Igor Stravinsky (1882-1971) fue un compositor ruso conocido sobre todo por sus obras escénicas, como los ballets El pájaro de fuego, Petrushka y la revolucionaria La consagración de la primavera. Vivió en Suiza, Francia y Estados Unidos, y sus experimentos con los ritmos y la disonancia le han llevado a ser descrito como el compositor más importante del siglo XX.
Primeros años
Igor Stravinsky nació en Oranienbaum (actualmente Lomonósov), cerca de San Petersburgo, Rusia, el 17 de junio de 1882. Su padre era un reconocido cantante de ópera que actuaba como bajo en la Ópera Imperial. Igor estudió piano desde los nueve años y, entre 1903 y 1908, recibió clases particulares del compositor ruso Nikolái Rimski-Kórsakov (1844-1908), padre de uno de sus amigos de la escuela. Si bien Igor nunca asistió a una institución formal de enseñanza musical, Rimski-Kórsakov era un maestro, sobre todo de la orquestación, y tenía un conocimiento enciclopédico de la música folclórica rusa. En la universidad, Stravinsky estudió Derecho, pero abandonó la carrera en 1905.
Sus primeras obras musicales fueron una sonata para piano, una sinfonía y Feu d'artifice («Fuegos artificiales»), una dramática pieza orquestal compuesta en 1908. Sus primeras influencias proceden de su mentor, Rimski-Kórsakov, y de la inventiva de Claude Debussy (1862-1918).
Los ballets de Diáguilev
El pájaro de fuego
El gran primer logro de Stravinsky se produjo cuando el influyente empresario de los Ballets Rusos Serguéi Diáguilev (1872-1929) presenció las representaciones de Scherzo fantastique y Feu d'artifice en San Petersburgo en 1909, lo que le llevó a encargarle a Stravinksy que compusiera un ballet para representarlo en París. El compositor le dio L'oiseau de Feu («El pájaro de fuego»), una obra inspirada en un cuento popular ruso que terminó siendo un gran éxito en su estreno en junio de 1910 en la Ópera de París. Stravinsky creó varias suites a partir de la partitura en 1911, 1919 y de nuevo en 1945. El Pájaro de Fuego es innovadora, utiliza el xilófono de forma destacada y, aunque le seguirían obras mucho más influyentes, sigue siendo la pieza de Stravinsky más interpretada por las orquestas modernas.
Petrushka
La asociación Stravinsky-Diáguilev continuó con el ballet Petrushka, descrito por M. Wade-Matthews como «una grotesca historia de lujuria y asesinato en la cabina de un titiritero ruso» (466). Se estrenó en París en junio de 1911 y fue otro gran éxito. Stravinsky convirtió la partitura en una suite orquestal en 1914 y de nuevo en 1947, y la convirtió en una pieza para piano en 1921.
La Consagración de la Primavera
El ballet Le sacre du printemps («La consagración de la primavera») supuso su triplete de éxitos. La obra narra la historia de un antiguo rito de fertilidad que implica el sacrificio de una virgen que debe bailar hasta morir. Una vez más, fue un encargo de Diáguilev. El ballet fue coreografiado por Vaslav Nijinsky y estrenado en París en mayo de 1913 en el Théâtre des Champs-Elysées. La reacción inicial ante la partitura innovadora y disonante, la coreografía deliberadamente poco agraciada y el argumento picante fue de conmoción e indignación. El público del estreno enloqueció. El compositor Camille Saint-Saëns (1835-1921), cuando escuchó la obra, calificó a Stravinsky de loco. Las representaciones posteriores recibieron una apreciación más respetuosa e incluso ovaciones.
El crítico musical P. Griffiths hace las siguientes observaciones sobre las innovaciones de la pieza:
El desencadenamiento por parte de Stravinsky de una nueva fuerza rítmica en La Consagración de la Primavera fue una de las grandes revoluciones musicales de los años anteriores a la Primera Guerra Mundial... Mediante la síncopa y los rápidos cambios de métrica, Stravinsky acabó con el pulso regular que había regido casi toda la música occidental desde el Renacimiento: el ritmo es ahora angular y propulsivo, la principal fuerza motivadora de la música.
(Arnold, 1757).
