La mayoría de historiadores considera que el período medieval en Japón se extiende desde 1185 hasta 1603. Como hechos sobresalientes del período destacan la sustitución de la aristocracia por la clase de los samuráis, como grupo social más poderoso, el establecimiento de los shogunes y sus regentes como gobernantes militares, el declive del poder de los emperadores y los monasterios budistas, y una estratificación de la sociedad feudal en señores y vasallos, así como una diferenciación duradera de clases en base a la profesión. El país pasó por largos períodos de guerra civil por las disputas entre señores de la guerra y grandes terratenientes (daimios), así como por los esfuerzos del gobierno central por unificar el país. Por otro lado, hubo avances significativos en agricultura y comercio. Florecieron las artes, en especial la pintura con tinta y las artes escénicas. Finalmente, Japón se hizo más presente en el contexto internacional con el ataque, por parte del Imperio mongol, a finales del siglo XIII, y por la invasión japonesa de Corea a finales del siglo XVI, ambas campañas fracasadas. En conjunto, un período efervescente de desarrollo en el que la población del país creció desde unos 7 millones al inicio hasta unos 25 millones al final.
Períodos de la era medieval
La historia del Japón medieval se divide tradicionalmente en los siguientes períodos:
- Período Kamakura (1185 - 1333)
- Período Muromachi (1333 - 1573)
- Incluye el Período Sengoku (1467 - 1568)
- Período Azuchi-Momoyama (1573 - 1600)
Alternativamente, el período puede dividirse en los dos siguientes shogunatos:
- Shogunato Kamakura (1192 - 1333)
- Shogunato Ashikaga (1338 - 1573)
Período Kamakura
Shogun: Minamoto no Yoritomo
El Período Heian (794 - 1185) finaliza, dando paso al período Kamakura (Kamakura Jidai), con la victoria de Minamoto no Yoritomo (1147 - 1199) sobre su rival el clan Taira, como punto final de las guerras Genpei (1180 - 1185). El período toma el nombre de Kamakura, una población costera al sudoeste de Edo (Tokio) que era la base del clan Minamoto. Yoritomo se constituyó como el primer shogun (dictador militar) de Japón en 1192, presentando la primera alternativa al poder del emperador y la corte, que habían gobernado en Japón desde que existían registros escritos. Técnicamente, el emperador – en aquel momento Go-Toba (r. 1183 - 1198) estaba por encima del shogun, pero en la práctica era lo contrario, porque quien tenía el control del ejército mayor también controlaba el estado. El cargo de emperador del Japón, todavía basado en Heian-kyō (Kioto) mantenía una función ceremonial, y los shogunes buscaban el respaldo imperial para dar un barniz de legitimidad a su propio cargo.
Yoritomo sería el shogun hasta su muerte en 1199, y tras un breve período como shogun de su primogénito, la viuda de Yoritomo, Hojo Masako (1157 - 1225) y su suegro, Hojo Tokimasa, decidieron gobernar ellos mismos, con lo cual no solamente promovieron los intereses del clan Hojo, sino que también cambiaron para siempre la política japonesa, creando el cargo de shogun regente. Con esta nueva disposición, este era quien ostentaba el poder real, y el shogun se convirtió en una simple marioneta, mientras que los Hojo controlaban todos los puestos claves del gobierno del shogunato (bafu). El sistema de los shogunes duraría hasta la Restauración Meiji de 1868.
Sociedad feudal
Con el auge de los señores de la guerra, la sociedad japonesa se organizó en torno a la relación feudal entre señor y vasallo. El primero entregaba tierras al segundo, a cambio del servicio militar. En el caso de un shogun o señor con muchas posesiones, podía dar una parte a un administrador (jito) – un cargo abierto a hombres y mujeres – para gestionar y recaudar los impuestos locales, con derecho a unas tasas y a la titularidad. Este cargo se daba con frecuencia como recompensa a miembros leales del shogunato. Muchos jito se hicieron poderosos por derecho propio, y sus descendientes llegaron a ser daimios o terratenientes feudales influyentes, mientras que otro estamento de terratenientes era el de los gobernadores militares o agentes (shugo) que ostentaban responsabilidades administrativas y de orden público en sus correspondientes provincias. Este sistema funcionaría a lo largo de todo el período medieval.
