada en Oxford. Etelredo había logrado expulsar a su oponente vikingo, pero también actuaba con crueldad hacia quienes se suponía que debía haber perdonado.
La conquista de Canuto de 1016
A continuación de la violenta purga que Etelredo llevó a cabo en su corte en 1015, se produjo la rebelión de su hijo Edmundo. Por esas fechas el propio Etelredo enfermó, lo que dejó a Inglaterra dividida y vulnerable al ataque. Canuto arribó con un nuevo ejército y reinició las razias. Pronto se hizo del apoyo de Eadric Streona, el poderoso pero voluble dignatario de Mercia, con quien incursionó a lo largo y ancho de la región. Edmundo formó su propio ejército, pero al principio no los confrontó de manera directa.
A principios de 1016 Canuto y Eadric habían logrado prevalecer, y Edmundo decidió reconciliarse con su doliente padre. De nuevo unidos, Edmundo y Etelredo se encontraron en los campos, con Etelredo a la cabeza de un ejército londinense, pero el viejo rey tuvo conocimiento de encontrarse en riesgo de ser traicionado. Regresó a Londres y en breve falleció, con lo que dejó a Edmundo como principal defensor de Inglaterra.
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En oposición a Canuto, Edmundo recibió la corona de rey e inició el enfrentamiento directo con sus enemigos. Confrontó a Canuto en una serie de batallas: las de Penselwood, Sherston, Brentford y Otford, las cuales, en dependencia de la fuente que las cite, se describen como victorias inglesas o como empates. De una u otra forma, Edmundo dirigía vigorosas campañas que en algunas ocasiones ponían a Canuto en retirada. El ímpetu parecía favorecer a Edmundo.
Edmundo combatió de nuevo contra Canuto en una gran batalla conocida como Assandun, el 18 de octubre de 1016. El peligro de que dos grandes ejércitos se enfrentaran en batalla era que una de las partes podía quedar por completo eliminada en caso de que la situación marchara mal. En 1014 Etelredo había encabezado un ejército de inusual tamaño contra Canuto con el cual había alcanzado la victoria, por lo que es probable que Edmundo tratara de repetir la historia en Assandun. Sin embargo, en esta ocasión Canuto resultó vencedor, y el ejército de Edmundo sufrió una aniquilación casi total. De manera similar a lo ocurrido con Canuto en 1014, Edmundo sobrevivió a la batalla, pero en esta ocasión apenas restaba algún apoyo inglés. Muchos nobles y prominentes dignatarios eclesiásticos habían muerto en Assandun, hecho que la Crónica anglosajona recoge en la frase «toda la nobleza de la nación inglesa fue allí desecha». Poco tiempo después Edmundo decidió concertar un acuerdo con Canuto, pero al finalizar el año la muerte lo reclamaba.
El reinado de Canuto
Tras la muerte de Etelredo y de Edmundo, Canuto pasó por fin a ser el rey indiscutido de Inglaterra. Consolidó su nuevo régimen mediante la celebración de nupcias con Emma de Normandía, la viuda de Etelredo, a pesar de que su matrimonio con Aelfgifu de Northampton se mantenía vigente. Emma contribuyó al establecimiento de un vínculo entre Canuto y la vieja dinastía, pero al tomar el poder el monarca ejecutó a diversas figuras prominentes de la vieja guardia. Entre las más notables se encontraban Uhtred el Temerario, Eadric Streona y Eadwig, hijo de Etelredo. En sustitución de ellos, Canuto instauró un nuevo grupo de escandinavos e ingleses: Thorkell el Alto fue nombrado conde de Anglia oriental, Erik Hakonsson de Noruega reemplazó a Uhtred de Northumbria, y Godwin, un joven lord inglés, ascendió a la prominencia en el sur.
Mientras Canuto reemplazaba la mayor parte de su corte en Inglaterra, su hermano Haraldo fallecía en 1018 en Dinamarca sin dejar descendencia. Canuto pasó a reinar también en Dinamarca y a lo largo de la década de 1020 dividía su tiempo entre los dos reinos y ponía a prueba a distintos regentes en cada dominio. En 1026 Canuto combatió contra una coalición de rivales escandinavos en un sitio conocido como Holy River, con lo que en 1028 añadió Noruega a su colección de reinados. Hacia 1030 Canuto regía toda una red de países por medio de sus aliados más cercanos. Godwin se convirtió en el más importante de los condes de Inglaterra. La primera esposa de Canuto, Aelfgifu de Northampton, gobernaba Noruega junto a su hijo mayor, Svend. A Dinamarca la controlaba el joven Hardicanuto, único hijo de Canuto con Emma de Normandía. El propio Canuto se trasladaba sin parar entre sus tres reinos, e incluso viajó a Roma en 1027 para asistir a la coronación de Conrado II, Emperador del Sacro Imperio romano, y para negociar con el papa Juan XIX. Los anteriores reyes ingleses habían realizado peregrinajes a Roma y mantenido conexiones diplomáticas con el papado, pero Canuto se involucraba en estas relaciones en niveles nunca antes vistos por sus predecesores.