Imitando los ritmos impulsivos de la música folclórica rusa, Stravinsky hace que la percusión deje de desempeñar su habitual papel de apoyo para convertirse en el elemento motor de la pieza. La Encyclopedia of Classical Music explica el nuevo enfoque rítmico de Stravinsky:
La mayor parte de la música occidental anterior a La Consagración de la Primavera estaba escrita en patrones de repetición regular de dos o tres (o sus múltiplos: cuatro o seis) tiempos por compás. En La Consagración, Stravinsky utilizó compases de cinco, siete e incluso once tiempos, y también cambió a menudo el número de tiempos en cada compás; los oyentes son conscientes de un ritmo potente, pero no pueden golpear con los pies al compás. (368).
Otras innovaciones llamativas son el uso de la disonancia mucho mayor de lo normal y el abandono del uso de claves progresivas. Debussy describió su reacción ante el efecto general afirmando que estaba «estupefacto, abrumado por el huracán que había llegado desde el fondo de los tiempos y había tomado la vida de raíz» (Sadie, 397). La Encyclopedia of Classical Music describe La consagración de la primavera como «la partitura más innovadora y revolucionaria del siglo» (368). Posteriormente, Stravinsky convirtió parte de la partitura de La Consagración de la Primavera en una pieza para piano.
Ópera y más allá
En 1914, Stravinsky se dedicó a la ópera y compuso Le rossignol («El ruiseñor») en tres actos, basada en un cuento de Hans Christian Andersen (1805-1875), que se estrenó en París. En 1919, Stravinsky convirtió la música de El ruiseñor en un poema sinfónico titulado Le chant du rossignol («El canto del ruiseñor»). Leonid Massine se encargó de coreografiar la pieza y Henri Matisse (1869-1954) diseñó los decorados. El ballet se estrenó en París en 1920.
Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Stravinsky se trasladó a Suiza; no volvería a pisar Rusia hasta 1962. Siguió componiendo, y de esta época surgen por ejemplo el ballet Les noces («Las bodas») y el burlesque Renard («El Zorro»), ambos basados en cuentos populares rusos. Estas obras ilustran el paso de Stravinsky a la música concebida para conjuntos de cámara, donde las partituras son mucho más parcas. Un buen ejemplo de este nuevo estilo es L'Histoire d'un soldat («Historia de un soldado»), de 1918, compuesta para una ecléctica mezcla de clarinete, fagot, corneta, trombón, violín y contrabajo. Estos músicos tocaban para un reparto de cuatro actores y una bailarina, mientras un narrador aclaraba lo que estaba sucediendo. Es uno de los primeros ejemplos de teatro musical e incluye un tango, un vals, un pasodoble y una melodía de ragtime. De estilo similar es el ballet Pulcinella, estrenado en París en mayo de 1920. Este ballet volvió a contar con un artista famoso para sus decorados, en esta ocasión el buen amigo de Stravinsky, Pablo Picasso (1881-1973), que también diseñó el vestuario. Stravinsky volvió a convertir la partitura en una suite independiente, esta vez en dos versiones, una para violonchelo y piano y otra para violín y piano.
El compositor decidió no regresar a Rusia, una decisión quizá acertada dado el férreo control estatal sobre las artes en la URSS; Dmitri Shostakóvich (1906-1975) fue una notable víctima de la censura soviética en este periodo. En su lugar, Stravinsky se instaló en Francia, pasando su tiempo entre París y el balneario de Biarritz, en la costa suroeste.
A lo largo de los años veinte, Stravinsky se concentró en obras instrumentales, sobre todo para piano. En 1921 dedicó a Debussy su Sinfonías para instrumentos de viento. Su última aventura con los temas rusos fue Mavra, una ópera cómica en un acto de 1922 inspirada en la obra de Alexander Pushkin (1799-1837). En 1924, terminó su Concierto para piano y viento. En 1927, compuso una nueva ópera, Edipo Rey, basada en un texto de Jean Cocteau (1889-1963), a su vez basado en la obra de Sófocles, dramaturgo griego del siglo V d.C. Considerada una ópera-oratorio, la obra tenía un enfoque mixto, que desconcertó al público al principio. Más adelante, Stravinsky escribió el ballet Apollon musagète («Apolo»), que no fue encargado por Diáguilev, sino por Elizabeth Sprague Coolidge (1864-1953), una rica estadounidense partidaria de las artes. Otro ballet, Le baiser de la fée («El beso del hada»), fue encargado por Ida Rubinstein (1883-1960), exbailarina y mecenas rusa. El beso del hada se basó en otro cuento de Hans Christian Andersen, La doncella de hielo, mientras que la partitura se inspira en piezas para piano y canciones de Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893).