Las mujeres siguieron siendo utilizadas durante dicho período como un medio de progreso social, a través de los matrimonios de las hijas con familias de estatus superior, no sólo entre las élites, sino también en las comunidades rurales. Las mujeres eran sobre todo las responsables del hogar y la servidumbre, si la había, aunque también hubo algunas mujeres guerreras y propietarias de pequeños negocios. Podían heredar propiedades, tenían algunos derechos de divorcio y libertad de movimiento, aunque dependiendo del momento y el lugar. Además, la información relativa a los derechos de las mujeres a menudo se ha perdido, en un registro histórico dominado por los hombres; en la práctica, la vida cotidiana era, en cualquier caso, probablemente distinta de lo establecido legalmente sobre lo que podían o no hacer las mujeres.
El país prosperó económicamente con la mejora de las técnicas agrícolas (p. ej. la doble cosecha, mejores herramientas de hierro, fertilizantes y cepas de arroz más resistentes). Los negocios se fueron especializando, controlados por los gremios, mientras que el comercio con China floreció, con oro, espadas y madera del Japón intercambiados por seda, porcelana y monedas de cobre, entre otras cosas. En el siglo XV, también se comerciaba con Corea, que exportaba a Japón especialmente algodón y ginseng. Los pueblos empezaron a crecer con la mejora de la red de carreteras y se hicieron más atractivos para vivir, al proliferar los pequeños negocios y los mercados.
Invasiones mongolas y decadencia
El mejor indicador del éxito del régimen Kamakura es quizás su capacidad para resistir frente a su mayor amenaza: las invasiones mongolas. El líder mongol Kublai Kan (r. 1260 - 1294) atacó a Japón en 1274 y en 1281, deseoso de expandir su imperio. Ambas campañas fracasaron gracias a la firme resistencia de los samuráis, la deficiente logística y los barcos de poca calidad de los mongoles, y dos tifones. Esas tormentas providenciales fueron bautizadas por los japoneses como kamikaze o ‘vientos divinos’ porque destruyeron las flotas mongolas y salvaron al país.
El gobierno Kamakura quedó finalmente debilitado por las invasiones debido al elevado coste de mantener un ejército en pie en previsión de un tercer ataque. El shogunato llegó a su final cuando el emperador Go-Daigo (r. 1318 - 1339) reunió a samuráis voluntarios y señores de la guerra ambiciosos para restaurar el poder imperial. Fue la llamada Restauración Kenmu, que duró desde 1333 hasta 1336. Go-Daigo encontró un aliado bien dispuesto en el militar traidor Ashikaga Takauji, quien atacó Heian-kyō a la vez que otro señor de la guerra rebelde, Nitta Yoshisada (1301 - 1337) atacaba Kamakura. Takauji quería convertirse en el nuevo shogun, y derrotó a Yoshisada, conquistando Heian-kyō en 1336. Go-Daigo se exilió, aunque estableciendo su propia corte rival en Yoshino, provocando una situación de ‘dos cortes’ que no se resolvió hasta 1392. Takauji nombró a Komyo como su emperador marioneta (r. 1336 - 1348), que invistió formalmente a su señor con el codiciado título de shogun. Así comenzó el shogunato Ashikaga en 1338.
Período Muromachi
Gobierno y daimios
Este período toma su nombre de la reubicación de la capital en el distrito Muromachi de Heian-kyō. A diferencia de la relativa estabilidad del período precedente, Japón estaba inmerso en un ciclo, aparentemente inacabable, de guerras civiles y lucha por el poder entre señores de la guerra rivales, que comienza con Ashikaga Takauji luchando con su propio hermano entre 1350 y 1352.