Haroldo I y Hardicanuto
canuto se había asegurado de que su sucesor en inglaterra fuera uno de sus hijos, no alguien perteneciente a la vieja dinastía.
Sin embargo, desde antes de la muerte de Canuto a finales de 1035, su Imperio del Mar del Norte se desmoronaba. Su primera esposa Aelfgifu acababa de ser destronada en Noruega. Para empeorar la situación, Svend, hijo primogénito de Canuto con ella, también falleció alrededor de 1035. El más joven de los descendientes de Canuto, Hardicanuto, ya ocupaba el trono de Dinamarca, pero Inglaterra sucumbió a una sucia disputa de sucesión que cuestionaba su reinado simultáneo en ambos territorios. Como alternativa quedaba el hijo sobreviviente de Aelfgifu de Northampton con Canuto, de nombre Haroldo Pie de Liebre, que superaba en edad a Hardicanuto y era inglés por línea materna. Haroldo era popular en las regiones central y septentrional de Inglaterra, pero confrontaba una fuerte oposición de su madrastra, Emma de Normandía, quien con la colaboración de Godwin apoyaba a Hardicanuto en Wessex. Resalta el hecho de que los hijos de Emma con Etelredo no se tomaran en consideración alguna en esta época, lo cual constituía un logro notable de Canuto: a un par de décadas del inicio del dominio danés, había hecho seguro que su sucesor en Inglaterra fuera uno de sus hijos, no alguien proveniente de la vieja dinastía.
Hardicanuto no estableció reclamación de sus derechos sobre Inglaterra y Haroldo Pie de Liebre fue consagrado en 1037. Los registros sobre el reinado de Haroldo I son escuetos, pero se conoce que desterró a Emma de Normandía, quien había esparcido rumores de que en realidad no era hijo de Canuto. El régimen de Haroldo también rechazó ataques menores de los hijos exiliados de Etelredo, Eduardo el Confesor y Alfred, que murió en Inglaterra tras haber sido capturado y cegado por fuerzas leales a Haroldo.
Es probable que el rey Haroldo se hallara a mitad de la veintena de años cuando falleció en 1040. Aunque Haroldo tenía un pequeño hijo, Hardicanuto ya era adulto y contaba con una flota danesa a su disposición. Al fin Hardicanuto pudo reclamar para sí el trono inglés y de manera temporal unificó de nuevo a Inglaterra con Dinamarca. Pero el reinado de Hardicanuto fue corto y turbulento; los cronistas medievales lo recuerdan como un gobernante brutal cuyo mandato experimentó los estropicios de altos impuestos y revueltas. Además, Hardicanuto alienó a la clase dominante al ordenar la macabra exhumación de Haroldo para mutilar su cuerpo y arrojarlo al Támesis.
Enfermo y malquerido, Hardicanuto invitó a su medio hermano Eduardo el Confesor a unírsele en calidad de correinante. Hardicanuto murió en 1042, pocos años después de alcanzar los 20, con lo que en la persona de Eduardo quedó reinstaurada en el poder la dinastía de Etelredo hasta 1066.
Legado de la conquista danesa
El linaje danés en Inglaterra terminó después del deceso de Hardicanuto, quien no tuvo descendencia conocida. Veinte años más tarde se registra como abad a Aelfwine, hijo menor de Haroldo I, en el sur de Francia, lo cual significa que la línea sanguínea directa se esfumó con la muerte de un por demás oscuro eclesiástico, en algún momento posterior a 1062.
Sin embargo, este hecho no detuvo a los escandinavos en su objetivo de reclamar sus derechos al trono inglés. El rey noruego Harald Hardrada se consideraba en condición de validar su pretensión amparado en un acuerdo que Hardicanuto había concertado con Magnus de Noruega décadas atrás. Harald Hardrada murió en combate en Inglaterra durante la caótica situación de 1066, y Svend II Estridsson de Dinamarca, nieto de Svend Barba Partida, invadió Inglaterra en 1069. Canuto IV de Dinamarca planeó otra invasión en fecha tan tardía como el 1085, aunque nada devino de tal empeño. Dicho esto, a medida que la dinastía normanda se consolidaba en su posición, la Casa de Dinamarca pasó a ser la predecesora de los predecesores, y de manera gradual se fue desvaneciendo de la memoria inglesa.
Sí, los daneses conquistaron Inglaterra mediante una serie de invasiones realizadas entre 1013 y 1016 por Svend Barba Partida y por su hijo, Canuto el Grande.
¿Cuánto tiempo permaneció Inglaterra bajo el dominio danés?
La Dinastía de Dinamarca gobernó Inglaterra entre 1013 y 1042.
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.
El trabajo de Brandon M. Bender sobre la Inglaterra medieval ha aparecido en publicaciones revisadas por especialistas (The Year's Work in Medievalism y Rounded Globe) y otras publicaciones para un público más amplio (Medieval World, Epoch History Magazine o Camedieval entre otras).
Bender, Brandon M.. "Conquista danesa de Inglaterra."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 07, 2024.
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Bender, Brandon M.. "Conquista danesa de Inglaterra."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 07 oct 2024. Web. 02 dic 2024.
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Escrito por Brandon M. Bender, publicado el 07 octubre 2024. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.