En 1930, Stravinsky recibió el encargo de componer una obra para celebrar el 50 aniversario de la Orquesta Sinfónica de Boston. Compuso La Sinfonía de los Salmos, una obra para orquesta y coro con el texto en latín de los Salmos 38, 39 y 150. En 1931, compuso su Concierto para violín para el famoso violinista Samuel Dushkin (1891-1976). En 1934 obtuvo la nacionalidad francesa, pero los encargos le llegaban sobre todo de Estados Unidos, obras como el ballet Jeu des cartes («El juego de cartas»), estrenado en Nueva York en 1937, la Sinfonía en do y el concierto de Dumbarton Oaks.
Personalidad y familia
Aunque Debussy y Stravinsky se admiraban mutuamente, el francés dijo lo siguiente del ruso en una carta a un amigo: «Es un joven bárbaro que lleva corbatas llamativas y pisa los pies de las mujeres mientras les besa la mano» (Schonberg, 553). El escritor suizo C. F. Ramus, colaborador de Stravinsky, da otra idea del carácter del compositor y de su amor por la pulcritud: «Las partituras de Stravinsky son magníficas. Es ante todo... un calígrafo... Su escritorio parecía el estuche de un cirujano. Botellas de tintas de diferentes colores en su orden jerárquico... Uno recordaba la definición de santo Tomás de Aquino: la belleza es el esplendor del orden.» (Schonberg, 558-9).
La vida personal de Stravinsky fue tan fluida como sus gustos musicales: se casó dos veces y cambió dos veces de nacionalidad. En 1906 se casó con Katerina Nosenko, una prima; la pareja tendría cuatro hijos. En la década de 1920, mantuvo un romance con la actriz Vera de Bosset, que también estaba casada.
En 1939, cuando los nubarrones de la guerra se cernían sobre Europa, Stravinsky sufrió la triple tragedia de la muerte de su madre, su primera esposa y su hija mayor. Decidió trasladarse a Estados Unidos y en 1940, se casó con Vera de Bosset.
Vida en Estados Unidos
Contento de quedarse permanentemente en Estados Unidos, Stravinsky solicitó la ciudadanía (concedida en 1945) y se instaló en Los Ángeles. Las obras no dejaron de llegar, a veces de carácter insólito, como la Sinfonía en tres movimientos, subtitulada Circus Polka, encargada en 1942 por el famoso circo Barnum and Bailey para que bailaran sus elefantes. También compuso Scènes de ballet en 1944 para Broadway. Los gustos eclécticos del compositor quedaron aún más patentes en su Concierto de ébano para Woody Herman (1913-1987), el célebre clarinetista de jazz. A pesar de su vida en Estados Unidos, Stravinsky no se olvidó de Europa; su ópera El progreso del libertino se estrenó en Venecia en septiembre de 1951 y constaba de tres actos y un prólogo con texto de los poetas W. H. Auden (1907-1973) y Chester Kallman (1921-1975). También se representó en el teatro La Scala de Milán, bajo la dirección de Stravinsky. Fue la última obra ortodoxa del compositor.
Para complementar sus ingresos, reducidos por la falta de protección de los derechos de autor de sus primeras obras en Estados Unidos y la confiscación de su patrimonio en Rusia por parte del Estado soviético, Stravinsky también dio conciertos de piano, dirigió y grabó música.
En la década de 1950, adoptó las innovaciones de la Segunda Escuela de Viena, que incluía a Arnold Schoenberg (1874-1951). Creó música más experimental, como por ejemplo Canticum sacrum (1956), compuesta para solistas tenor y barítono, además de coro y orquesta, que también reflejaba el giro definitivo de Stravinsky hacia la música religiosa, evidenciado en obras como la cantata Threni (Lamentaciones del profeta Jeremías) para cantantes y orquesta, terminada en 1958, y la cantata de 1961 Un sermón, una narración y una oración. La última gran obra de Stravinsky fue Cánticos de Réquiem para cantantes y orquesta; el compositor la describió como un «Réquiem de bolsillo» (Arnold, 1760).