El sistema de gobierno del shogunato Ashikaga siguió la línea del shogunato Kamakura y consiguió controlar la mayor parte del centro de Japón. Sin embargo, las provincias exteriores eran otro asunto, quedando a merced de los daimios que las gobernaban a su antojo, haciendo muy difícil que el gobierno recaudara impuestos de ellas. Algunos daimios eran administradores eficientes y honrados, y las aldeas siguieron prosperando y creciendo por todo Japón, con los granjeros buscando en su mayoría la seguridad y los beneficios del trabajo conjunto en proyectos comunales tales como la excavación de canales de irrigación. En ausencia de autoridad por parte del gobierno central, las aldeas a menudo se autogobernaban. Se formaron pequeños consejos o so, que tomaban decisiones relativas a las leyes y castigos, organizaban festivales comunales y regulaban las actividades de la comunidad. Algunas aldeas se unieron para formar ligas o ikki, para beneficio mutuo.
La Guerra de Ōnin y el Período Sengoku
Dentro del período Muromachi hubo un subperíodo de unos 100 años, en su mayor parte de luchas, de ahí su nombre de Estados en Guerra o Período Sengoku. El conflicto comenzó con la Guerra de Ōnin (1467 - 1477), una guerra civil entre señores de la guerra rivales y samuráis, que trajo consigo adversidades, pillaje y brutalidad para la gente común. Japón parecía en guerra consigo mismo y sus gobernantes dados a la destrucción. El conflicto acabó en 1477, aunque solamente hubo perdedores, sin alcanzar ninguna solución al militarismo y las rivalidades que asolaron el país hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo XVI. Una consecuencia de las luchas fue el desarrollo de castillos y ciudades a su alrededor (Jōkamachi), al buscar los aldeanos la protección de una base bien fortificada.
Samuráis
Al reducirse el número de señores de la guerra gracias al desgaste de las guerras, y al hacerse más poderosos los que sobrevivieron, aumentaron en tamaño sus ejércitos, con una composición que se hizo más compleja, no solamente con samuráis sino también con tropas especializadas, como la infantería acorazada ligera o ashigaru. Había también unidades de caballería, ninjas – espías, asesinos y saboteadores especializados – y hombres dedicados exclusivamente al transporte de suministros y equipo.
A pesar de esa evolución, los samuráis (o bushi como también eran conocidos) siguieron siendo los guerreros más importantes y prestigiosos, tanto dentro como fuera del campo de batalla medieval. Su nombre se refiere a una clase social más que a una ocupación militar, pero los que eran guerreros eran entrenados desde la niñez para cabalgar, nadar y ser excelentes en las artes marciales. Sabían utilizar todo tipo de armas y se les identificaba por su frente rasurada y su armadura de piel y metal cosida de forma intrincada. Representaban aproximadamente el 5 % de la población total y desarrollaron un código de honor, el bushido, que promovía la lealtad, el coraje y la autodisciplina. Se esperaba de los samuráis que defendieran los intereses y el honor de su señor, y a veces cometían el suicidio ritual (seppuku) si fallaban en esa misión.
Decadencia y Oda Nobunaga
El final del período Muromachi llegó cuando un señor de la guerra dominó finalmente a sus rivales: Oda Nobunaga (1534 - 1582). Ampliando sus territorios durante las décadas de 1550 y 1560 a partir de su base en el castillo de Nagoya, sobre todo gracias a su ejército disciplinado de samuráis y a su uso innovador de la pólvora, Nobunaga conquistó Heian-kyō en 1568, enviando a continuación al exilio a Ashikaga Yoshiaki, último shogun Ashikaga, en 1573. A finales de esa década, Japón se había convertido finalmente en un país unificado.