Estilo musical
Stravinsky fue cambiando de estilo musical a lo largo de su carrera. Al principio imitó el «impresionismo» de Debussy, pero pronto se dedicó a crear obras únicas en las que su innovador uso del ritmo late a través de las piezas. Como declaró en una ocasión: «La percusión actúa como un sistema de calefacción central» (Wade-Matthews, 188). A partir de 1928, aproximadamente, se adentró en lo que suele denominarse un periodo neoclásico, ya que reelaboró temas de algunos de los grandes compositores del pasado: absorbió la música barroca de Georg Friedrich Händel (1685-1759), el periodo de Brandemburgo de Johann Sebastian Bach (1685-1750) y los coros gigantes de Giuseppe Verdi (1813-1901). Estos temas de antaño fueron adaptados y dotados de los gestos musicales únicos de Stravinsky, de modo que los orígenes casi desaparecen. En la última etapa de su carrera, se interesó mucho por el serialismo y la música de 12 notas, que se escucha claramente en la cantata Threni. Este nuevo estilo, innovado por Schoenberg, es descrito por S. Sadie como «un estilo melódico extendido por los extremos del registro y un uso del ritmo, derivado de una manipulación detallada de pequeñas células melódicas y rítmicas, que trastornaba cualquier noción convencional de pulso» (441).
Stravinsky tenía algunas cosas raras que decir sobre la música, y sobre su música en particular. En una ocasión escribió: «Considero que la música es, por su propia naturaleza, esencialmente impotente para expresar nada en absoluto» (Steen, 691). Un comentario extraño en boca de un compositor famoso precisamente por su poder de expresión, pero lo que quería decir era que la música es simplemente música, y que interpretar su significado (como les gusta hacer a los románticos) es un acto totalmente subjetivo. Se habla mucho de cómo puede un oyente inexperto entender las piezas más difíciles de Stravinsky. El propio compositor dijo en una ocasión: «Mi música la entienden mejor los niños y los animales» (Wade-Matthews, 86), y reconoció que sus últimas obras le habían «alejado de la gran masa de oyentes... No pueden ni quieren seguirme en el progreso de mi pensamiento musical» (Schonberg, 558). Stravinsky tenía sus detractores: Serguéi Prokófiev describió en una ocasión la obra de Stravinsky como «Bach con las notas equivocadas» (Wade-Matthews, 466).
Principales obras de Stravinsky
Las obras más importantes de Igor Stravinsky incluyen (con la fecha de estreno indicada entre paréntesis) :
Fuegos artificiales - obra orquestal (1908)
Scherzo fantastique - obra orquestal (1909)
El pájaro de fuego - ballet (1910)
Petrushka - ballet (1911)
La Consagración de la Primavera - ballet (1912)
El ruiseñor - ópera (1914)
La boda - ballet (1923)
Historia de un soldado - para solistas, actores y bailarines (1918)
Pulcinella - ballet (1920)
Edipo Rey - ópera (1927)
El beso del hada - ballet (1928)
Sinfonía de los Salmos - para coro y orquesta (1930)
Dumbarton Oaks - concierto (1938)
Sinfonía en tres movimientos o Circus Polka (1942)
El progreso del libertino - ópera (1951)
Canticum sacrum - para solistas, coro y orquesta (1956)
Threni - cantata (1958)
Réquiem - cantata (1966)
Muerte y legado
Stravinsky se trasladó a Nueva York en 1969. En sus últimos años, el compositor, en colaboración con Robert Craft, escribió varios libros en los que recorría su propia carrera y evaluaba las obras de otros compositores. Aún se discute mucho cuánto de estas obras corresponde a Stravinsky y cuánto a Craft. Stravinsky murió en Nueva York el 6 de abril de 1971, pero fue enterrado en Venecia, no lejos de la tumba de Diáguilev, en el cementerio de la isla de San Michele.
Stravinsky «produjo una serie de obras maestras originales, reinventando constantemente su estilo para adaptarse a los gustos cambiantes» (Wade-Matthews, 262). La Consagración de la Primavera sigue siendo popular como pieza orquestal, e incluso apareció en la película de Walt Disney Fantasía (1940), con gran desaprobación del compositor por la forma en que se utilizó, principalmente debido a los cortes realizados.
Las obras de Stravinsky influyeron en muchos otros compositores, sobre todo en Aaron Copland (1900-1990), Manuel de Falla (1876-1946), Gian Francesco Malipiero (1882-1973), Frank Martin (1890-1974) y Hanz Werner Henze (1926-2012). De hecho, la lista de compositores que no han recibido alguna influencia de Stravinsky sería muy corta. La Consagración de la Primavera fue quizá la obra musical más influyente del siglo XX porque Stravinsky «denegó de todas las reglas de los libros de texto de composición, pero liberó de ellas a la melodía, la armonía, el contrapunto y el ritmo» (Sadie, 369). La música nunca volvió a ser la misma.