El Período Azuchi-Momoyama
Oda Nobunaga gobernaría hasta su muerte en 1582. La unificación del país continuó con sus sucesores, los señores de la guerra Toyotomi Hideyoshi (1537 - 1598) y Tokugawa Ieyasu (1543 - 1616). Este período es conocido como Período Azuchi-Momoyama – Azuchi era el castillo en el lago Biwa que Nobunaga utilizaba como cuartel general y Momoyama (‘montaña del melocotón’) era el de su antiguo general Toyotomi Hideyoshi, localizado en Fushimi, al sur de Heian-kyō.
Para aumentar los ingresos del estado, a partir de 1571 se realizó una exhaustiva revisión de las tierras, para hacer más eficiente el sistema fiscal. Al mismo tiempo, para hacer que el país fuera más cumplidor de las leyes, se utilizó la estrategia de confiscar todas las armas en poder de los campesinos, a partir de 1576., la llamada ‘caza de espadas’. Para alinear a los monasterios budistas con la política del gobierno – eran ricos, poderosos y capaces de mantener ejércitos –, Nobunaga atacó a varios, el de más infausto recuerdo el complejo monástico de Enryakuji, en el monte sagrado Hiei, cerca de Kyoto, en 1571.
Toyotomi Hideyoshi
Hideyoshi continuó la labor unificadora de Nobunaga, con la ayuda de su enorme ejército de 200.000 hombres y sus habilidades diplomáticas, que convencieron a los daimios de unirse a él. El oeste de Japón, Kyushu y Shikoku estaban ahora bajo el control del gobierno central. Hideyoshi desarrolló entonces un rígido sistema de clases, el shi-no-ko-sho, con cuatro niveles diferentes (en orden de importancia):
- Guerreros (shi)
- Granjeros (no)
- Artesanos (ko)
- Comerciantes (sho)
La importancia de cada clase se basaba en el valor de su producción, y no se permitía ningún movimiento entre clases. Permanecería como la base de la sociedad japonesa en la era moderna.
Hideyoshi no quedó satisfecho con mantener solamente a Japón en sus manos, y quiso construir un imperio. A tal fin, entre 1592 y 1598, invadió Corea con la idea de seguir a continuación con la dinastía china Ming (1368 - 1644). Las invasiones, también conocidas como Guerras Imjin, constituyeron un final turbulento del período medieval, aunque con fallos debidos a la fuerte resistencia de los coreanos, especialmente por parte de su armada dirigida por el almirante Yi Sun-sin, así como por el envío de un gran ejército Ming para defender a su vecino tributario. El ejército japonés hizo incursiones muy notables, conquistando incluso Seúl y Pyongyang, pero la muerte de Hideyoshi en 1598 marcó la retirada de Japón. Le siguió una lucha por el poder en la que, tras su victoria en la batalla de Skeigahara (1600), Tokugawa Ieyasu adoptó el título de shogun en 1603. Se establecía así el shogunato Tokugawa y comenzaba el período posmedieval Edo (1603 - 1868).
Religión
A lo largo de la Edad Media, Japón siguió mezclando budismo y sintoísmo con las creencias tradicionales. Desde China se introdujeron nuevas formas de budismo zen: la secta Jōdo (Tierra Pura), fundada en ca. 1175 por el sacerdote Honen (1133 - 1212) y la secta Jōdo Shinshū (Tierra Pura Verdadera), fundada en 1224 por Shinran (1173 - 1263), el discípulo de Honen. Ambas sectas simplificaron la religión, insistiendo en que la iluminación y el camino hacia el cielo estaban abiertos a todos, independientemente del estatus social. El monasterio zen más importante era el Kenchō-ji, en Kamakura, construido en 1253. Los principios zen de austeridad y templanza fueron muy populares entre los samuráis. Otra popular secta budista fue la Nichiren, fundada por el monje del mismo nombre (1222 - 1282), que hizo énfasis en la importancia de los cánticos a partir del texto sagrado del Sutra del Loto. Los monasterios budistas fueron importantes centros educativos para todas las clases sociales y muchos alojaron escuelas artísticas de todo tipo.
En 1543 tuvo lugar el primer contacto con Europa, cuando tres comerciantes portugueses naufragaron. Con los europeos y los que les siguieron llegaron dos novedades: las armas de fuego de calidad y el cristianismo. La nueva religión fue promovida por Oda Nobunaga porque desafiaba el poder de los monasterios budistas y ayudaba al desarrollo del comercio exterior, pero los cristianos fueron perseguidos por su sucesor, Toyotomi Hideyoshi, en especial cuando en 1597 veintiséis cristianos fueron crucificados en Nagasaki. Los misioneros cristianos fueron también importantes en la educación, fundando escuelas generales allá donde se establecían.
Arte y arquitectura
Durante el período medieval Japón estuvo dominado por sus guerreros, y esta situación quedó reflejada en la austeridad de la arquitectura doméstica y la decoración interior, el arte y la literatura. Se produciría gran cantidad de poesía renga, de temática marcial, de historias y cuentos de guerra (gunki monogatari), el más conocido el Cantar de Heike (Heike monogatari), publicado en ca. 1218, que explica la lucha para establecer el shogunato Kamakura. Dos villas reformadas de Heian-kyō, en su día propiedad de señores de la guerra son la Kinkaku-ji o ‘Templo del Pabellón Dorado’ (ca. 1397), así llamado por su brillante baño de oro exterior – que fue seguido por su gemelo, el Ginkaku-ji o ‘Templo sereno del Pabellón de Plata’, completado en 1483. Un tercero es el Ryōan-ji (1473), en Kioto, actualmente el jardín de roca zen más visitado de Japón.
El minimalismo del budismo zen tendría una influencia significativa en la caligrafía y la pintura con tinta, representada por el monje zen Sesshu (de nombre real Toyo, 1420-1506), que se especializó en el suiboku – tinta negra y agua sobre rollos de papel blanco, en un estilo que ha sido descrito como una forma austera de impresionismo. El retrato de figuras como los emperadores o los shogunes, en contraste, se hizo más realista en el período medieval. La escultura a gran escala más destacable está quizás en el Templo Kōtoku-in de Kamakura, que tiene una gran estatua de bronce del Buda Amida, de 13,35 metros de altura.
Con el período Azuchi-Momoyama y la decadencia de los templos budistas, el arte japonés y la decoración arquitectónica se enfocaron mucho más en temas seculares, especialmente pájaros, flores y gente haciendo tareas cotidianas, con un empleo mucho mayor de colores llamativos en las pinturas, el recubrimiento dorado en los edificios y los objetos decorativos como biombos y cajas.
Las artes escénicas fueron uno de los productos más duraderos del período medieval. El teatro Nō se desarrolló a partir del siglo XIV a partir de danzas y rituales musicales más antiguos representados en templos y santuarios. En él los actores con máscaras llevan a cabo movimientos muy estilizados acompañados de música, con unas pocas palabras para explicar la historia general, que habla de dioses, demonios y héroes, y sus diversos predicamentos morales. Los vestidos extravagantes y ricamente bordados de los actores tendrían una gran influencia en la moda del período medieval tardío y principio de la edad moderna en Japón.
Otro desarrollo fue la Ceremonia del Té (chanoyu), que se hizo mucho más atractiva gracias a los esfuerzos combinados del monje Murato Shuko (1422 - 1502) y del shogun Ashikaga Yoshimasa (r. 1449 - 1473). Esta ceremonia minuciosa tenía lugar en casas de té rústicas especiales o en una sala de té decorada austeramente, y era una oportunidad para la conversación relajada y para mostrar algunas antigüedades escogidas. En esta y otras actividades, el período medieval ha hecho una contribución duradera a la cultura japonesa y, de hecho, a la de todo el mundo.
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